Versos:
"Aunque la tierra está ausente de Xenofón, se deleita en el elegante banquete de sus palabras".
Jenofonte con su esposa e hijos murió el 26.
El 26 de este mes, conmemoramos a nuestro Santo Padre Xenofón, su esposa María y sus hijos Arcadio y Juan.
Cuando el viento se levantó y el cielo se oscureció los dos hermanos se aferraron mutuamente, presas del terror. Ellos no podían prevenir el desastre que se avecinaba.
En cuestión de minutos la embarcación en la cual estaban viajando –una nave de pasajeros en ruta desde Constantinopla a la ciudad Fenicia de Beirut en el año 460– se vio inundada por las inmensas olas del océano.
Gimiendo de pavor los aterrorizados marineros luchaban desesperadamente para evitar que el amenazado galeón se volcara. Pero sus esfuerzos fueron
inútiles; en menos de una hora, la embarcación maltratada por el viento, se
había hundido hasta el fondo llevándoselo todo consigo."Aunque la tierra está ausente de Xenofón, se deleita en el elegante banquete de sus palabras".
Jenofonte con su esposa e hijos murió el 26.
El 26 de este mes, conmemoramos a nuestro Santo Padre Xenofón, su esposa María y sus hijos Arcadio y Juan.
Cuando el viento se levantó y el cielo se oscureció los dos hermanos se aferraron mutuamente, presas del terror. Ellos no podían prevenir el desastre que se avecinaba.
En cuestión de minutos la embarcación en la cual estaban viajando –una nave de pasajeros en ruta desde Constantinopla a la ciudad Fenicia de Beirut en el año 460– se vio inundada por las inmensas olas del océano.
Inmersos en el rugiente remolino los dos hermanos – Juan y
Arcadio de Constantinopla– muy pronto se vieron separados y luchando por
mantenerse a flote mientras que la poderosa tormenta asolaba sobre ellos, como
un demonio furioso, y caían granizos e intensas lluvias de las nubes… Pronto
pareció que ellos habían desaparecido... sin dejar ninguna huella.
Mientras tanto, en la gran capital Bizantina los padres de
estos dos jóvenes en peligro nunca se imaginaron que en ese preciso instante
sus hijos batallaban para mantenerse vivos bajo una torrencial tormenta en el mar. Ni el
Venerable Xenofón ni su piadosa esposa María se hubieran podido imaginar que
esa gran tempestad asolando la costa de Fenicia (hoy parte del Líbano) algún día
se revelaría como la mano de la amorosa providencia.
Prominentes y sumamente adinerados, Xenofón era un noble
senador muy estimado en el gobierno Bizantino, bajo la autoridad del gran
Emperador Justiniano. Como su esposo, la siempre agradable a Dios, María, había
sido educada en una piadosa familia cristiana que insistió en poner al Señor
Jesucristo por encima de todo. Humildes y prácticos al mismo tiempo, esta
bondadosa pareja rezaba frecuentemente a Dios con una inmensa gratitud.
" Ο ΑΓΙΟΣ ΧΕΝΟΦΩΝ", [O Ayios Xenofon] EL SANTO XENOFON |
Ellos Le agradecían no sólo por su feliz matrimonio y sus felices vidas juntos, sino también por haberles enviado dos guapos
hijos a quienes ellos amaban más que la vida misma.
Desde tierna edad el alegre Arcadio y su igualmente enérgico hermano, Juan, probaron ser estudiantes excelentes y Cristianos dedicados, quienes ponían su fe en el Dios Todopoderoso por encima de todo. Y cuando ellos sobresalieron en la escuela, ganando todos los premios posibles, sus orgullosos padres los inscribieron como estudiantes en la altamente recomendada Escuela de Leyes en la ciudad cosmopolita de Beirut, una ciudad supremamente cultural ubicada en el corazón del imperio marítimo de Fenicia.
Según la mayoría de registros escritos, los dos jóvenes académicos salieron de Constantinopla alrededor del año 460 para comenzar sus estudios.
Pero entonces fue cuando sucedió el naufragio fruto de la tormenta que asoló el Mediterráneo.
Aunque los dichosos padres no tenían ningún indicio de lo que estaba sucediendo, de que la vida de sus hijos se encontraban en peligro. Pero, a causa de la benevolente providencia, ellos fueron arrojados por las rugientes corrientes en lugares diferentes de las costas Fenicias Más vivos que muertos los dos jóvenes se aferraron a los maderos destrozados de la embarcación. Una y otra vez las olas los amenazaron con ahogarlos… pero ellos se aferraron desesperadamente y, eventualmente, se libraron de ese oleaje inmisericorde. Juan pisó tierra cerca del poblado Fenicio de Melphythan mientras que su hermano se estrelló algunas millas al sur en la antigua ciudad de Tiro. Mojados y casi asfixiados por el agua del mar, cada uno de los sobrevivientes lloró amargamente mientras asumían mutuamente que su amado hermano había muerto.
Aunque los dichosos padres no tenían ningún indicio de lo que estaba sucediendo, de que la vida de sus hijos se encontraban en peligro. Pero, a causa de la benevolente providencia, ellos fueron arrojados por las rugientes corrientes en lugares diferentes de las costas Fenicias Más vivos que muertos los dos jóvenes se aferraron a los maderos destrozados de la embarcación. Una y otra vez las olas los amenazaron con ahogarlos… pero ellos se aferraron desesperadamente y, eventualmente, se libraron de ese oleaje inmisericorde. Juan pisó tierra cerca del poblado Fenicio de Melphythan mientras que su hermano se estrelló algunas millas al sur en la antigua ciudad de Tiro. Mojados y casi asfixiados por el agua del mar, cada uno de los sobrevivientes lloró amargamente mientras asumían mutuamente que su amado hermano había muerto.
Tan terrible fue el pensamiento de vivir sin su hermano
perdido que, de hecho, Arcadio y Juan decidirían retirarse del mundo para ser
monjes llevando vidas austeras de dolor afligido. Al final ellos terminarían
viviendo como monjes en dos comunidades de clausura... separados sólo por
algunas millas.
Pasaron dos largos años, durante los cuales los doloridos
padres de Arcadio y Juan lucharon por aceptar la tragedia que aparentemente les
había quitado a sus hijos para siempre.
Fueron
contactados algunos meses después del desastre, notificándoseles que la
gran embarcación se había hundido hasta el fondo y que nunca más se
había vuelto a ver a sus hijos. Para Xenofón y María, ambos piadosos
Cristianos,
era extremadamente difícil aceptar este acontecimiento como “la voluntad
de
Dios.”
Qué agonías sufrieron tratando de reconciliar sus corazones con este destino. Ninguno de sus dos hijos los contactó, posiblemente por el hecho de que ninguno era capaz de llevar las noticias de la muerte de su hermano a esas almas ancianas.Esperando
aliviar el dolor con una larga visita a los Santuarios Santos de
Palestina, los adoloridos padres llegaron a Tierra Santa en la cual,
eventualmente, se hicieron amigos de un viejo y sabio monje.
El
escuchó su trágica historia y pronto empezó a hacer averiguaciones.
Después de algunas semanas, llegó con un hecho sorprendente: dos
hermanos, ambos monjes, recientemente se habían reunido gozosamente.
Ambos habían sido víctimas de un naufragio… y cada uno de ellos había asumido -erróneamente– que su amado hermano había fallecido en el desastre en el mar.
Ambos habían sido víctimas de un naufragio… y cada uno de ellos había asumido -erróneamente– que su amado hermano había fallecido en el desastre en el mar.
Casi
sin atreverse a creer lo que oían los temerosos padres, rogaron por una
audiencia (búsqueda, investigación) de los dos hermanos monjes que
recientemente se
habían encontrado. La audiencia fue concedida prontamente por sus
abades. Y cuando
finalmente tuvo lugar, la gratitud que sintieron Xenofón y María fue tan
intensa que decidieron donar su cuantiosa fortuna a los pobres y entrar,
ellos
mismos, a vivir la vida monástica.
Tan
sorprendentemente como suena, los cuatro miembros de
esta bendita familia sólo podían concluir: Todo el incidente del
naufragio
había sido parte del trabajo de la Divina Providencia, la cual los había
estado
llamando a ellos desde el principio a vivir una vida religiosa.
Finalmente San Xenofón y sus dos hijos devotos residirían en el gran
Monasterio de San Saba
en Palestina mientras que María entró a la vida religiosa en el cercano Monasterio de San Teodosio. Posteriormente, el padre
y los hijos se dirigieron al desierto. Ellos murieron a edades avanzadas
alrededor del año 500 mientras alababan al Padre Todopoderoso y a Su Hijo Amado con innumerables
oraciones y actos de abnegación que incluían ayunos, trabajo duro y dormir a la
intemperie en el suelo.
Icono milagroso de San Xenofón en Mazotos, Chipre. |
Antigua Capilla y nueva Iglesia de san Xenofón en Mazotos, Chipre. |
Las vidas de San Xenofón, María y sus dos fieles hijos son
maravillosos ejemplos de la Providencia de Dios trabajando en el mundo de los
hombres que luchan. Por el hecho de que simpatizamos tan prontamente con la
súplica de los doloridos padres, es fácil imaginar el éxtasis sublime que ellos sintieron cuando se dieron cuenta que les habían sido devueltos sus hijos, y que toda la familia había
sido llamada a vivir una vida monacal de servicio al Señor a través de esta
extraordinaria sucesión de acontecimientos.
De las luchas de esta bendita familia aprendemos una
lección crucialmente importante sobre la grandeza de un Dios Amoroso, quien
nunca cesa de ayudar y guiar a aquellos que ponen su confianza en El.Ἀπολυτίκιον Ήχος δ'. Ό υψωθείς εν τω Σταυρώ.
Ως γενεά ευλογητή τω Κυρίω, της ουρανίου ηξιώθησαν δόξης, ασκητικώς δοξάσαντες Χριστόν επί της γης. Ξενοφών ο Όσιος, και η τούτου συμβία, συν τοις αριστεύσασιν, ιεροίς αυτών τέκνοις, ους ευφημούντες είπωμεν φαιδρώς χαίροις Οσίων χορεία τετράριθμε.
Otro apolitiquio tono 4º
Oh Dios de nuestros Padres, siempre relacionándote con nosotros gracias a Tú gentileza: No dejes de ser Misericordioso con nosotros, pero por sus ruegos guía a nuestras vidas en paz.
Otro apolitiquio tono 3º
Radiante de amor y habiendo mortificado las pasiones, os mostrasteis como vencedores, oh Santos. Con razón odiasteis todas las delicias terrenales y la gloria, y os volviste partícipes de la gracia celestial. Oh glorioso Jenofonte con tus augustos compañeros, intercede por nuestras almas.
Otro apolitiquio tono 3º
Radiante de amor y habiendo mortificado las pasiones, os mostrasteis como vencedores, oh Santos. Con razón odiasteis todas las delicias terrenales y la gloria, y os volviste partícipes de la gracia celestial. Oh glorioso Jenofonte con tus augustos compañeros, intercede por nuestras almas.
Κοντάκιον Ἦχος δ’. Ἐπεφάνης σήμερον
Ἐν αὐλαῖς ἠγρύμνησας ταῖς τοῦ Δεσπότου, τοῖς πτωχοῖς σκορπίσας σου, τόν πλοῦτον Μάκαρ ἱλαρῶς, σύν τῇ συζύγῳ καί τέκνοις σου· διό κληροῦσθε τήν θείαν ἀπόλαυσιν.
Condaquio tono 4º
Con tú compañera y tus hijos te mantuviste vigilante en las pruebas del Señor y con alegría distribuiste tu riqueza a
los pobres, Oh bienaventurado. Por ello es que todos ustedes han heredado el gozo divino.
FuenteS consultadas: *Texto publicado con autorización y bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury *naosagiasbarbaras.gr * apolitikia.gr *diakonima.gr