sábado, 10 de febrero de 2024

Santas Vírgenes Mártires Ennatha, Valentina y Paula (+308)

Ennatha  la Virgen-Mártir (del gr. "Παρθενομάρτιρ", [parzenomártir]), cuando llegó el  edicto desde las más altas  instancias: "Se requiere  que todos adoren a los ídolos bajo pena de muerte", ella informó  discretamente a las  autoridades Romanas que  no lo cumpliría.


Por decir lo mínimo, las autoridades  no se mostraron contentas. En pocas horas, los  soldados que actuaban en representación del Emperador Romano Maximian II  Galerius, (305-311) le informaron a la joven virgen  Ennatha que si no repudiaba inmediatamente a Cristo y  realizaba el culto requerido a los ídolos sería quemada  viva en una estaca.
Pero la fe de esta joven mujer y  Santa Mártir era tan grande que ni siquiera se sintió  tentada a retractarse. La ejecución brutal de la valiente Ennatha  (también conocida como Constancia) sucedió en Cesaréa, una ciudad costera densamente poblada en Palestina durante el año 308 de Nuestro Señor. Fue allí donde la joven virgen fue llevada ante el Gobernador Provincial Firmilian e interrogada implacablemente con  la finalidad de quebrar su voluntad para forzarla a  abrazar la adoración idolátrica que su alma consideraba  anatema. 
Los procedimientos fueron extremadamente  dolorosos. Cada vez que la joven mujer de Bethshan era  presionada para someterse a la orden del Emperador –Se  ordena que todos ofrezcan adoración a los ídolos– ella  cerraba sus ojos por un instante y negaba con su cabeza.
  
 



"PALESTINIAN SAINTS"
"العواصم الفلسطينية"
SANTOS DE PALESTINA



 
Entonces le dijo al Gobernador que no se  comprometería con ese tipo de prácticas por una razón  muy importante: “Yo soy Cristiana.”  Su castigo fue terrible y violento. En primer  lugar los soldados Romanos desnudaron a la joven de la  cintura hacia arriba. Luego la azotaron sin misericordia  con látigos hechos de cuero de vaca, cuyas  terminaciones eran de cobre. La hicieron caminar  semidesnuda alrededor del mercado de Cesaréa  mientras la multitud de mirones se burlaban de su  desnudez al tiempo que solicitaban su ejecución. Y  cuando ella continuaba susurrando, con sus labios  ensangrentados, que era una sierva del Señor Jesucristo  asía como una virgen que había realizado un voto de  celibato por el resto de su vida, la colgaron de la  columna más cercana para azotarla nuevamente. La  patearon y abofetearon durante horas al tiempo que la  escupían, desdeñosamente, en su rostro distorsionado por el dolor.  Pero nada de ello funcionó. Cuanto más  torturaban a esta doncella de voluntad de acero del  Valle de Jezreel, más se aferraba a su invencible fe en Jesús Cristo. Finalmente, viendo que mayores castigos serían  inútiles, sus perseguidores la arrastraron a una estaca en  la cual la incineraron viva. Ella no protestó mientras las  llamas rodeaban su cuerpo sangrante... y en cuestión de  minutos se dirigió a recibir su recompensa gloriosa  como mártir para Cristo.  Sin embargo ella no murió sola. Durante la  misma terrible “limpieza” de Cristianos en Palestina en  los últimos años del Siglo Cuarto, sus compañeras  Valentina y Paula –ambas vírgenes y de Cesaréa –  fueron desnudadas, golpeadas y decapitadas por negarse  a negar a su Salvador, el redentor del Mundo. 
 
 




Santa Mártir Valentina






Como la  virtuosa Ennatha, ellas también murieron con una  oración de agradecimiento al Dios Todopoderoso al  tiempo que se rehusaban a negar al Hijo de Dios que  había venido del Cielo para redimir al mundo de la  muerte y el pecado. 
La Vida de Nuestra Santa Madre entre los  Santos, Ennatha, la Virgen-Mártir, abre una ventana  hacia uno de los más grandes misterios que se pueden  encontrar en el Cristianismo –el hecho de que Dios  algunas veces permite que quienes les son más fieles y  amorosos con El, sean destruidos en sus cuerpos por los  enemigos del Todopoderoso para que otros se  conviertan a Jesús Cristo a través de su ejemplo.  Mientras que los registros de la Santa Iglesia no  contienen una contabilidad exacta del número de  martirios ocurridos durante los primeros siglos de la  Cristiandad, sin embargo no hay duda de que ellos son  más de 3.000 -ocurridos entre la muerte de Jesús Cristo y la conversión del Emperador Romano Constantino  acaecida el año 313. (Luego de ese trascendental  acontecimiento el Emperador proclamó el Edicto de  Milán con el cual se dio fin a la persecución oficial de  los Cristianos en el Imperio Romano.) 
Uno de los más  grandes dones mostrados al mundo por los Santos  Mártires fue el de la fidelidad.  Mostrándonos que es posible soportar sin  quejarse las más duras agonías– al tiempo en que  confiaban en la protección del Todopoderoso- estos  héroes espirituales ofrecieron un gran alabanza a Dios,  quien hace posible ese tipo de valentía a través de Su  amor eterno.
 
 



Ennatha, la Virgen-Mártir. 10 de Febrero.



 
Apolitiquio tono 4º  

Oh Señor Jesús Cristo, Tú rebaño proclama en voz alta: Oh mi  Novio yo Te amo y Te busco; y lucho por Ti, y en mí  Bautismo soy crucificado y enterrado Contigo. Yo sufro  por Tú causa, para que pueda reinar Contigo; Yo muero por  Tú causa para poder vivir Contigo: acéptame, pues lo único  que deseo es ser un sacrificio sin mancha para Ti Señor.  Salva nuestras almas a través de su intercesión ya que Tú  eres grande en misericordia.  

Condaquio tono 2º

Nosotros, los fieles, sabemos que eres un templo venerable  en cuyo lugar nuestras almas encuentran consuelo, por ello  te decimos: Oh Virgen Ennatha, ora incesantemente





Fuentes consultadas: *Texto publicado con autorización y bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury.*saint.gr *synaxarion.gr *orthodoxwiki.org

Translate