jueves, 14 de diciembre de 2023

Santos Mártires Tirso, Leucio y Calínico de Bitinia (s.III)

Santos Mártires Tirso, Leucio y Calínico de Bitinia.
 
 
Por San Nicolás Velimirovich.
 
Los santos Tirso y Leucio eran ciudadanos honorables de Cesarea de Bitinia, siendo el primero bautizado y el segundo catecúmeno cristiano.

Vivieron a mediados del s.III, durante la época del emperador Decio. Procedían de la región de Bitinia de Asia Menor y vivían en Cesarea. Pertenecían todos a distinguidas familias.  Tenían un carácter humilde y amaban a Dios "en amor sincero" ( II Cor. 6,6). Es decir, con un amor real libre de hipocresía.
Por eso evitaban el ruido de la publicidad, aunque sin embargo eran por todas partes conocidos a causa de sus vidas llenas de caridad.
 Calínico, sin embargo, era un sacerdote pagano. Cuando el heredero del emperador Decio, Cumbricius, un cruelísimo fanático idólatra, comenzó a torturar y asesinar sin piedad a cristianos, el intrépido Leucio apareció ante él y, reprochándole, dijo: "¿Por qué has librado una guerra contra tu propia alma, Oh Cumbricius?" 




 Santo Mártir Tirso





También fue azotado y encarcelado. La mano invisible de Dios lo curó de sus heridas, abrió la puerta de la prisión y lo sacó de allí. Tirso fue inmediatamente a Phileas, el obispo de Cesarea, para ser bautizado por él.
Después de su bautismo, fue nuevamente capturado y torturado, pero soportó las torturas, llevándolas como en un sueño y no en la realidad. Por el poder de su oración, muchos ídolos cayeron. El sacerdote pagano Calínico, al ver esto, se convirtió a la fe cristiana, y tanto él como Tirso fueron condenados a muerte. Calínico fue decapitado, y colocaron a Tirso en un ataúd de madera para cortarlo por la mitad. Sin embargo, el poder de Dios no lo permitiría, y la sierra no pudo cortar la madera. 
 
 



"ΜΑΡΤΎΡΙΟΝ ΤΩΝ ΑΓΊΩΝ ΘΎΡΣΟΣ ΚΑΙ ΛΕΎΚΙΟΣ",
[Martírion ton Ayíon Zírsos ke Léfkios] 
MARTIRIO DE LOS SANTOS TIRSO Y LEUCIO
  


 
 
Entonces San Tirso se levantó del ataúd y oró a Dios, dándole gracias por las torturas, y entregó pacíficamente su alma a su Señor.
A finales del siglo IV, el emperador Flavio construyó una iglesia a San Tirso cerca de Constantinopla y colocó sus reliquias sagradas en ella. El Santo se apareció en una visión a la Emperatriz Pulquería y la aconsejó enterrar las reliquias de los Cuarenta Mártires (9 de marzo) junto a las suyas.




HIMNO DE ALABANZA

Conocíais la fe, reconocísteis a Cristo,
Dísteis vuestros cuerpos para salvar vuestras almas:
Por esto vuestros nombres brillan en los cielos,
Y un fuego insaciable brilla en la Iglesia.
Héroes inmortales, rueguen por nosotros,
Que las nubes pecaminosas se aparten de nosotros.
Bendiro Leucio y noble Tirso, Gloriosos Calínico y digno Filemón,
y los otros que sufrieron tormentos graves-
Ahora sois ciudadanos de un universo mejor.




Los santos mártires Tirso, Leucio y Calínico de Bitinia. Menologio de Basilio II.


 
 
Oh bellos faros, rueguen por nosotros;
Mártires de Dios, oren por la Iglesia.
Conocísteis el amor, una posesión celestial,
La tierra no lo sabía, ni siquiera su verdadero nombre;
Lo vísteis completamente en el Hijo de Dios,
En el signo de la crucifixión y en su frente ensangrentada.
Ahora, estáis cerca de Dios y contempláis Su rostro.
Cubran nuestros pecados sus oraciones.



NOTAS:

* Estos tres santos también se conmemoran el 17 de agosto, pero allí el nombre Calinico es reemplazado por Coronato (Koronatos), una evidente confusión o error de copia.
 
 
 

 

"Ο ΆΓΊΟΣ ΘΎΡΣΟΣ", [O Ayios Zírsos]
SAN TIRSO

 

Santos Leucio, Tirso y Calínico, mártires (c. 250 p.c.) 

De las "Vidas de los Santos de A.Butler"

EN TIEMPO de la persecución de Decio, uno de los lugartenientes de este emperador se presentó en Cesárea de Bitinia para ejecutar el edicto promulgado contra los cristianos. Leucio, que era uno de los ciudadanos principales de aquel lugar, se atrevió a reprocharle su ardor por el culto a los ídolos. Inmediatamente fue por ello castigado con toda suerte de tormentos y, finalmente, decapitado.En el momento en que el lugarteniente estaba a punto de abandonar la

ciudad, un célebre atleta llamado Tirso, que había admirado la constancia de Leucio en los tormentos, se presentó a este oficial y públicamente le reprochó su idolatría. No pudo tolerar tal audacia el gobernador y, sin más forma procesal, entregó a Tirso a los verdugos. Pero a lo largo de las torturas infligidas a Tirso, se produjo toda una serie de prodigios. 

 

 

 

 

La víctima fue conducida a Apamea y, de allí, a Apolonia. Un gran sacerdote de los ídolos, llamado Calinico, se convirtió y fue decapitado con otros quince sacerdotes que siguieron su ejemplo. Al fin, Tirso sucumbió a los diversos suplicios que sucesivamente se le infligieron. Se debe, sobre todo, a la difusión de su culto, el que estos mártires hayan sido ilustres. Puede que haya habido una traslación del cuerpo de San Tirso a Nicomedia, aunque no se puede afirmar con certeza. A fines del siglo IV fue trasladado de Apolonia a Constantinopla. En occidente, el culto de este santo se propagó por ambos lados de los Pirineos. El resumen de las Actas muestra que los tres mártires no murieron el mismo día, sino que Leucio murió primero, después Calinico y, por último, Tirso. Por eso los nombres están colocados el 18, el 20, el 25 y el 27 de enero en el Martirologio Jeronimiano. En fin, el redactor del Martirologio Romano adoptó el 28.

Acta sanctorum, 28 de enero; Quentin, Les martyrologes hist., du Mojen Age, p.191; Delehaye, Les origines du cuite des martyrs, pp. 69, 102, 191, 223, 274.
 
 
 
 
 
 

 


 
Ἀπολυτίκιον Ἦχος γ'. Τὴν ὡραιότητα.
 
Tὴν ἑξαστέλεχον μαρτύρων φάλαγγα, ᾀσμάτων ἄνθεσιν ἀνευφημήσωμεν, ὡς καθαιρέτας τοῦ ἐχθροῦ καὶ στύλους τῆς εὐσεβείας· Θύρσον καὶ Φιλήμονα καὶ στερρὸν Ἀπολλώνιον, Ἀρριανόν Καλλίνικον καὶ τὸν ἔνδοξον Λεύκιον· αὐτοὶ γὰρ οὐρανίων χαρίτων κόσμῳ πυρσεύουσι τὴν αἴγλην.

Apolitiquio tono 3º

Con guirnaldas y canciones adornemos a los siete mártires, Tirso, Filemón, y Apolonio, Arianus, Calínico, Apollonia y Leucio gloriosos, porque destruyeron al enemigo y son pilares de la piedad. Juntos brillan en todo el mundo con rayos de gracia celestial.
 
 
Κοντάκιον Ἦχος δ’. Ἐπεφάνης σήμερον.
 
Τοὺς φωστῆρας ἅπαντες, τῆς Ἐκκλησίας, συνελθόντες σήμερον, ἐν ἐγκωμίοις ἱεροῖς, ἀνευφημοῦντες ὑμνήσωμεν, ὡς ἀθλοφόρους Χριστοῦ τοῦ Θεοῦ ἡμῶν.

 

Condaquio tono 4º

Reunámonos hoy y alabemos a las luminarias de la Iglesia, aclamándolos como portadores de trofeos de Cristo nuestro Dios.





Fuentes consultadas: optikonet.com, saint.gr, synaxarion.gr