domingo, 21 de abril de 2024

Santos Mártires el Obispo Januario; los diáconos Próculo, Sosio y Faustos; el lector Disiderio; y los laicos Acutio y Eutiquio.

Versos:
"Januario era un hombre noble, en el mes de abril fue decapitado".

"Próculo junto con Sosio y Fausto, inclinada hacia adelante para decapitar mientras la espada estaba en su vaina."
"El cuello de Desiderio estaba atado a la espada. Se sometió a la decapitación y se presenta ante el Señor".
"Se oyó la voz de Acutio. Diciendo -Eutiquio es mi compañero en la 
decapitación-".
El día veintiuno de Januario fue decapitado.

El veintiuno de abril, conmemoramos al Santo Hieromártir Januario el Obispo de Nápoles en Italia y sus compañeros: Próculo, Sosio y Fausto los diáconos, Desiderio el lector, Acutio y Eutiquio los laicos.
 
 



Santo Mártir Januario


 
 
 
 
San Januario o Jenaro o Genaro (del gr. "Ιανουάριος", [Ianuários], traducido Enero) era Obispo en Neápolis o Nápoles en Italia, en los años del emperador Diocleciano (284-304 d.C.). Januario trabajaba con un muy buen equipo de colaboradores cristianos, constituído por los diáconos Próculo o Próclo (del gr. "Προκουλος", [Prókulos] o "Πρόκλος",[Próklos]), Soso o Sosio ("Σώσσος", [Sóssos]), Fausto ("Φαύστος", [Fáustos]), el lector Desiderio ("Δησιδέριος",[Disidérios]), y los laicos Acucio ("Ακούτιος", [Akútios]) y Eutiquio ("Ευτύχιος", [Eftíjios]) combatían por la santa lucha de las virtudes y traían a Cristo a muchos paganos idólatras.
Cuando tuvo lugar la Gran Persecución contra los cristianos, fueron arrestados y sometidos a terribles torturas.
Arrestaron a San Januario y lo llevaron a juicio ante el gobernador de Campagna (Italia central). Debido a su firme confesión del cristianismo, arrojaron al Santo a un horno encendido. Pero al igual que los jóvenes de Babilonia, salió ileso. Luego, al mando del gobernador Menignus, le llevaron a otro lugar.
 
 
 
 



San Jenaro. 21 de Abril.




Fue de camino a su martirio, donde sucedió lo siguiente: los numerosos cristianos de Nápoles que allí se encontraban intentaron arrebatar a Januario de las manos de los soldados. Éste, sin embargo, se negó, y les dijo: «Dejad, hijos míos, que termine la buena lucha del martirio, y os prometo que seré siempre protector de vuestra ciudad». Y así sucedió. Nápoles le reconocería más tarde como su patrón o santo protector.
Entre la multitud estaban el diácono Fausto y el lector Desiderio, que lloraban al ver el sufrimiento de su obispo. Los paganos vieron que eran cristianos y los encerraron en la prisión con el hieromártir Januario, en la ciudad de Puteolum. En esta prisión había dos diáconos que habían sido encarcelados por confesar a Cristo: los Santos Próculo y Soso, Sossius y Proculus, y también dos laicos, Acutio y Eutiquio.
A la mañana siguiente llevaron a todos los mártires al circo para que los despedazaran los animales salvajes, pero las bestias no los tocaron. Menignus afirmó que todos los milagros se debían a la hechicería por parte de los cristianos, e inmediatamente se quedó ciego e imploró ayuda.
 
 
 




Sangre de San Jenaro, mantenida por un cardenal católico romano
(Roma ha sido lugar de numerosos martirios y milagros de santos, previos al
Gran Cisma del s.XI, después del cual les fue retirada la gracia-energía increada)


 
 
 
El gentil hieromártir Januario oró por su curación, y Menignus recuperó la vista. La ceguera de su alma, sin embargo, no fue sanada. Acusó a los cristianos de brujería y ordenó decapitarlos a todos ante las murallas de la ciudad en el año 305 d.C. Previamente a Januario le tendieron en un banco y lo golpearon con barras de hierro. Según otros sinaxarios, le cortaron las venas.
Los cristianos de las ciudades vecinas tomaron los cuerpos de los santos mártires para enterrarlos, llevando uno a cada ciudad para tener as
í un intercesor ante Dios. Los habitantes de Neápolis (Nápoles) tomaron el cuerpo del hieromártir Januarius. Junto con el cuerpo, también recogieron su sangre seca.

Desde el siglo XV, la sangre se licúa cuando la urna en que se halla el Santo se coloca cerca de otra reliquia, la cual se considera que contiene su cabeza. Muchos milagros procedieron de las reliquias del hieromártir Januario. Durante una erupción del Vesubio alrededor del año 431, los habitantes de la ciudad rezaron a San Jenaro para obtener ayuda. La lava se detuvo y no llegó a la ciudad.
 
 




Martirio de San Jenaro, y de los que estaban con él. Menologio de Basilio II, s.X.


 
 
 
En el sinaxario o santoral de San Januario se hace referencia a que una mujer viuda llamada Maximina, tuvo la desgracia de perder a su único hijo. En un momento dado, mientras se estaba lamentando, se recuperó un poco y mirando a lo alto, por encima de la puerta del templo , vio una tela colgando en la cual estaba dibujado el icono de San Januario. Entonces a la mujer le vino a su memoria aquello que una vez hizo el Profeta Eliseo, cuando resucitó al hijo de la samaritana. Movida por una fuerza divina, hizo ella lo mismo. Es decir, hizo la señal de la cruz sobre su hijo y luego sobre el simulacro del Santo. A continuación, sobre los ojos de su hijo colocó los ojos del icono del Santo. Lo mismo hizo con las orejas, la boca y el resto de las partes. Mientras realizaba todo esto la mujer rezaba cálidamente al Santo, diciéndole: «Siervo de Dios, ten misericordia de mí y levanta a mi hijo, porque es el único que tengo, no tengo a nadie más».
Y efectivamente, el Santo escuchó la petición de Maximina y resucitó a su hijo.
 
 
 
 
 




 
 
Ἀπολυτίκιον Ἦχος δ'. Ὁ ὑψωθεῖς ἐν τῷ Σταυρῷ. 
 
Ὡς Ἱεράρχης καὶ σοφὸς θεηγόρος, τύπος ἐγένου πρὸς ἀθλήσεως πόνους, Πάτερ Ἰανουάριε τοὶς περὶ σεαυτόν. Σῶσος γὰρ καὶ Πρόκουλος, Δισιδέριος Φαῦστος, καὶ σὺν Ἀκουτίωνι, ὁ Εὐτύχιος ἅμα, σὺν σοῖ ἀθλούσι μάκαρ εὐσεβῶς, μεθ' ὧν δυσώπει, ὑπὲρ τῶν ψυχῶν ἠμῶν
 
 

Otro apolitiquio tono 3º

Nápoles te ha encontrado campeón de los peligros, oh Januario, glorioso Padre; la has salvado de la plaga, del hambre y de la aflicción, y del fuego del Vesubio. Te veneramos con fe y amor, y honramos tus sagradas cabeza y sangre .



Condaquio tono 4º

El Maestro te ha concedido a Nápoles, oh Santo, como un precioso tesoro y fuente de curaciones; tu eres un guardián y protector de la gente, y evitas los males del fuego del Vesubio. Por eso te clamamos con fe: regocíjate, oh Januarius, nuestro Padre y Protector.
 



Fuente: saint.gr, oca.org, synaxarion.gr