Un día, cuando la flota ancló en Quíos, Isidoro y su amigo cristiano Amenio se establecieron en una casa en el campo. Por las noches cuando rezaban a Dios, unos brillos y llamas bajaban al tejado de su casa desde el cielo. Entonces muchos de los vecinos sorprendidos preguntaron e Isidoro y Amenio les explicaron que esto era una orden divina. Ellos creyeron y fueron bautizados cristianos. El suceso se extendió rápidamente, de modo que el Centurión Juliano anunció al Almirante Numerio que Isidoro era cristiano. Numerio no tardó en escuchar al propio Isidoro cuando le llamó a declarar.
Luego le golpearon fuertemente y le encerraron. Su padre, en cuanto se enteró de esto, se dirigió inmediatamente a Quíos, muy angustiado porque su hijo abandonó la religión pagana tradicional de la familia. Cuando llegó a Quíos, le resultó difícil ver a su hijo.
Luego le golpearon fuertemente y le encerraron. Su padre, en cuanto se enteró de esto, se dirigió inmediatamente a Quíos, muy angustiado porque su hijo abandonó la religión pagana tradicional de la familia. Cuando llegó a Quíos, le resultó difícil ver a su hijo.
Isidoro, tan pronto como vio a su padre, se emocionó y le abrazó con mucho cariño y respeto. Lo mismo hizo su padre, pero no tardó en expresar su dolor por él. Isidoro le dijo que debería estar contento porque vio la luz que Jesucristo ofrece. Su padre le suplicó que volviera a la idolatría, pero Isidoro permaneció inamovible en su fe. Luego, lleno de ira, lo maldijo e instó a Numerio a que lo matasen lo antes posible.
Y así sucedió, San Isidoro sufrió crueles torturas. Fue latigado, fue arrastrado por un caballo al que ataron y finalmente fue decapitado. Se cumple así la palabra del Señor, que "entregará a la muerte el padre al hijo" (Mateo 10:21). No irán los extranjeros o los desconocidos contra los cristianos luchadores, sino también la gente de su hogar. Y entregará a muerte el padre infiel su hijo fiel.
Y así sucedió, San Isidoro sufrió crueles torturas. Fue latigado, fue arrastrado por un caballo al que ataron y finalmente fue decapitado. Se cumple así la palabra del Señor, que "entregará a la muerte el padre al hijo" (Mateo 10:21). No irán los extranjeros o los desconocidos contra los cristianos luchadores, sino también la gente de su hogar. Y entregará a muerte el padre infiel su hijo fiel.
Los venerables restos los arrojaron a un barranco, para que fuesen devorados por los buitres. Algunos soldados hacían allí guardia para que no viniesen cristianos a recoger su santo cuerpo. Sin embargo, una cristiana llamada Miropi (del gr. "Μυρόπη", 2 de diciembre), quien llegó por la noche y con la ayuda de dos sirvientes, cuando los soldados se habían dormido, recogió las santas reliquias y las enterraron. Al día siguiente, Numerio fue informado de que la reliquia del Mártir había sido capturada. Supuso que los soldados fueron sobornados con dinero y regalos, permitiendo a los cristianos recoger el cuerpo del Santo.
Entonces los encerró, diciéndoles que los mataría a menos que le dijeran a quién entregaron la reliquia. Miropi vio que sería injusta la ejecución de los soldados. Por eso se presentó ante Numerio y le dijo la verdad. Éste dio la orden de encarcelarla. Después de su martirio, los cristianos enterraron reverentemente los restos de la Virgen Mártir (del gr. "Παρθενομάρτυρ", [Parzenomártir]) junto a la tumba donde anteriormente fue sepultado San Isidoro.
La existencia de las Reliquias de San Isidoro en Quíos ya fue testificada en el siglo VI d.C. por el hagiólogo Gregorio Turoni (del gr. "Γρηγόριο Τουρώνη"). Anteriormente, en el siglo V d.C., San Macriano (del gr. "Μαρκιανός",[Makrianós]) ecónomo de la Iglesia de Santa Sofía en Constantinopla (ver 10 de enero), trasladó a Constantinopla el cráneo y parte de las Reliquias del Mártir, las cuales depositó en la capilla de la Iglesia de la Toda Santa Madre de Dios en Peran.
La existencia de las Reliquias de San Isidoro en Quíos ya fue testificada en el siglo VI d.C. por el hagiólogo Gregorio Turoni (del gr. "Γρηγόριο Τουρώνη"). Anteriormente, en el siglo V d.C., San Macriano (del gr. "Μαρκιανός",[Makrianós]) ecónomo de la Iglesia de Santa Sofía en Constantinopla (ver 10 de enero), trasladó a Constantinopla el cráneo y parte de las Reliquias del Mártir, las cuales depositó en la capilla de la Iglesia de la Toda Santa Madre de Dios en Peran.
En 1225 (tras la invasión de Constantinopla por los francos), sus veneradas reliquias fueron trasladadas a Venecia. Allí obraron milagros como la salvación de la ciudad de la epidemia de la peste. Como señal de agradacimiento los venecianos construyeron una hermosa capilla junto a la Basílica de San Marcos, adornado con excelentes mosaicos. El 1 de mayo de 1356 d.C. las reliquias del mártir fueron depositadas en dicha capilla a él dedicada.
En 1967 d.C. (18 de Junio) una parte de sus reliquias fue entregado oficialmente a la Iglesia de Quíos, y estan expuestas para su veneración en la Santa Metrópoli de San Minas, Victor y Vicente en la ciudad de Quíos. Hay también partes de sus santas reliquias en la Metrópoli de Quíos y en el Monasterio de Filotheu del Monte Atos.
Cada año las santas reliquias de Santo Mártir son sacadas en una solemene procesión por Quíos, recibe las respetuosas declaraciones de los fieles y envía abundante su bendición a los soldados marineros de Quíos, de quienes es su patrón y protector, pues el también fue contado entre ellos.
La honra por el primer santo mártir de Quíos, emanador de mirra, se muestra en la existencia de santos templos en su nombre, tanto en las islas vecinas como Lesbos, Samos e Icaria, como en la islas del Dodecaneso (Rodos, Leros) y en las Ciclades (Naxos, Mikonos).
También cada año se celebra con especial devoción se celebra la memoria de San Isidoro de Quíos en la Iglesia Santos Isidoros en Monte Licabeto en Atenas.*
En 1967 d.C. (18 de Junio) una parte de sus reliquias fue entregado oficialmente a la Iglesia de Quíos, y estan expuestas para su veneración en la Santa Metrópoli de San Minas, Victor y Vicente en la ciudad de Quíos. Hay también partes de sus santas reliquias en la Metrópoli de Quíos y en el Monasterio de Filotheu del Monte Atos.
Cada año las santas reliquias de Santo Mártir son sacadas en una solemene procesión por Quíos, recibe las respetuosas declaraciones de los fieles y envía abundante su bendición a los soldados marineros de Quíos, de quienes es su patrón y protector, pues el también fue contado entre ellos.
La honra por el primer santo mártir de Quíos, emanador de mirra, se muestra en la existencia de santos templos en su nombre, tanto en las islas vecinas como Lesbos, Samos e Icaria, como en la islas del Dodecaneso (Rodos, Leros) y en las Ciclades (Naxos, Mikonos).
También cada año se celebra con especial devoción se celebra la memoria de San Isidoro de Quíos en la Iglesia Santos Isidoros en Monte Licabeto en Atenas.*
La "mastija" de Quíos
Es original de la isla de Quíos un producto resinoso que sacan unos arbustos llamados Sjíni ( del gr."σχίνοι"). Este producto, solo producido en el lugar donde fue martirizado San Isidoro, es la "mastija" ("μαστίχα"), tradicionalmente conocido como "las lágrimas de San Isidoro". Explican los habitantes que estos arbustos, aunque también existentes en otros lugares, solo en este lugar donde fue martirizado San Isidoro ofrecen dicho producto. Incluso han probado muchas veces a transplantar dichos arbustos a otros lugares, explican, pero el resultado fue que sólo sacaban una simple resina, y no la "mastija". Sea como sea, la "mastija" es realmente un regalo divino, una bendición para la isla de Quíos.**
Es original de la isla de Quíos un producto resinoso que sacan unos arbustos llamados Sjíni ( del gr."σχίνοι"). Este producto, solo producido en el lugar donde fue martirizado San Isidoro, es la "mastija" ("μαστίχα"), tradicionalmente conocido como "las lágrimas de San Isidoro". Explican los habitantes que estos arbustos, aunque también existentes en otros lugares, solo en este lugar donde fue martirizado San Isidoro ofrecen dicho producto. Incluso han probado muchas veces a transplantar dichos arbustos a otros lugares, explican, pero el resultado fue que sólo sacaban una simple resina, y no la "mastija". Sea como sea, la "mastija" es realmente un regalo divino, una bendición para la isla de Quíos.**
NOTAS:
* Se recomienda la visita a este santo lugar. El P.Demetrio suele bendecir a los fieles con una milagrosa cruz, anteriormente perteneciente a San Nectario, la cual tiene en su interior una pieza de la Santa Cruz de Cristo.
** Dicho producto se puede adquirir en forma de una crema comestible, aunque también se elabora a partir de ella licor (muy digestivo) e incluso telas.
** Dicho producto se puede adquirir en forma de una crema comestible, aunque también se elabora a partir de ella licor (muy digestivo) e incluso telas.
Ἀπολυτίκιον (Κατέβασμα) Ἦχος δ’. Ὁ ὑψωθεὶς ἐν τῷ Σταυρῷ.
Ὡς στρατευθεὶς τῷ Βασιλεῖ τῶν αἰώνων, τῶν ἐπιγείων τὴν στρατείαν ἀπώσω, καὶ εὐθαρςῶς ἐκήρυξας Χριστὸν τὸν Θεὸν· ὅθεν τὸν ἀγῶνά σου, τὸν καλὸν ἐκτελέσας, Μάρτυς θεοδόξαστος, τοῦ Σωτῆρος ἐδείχθης· ὃν ἐκδυσώπει σώζεσθαι ἡμᾶς, τοὺς σὲ τιμῶντας, παμμάκαρ Ἰσίδωρε.
Fuente: saint.gr, agioi-isidoroi.gr, diakonima.gr