jueves, 25 de mayo de 2023

La Ascensión de Nuestro Señor Jesús Cristo

Versos: 
"Te sentaste a la diestra del Padre, oh Logos, concediendo a los iniciados tuyos una fe inquebrantable".

En este día, el Jueves de la sexta semana después de Pascua, celebramos la Ascensión de Nuestro Señor, Dios, y Salvador, Jesús Cristo.

Cuando Cristo estaba con los discípulos antes de su Pasión, Él les prometió la venida del Espíritu Santo, diciendo: “Porque si no me voy, el El Paráclitos (del gr. “Παράκλητος”) no vendrá a vosotros”. Y de nuevo: " Cuando venga Él, Él os enseñará toda la verdad”. Por esta razón, después de que Él resucitó de entre los muertos, siendo visto por ellos durante cuarenta días, les dio pruebas más firmes de su Resurrección. Finalmente, después de hacer muchas promesas con respecto al Reino de Dios, Él les ordenó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran allí a la venida del Espíritu Santo, ya que iban a ser bautizados a través de Él. Les ordenó que permanecieran en Jerusalén, para que en ese lugar la predicación del Evangelio pudiese ser primero confirmada, antes de ir al extranjero.  Antes de ir a lugares donde les acusarían de blasfemia y donde serían presa fácil de la calumnia, y porque era necesario que estuvieran equipados, como soldados, con las armas del Espíritu, yendo así a la batalla contra los enemigos de Cristo.
 
 






 
 
Cuando llegó el momento de la Ascensión, Él los condujo al Monte de los Olivos (es llamado por este nombre, porque tenía una gran cantidad de olivos), y conversó con ellos acerca de Su proclamación hasta los confines de la tierra, y también acerca de Su Reino eterno por venir.
Cuando vio que iban a preguntarle qué debían hacer, y ya que su inmaculada Madre también estaba presente allí, dirigió su atención hacia los ángeles, quienes indicaron su ascenso al cielo. Y mientras ellos observaban, fue tomado de entre ellos, y en una nube fue retirado de allí. Siendo escoltado por los ángeles, quienes se exhortaron unos a otros a levantar las puertas celestiales*, asombrados porque Su carne estaba teñida de rojo por la sangre, El ascendió y se sentó a la derecha del Padre, deificando la carne, y ,me atrevo a decir, poniéndola al nivel de Dios. A través de la carne fuimos reconciliamos con Dios y la antigua enemistad fue destruida.







 
 
Los ángeles se presentaron ante los Apóstoles en forma de hombres, diciendo: "Vosotros, hombres de Galilea, ¿por qué os quedáis asombrados, mirando hacia el cielo? Este Jesús, quien visteis como Dios en la carne, vendrá de nuevo así, es decir, en la carne; pero no como antes, en la pobreza y la amabilidad, sino con gran gloria, como lo contempláis ahora, escoltado por ángeles”.
Entonces los Apóstoles, cansados ​​por sus miradas, regresaron al Monte de los Olivos. Esto está muy cerca de Jerusalén, a una distancia de dos mil cuarenta pasos (1554,48 m.). Este es el “Camino del Sábado”. Así fue establecido por Moisés, caminar estos pasos en Sábado, porque esta era la distancia del  el Arca de la Alianza  al campamento de los judíos. Estaba permitido para los fieles acudir allí el Sábado, pero no prolongar su viaje más lejos. 
 
 








Por esta razón fue llamado el “Camino del Sábado”. Por esto, algunos creen que la Ascensión de Cristo tuvo lugar en sábado, pero esto es bastante improbable.
Cuando regresaron, los Apóstoles fueron a la parte superior de la casa,  en la que permanecieron, junto con las mujeres portadoras de mirra y la Madre del Logos, dedicándose al ayuno, la oración y las súplicas y a la espera del advenimiento del Espíritu Santo, según la promesa.
Oh Cristo, nuestro Dios, que ascendiste en gloria, ten piedad de nosotros. Amén.
 


Himnos de la Fiesta de la La Ascensión de Nuestro Señor 
Jesús Cristo .

"El Señor sube a los cielos para enviar el Paráclito al mundo. Los cielos han preparado su trono, las nubes el carro en el cual ascender; se asombran los ángeles viendo un hombre por encima de ellos. El Padre recibe a Aquél que desde la eternidad en su seno mora" (primer tropario de las vísperas ).
Otros dos troparios, de vísperas, proponen una relectura cristológica del salmo 23, que en la liturgia de la noche de Pascua estaba relacionado con el descenso de Cristo al Hades y hoy incluso con la Ascensión: "El Espíritu Santo ordena todos sus ángeles: Alzad, príncipes, vuestras puertas. Gentes todas, batid las manos, porque Cristo ha subido a donde estaba antes. Mientras Tú ascendías, oh Cristo, del monte de los olivos, las huestes celestiales que te veían, se gritaban una a la otra: ¿Quién es éste? Y respondían: Es el fuerte, el poderoso, el poderoso en la batallas; éste es verdaderamente el Rey de la gloria".






 
En diversos troparios encontramos expresiones referentes a su humanidad que sirven para indicar la divinidad del Verbo de Dios: "Tú que, sin separarte del seno paterno, oh dulcísimo Jesús, has vivido en la tierra como un hombre, hoy desde el monte de los Olivos has ascendido a la gloria: y levantando, compasivamente, nuestra naturaleza caída, la has hecho sentar contigo junto al Padre".
Son palabras que nos recuerdan el canto de las Lamentaciones del Sábado Santo. Además encontramos el tema de la glorificación de nuestra naturaleza humana caída y redimida. Por lo que respecta al oficio matutino, recordamos algunos de los troparios de San Romano "Mélodos": "Cumplida la economía en favor nuestro, y junto a las celestes, las realidades terrestres, has ascendido a la gloria, oh Cristo Dios nuestro, sin separarte todavía en modo alguno de aquellos que te aman; pero permaneciendo inseparables de ellos, declara: "
Yo estoy con vosotros, y ninguno está contra vosotros".
 
Dejad sobre la tierra lo que es de la tierra, abandonad lo que es de las cenizas al polvo y entonces venid, elevémonos, levantemos los ojos y la mente a lo alto, alcemos la mirada y los sentidos hacia las puertas celestes, mientras somos mortales; imaginemos que vamos al Monte de los Olivos y vemos al Redentor portado por una nube: de allí, de hecho, el Señor ascendió a los cielos; desde allí, él, que ama dar, ha distribuido dones a sus apóstoles, consolándolos como un padre, confirmándolos, guiándolos como hijos y diciéndoles: No me separo de vosotros: yo estoy con vosotros y ninguno está contra vosotros".








 
Nuestro Señor 
Jesús Cristo, después de su brillante Resurrección de entre los muertos, no abandonó inmediatamente el mundo, sino que continuó durante cuarenta días presentándose ante sus discípulos (Hechos 1: 3). 
Estas apariciones posteriores a Su Resurrección para ellos fueron de gran importancia. Debían los desconfiados y temerosos discípulos experimentar el hecho de la Resurrección de su Maestro y disipar toda duda y cada síntoma de infidelidad hacia Él.
En el cuadragésimo día, según el Evangelio de San Lucas, el Señor "sacó a Betania" a Sus discípulos, en el Monte de los Olivos, donde oraba habitualmente. "Y alzando sus manos, los bendijo" (Lucas 24:50). " 
Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo " hasta que lo perdieron de vista. Y después de adorarle, regresaron a Jerusalén con gran alegría y permanecieron constantemente en el templo, alabando y glorificando a Dios.
El Evangelista Marcos, describiendo más brevemente maravilloso y al mismo tiempo conmovedor evento , dice que después de enviar el Señor a los discípulos por todo el mundo a predicar el Evangelio y a bautizar a las naciones (Marcos 16:15-18), "fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios.
 








Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían." (Marcos 16: 19-20).
Esta bendición es ahora el comienzo del Pentecostés. El Señor asciende para enviarnos el Espíritu Paráclito (del gr. "παράκλητο",[Paráclito], consolador) , como dice el tropario de la fiesta:""Ascendiste con Gloria, Oh Cristo Dios Nuestro, y alegraste a tus discípulos con la promesa del Espíritu Santo, confirmándoles con tu bendición que eres el Hijo de Dios, el Salvador del mundo".
La Ascensión de Nuestro Señor Jesús Cristo es, sin duda, el final triunfante de su presencia en la tierra y de su obra redentora. "Fue recibido en gloria" para confirmar Su cualidad divina a Sus discípulos presentes. Para afianzarlos aún más en su realmente titánica lucha, la cual Él les encomendó: la continuación de su obra de salvación para la humanidad.
El Señor Jesús Cristo ascendió a los cielos, pero no abandonó al género humano, por el cual derramó Su santa sangre. Se sentó a la diestra de Dios en los gloriosos cielos, pero su presencia se extiende a toda la tierra y a los fines de la creación. Dejó en la tierra Su Iglesia, la cual es Su cuerpo resucitado, incorrupto y divinizado,  para ser el medio de salvación para todos los seres humanos que desean salvarse.






La psique perceptible de Su cuerpo es el Dios Paráclito, "el Espíritu de verdad" (Juan 15,26) el cual vino en el santo día de Pentecostés a él ( su cuerpo, la iglesia), para permanecer hasta el fin del mundo.
La salvación tiene lugar con la incorporación orgánica de los fieles en el cuerpo divino-humano de Cristo. A esto se refería cuando les prometió a sus discípulos: "He aquí Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mateo 28:20). 
 
 
 
Cristo ascendió sobre una nube de gloria increada
 
Del libro Teología patrística. Por el Protopresbítero p. Juan Romanides

Se oye que Cristo ascendió al cielo en una nube. Por un lado, si esta persona puede pensar por sí misma, si esta persona no tiene nada que ver con la experiencia de la teosis, y si ni siquiera ha oído hablar de ella, se echará a reír cuando lea tal relato. Él dirá: "¿Cómo es posible que un hombre se siente en una nube?" Por otro lado, si esta persona es un cristiano ortodoxo supersticioso, dirá: “¡Oh, mira, nuestro dulce pequeño Jesús también hizo este milagro! Se sentó en una nube y ascendió al cielo”. Y él lo creerá. Alguien más podría incluso imaginar que en la Ascensión Cristo comenzó a ser levantado sobre una nube como si fuera un ascensor.

Pero según los Padres, esta “nube” no es una nube creada. No es una masa de gotitas de agua. Esta “nube” es la gloria increada de Dios. En la Biblia, la gloria de Dios se llama 'nube', 'luz' y 'fuego'. Cuando la Biblia menciona cómo 'la columna de fuego' y la 'columna de nube' iban delante de los hijos de Israel en el desierto, la Biblia se refiere al mismo fenómeno: la gloria de Dios (cf. Números 14:14). Por lo tanto, Cristo no ascendió en o sobre una nube de gotas de agua, ni subió al cielo como si estuviera montando un ascensor. Más bien, ascendió en gloria, como dice claramente el himno de despedida de la fiesta de la Transfiguración. En otras palabras, Cristo simplemente desapareció en medio de la gloria increada ante los ojos de los Apóstoles.


 

 
 
 
Canon de la Ascensión (San Juan de Damasco)
 
 
INTRODUCCIÓN

El Canon es de San Juan Damasceno o de Damasco, quien toma prestadas muchas de sus imágenes del Antiguo y Nuevo Testamento. Algunos de los textos utilizados, aparte del relato de Hechos 1, son Salmo 23:7-10, Ezequiel 1:19, Efesios 2:6, "Con él nos resucitó y con él nos hizo sentar en los lugares celestiales en Cristo Jesús", Hebreos 1:3; 12:2, Apocalipsis 3:21. El Troparion de apertura de la primera Oda hace uso del Salmo 17:11, "Montó sobre los querubines y voló, voló sobre las alas de los vientos". Los Padres explican que, así como los dos Ángeles aparecieron en forma humana para ser visibles a los Apóstoles, así los Querubines aparecieron en forma de nube para llevar a Cristo al cielo. Como dice San Juan Crisóstomo, “Para el Hijo fue enviado un trono real, y no simplemente un trono real, sino el del Padre mismo. Porque Isaías dice del Padre: 'Mira, el Señor está sentado sobre una nube luminosa'. Ya que el Padre se sienta sobre una nube, por eso también envió una nube para el Hijo”.

A lo largo del Canon, San Juan de Damsco enfatiza el hecho de que por la Ascensión de Cristo en Su humanidad, en la carne, nuestra naturaleza humana ha entrado y ha sido glorificada en el cielo.

En la Oda 7 el poeta interpreta la oveja perdida de la parábola [Lucas 15,4-6] como una imagen de la naturaleza humana caída, imagen que también se encuentra en el Dogmatikon en el Tono 4. La misma idea se encuentra en San Gregorio de Nyssa, "Aquel que pastorea toda la creación racional, dejando atrás el infalible y sobrenatural rebaño en las alturas, en su amor por la humanidad va en busca de la oveja descarriada (me refiero a nuestra naturaleza)".

Hay problemas con el texto del Canon y San Nikodemos el Hagiorita señala que cinco de Theotokia y un número de Troparia en algunas de las Odas no se encuentran en el manuscrito Pentecostarion. Hay evidencia en otros lugares de que Theotokia a menudo eran estándar que se ajustaban a la melodía de Irmos y no estaban escritas especialmente para cánones particulares.
 
 
 
 


 


CANON PARA LA ASCENSIÓN

Oda 1. Tono 5. Irmos.

A Dios Salvador, que guió a los pueblos en el mar con calzado seco, y ahogó a Faraón con todo su ejército, a él solo cantemos: porque él ha sido glorificado.

troparia.

Pueblos todos, cantemos un canto de victoria a Cristo que ha sido tomado con gloria sobre los hombros de los querubines, y nos ha sentado a la diestra del Padre; porque él ha sido glorificado.

Los coros de ángeles quedaron atónitos al ver a Cristo, el mediador entre Dios y los hombres en las alturas con su carne, mientras a una sola voz entonaban un himno de victoria.

A Dios, que apareció en el monte Sinaí y dio la ley a Moisés, que vio a Dios, y que fue tomado en carne del monte de los Olivos, cantemos todos; porque él ha sido glorificado.

Theotokion.

Inmaculada Madre de Dios, implora sin cesar al Dios que en ti se encarnó, pero que no se apartó del seno de su Engendrador, para salvar de toda calamidad a los que él formó.

Oda 3. Irmos.

Por el poder de tu Cruz, oh Cristo, establece mi entendimiento para cantar y glorificar tu Ascensión salvadora.

troparia.

Oh Cristo, Dador de la vida, amante de la humanidad, subiste al Padre y exaltaste a nuestra raza en tu inefable compasión.

Las filas de los Ángeles, al ver subir contigo, oh Salvador, tu naturaleza mortal, se asombraron y sin cesar cantaban tu alabanza.

Los coros de los ángeles se asombraron, oh Cristo, al ver que te elevaban con tu cuerpo, y cantaron la alabanza de tu santa Ascensión.

La naturaleza humana, que había caído por la corrupción, tú la levantaste, oh Cristo, y con tu ascensión nos exaltaste y glorificaste contigo.

Theotokion.

Intercede sin cesar, Señora pura, con el que salió de tu vientre, para que los que te alaban como Madre de Dios sean librados del engaño del demonio.

Oda 4. Irmos.

He oído, Señor, el relato del poder de tu Cruz, cómo se abrió el Paraíso a través de ella, y clamé: Gloria a tu poder, oh Señor.

troparia.

Tú fuiste elevado a la gloria, Rey de los Ángeles, para enviarnos el Consolador del Padre. Y por eso clamamos: Gloria, oh Cristo, a tu Ascensión.

Como el Salvador había ascendido al Padre con su carne, las huestes de los Ángeles quedaron asombradas y gritaron: Gloria, oh Cristo, a tu Ascensión.

Los poderes angélicos clamaron a los de arriba: ¡Levanten las puertas a Cristo, nuestro Rey; cuya alabanza cantamos, junto con el Padre y el Espíritu.

Theotokion.

La Virgen dio a luz, y no conoció dolores de madre; pero Madre es ella, mientras que Virgen permaneció. Cantándole alabanzas clamamos: Alégrate, Madre de Dios.
 
 
 



 
Oda 5. Irmos.

Al amanecer, te clamamos, oh Señor: Sálvanos; porque tú eres nuestro Dios; no conocemos a nadie más que a ti.

troparia.

Cuando llenaste el universo de alegría, Señor misericordioso, tomaste tu lugar con tu carne entre los poderes de lo alto.

Los poderes angélicos, al ver que te levantaban, gritaron: ¡Levantad las puertas a nuestro Rey!

Los Apóstoles, al ver al Salvador resucitado, gritaron con miedo: ¡Gloria a ti, nuestro Rey!

Theotokion.

Madre de Dios, te alabamos como Virgen después del parto; porque habéis dado a luz para el mundo a Dios la Palabra en carne.

Oda 6. Irmos.

El abismo se cerró a mi alrededor, la ballena se convirtió en mi sepultura; pero a ti clamé, Amante de la humanidad, y tu diestra me salvó, oh Señor.

troparia.

Al ver hoy al Creador elevado en lo alto, los Apóstoles saltaron de alegría en la esperanza del Espíritu, y con temor exclamaron: Gloria a tu ascensión.

Vinieron los ángeles y clamaron, oh Cristo, a tus discípulos: Así como has visto a Cristo subir, vendrá en la carne como justo Juez de todos.

Al verte los poderes celestiales, Salvador nuestro, elevado a las alturas con tu cuerpo, dieron voces, diciendo: Grande, Maestro, es tu amor por la humanidad.

Theotokion.

Como la zarza inquebrantable, monte, escalera viviente y puerta celestial, te glorificamos convenientemente, gloriosa María, gloria de los ortodoxos.

Oda 7. Irmos

Tú salvaste a los Jóvenes que te alababan en el horno de fuego; bendito eres tú, el Dios de nuestros padres.

troparia

Fuiste llevado en una nube de luz y salvaste al mundo; bendito eres el Dios de nuestros padres.

Levantando sobre tus hombros la naturaleza descarriada, oh Cristo, fuiste arrebatada y la llevaste a Dios Padre.

Ascendiste en la carne al Padre incorpóreo; bendito eres el Dios de nuestros padres.

Levantando nuestra naturaleza que había sido muerta por el pecado, oh Salvador, la llevaste a tu propio Padre.

Theotokion.

Naciste de una Virgen, a la que hiciste Madre de Dios; bendito eres el Dios de nuestros padres.
 
 
 



Oda 8. Irmos

El Hijo y Dios, engendrado del Padre antes de los siglos, y encarnado en los últimos tiempos de una Madre Virgen, alabad vosotros sacerdotes, pueblo exaltado en alto por todos los siglos.

troparia.

Cristo, dador de vida, que resucitaste en sus dos naturalezas con gloria al cielo y ahora estás sentado con el Padre, alabad vosotros los sacerdotes, exaltad sobremanera vuestro pueblo por todos los siglos.

Salvador, que redimiste la creación de la esclavitud de los ídolos y la liberaste ante tu propio Padre, te alabamos y te exaltamos sobre todas las edades.

Aquel que con su descenso derribó al adversario y con su ascensión exaltó a la humanidad, alabad vosotros los sacerdotes, exaltad en alto vuestro pueblo por todos los siglos.

Theotokion.

Te revelaste, pura Madre de Dios, como más alta que los Querubines, porque llevaste en tu vientre a Aquel que cabalga sobre ellos; a quien con los poderes incorpóreos nosotros los mortales glorificamos por todos los siglos.

Oda 9. Irmos

Como Madre de Dios, que más allá del entendimiento y la razón llevaste inefablemente en el tiempo lo intemporal, te engrandecemos fieles unánimes.

troparia

Mirándote a ti, el Redentor del mundo, Cristo Dios, siendo divinamente exaltado, los Apóstoles saltaron de alegría y te engrandecieron con temor.

Al ver los ángeles tu carne ahora divina, oh Cristo, en lo alto, se hicieron señas unos a otros: Verdaderamente éste es nuestro Dios.

Cuando las filas de los poderes incorpóreos, Cristo Dios, te vieron elevarte sobre las nubes, gritaron: Para el Rey de la gloria, levanta las puertas.

Como Aquel que descendió a lo más bajo de la tierra y salvó a la humanidad, y la levantó por tu ascensión, te magnificamos.

Theotokion.

Alégrate, Theotokos, Madre de Cristo Dios; como hoy viste volar de la tierra al que llevaste, con ángeles lo engrandeciste. 



* NOTAS:
  
Del salmo 23 (24 Vulgata):7. “Levantad, ¡oh, príncipes!, vuestras puertas, y elevaos vosotras, ¡oh puertas de la eternidad!, y entrará el rey de la gloria. 8. ¿Quién es ese rey de la gloria? Es el Señor fuerte y poderoso; el Señor poderoso en las batallas. 9. Levantad, ¡oh príncipes!, vuestras puertas, y elevaos vosotras, ¡oh puertas de la eternidad! y entrará el rey de la gloria. 10. ¿Quién es ese rey de la gloria? El Señor de los ejércitos, ése es el rey de la gloria.
 
 


Ver:  
 



Apolitiquio tono 4º (video, griego)

Apolitiquio tono 4º  (audio, español)

Ascendiste con Gloria, Oh Cristo Dios Nuestro, y alegraste a tus discípulos con la promesa del Espíritu Santo, confirmándoles con tu bendición que eres el Hijo de Dios, el Salvador del mundo.
 
 
Kontakion plagal tono 2º

Oh Cristo Dios nuestro, al cumplir Tu dispensación por nosotros, ascendiste en Gloria, uniendo lo terrenal con lo celestial. Nunca estuvisteis separados sino que permanecisteis inseparables y clamabais a los que os aman: "Yo estoy con vosotros y nadie contra vosotros".
 
Megalinarion
 
Te engrandecemos, oh Cristo dador de vida, y honramos tu divina Ascensión con tu purísima carne al cielo.







 
Fuente: saint.gr, mystagogyresourcecenter.com, users.sch.gr, xfe.gr, diakonima.gr.