jueves, 16 de mayo de 2024

Venerable Teodoro el Santificado (+367)

Versos: 
"Has demostrado ser un regalo divino*, Teodoro, entre los Santos, oh Teodoro el Santificado".

San Teodoro fue llamado "Santificado" porque había purificado su corazón de sus pasiones e hizo de su cuerpo un digno templo del Espíritu Santo, de modo que fue el primero en su monasterio en ser ordenado al sacerdocio. **

San Teodoro procedía de Egipto y era hijo de padres cristianos ricos y nobles. La riqueza de sus padres no fue un obstáculo en el anhelo del Venerable Teodoro por la vida monástica, el cual  apareció temprano en él.
Una vez hubo una gran fiesta en la casa de sus padres durante la fiesta de la Teofanía. El niño no quería participar en las festividades, lamentando que, debido a las alegrías terrenales, pudiera estar privado de alegrías en la vida venidera. Se fue de su hogar en secreto cuando tenía catorce años y entró en uno de los monasterios de la diócesis de Sne, cerca de la moderna ciudad de Esna, Egipto. Otro monje de dicho monasterio, tras el regreso de su visita al gran asceta del desierto Pacomio el Grande, hablaba sobre sus virtudes.
Habiendo escuchado esto Teodoro, ardió en su deseo por convertirse en su discípulo. De modo que acudio en su encuentro, y aunque inicialmente un monje discípulo de Pacomio le negó el paso debido a su rico pasado. Pero Teodoro debido a su persistencia (y su falta de obediencia), consiguió lo deseado 
 
 
 
 
 
 






 
 
 
 
 
Fue recibido por Pacomio a su llegada, habiendo sido informado de antemano por Dios, y se integró rápidamente en la comunidad de Tabenni*** alrededor del año 328. 
Aunque era bastante joven, tenía un admirable espíritu de contención y prudencia, de manera que Pacomio le tenía una gran estima. San Teodoro tuvo éxito rápidamente en todas sus tareas monásticas, particularmente en su completa obediencia a su padre espiritual, y en su compasión hacia los otros hermanos.
La madre de Teodoro, al enterarse de que estaba en el monasterio de Tabenni, hizo llegar a San Pacomio con una carta del obispo, pidiéndole ver a su hijo. San Teodoro no quiso romper su promesa de renunciar al mundo, por lo que se negó a reunirse con su madre. Al ver un convento no muy lejos que estaba bajo la dirección espiritual de la hermana de Pacomio, ella entró al convento, siendo ordenada como monja. Después de un período de tiempo, Pafnutio, el hermano de Teodoro, también llegó al monasterio y fue ordenado monje.
Lo que más caracterizaba a Teodoro era su conocimiento de las Sagradas Escrituras. 
 
 
 
 
 






 
 
 
 
 
Era un gran estudioso de ellas y de los textos de los sabios Padres de la Iglesia. Pacomio, observando la capacidad de Teodoro, de ser un "varón elocuente, poderoso en las Escrituras." (Hechos, 18,24). Es decir, de tener un sólido conocimiento de las Escrituras y de su interpretación, por lo que fue designado para enseñar a los demás hermanos del monasterio a sus veinte años de edad.
Al principio algunos de ellos reaccionaron, porque no querían que les enseñase "un niño", como característicamente decían.
Él obedeció las órdenes y comenzó a hablar, pero algunos de los hermanos mayores se ofendían porque un nuevo monje debía enseñarles, y se iban.  Pacomio les dijo: "Os habéis entregado al diablo y debido a vuestro engreimiento, vuestros esfuerzos no servirán de nada. No habéis rechazado a Teodoro, sino a la palabra de Dios, y habeis sido privados del Espíritu Santo".
Pacomio nombró a San Teodoro como supervisor del monasterio de Tabenni, y se retiró al Monasterio más solitario de Phbow (para esta época se habían construido otros nuevos monasterios). 
 
 
 
 
 
 


El primer monasterio de San Pacomio fue el construido
en Tabenni, entre los años 318-323, en Egipto.









Sin embargo, Pacomio tuvo que recordarle su puesto tras presenciar a varios monjes bajo la vigilancia de Teodoro, violando las reglas monásticas sin reprimenda. Habiendo fracasado en demostrar su capacidad de gobernar y una vez más en una posición no más alta que cuando ingresó al monasterio, Teodoro se convirtió en un asistente personal de Pacomio y permaneció relativamente tranquilo durante algunos años. A pesar de su claro potencial y de su popularidad, Pacomio se negó a otorgarle a Teodoro cualquier tipo de autoridad. 
La mala salud del anciano pronto cambió las cosas para siempre. Cuando Teodoro el Santificado estaba en Panópolis con su padre espiritual San Pacomio, un filósofo se le acercó y le ofreció debatir con él sobre la fe cristiana. El filósofo le hizo estas tres preguntas a Teodoro: "¿Quién no nació, sino que murió? ¿Quién nació y no murió? ¿Quién murió y no se descompuso?" A estas preguntas, Teodoro respondió: "Adán no nació y murió. Enoc nació y no murió. La esposa de Lot murió y no se descompuso". Y el Santo agregó este consejo al filósofo: "Preste atención a nuestros buenos consejos; abandone estas preguntas inútiles y silogismos escolares; acérquese a Cristo a quien estamos sirviendo y recibirá el perdón de los pecados".
 
 
 
 




Venerable Teodoro el Santificado (+367)



 
 
 
 
 
 
Después de que Teodoro estuvo ayudando a Pacomio en Tabenni durante varios años desde su nuevo más humilde puesto, Pacomio se puso muy enfermo y parecía estar al borde de la muerte. Pacomio no había nombrado un sucesor, y varios hermanos le suplicaron a Teodoro que se declarara a sí mismo como abad del cenobio cuando muriese el enfermo. A pesar de la afirmación de que Teodoro aparentemente no quería el rango de abad, consintió. Desafortunadamente para el aspirante a líder, Pacomio se recuperó y, al enterarse de la decisión de Teodoro, exilió al ambicioso joven. Después de vivir una vida de llanto y oración constantes en la soledad, Pacomio perdonó a Teodoro y le permitió vivir entre los hermanos una vez más. La normalidad volvió, aunque nunca más Pacomio confiaría completamente en su antiguo protegido.
En 348 San Pacomio durmió en el Señor, nombrando al monje Petronio como su sucesor en lugar del claramente calificado Teodoro. La muerte de Petronio más tarde ese año dejaría a Abba Horsiesios (Orsisius) al cargo, y el popular Teodoro se retiraría al distante Monasterio de Phnoum. Aunque parece que Teodore practicó la sumisión completa al nuevo líder del cenobio, pronto surgieron problemas en varios monasterios de Pacomio. La comunidad veía a Horsiesios como un líder débil. Negándose a trabajar o comunicarse y exigiendo un nuevo líder, muchos de los monjes mayores abandonaron por completo todo tipo de obediencia a Horsiesios. 
 
 
 
 







 
 
 
 
 
La comunidad de monasterios se estaba derrumbando, y Teodoro se apresuró a Tabenni para encontrarse con los rebeldes. Poco después de su llegada, Teodoro era el nuevo líder de facto, aunque afirmó que solo actuaba en nombre de Horsiesios. Durante dieciocho años, Teodoro administró desde la antigua sede de Pacomio en Phbow, utilizando técnicas mucho más asertivas que sus predecesores, como el cambiar constantemente las funciones y ubicaciones de los monjes más ambiciosos. Sin embargo, a pesar de este cambio un tanto inestable, consiguió que funcionasen pacíficamente los monasterios de la Thebaida durante casi dos décadas, momento en el que Teodoro predijo que pronto moriría. En unos pocos meses, su predicción se hizo realidad, y Apa Horsiesios, una vez más, tomó su lugar como jefe de las comunidades tanto en título como en autoridad.
San Teodoro el Santificado fue famoso por su santidad de vida y los grandes dones de maravilla y profecía (muchos de sus milagros y profecías están registrados en la Carta de Amón), y era bien conocido por San Atanasio, Patriarca de Alejandría, quien admiró y alabó  a Teodoro después de su muerte. 
En Mayo del año 367 d.C. San Teodoro durmió en el Señor, y justamente se le dio el título honorífico de "el Santificado" (del gr. "ο Ηγιασμένος", [O Iyiasménos]).
 
 
 
La manera en que San Teodoro el Santificado abrazó el monacato

La vida de San Pacomio. Por un autor griego desconocido.

Cap. 29. El nombre de Pacomio se hizo conocido en todas partes, dando lugar a la acción de gracias universal hacia Dios. Numerosas personas renunciaban a los asuntos del mundo y se volvían hacia esta extraordinaria forma de vida monástica y su búsqueda espiritual. Teodoro fue contado entre ellos, y esta es la historia de su conversión. Era un joven de casi catorce años, de padres cristianos, muy respetado en el mundo. El undécimo día del mes egipcio Tybi, es decir, el octavo día antes de los idus de enero, se celebraba como de costumbre cierta fiesta egipcia. Estaba dando gracias a Dios, sabiendo que tenía una casa grande y espléndida y abundancia de posesiones de todo tipo, cuando de repente sintió remordimiento en su corazón.
 
 
 
 
 
 
 
 



 
 
 
 
“De qué te sirve, oh Teodoro”, comenzó a preguntarse, “si ganas el mundo entero (Mc 8,36) y disfrutas de todos sus placeres mundanos, al precio de ser excluido de las cosas buenas de la eterna y bienaventurada vida inmortal"? Nadie que viva sólo para el placer presente puede esperar la recompensa de la gloria sin fin".

En una gran confusión por estos pensamientos, entró en una habitación interior de su casa y cayó llorando sobre su rostro:

"Dios todopoderoso, que conoces los secretos de nuestros corazones", oró, "tú sabes que no hay nada en este mundo que sea más importante para mí que tu amor. Por eso te suplico en tu misericordia que me guíes en tu voluntad y ilumina mi alma miserable para que en la oscuridad de mis pecados no caiga en la muerte eterna. Concédeme que por el don de tu redención pueda alabarte y glorificarte para siempre".

Mientras oraba, entró su madre y vio que tenía los ojos llenos de lágrimas:

"¿Por qué estás tan triste, mi amado hijo?" ella preguntó. "¿Y por qué te escondes de nosotros? Hemos estado preocupados y molestos, buscándote por todas partes para que puedas compartir nuestro banquete festivo".

"Ve y haz tu banquete, madre", dijo. "Por mi parte no pude comer nada".

Ella siguió rogándole, pero en vano. Él no vendría y se uniría a ellos en la fiesta. Diariamente, mientras iba a la escuela para aprender las letras, comenzó a ayunar al menos hasta las vísperas, aunque a menudo ayunaba dos días seguidos. Se abstuvo de todos los alimentos ricos y elaborados durante un período de dos años, esforzándose por lograr una continencia perfecta, en la medida en que su corta edad se lo permitiera. Empezó a preguntarse si debería buscar un monasterio y aferrarse a una Regla santa. Renunció a todo lo que tenía y buscó a algunos hombres piadosos que vivieran una vida piadosa juntos, y se fue a vivir con ellos, progresando diariamente en el temor de Dios.

 
Cap. 30. Estos monjes tenían la sagrada costumbre de reunirse después de las oraciones vespertinas para meditar en la sabiduría divina, y sucedió que una tarde Teodoro escuchó a uno de ellos hablar de lo que significaba el Tabernáculo del Antiguo Testamento y el Lugar Santísimo para la gente de el día presente.

"En cuanto a aquellos cuyos prepucios fueron circuncidados", dijo, "el atrio exterior del Templo significaba el pueblo judío primitivo, pero el atrio interior, el Lugar Santísimo, prefiguraba la vocación de todos los gentiles, es decir, una vocación a ser encontrados dignos de entrar en el lugar más sagrado para participar en los misterios mayores En lugar de los sacrificios de animales, el maná en el arca, la vara floreciente de Aarón y las tablas de la Ley, el incensario, la mesa y el candelabro propiciatorio, el mismo Dios misericordiosamente se nos ha dado a conocer en la persona de su Verbo (Logos) encarnado, y nos ha iluminado con la luz de su presencia, haciéndose él mismo la propiciación por nuestros pecados, en lugar del maná nos ha dado su propio cuerpo por alimento".


"Esta enseñanza la aprendí de nuestro santo padre Pacomios", continuó diciendo este mismo hermano. "Ha comenzado a reunir monjes en su monasterio de Tabennisi, y con la ayuda de Dios hice grandes progresos mientras estuve entre ellos. Y tengo presente que a través de este gran hombre todos mis pecados fueron perdonados".

Teodoro sintió que su corazón ardía mientras escuchaba esto, y oró en silencio:

"Oh Señor Dios, si así debe ser un hombre justo en la tierra, concédeme verlo y seguir sus pasos en obediencia a todos sus mandamientos, para que sea hallado digno de disfrutar de todas esas cosas buenas que prometiste a los que te aman".

Y lloró libremente, vencido por la herida del amor divino.

A los pocos días vino a visitarlos el venerable Pekusios, hombre de distinguida vejez, deseoso de saber cómo estaban. Teodoro le rogó encarecidamente que lo tomara como compañero y lo guiara hasta el santo Pacomio. Sin ningún argumento accedió libremente a hacerlo, y cuando llegaron allí, Teodoro adoró al Señor:

"Bendito seas, oh Señor", dijo, "por responder tan rápidamente a las oraciones de los pecadores. Te has dignado concederme lo que te pedí".


Y tan pronto como entró en el monasterio y vio a Pacomio, lloró de alegría.

"No llores, mi hijo", dijo el venerable padre, "porque yo soy sólo un ser humano pecador, tratando de hacer la obra de Dios".

Habiendo dicho eso, lo introdujo en el monasterio. La mente de Theodore se iluminó al ver cuántos hermanos eran, y se lanzó con gran celo al ciclo de la adoración diaria. Con el transcurso del tiempo hizo grandes progresos en la virtud. Dios colmó grandes dones sobre él? se ejercitó tanto en las buenas obras como en las buenas palabras, con maravillosa humildad y contrición del corazón, meticuloso en sus ayunos, muy despierto en sus vigilias, fervoroso en la oración, sin perder oportunidad de buscar cada vez mayores dones de gracia espiritual. Supo dar gran consuelo a los que estaban en alguna angustia, y supo corregir con humildad y buena voluntad a los que se habían desviado en alguna falta. Pacomio pudo ver el brillante y resplandeciente ejemplo que era, y lo tomó en su corazón y lo amó profundamente.
 
 
 




San Pacomio




 
 
 
 
Cap. 31. Tan pronto como su madre supo que estaba con Pacomios, hizo que los obispos escribieran una carta solicitando que se reuniera con su hijo, y armada con esto, se apresuró a visitarlo. Se alojó con las vírgenes en el monasterio que, como hemos dicho, estaba lejos de los hombres, y envió la carta de los obispos al santo Pacomio, rogándole encarecidamente que le permitiese ver a su hijo. Pacomios convocó a Teodoro.

"Tengo que decirte, hijo mío", dijo, "que tu madre está aquí y quiere verte. Incluso nos ha traído cartas de los obispos. Así que date prisa y satisface a tu madre, sobre todo porque trae una carta que los santos obispos han escrito".

"Venerable padre", respondió, "he adquirido algún conocimiento de las cosas espirituales. Antes de hacer lo que me pides, por favor, primero asegúrame que si la veo no tendré que responder por ello en el día del Juicio. Como cualquiera en el resto del mundo le he dado el debido respeto según los mandamientos de Cristo. Pero en los tiempos antes de la manifestación de la gracia de Cristo, los hijos de Leví dieron la espalda a sus propios padres para cumplir la justicia de la ley (Éx. 32:26-28, Levítico 21:11, Deuteronomio 33:8-9) ¿No me incumbe aún más a mí, que he sido hecho partícipe de tan grandes dones, poner el amor de Dios antes que el amor de Dios? ¿Padres? El Señor dice en el Evangelio: "El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí" (Mt 10, 37)."

"Si has decidido que no sería correcto verla", respondió Pacomios, "no ejerceré ninguna presión sobre ti. Aquellos que renuncian por completo a este mundo necesitan negarse a sí mismos por completo. Los monjes especialmente deben huir de todo reuniones ociosas y mundanas y conversaciones sin sentido, y asociaos seriamente sólo con aquellos que son miembros de Cristo. Porque si alguno, gobernado por alguna pasión mundana, dice: 'Mis padres son mi carne. Por lo tanto, debo amarlos', debe prestar atención a lo que dice el bienaventurado Apóstol Pedro: 'El hombre es esclavo de cualquiera que lo venciere' (2 Pedro 2:19)."

Cuando la madre de Teodoro se dio cuenta de que él no la iba a encontrar, decidió quedarse permanentemente en el monasterio con las vírgenes de Cristo, diciéndose a sí misma: "Si el Señor quiere, al menos puedo verlo entre los otros monjes, y también traeré beneficios a mi propia alma mientras persevere en esta forma de vida.Cierto es que aquellos que mantienen una estricta disciplina por Cristo y no por vanagloria, adquirirán virtud sobre virtud, y en un breve espacio de tiempo no ofenderá a ninguno". 


 

NOTAS: 

 * Teodoro, del griego "Θεόδωρος", [Zeódoros], significa regalo (doros) de Dios (Zeo).

** Típicamente los abades de los monasterios en los primeros siglos del monasticismo no eran ordenados al sacerdocio, a menos que hubiesen sido previamente ordenados. En cambio, un monje del monasterio era elegido para la ordenación para servir las necesidades litúrgicas de la comunidad. Se hizo más común en el siglo sexto que el abad fuera ordenado, inicialmente como diácono y luego con la práctica se hizo más común como archimandrita.

***Tabenni (o Tabenna,Tabennae,Tabennisi) : lugar donde fue establecido el primer monasterio cenobítico o de vida común por San Pacomio, en la Tebaida del Alto Egipto, en la margen derecha del río Nilo. Actualmente se encuentra allí la aldea de Al Dabbah  (Jalal Ahmed Abu Bakr: Legacy of Pharaonic Egypt , Dar Al Maaref, Cairo 2014, ISBN 9770281476, p. 74) cerca de Chenoboskion, a unos 5 km. al este de Nag Hammadi
 
 
 
 
 
 
 
 



 
Apolitiquio tono 3º (MODELO*: "Θείας πίστεως", [Ζías písteos], "De la fe Divina"

Ἀπολυτίκιον  (Κατέβασμα) Ἦχος γ’. Θείας πίστεως.
 
Δῶρον πέφηνας, ἁγιωσύνης, τὸν πανάγιον, δοξάσας Λόγον, ἠγιασμένε θεόφρον Θεόδωρε, ὅθεν βλυστάνεις ἐκ θείας χρηστότητας, ἁγιασμὸν ἀληθῆ τοὶς βοώσι σοι. Πάτερ Ὅσιε, Χριστὸν τὸν Θεὸν ἱκέτευε, δωρήσασθαι ἠμὶν τὸ μέγα ἔλεος.

Apolitiquio tono 3º

Fuiste un don santificado y glorificaste al Logos de Dios, oh santo y piadoso Teodoro. Lleno de divina bondad, derramas gracia sobre todos los que claman: Ora a Cristo nuestro Dios para que nos conceda Su gran misericordia.
 
 
 
Apolitiquio tono 1º

Habitante del desierto y ángel en el cuerpo, demostraste ser un realizador de milagros, nuestro Padre Teodoro portador de Dios. Recibiste dones celestiales a través del ayuno, la vigilia y la oración: sanando a los enfermos y las almas de aquellos atraídos a ti por la fe. Gloria a Aquel que te dio fortaleza, Gloria a Aquel que te coronó, Gloria a Aquel que a través de ti otorga sanidad a todos.

 
 
 
 
Κοντάκιον Ἦχος β’. Τὰ ἄνω ζητῶν.
 
Ἐν οἴκω Θεοῦ, ὡς φοίνιξ σύ ἐξήνθησας, καρπούς τε αὐτῷ, ἀρετῶν προσενήνοχας, διὰ τῆς ἀσκήσεως, τῆς ἀρίστης Πάτερ Θεόδωρε· ὅθεν καὶ μακαρίζῃ νῦν, ὡς τῶν Ἀσωμάτων ἰσοστάσιος.


Condaquio tono 2º

Floreciste como una palmera de dátiles en la casa de Dios, y produjiste frutos de virtud por medio de tu ascetismo, oh Teodoro. Por lo tanto, ahora eres bendecido, y estás regocijándote con los ángeles.







Fuentes consultadas: saint.gr, apostoliki-diakonia.gr, synaxarion.com, encyclopedia.com, linguee.com, el. wikipedia.org, en.wikipedia.org, Jalal Ahmed Abu Bakr: Legacy of Pharaonic Egypt , Dar Al Maaref, Cairo 2014, ISBN 9770281476, p. 74



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