viernes, 15 de marzo de 2024

Santos Mártires de Cesarea de Palestina Agapio, Tecla, Plisio, Rómulo, Timolao dos Alejandros y "dos" Dionisios

Versos (15 de marzo):*1 
A Agapio: "Agapio *2 se apresuró hacia el martirio, porque dentro de él se encendió el amor por Dios".

A Plisio, Rómulo y Timolaos: "Con los tres compañeros *3 es decapitado por la espada, ahora estás junto a ellos cerca de Dios".
A los dos Alejandros y los dos Dionisios: "Como los Alejandros *4 fueron llamados a ser decapitados, y coronados, los Dionisios tenían esto en común". 
En el decimoquinto Agapio y los que estaban con él fueron decapitados.

Los Santos Mártires de Cesarea de Palestina Agapio, Tecla, Plisio, Rómulo, Timolao dos Alejandros y "dos" Dionisios. *5 

Cuando los hombres jóvenes paganos de Cesaréa vieron como los romanos trataban a los jóvenes cristianos en su ciudad ellos se indignaron. ¿Cómo podrían ellos permanecer indiferentes ante esto y permitir que los ocupantes de turno de su Provincia Palestina quemaran vivos a esos valientes compañeros?
¿Cómo podrían ellos observar a esos niños cristianos –sus conciudadanos después de todo– ser arrojados en jaulas con animales salvajes para luego ser destrozados… sin resistir a ese sádico tratamiento por parte de los soldados armados del Imperio Romano?
 







 
Esos jóvenes paganos no eran seguidores de aquél que se llamaba el Santo Redentor –pero ellos eran hombres jóvenes honestos, y como la mayoría de los adolescentes estaban llenos de un fervoroso idealismo. Ellos también estaban cansados y molestos de ver a la minoría cristiana de la zona de costa de su pueblo ser abusada y humillada día tras día por un grupo de tiranos fariseos quienes no eran otra cosa que un grupo de ladrones armados.
Según nos cuenta el historiador Eusebio, Obispo de Cesarea (265-339 d.C), "en el Segundo año de la persecución en nuestros días en la ciudad de Cesarea, era el festival en el cual todas las personas se reunían en sus ciudades. El mismo festival también se celebró en Cesarea. Y en el circo había una exhibición de carreras de caballos, y se ofreció una representación en el teatro; era también costumbre que en el estadio tuvieran lugar espectáculos impíos y bárbaros."
 





Santo Mártir Agapio




 
Era el año 303 d.C. bajo el violento reinado del Emperador Diocleciano (284-305 d.C.) y los ataques sobre los Cristianos de la localidad estaban acrecentándose paulatinamente. De hecho sólo unos días antes el gobernador provincial de Cesaréa –el entrometido y malvado Urbano– había complacido a la multitud condenando a muerte a un joven piadoso llamado Timolao, quien había sido quemado vivo en una estaca; y también a Agapio y Tecla de Cesaréa, quienes habían sido sentenciados para ser despedazados por leones y leopardos hambrientos. 
A menos que el destino interviniese, esos tres jóvenes morirían en los siguientes días, en la cúspide de un festival religioso pagano que habría de transformar ese puerto costero en una orgía llamativa de violencia y borracheras. ¿Y cuál era el terrible crimen que este grupo de jóvenes condenados había cometido y que los llevaba hacia su cruel exterminación? Habían jurado defender el Santo Evangelio de Jesucristo de quien, ellos creían, era el Hijo de Dios. 







Qué escándalo. Mientras más pensaban estos jóvenes adolescentes de Cesaréa acerca de las ejecuciones planeadas... más disgustados se mostraban. Ellos también empezaron pensar acerca de su propio futuro. Si el Gobernador dictador Urbano podía ordenar la pena de muerte en cualquier momento que lo deseara, simplemente  agitando la mano, ¿cuánto tiempo pasaría antes de que comience a atacar a los no-Cristianos? 
Esto era tiranía, pura y sencilla, y había que hacer algo sobre esto. Con una furia cada vez mayor por esta inadecuada manera de realizar justicia, estos desilusionados jóvenes se pusieron a tramar algo en los días previos a que las ejecuciones tomaran lugar. Entre ellos había dos jóvenes sumamente enojados llamados Alexander (uno de Egipto y el otro de Gaza en Palestina); un escandalizado joven de Diospolis llamado Romulus; un joven rebelde (Dionisio) de Fenicia y finalmente un Cesaréo llamado Publius. 
 






 
 
Mientras más discutían estos jóvenes idealistas acerca de la inminente exterminación de los tres jóvenes Cristianos más se encendían en furia ante el hecho de tener que ser testigos de tamaña injusticia... En ese entonces –en un rapto de genialidad inspirada por Dios– a uno de ellos se le ocurrió un plan del cual se sentían seguros que podían forzar al draconiano odiador de Cristianos a cancelar ese derramamiento de sangre. 
Su estrategia era simple y al mismo tiempo brillante. En la tarde previa al festival sangriento pagano los jóvenes se las arreglaron para tener una audiencia con el Gobernador… quien se vio sorprendido cuando ellos fueron traídos a su presencia. Su sorpresa era completamente entendible –ya que los visitantes estaban amarrados unos a otros, de sus muñecas y pies, con gruesas sogas.
 
 
 
 
 
Eusebio de Cesarea
 
 
 
 
Mientras el sorprendido Gobernador miraba a los jóvenes –quienes obviamente se habían amarrado ellos mismos para protestar por el aprisionamiento de los Cristianos– uno de ellos se adelantó un paso hacia adelante hablando en voz alta con palabras como las siguientes: “Nosotros también somos Cristianos. Si tú vas a destruir a los tres que tienes encerrados, también deberás destruirnos.” Asombrado por su valentía, sin embargo el Gobernador se dio cuenta de que no les podía permitir este  tipo de enfrentamientos a su autoridad sin quedar indemnes (sin castigo). Una y otra vez les pidió a los jóvenes paganos que entrasen en razón. ¿Por qué habrían de morir sin ninguna necesidad? Después de todo ellos ni siquiera eran Cristianos. ¿Por qué no dejar de lado esta tontería y gozar con el gran festival que estaba a punto de iniciarse? Pero los jóvenes se negaron absolutamente a darse por vencidos. 
Finalmente, en un último intento para evitar matarlos, el irritado Gobernador les hizo una oferta final. Para escapar de ser ejecutados con los otros tres Cristianos, quienes estaban a punto de morir, ellos debían, brevemente, adorar a los ídolos, junto con el resto de los ciudadanos que estarían asistiendo al festival. Una vez más ellos se negaron.




"ΜΑΡΤΎΡΙΟΝ ΤΟΥ ΑΓΊΟΥ ΑΓΑΠΊΟΥ ΚΑΙ ΤΩΝ ΣΥΝ ΑΥΤΟΥ",
[MARTIRION TY AYÍU AGAPÍU KE TON SIN AFTU].
MARTIRIO DE SAN AGAPIO  Y DE LOS QUE ESTABAN CON EL



 
Y el Gobernador no tuvo otra alternativa. Temiendo que pudiera producirse una rebelión en toda la región llevándola al caos, ordenó que estos valientes idealistas fuesen decapitados en la plataforma de ejecución pública en el momento más importante de las festividades. 
Ellos murieron en un grupo, junto con los Cristianos –Timolao, Agapio y Tecla– mientras proclamaban ante los atónitos espectadores que ellos estaban orgullosos de morir por el Santo Evangelio de Jesucristo. Los ocho jóvenes murieron el 24 de Marzo del Año 303 de Nuestro Señor. Sus vidas fueron cortas pero gloriosas; y hasta el presente ellos son reverenciados por la Santa Iglesia por su lealtad y su valiente coraje enfrentando el inconmensurable poder sostenido por un dictador salvaje. 
Sus muertes no fueron en vano. De ellos aprendemos la crucial diferencia entre la mera ilusión del “poder” –el cual depende nada más que de la posesión temporal de fuerza por las armas– y la “autoridad” real que depende de la gracia y que brota constantemente de Dios Todopoderoso.
 
 




 
 
 
 
NOTAS: 

*1En la mayoría de los Sinaxarios se recogen dos fechas de conmemoración de dichos Mártires, independientemente de los distintos tipos de calendarios nuevo o antiguo 

*2.  El nombre Agapio procede del sustantivo “agapi” (del gr. “αγάπι”), amor en Cristo.


*3.  El nombre Plisio procede del sustantivo "plisíon" (del gr. "πλησίον"): compañero, cercano. El verbo es "πλησιάζω" [plisiásso]: acercarse, ir al lado o junto a.

*4. Sabemos, gracias a los textos del historiador griego Diodoro, que el 2 de junio, 12 días antes de su muerte, Alejandro Magno participó en un banquete organizado por su amigo Medio de Larisa, en el palacio de Nabucodonosor II, en Babilonia. Tras una noche de borrachera, en la que Alejandro bebió un enorme bol de vino en honor al dios de la fertilidad y del vino Dionisio en la mitología griega (algunos autores señalan lo hizo en honor a Hércules), el emperador cayó gravemente enfermo. Diodoro cuenta que Alejandro padeció fiebre alta, escalofríos y cansancio generalizado, unido a un fuerte dolor abdominal, nauseas y vómitos. En unos días fue incapaz de andar y, más tarde, de hablar. Alguien que buscaba ver al emperador muerto, elaboró una bebida fermentada con la planta venenosa y la mezcló con vino para ocultar su sabor amargo. Su muerte provocó un colapso en el imperio y, con el tiempo, su desaparición. Por eso en los versos yámbicos, "Como los Alejandros fueron llamados a ser decapitados (también podría traducirse como "perder la cabeza"), y coronados (alabados, grandificados, recordados como reyes o dioses...). Los Dionisios tenían esto en común."


*5. Existen dos formas distintas de esta obra, ambas emitidas por Eusebio de Cesarea. Una es la siríaca, que fue editada y traducida por Cureton en 1861, y otra forma más corta, que se encuentra en la "Historia de la Iglesia". En la versión siríaca aprece también la mártir Tecla y un sólo mártir llamado Dionisio, mientras que en la otra, Tecla no aparece, pero sí dos mártires llamados Dionisio. La existencia de la misma obra en dos formas diferentes plantea una serie de curiosos problemas literarios. Se ofrece aquí, con la máxima transparencia posible, y con sus respectivas notas añadidas, una unificación de ambos relatos, así como datos adicionales obtenidos de otras fuentes no menos fidedignas.
 
 


Ἀπολυτίκιον. Ἦχος δ’. Ταχὺ προκατάλαβε.
 
Ἀγάπῃ τοῦ Κτίσαντος, πεπυρσευμένος τὸν νοῦν, χορείαν συνήθροισας, πανευκλεῶν Ἀθλητῶν, Ἀγάπιε ἔνδοξε· ὅθεν σὺν τούτοις Μάρτυς, ἀριστεύσας νομίμως, ξίφει τὸν σὸν αὐχένα, σὺν αὐτοῖς ἀπετμήθης· μεθ’ ὧν ἀεὶ ἐκδυσώπει, δοῦναι ἡμῖν ἄφεσιν.




Ἀπολυτίκιον Ἦχος δ’. 
 
Τούς Μάρτυρας Χριστοῦ ἱκετεύσωμεν πάντες, αὐτοί γάρ τήν ἡμῶν σωτηρίαν αἰτοῦνται, καί πόθω προσέλθωμεν πρός αὐτούς μετά πίστεως, οὗτοι βρύουσι τῶν ἰαμάτων τήν χάριν, οὗτοι φάλαγγας ἀποσοβουσι δαιμόνων, ὡς φύλακες τῆς πίστεως.
 
Apolitiquio tono 4º  

Tus Mártires oh Dios, en su valerosa lucha por Ti, han recibido las coronas de la incorrupción de la vida como premio que viene de Ti, Oh Dios Inmortal. Pues ellos poseyeron Tú fortaleza desafiaron a los tiranos y destruyeron completamente la presunción de poder de los demonios. Oh Cristo Dios, por sus oraciones, salva nuestras almas, ya que Tú eres misericordioso.
 
 
 
Condaquio tono plagal del 4º 

¡Oh mártires divinos! Ustedes han probado ser lámparas brillantes que iluminan la creación con el brillo de sus Milagros. Ustedes que han sanado enfermedades y han disipado toda oscuridad y penumbra del espíritu, oren ustedes por nosotros ante Cristo nuestro Dios.
 
 
 
 
 
Κοντάκιον. Ἦχος β’. Τοῖς τῶν αἱμάτων σου.
 
Ὡς ἀγαπήσας Χριστὸν τὸν Θεὸν ἡμῶν, τῶν ἐπιγείων ἁπάντων ἠλόγησε, Μαρτύρων χορὸς ὁ ὀκτάριθμος, καὶ κεφαλὰς ἐκτεμνόμενοι ἔκραζον· προσδέχου Οἰκτίρμον τοὺς δούλους σου.
 
 

Μεγαλυνάριον.

Πόθῳ τετρωμένοι τῷ θεϊκῷ, ἥλασθε προθύμως, πρὸς ἀγῶνας μαρτυρικοὺς, καὶ ἀνδρειοφρόνως, αἰσχύναντες τὸν ὄφιν, τρυγᾶτε Ἀθλοφόροι, καρπὸν ἀθάνατον. 
 
 
 




Fuentes consultadas: mb-soft.com; texto publicado con autorización y bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury; "Historia de los Mártires de Palestina" por Eusebio de Cesarea; saint.grorthodoxwiki.orggreek-language.grelconfidencial.comecured.cu; rae.es.

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