miércoles, 31 de enero de 2024

Los Santos Anárguiros Ciro y Juan los Milagrosos, junto con Santa Anastasia y sus hijas Teodota, Teóktista y Eudoxia (+292)

Versos:
A Ciro y Juan: "Ciro y su compañero atleta Juan van hacia la espada, obrando milagros juntos incluso después de la espada".

A Anastasia, Teodota, Teóktista y Eudoxia: "Muy excelente madre y tres hijas, con el anhelo por el Padre de todos, son asesinadas por la espada".
En el trigésimo primero Ciro y Juan fueron decapitados.

Los Santos Mártires Ciro (del gr. Κύρος, Kíros) y Juan (Ιωάννης, Ioánis) vivieron en la época del emperador Diocleciano (284 - 305 d.C.). Ciro era un médico destacado en la ciudad de Alejandría, donde había nacido y crecido. Era cristiano y trataba a los enfermos sin cobrarles nada, no solo curando sus aflicciones corporales, sino también sus enfermedades espirituales. Él decía: "Quien quiera evitar estar enfermo debe abstenerse de pecar, porque el pecado es a menudo la causa de una enfermedad corporal". Predicando el evangelio, el santo médico convirtió a muchos paganos a Cristo. 

Durante la persecución de Diocleciano (284-305), Ciro fue denunciado como cristiano al gobernador, por lo que se retiró a Arabia, donde se convirtió en monje. Continuó sanando a las personas con sus oraciones, después de haber recibido de Dios el carisma para sanar cada enfermedad haciendo solamente la señal de la Cruz. 
En la ciudad de Edesa, en Mesopotamia, vivía 
en ese momento el soldado Juan, un cristiano devoto. Cuando comenzó la persecución, abandonó su posición y fue a Jerusalén en peregrinación y allí escuchó sobre los milagros que realizaba Ciro. Comenzó a buscarlo, yendo primero a Alejandría y luego a Arabia. Cuando Juan finalmente encontró a Ciro, se quedó con él y se convirtió en su fiel seguidor.
 





"Ό ΆΓΙΟΣ ΙΩΆΝΝΗΣ", [O Ayios Ioánnis],
EL SANTO JUAN




 
Durante el periodo de la persecución fue arrestada también Anastasia, quien era viuda, junto con sus tres hijas Teodota  ("Θεοδότη", [Zeodoti]), de quince años, Teoktista ("Θεοκτίστη", [Zeóktisti]) de trece, y Eudoxia ("Ευδοξία", [Eudoxía]) que tenía once años.
Ciro y Juan se apresuraron a la prisión en Canopus cerca de Alejandría para ayudarlas. Les preocupaba que ante la tortura, las mujeres pudieran renunciar a Cristo. Ciro y Juan les dieron coraje para soportar lo que les esperaba. Al enterarse de esto, el gobernador de la ciudad, Syrianus, les arrestó, y al ver su firme e intrépida confesión de fe en Cristo, llevó a Anastanasia y a sus hijas a presenciar su tortura. El tirano no se abstuvo de ninguna forma de tortura contra los santos mártires. 
Las mujeres no estaban asustadas por los sufrimientos de los santos Ciro y Juan, sino que con valentía continuaron confesando su fe en Cristo. En vano el gobernador intentó disminuir el coraje de la madre, señalando a sus hijas y acusándola de culpable. Ella, dirigiéndose a sus hijas, las animó diciendo que la hermosura corporal es momentánea, mientras que en la eternidad se mantiene inmortal la hermosura del ser humano. Y ellas decían a su madre que sentían una  gran alegría, dado que iban a dejar este mundo vano junto con ella por el amor de Cristo y nunca separarse de ella.  
 





Santos Anárguiros Ciro y Juan los Milagrosos





El gobernador se llenó de ira y ordenó que les fueran aplicadas muchas y crueles torturas. Después fueron decapitados Ciro y Juan mediante la espada, en el año 292. Del mismo modo fueron martirizadas Santa Anastasia y sus hijas.
Fueron azotadas y luego decapitadas, recibiendo las coronas de martirio, en el año 292 d.C.
Los cristianos enterraron sus cuerpos en la Iglesia de San Marcos en Alejandría. Su tumba se convirtió en un santuario de renombre en Egipto y en un lugar de peregrinación universal. Se encontraba en el área del complejo moderno cerca de Alejandría llamado Abu Kyr. En el s.V, las reliquias de los santos Ciro y Juan fueron descubiertas y trasladadas de Canopus a Menuthis (Abu Kyr) por San Cirilo de Alejandría (9 de junio) para desplazar de allí el culto idólatra de Isis. Los milagros y las curaciones se multiplicaron y el santuario se convirtió en uno de los mejores lugares de peregrinación en la cristiandad. 


  



Santa Anastasia y sus tres hijas Teodota, Teóktista y Eudoxia






Más tarde, sus reliquias fueron transferidas a Roma, y de allí a Munich (la transferencia de sus reliquias se celebra el 28 de junio).

En el siglo séptimo, San Sofronio de Jerusalén también llamado el Sofista ("Σωφρόνιος ο Σοφιστής", [Sofrónios o Sofistís], 634-638 d.C., celebra el 11 de marzo) fue curado de una enfermedad ocular por la aparición de los dos santos: Ciro curó uno de sus ojos con el signo de la Cruz y poco después Juan reestableció su vista por completo besándole el otro ojo. Para mostrar su gratitud, San Sofronio escribió un relato detallado de sus milagros y compuso un encomio dedicado a ellos. 
Su synaxis o especial congregación para su conmemoración tiene lugar en la región de Forakíou. ("Φωρακίου").
Los santos Ciro y Juan son especialmente invocados por aquellos que tienen dificultades para dormir.
 




Martirio de Ciro, Juan, Anastasía y sus tres hijas 






Los Santos Mártires Ciro y Juan en la "Vida de San Juan el Misericordioso"

San Sofronio de Jerusalén escribió la Vida y los Milagros de los Santos Ciro y Juan, los "anárguiros" o  no mercenarios. Lo hizo después de visitar el santuario de estos santos en Menuthis, que está en las afueras de Alejandría, momento en el que se curó de una grave y dolorosa dolencia ocular que lo aquejó durante meses. Esto sucedió alrededor del año 610. Este fue también el año en que murió San Juan el Misericordioso, Patriarca de Alejandría. Sofronio, acompañado de Juan Moscos, conoció a Juan el Misericordioso mientras estaban en Alejandría. Sofronio y Juan escribieron una biografía de Juan el Misericordioso después de su reposo, pero ya no existe. Leontios, que fue obispo de Neapolis en Chipre, escribió una biografía complementaria para dar seguimiento a la que escribieron Sofronio y Juan, y esta es la fuente principal que tenemos para una biografía de Juan el Misericordioso. En el relato de Leontios, solo tenemos dos menciones de los santos Ciro y Juan, mientras que podemos suponer que puede haber más referencias a ellos en las biografías de Sofronio y Juan Moscos.
 
 




San Juan el Misericordioso, Patriarca
de Alejandría. 12 de Noviembre.





La primera referencia está en el capítulo uno, donde Leontios dice que estaba visitando Alejandría para reverenciar a los santos Ciro y Juan, y durante esta peregrinación se encontró con un sacerdote que le presentó a Juan el Misericordioso, que poco antes había reposado, y le contó su vida y milagros. Allí escribe: "Yo, tan indigno como soy, subí a Alejandría para reverenciar a los santos y victoriosos mártires Ciro y Juan* y disfrutar de su socorro, y mientras estaba en Alejandría, me encontré con ciertos piadosos hombres cristianos. ."

La segunda y única otra referencia viene del capítulo 31, donde dice: "Un día el Santo estaba en la iglesia de los santos y victoriosos mártires, Ciro y Juan, adonde había ido a orar en su glorioso aniversario, y mientras iba fuera de la puerta de la ciudad, una mujer lo estaba esperando y cayó a sus pies, gritando: '¡Véngame de mi cuñado, porque me está agraviando!' Algunos de su séquito, que sintieron que podían hablar por él, le dijeron que se ocuparía del asunto a su regreso, por lo que el sabio comentó: '¿Cómo recibirá Dios mis oraciones si dejo a esta mujer a un lado, y ¿quién me asegurará que viviré hasta mañana, y podría ir a Cristo sin ninguna excusa acerca de ella?' No se fue del lugar hasta que hubo hecho justicia por ella”.
 
 
 
 
 
 
"Ό ΆΓΙΟΣ ΚΎΡΟΣ", [O Ayios Kíros],
EL SANTO CIRO
 

 
 
Lo que entendemos principalmente de estos dos relatos es que el santuario de los Santos Ciro y Juan en Menuthis, que había sido establecido por San Cirilo de Alejandría en el siglo V, fue un importante centro de peregrinación en el siglo VI y VII, antes de la composición de la Vida y Milagros de estos Santos escrita por San Sofronio después del 610.
 
 
 
 
Un milagro de los santos Ciro y Juan sobre el médico Gesios

De "Los milagros de los santos Ciro y Juan". Milagro 30. Sobre Gesios, el médico-filósofo

Por San Sofronio de Jerusalén


Gesios no fue famoso porque vestía un traje de filósofo, sino principalmente porque se distinguió en el arte de la medicina, y también fue reconocido como un excelente maestro de medicina para todos aquellos que querían aprender el arte en su tiempo. Empero Gesios, aunque grande en sabiduría y de excelente reputación, que recibió de los médicos de Alejandría, no estuvo libre del error de la idolatría, como han dicho los que le conocieron de cerca, sino que difundió por todas partes que aceptaba el bautismo por miedo a los castigos. De hecho, cuando salió del baptisterio se dice que pronunció una frase blasfema de las epopeyas homéricas sobre el ahogamiento de Ajax.*

Esta impiedad estaba escondida dentro de él, aunque recibió el bautismo, y por esto se burlaba y ridiculizaba a los cristianos, diciendo que reverenciaban erróneamente a Cristo, y ridiculizaba a los santos Ciro y Juan, manifestando que curaban con el arte de la medicina a los que estaban enfermos y no por algún poder divino y supremo. Al preguntar sobre la medicina que los santos sugirieron que los enfermos usaran para recibir sanidad, argumentó que los médicos antiguos las enseñaron exactamente, diciendo que esto era de Galeno, que era de Hipócrates, y este parche era de Demócrata, y él generalmente afirmaba que todo esto era de la sabiduría curativa de médicos famosos, y se refirió a sus escritos donde decía a qué se refería, y que, de una manera natural se curaban los enfermos que acudían a los mártires.
 
 
 
 
 


 


 
 
 
Pero que todo esto era palabrería y tonterías de Gesios lo prueban tanto los hechos, como el mismo Gesios que los inventó, porque el mismo loco Gesios se enfermó de la escápula, de los hombros y del cuello, que quedó paralizado y no podía moverse. en absoluto. Ignorando la causa del dolor, luchó en vano por curarse a sí mismo, como había curado a otros, utilizando toda clase de ungüentos y diversos alimentos limpios y tibios con dietas difíciles, porque creía que padecía de diaplasia y que supuestamente había juntado agua.

Así que probó todo lo que aprendió de Galeno e Hipócrates y otros médicos, y habiendo considerado y reconsiderado que no podía curarse a sí mismo, invitó a los médicos de la ciudad, quienes, cuando se lo hubieron aconsejado, les aseguró que ya lo había hecho él mismo aplicando lo que le aconsejaron, por lo que no tenían nada más que decir y confesó que solo Dios podía sanarlo. Por lo tanto, le aconsejaron amablemente que acudiera a los mártires Ciro y Juan.

Cuando Gesios, insistiendo en su error, les dijo que los santos hacen todo de forma médica y que no hay nada nuevo, pero todas las recetas de los santos mártires se podían encontrar en los libros antiguos, los sabios médicos relataron entonces casos de curaciones. y las medicinas correspondientes que no tenían relación con la medicina clásica, y al no poder explicar esto lo silenciaron.

Sin embargo, aunque no estaba completamente persuadido, finalmente lo fue por los fuertes dolores que lo habían atormentado, por lo que eventualmente fue a los mártires y les suplicó fervientemente que lo curaran.

Los santos se aparecieron en su sueño y le dieron medicina para su enfermedad, la cual no sólo operó para curarle, sino que sirvió como medio de escarmiento  para el enfermo, porque, aunque se consideraba sabio, resultó ser un necio. y completamente sin sentido. "Trae", le dijeron, "una silla de montar y llévala sobre tus hombros, cuello y garganta donde sufres y tienes problemas, y al mediodía da una vuelta por el suelo sagrado de la iglesia, gritando: '¡Oh, qué tonto soy! estoy completamente sin sentido!', y tu salud será restaurada inmediatamente". Sin embargo, creía que esto era producto de su imaginación, por lo que no hizo lo que los santos le ordenaron que hiciera.
 
 
 
 
 
 

 


 
 
Sin embargo, cuando comenzó de nuevo a invocar a los mártires, éstos le aconsejaron que hiciera algo peor, pues habiéndose vuelto a él en sueños, le ordenaron que, junto con la silla de montar, le colgara del cuello una gran campana, y con estos dar la vuelta a la iglesia, gritando: "¡Soy un tonto!" Pero consideró que esto también era de su imaginación, porque no podía explicar la relación entre la silla y la campana y el método de curación de su enfermedad, por lo que le pidió a Cristo que lo sanara de su enfermedad y al mismo tiempo lo salvara de sus fantasias.

Entonces volvieron a aparecer los Santos y le insistieron en que hiciera lo que le habían dicho anteriormente, pero con el añadido de llevar una brida como un caballo, y un sirviente debía arrastrarlo de la brida mientras recitaba claramente la frase: "¡Yo soy un tonto!" Los Santos, por supuesto, no añadieron la brida y la campana para corregirse, sino para poner de manifiesto la insensatez de Gesios con la mayor vergüenza y el más terrible escarnio, para golpear su locura y ayudarlo a recuperarse llevándolo a su sano juicio.

Esta vez Gesios dudó en volver a considerar esto como un producto de su imaginación, y para no provocar la ira de los Santos, decidió con el corazón apesadumbrado obedecer la orden. Por lo tanto, colocó la silla sobre sus hombros, colgó una campana de su cuello y puso una brida sobre su boca, luego hizo que un sirviente lo empujara hacia la iglesia a través de las diez galerías, mientras gritaba continuamente: "¡Soy un tonto!" Habiendo cumplido el mandato de los Santos, fue sanado y recobró la salud, que siempre ama obedecer las órdenes de los Santos.

Cuando llegó la noche, los mártires volvieron a aparecer en su sueño, diciéndole: "Porque crees que las medicinas que damos a los enfermos son invenciones de médicos, dinos en qué manuscrito escribe Galeno o Hipócrates, a quien admiras, de estos ayudantes para su enfermedad, y ¿dónde se refiere a ellos Democrates u otro médico? Si encuentra lo que dicen al respecto, entonces está verificado en sus otros reclamos, pero como es seguro que ninguna de estas cosas dijeron, sepa que para todo lo demás que dices, ¡estás en falsedad!"

De esta manera, los santos mártires, después de haber reprendido al calumniador, terminaron el sueño. Aun en sueños no pudo oponerse a los mártires, por lo que despertó aturdido por la sabia reprensión de los santos, y después de alabar su poder que sólo por su gracia increada de Dios y no por la medicina curan a los que a ellos acuden, se fue de la iglesia sanado. 
 
 
* NOTA:  "Ajax pereció, cuando hubo bebido el agua salada". (Odisea 4, 511)
 
 
 
 
 
 



 
 
 

Ἀπολυτίκιον. Ἦχος δ’. Ὁ ὑψωθεὶς ἐν τῷ Σταυρῷ.

 

Ὡς Ἀθλοφόροι εὐκλεεῖς τοῦ Σωτῆρος, καὶ ἰατῆρες τῶν ψυχῶν καὶ σωμάτων, Ἀνάργυροι ἐκλάμπετε ἐν πάσῃ τῇ γῇ, νόσων μὲν ἰώμενοι, ἀνωδύνως τὰ βάρη, χάριν δὲ πορίζοντες, τοῖς βοῶσιν ἀπαύστως· χαίρετε κρῆναι θείων δωρεῶν, Κῦρε θεόφρον, καὶ Ἰωάννη ἔνδοξε.

 

Apolitiquio tono plagal del 4º 

Dado que nos has dado los milagros de tus santos mártires como una almena invencible, con sus ruegos esparce los consejos de los paganos, oh Cristo nuestro Dios, y fortalece la fe de los cristianos ortodoxos, ya que solo tú eres bueno y amigo del hombre.
 
 
 

Κοντάκιον. Ἦχος γ’. Ἡ Παρθένος σήμερον. 

 

Ἐκ τῆς θείας χάριτος, τὴν δωρεὰν τῶν θαυμάτων, εἰληφότες Ἅγιοι, θαυματουργεῖτε ἀπαύστως, ἅπαντα, ἡμῶν τὰ πάθη, τῇ χειρουργίᾳ, τέμνοντες, τῇ ἀοράτῳ Κῦρε θεόφρον, σὺν τῷ θείῳ Ἰωάννῃ, ὑμεῖς γὰρ θεῖοι ἰατροὶ ὑπάρχετε.

 
Condaquio tono 3º

Habiendo recibido el don de obrar milagros por la gracia divina, oh santos, realizais milagros sin cesar , eliminando todas nuestras enfermedades y pasiones mediante una cirugía invisible, oh divinamente sabio Ciro y glorioso Juan; porque ustedes son sanadores divinos.



Μεγαλυνάριον.

 
Χαίρετε πασχόντων θεραπευταί, Κῦρε θεοφόρε, Ἰωάννη τε θαυμαστέ· δωρεὰν γὰρ πᾶσι, παρέχοντες ἰάσεις, εὐεργετεῖτε πάντας, ὡς χριστομίμητοι.

 

Megalinario

 

Regocijaos sanadores de enfermos, Ciro teoforo, y Juan milagroso; porque a todos hacéis el bien y ofrecéis sanaciones, como imitadores de Cristo.    

 

 


Fuente: saint.gr, synaxarion.gr, 

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