martes, 30 de julio de 2024

Santa Mártir Julita (+305)

Versos:
"El fuego del horno se convirtió en rocío. Ante el hermoso brillo de Julita".

La mártir Julita era de Cesárea de Capadocia. Había un cierto hombre muy avaro y codicioso con el que Julita tenía una demanda pendiente en el tribunal. Él, como su vecino, había tomado injustamente la mayor parte de la propiedad de Julita, apropiándose ilegalmente de sus campos, tierras, animales, siervos y toda su abundancia. Lo hizo sometiéndola a juicios, a través de chantajes, sobornos a los jueces, declaraciones falsas y testigos que perjuraron sobre sí mismos.
Cuando Julita comenzó a exponer lo que este hombre le estaba haciendo, él, a su vez, reveló al magistrado de Cesárea que ella era cristiana y se negaba a adorar a los dioses. Debido a esto, declaró que Julita no estaba protegida por la ley ni tenía los privilegios de la ciudadanía.
 
 
 



Santa Mártir Julita de Cesárea de Capadocia. 30 de Julio.



 
 
Julita sin embargo no estaba atada a sus riquezas mundanas, sino que mantenía su riqueza en desprecio en comparación con la riqueza de su fe en Cristo. Ella le dijo al magistrado: "Deje que esta vida y la gloria de este mundo se vayan y pasen de la existencia, porque, por esas cosas, no renunciaré a mi Dios Creador y Modelador". Por esta razón, se dio la orden de meterla en un horno encendido.
Al entrar en la cámara de fuego, las llamas rodearon el cuerpo santo de Julita, y su alma voló a las mansiones celestiales. Sin embargo, su cuerpo permaneció milagrosamente intacto, sin ser quemado y ni siquiera tocado por el fuego, por lo que sus parientes y cristianos fieles pudieron tener sus santas reliquias como un consuelo.
 
 
 



Martirio de la Santa.


 
 
 
Alrededor de setenta años más tarde, en el año 375, un compañero de Capadocia de Cesárea, San Basilio el Grande, honró a la Santa Mártir Julita con un encomio. Al conmemorar y venerar sus santas reliquias, dijo que enriquecieron con bendiciones tanto al lugar como a quienes acuden a ellas. También confirmó que la tierra que recibió el cuerpo de esta bendita mujer envió un manantial de agua muy saludable y beneficiosa, mientras que todas las aguas vecinas son salobres. De hecho, nos dice, este agua preserva la salud y alivia a los enfermos.






Fuentes consultadas: Sinaxario de San Nicodemo el Athonita de los Doce Meses del Año- vol. II- Ed. Domos 2005, synaxarion.gr, diakonima.gr, apostoliki-diakonia.gr

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