viernes, 2 de febrero de 2024

La Recepción en el Templo de Nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo

Versos:
"Las manos de Simeón que te llevan, el pecho del Padre simbolizan, Cristo mío".
En el segundo Simeón recibió a Cristo fuera del Templo.

Este acontecimiento es narrado por San Lucas en el capítulo 2 (22-35) de su Evangelio. Tiene lugar cuarenta días después del nacimiento del niño Jesús.
De acuerdo con la ley Mosaica, la Virgen María, tras completar el tiempo de la limpieza del parto, fue al Templo de Jerusalén con José, para celebrar la típica dedicación del recién nacido a Dios. Como todos los primogénitos, que pertenecen por derecho al Señor (Ex. 13:15), tuvo que ser consagrado en el Templo y, según la Ley, cambiado por la ofrenda en sacrificio de un cordero de un año o, para las familias pobres, por dos tórtolas o pichones (Lev. 12:8). 
Aunque ni él ni su inmaculada Madre tenían necesidad de purificación, después de de ser circuncidado en la carne al octavo día (1 ene.), esperó en la cueva de Belén durante el tiempo que según la Ley debía transcurrir antes de ser presentado en el templo su glorioso cuerpo, que él había tomado para convertirse en el nuevo Templo perfecto de su divinidad. 
 
 
 




El Justo José, la Madre de Dios, el Niño Jesús Cristo, 
El Justo Simeón y la Profetisa Ana.



 
 
Él, el inaccesible e incomprensible Dios, aceptó recibir a cambio de la ofrenda de tórtolas y palomas, símbolos de pureza, la paz y la inocencia que el Salvador, el amigo del hombre, vino a traernos.
Al llegar al templo, fueron recibidos por el sumo sacerdote Zacarías, el padre de San Juan Bautista que, contra todo precedente, dirigió a la Madre de Dios hasta el lugar apartado para las vírgenes. 
En ese momento, llegó al templo un hombre llamado Simeón (3 de Febrero).
Este era justo, piadoso y obediente a todos los mandamientos de Dios, y había esperado muchos años para que se cumpliese la profecía inspirada por el Espíritu Santo, es decir, que no moriría antes de haber visto y tocado a Cristo el Señor.

Simeón, que representaba la esperanza de Israel, extendió los brazos para recibir al Salvador como en un trono de querubines, y bendijo a Dios diciendo: "Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido: porque mis ojos han visto la salvación" (Lc. 2:29). 
 
 




"Υπαπαντή του Κυρίου", [Ipapantí tu Kiríu],
LA RECEPCION DEL SEÑOR


 
 
 
El primer Pacto y la Antigua Ley, desaparecen con la aparición de Cristo, en la oración de Simeón pidiendo permiso para retirarse ante la venida de la Luz de la Gracia. Este hombre anciano, a quien se le permite ver y tocar al Salvador, tan esperado por los justos y los profetas, le pidió a Dios con toda confianza que lo liberase de las ataduras de la carne y de la corrupción, para dar lugar a la eterna juventud de la Iglesia. Él proclamó el final de las profecías y le anticipó a la Santísima Madre la Pasión y la Vivificadora Resurrección del Salvador, como un verdadero signo de contradicción, mediante la cual caerían los injustos y aumentaría el número de los que creerían en él.
Una mujer llamada Ana, una viuda de avanzada edad de la tribu de Aser, también se acercó al niño y comenzó a alabar a Dios. Ella era bien conocida por todos los que frecuentaban el templo, porque servía a Dios continuamente, a la espera de la venida del Mesías, haciendo ayuno y oración. Ella también dio gracias al Señor y habló sobre el niño a todos los que esperaban la redención de Israel.
 
 
 



La Recepción en el Templo de Nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo



 
 
 
Habiendo escuchado estas revelaciones, los fariseos presentes se fueron a informar al rey Herodes, quien se enfureció al enterarse que María había sido situada entre las vírgenes por el Sumo Sacerdote. Herodes se dio cuenta de que ese era el niño que sería el nuevo rey predicho por los Reyes Magos que siguieron la estrella de Oriente, e inmediatamente envió soldados para matarlo. Sin embargo, advertido a tiempo, José y María huyeron de la ciudad y se refugiaron en Egipto guiados por un ángel de Dios. Según la Santa Tradición, pasaron dos años y medio antes de su regreso a Nazaret de Galilea. Allí, el Divino Niño creció en silencio hasta el momento oportuno de su ministerio en el mundo.
La festividad de la presentación del Señor en el templo, conocida en Occidente como la purificación de la Madre de Dios o el Día de la Candelaria -observada en Jerusalén desde el siglo IV- fue adoptada en Constantinopla por el emperador Justiniano en 542, y desde entonces ha sido contada entre las festividades del Señor.
  

 
 
 
 
 
 

 


 
Ἀπολυτίκιον Ἦχος α’.
 
Χαῖρε Κεχαριτωμένη Θεοτόκε Παρθένε, ἐκ σοῦ γὰρ ἀνέτειλεν ὁ Ἥλιος τῆς δικαιοσύνης, Χριστὸς ὁ Θεὸς ἠμῶν, φωτίζων τοὺς ἐν σκότει. Εὐφραίνου καὶ σὺ Πρεσβῦτα δίκαιε, δεξάμενος ἐν ἀγκάλαις τὸν ἐλευθερωτὴν τῶν ψυχῶν ἠμῶν, χαριζόμενον ἠμὶν καὶ τὴν Ἀνάστασιν.


Apolitiquio tono 1º

Salve, oh Virgen Madre de Dios Llena de Gracia, porque de ti apareció brillando el Sol de la Justicia, Cristo nuestro Dios, alumbrando a los que están en las tinieblas. ¡Regocíjate, oh Justo an­ciano, que recibiste en tus brazos al Re­dentor de nuestras almas, que nos otorgó la Resurrección
 
 

Κοντάκιον. Ἦχος α
 
.Ὁ μήτραν παρθενικὴν ἁγιάσας τῷ τόκῳ σου, καὶ χεῖρας τοῦ Συμεὼν εὐλογήσας ὡς ἔπρεπε, προφθάσας καὶ νῦν ἔσωσας ἡμᾶς, Χριστὲ ὁ Θεός. Ἀλλ’ εἰρήνευσον ἐν πολέμοις τὸ πολίτευμα, καὶ κραταίωσον βασιλεῖς οὓς ἠγάπησας, ὁ μόνος φιλάνθρωπος

Condaquio tono 1º
 
Oh Cristo Dios! Tú que por Tu nacimiento santificaste el vientre virginal bendijiste, como es digno,las manos de Simeón; y ahora nos alcanzaste y nos salvaste. Conserva en la paz a Tu rebaño durante las guerras y afirma a los que Tu has amado, porque eres el único que amas a la humanidad



 
.Μεγαλυνάριον
 
Σήμερον ἡ Πάναγνος Μαριάμ, τῷ Ναῷ προσάγει, ὥσπερ βρέφος τὸν Ποιητήν, ὃν ἐν ταῖς ἀγκάλαις, ὁ Πρέσβυς δεδεγμένος, Θεὸν αὐτὸν κηρύττει, κἂν σάρκα εἴληφε
 .

Ὁ Οἶκος
 
Τῇ Θεοτόκῳ προσδράμωμεν, οἱ βουλόμενοι κατιδεῖν τὸν Υἱὸν αὐτῆς, πρὸς Συμεὼν ἀπαγόμενον, ὃν περ οὐρανόθεν οἱ Ἀσώματοι βλέποντες, ἐξεπλήττοντο λέγοντες· θαυμαστὰ θεωροῦμεν νυνὶ καὶ παράδοξα, ἀκατάληπτα, ἄφραστα, ὁ τὸν Ἀδὰμ δημιουργήσας βαστάζεται ὡς βρέφος, ὁ ἀχώρητος χωρεῖται ἐν ἀγκάλαις τοῦ Πρεσβύτου, ὁ ἐπὶ τῶν κόλπων ἀπεριγράπτως ὑπάρχων τοῦ Πατρὸς αὐτοῦ, ἑκὼν περιγράφεται σαρκί, οὐ Θεότητι, ὁ μόνος φιλάνθρωπος
.




Fuentes consultadas: saint.gr, diakonima.gr

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