Patriarca de Constantinopla (Juan IV, 582-595), famoso
principalmente por su asunción del título “patriarca ecuménico”; murió el 2 de
septiembre de 595. Fue criado (aparentemente también nacido) en Constantinopla.
Bajo el patriarca Juan III (Escolástico, 565-577) fue diácono en la iglesia Hagia Sophia; luego se convirtió en “sakellarios” (oficial que actúa como vicario del patriarca para los monasterios).
Tenía muy pocos conocimientos, pero era tan famoso por su vida ascética que ya era llamado “el Ayunador”.
Bajo Eutiquio I (restaurado
al patriarcado cuando
Juan III murió, 577-582) se convirtió en una persona importante
entre el clero de la ciudad. A la muerte de Eutiquio fue
nombrado patriarca por el emperador Tiberio II (578-582). Durante el reinado
del próximo emperador, Mauricio (582-602), todavía era un favorito en la corte.
Hay poco que decir de su vida además de la gran cuestión de su título. Se dice
que fue tolerante hacia
los monofisitas,
pero persuadió a Mauricio que mandara a quemar a cierto mago llamado Paulino.
Siempre tuvo gran fama por su ascetismo y caridad hacia
los pobres.Bajo el patriarca Juan III (Escolástico, 565-577) fue diácono en la iglesia Hagia Sophia; luego se convirtió en “sakellarios” (oficial que actúa como vicario del patriarca para los monasterios).
Tenía muy pocos conocimientos, pero era tan famoso por su vida ascética que ya era llamado “el Ayunador”.
La controversia sobre el título fue como sigue: esta disputa
no era nueva en tiempos de Juan IV; hasta entonces el obispo de Constantinopla había
sido llamado comúnmente “archiepískopos daì patriárches”, pero en varias épocas
(él y otros patriarcas) habían sido llamados “ikoumenikòs patriárches”. H.
Gelzer (Der Streit um den Titel des ökumenischen Patriarchen) piensa que se
volvió usual en el tiempo del cismaacaciano (484-519). La primera vez que se usó aplicado a
Constantinopla fue en 518 en una carta de los monjes de Antioquía a
Juan III (518-520). Antes de eso el patriarca de Alejandría había
sido llamado así por uno de sus obispos en el Concilio Ladrón de Éfeso (en el año
449; Gelzer, op. cit., p. 568). Desde 518 toda la combinación “archiepískopos
kaì o‘ikoumenikòs patriárches”, no se había usado comúnmente para dirigirse a
los patriarcas bizantinos, pero ellos no se habían llamado a sí mismos de este
modo antes de Juan IV.
Hay una diferencia real entre estos dos usos del título. Al
dirigirse a otra gente, particularmente superiores, uno puede siempre
permitirse un margen de lisonja---especialmente en tiempos bizantinos. Pero
cuando un hombre se
atribuye a sí mismo un título establece una reclamación formal a él. En 588
Juan el Ayunador realizó un sínodo en
Constantinopla para examinar ciertos cambios contra Gregorio, patriarca de
Antioquía (en este hecho ya se ve un signo de la creciente ambición de
Constantinopla. ¿Con qué derechodiscutía Constantinopla los asuntos de Antioquía?).
Parece que las actas de este sínodo se enviaron a Roma, y el Papa
Pelagio II (579-590) vio en ellas que se describía a Juan como “arzobispo y
patriarca ecuménico”. Parece que esta fue la primera vez que Roma notó el uso
de ese título; de cualquier modo, parece que fue la primera vez que se usó
oficialmente como un título reclamado---no sólo como una lisonja vaga. Pelagio
protestó contra la novedad y le prohibió a su legado en Constantinopla que
comulgara con Juan; dicha carta ha desaparecido pero se sabe de ella por la
carta posterior de Gregorio (Epp., V,
XLIII, en P.L., LXXVII, 771).
El Papa San Gregorio I Magno
(599-604), quien sucedió a Pelagio II, al principio tenía
buenas relaciones con Juan IV. Lo había conocido en Constantinopla cuando había
sido legado (apocrisiario) allí (578-584), y le había enviado
noticias sobre su elección como Papa en una carta
amistosa (Epp., I, IV, en P.L., LXXVII, 447). Se cree que al Juan a quien
dedicó su "Regula pastoralis" es a Juan de Constantinopla (otros
piensan que fue a Juan de Rávena, Bardenhewer,
"Patrology", tr Shahan, San Luis, 1908, p. 652). Pero en el año 593
este asunto del nuevo y arrogante título provocó una seria disputa. Se debe
señalar que Gregorio era todavía tan anticuado como para adherirse a la teoría
de tres patriarcados solamente, aunque oficialmente aceptaba los cinco
(Fortescue, "Iglesia Oriental Ortodoxa", p. 44). Sin embargo, no
estaba muy inclinado en absoluto hacia Constantinopla como patriarcado, y que reclamara
ser el patriarcado universal se parecía una insolencia inaudita. Juan había
azotado cruelmente a dos sacerdotes acusados de herejía, los
cuales apelaron al Papa. En la
correspondencia subsiguiente Juan asumió el título de patriarca ecuménico “en
casi todas las líneas” de su carta (Epp., V, XVIII, en P.L., LXXVII, 738).
Gregorio protestó vehementemente contra esto en una larga misiva dirigida
primero a Juan, luego al emperador Mauricio, a la emperatriz Constantina y a
otros. El argumentó que “si un patriarca se llama universal, de ese modo le
está quitando el título a otro” (Epp., V, XVIII, ibid., 740). El asumir un
título como éste fue un descaro especial del obispo bizantino, cuya existencia
como patriarca era del todo nueva y todavía incierta (Roma se había negado a
aceptar el tercer canon del Primer Concilio Ecuménico
de Constantinopla y el vigésimo octavo canon del Concilio de Calcedonia). Luego arguye
independencia de cualquier superior; mientras que, dice Gregorio, “¿Quién duda que la
Iglesia de Constantinopla está sujeta a la Sede
Apostólica?” (Epp., IX, XII, ibid., 957); y de nuevo: “No conozco ningún
obispo que no esté sujeto a la Sede Apostólica” (ibid).
El Papa rechaza claramente el adjetivo “universal” para
cualquier obispo, incluyéndose él mismo. Él dice que el Concilio
de Calcedonia había
querido aplicárselo a León I, pero que él lo había rechazado (Epp., V,
XVIII, ibid., 740, XX, 747, etc.). Esta idea descansa sobre el concepto erróneo (Hefele-Leclercq, "Histoire des Conciles", II,
Paris, 1908, págs. 834-5), pero su razón para tomar a mal el título para
cualquier obispo es obvia a través de sus cartas. “Él lo entendió como una
exclusión de todos los demás [privative quoad omnes alios], de modo que aquél
que se llame a sí mismo ecuménico, es decir, universal, piensa que todos los
demás patriarcas y obispos son personas privadas y que él mismo es el único pastor de toda la tierra habitada” (así mismo Horacio Giustiniani en
el Concilio
de Florencia; Hergenröther, “Focio”, I, 184). Por esta razón Gregorio no
escatima en lenguaje para denunciarlo. Es “arrogancia diabólica” (Epp., V, XX,
en P.L., XXVII, 746, XXI, 750, etc.); él que se llama a sí mismo de este modo
es un anticristo.
Para oponerse a
ello Gregorio asumió el título que han llevado desde entonces todos sus
sucesores. “Él rebatió el nombre “universal” y primero que todo comenzó a
llamarse a sí mismo al principio de sus cartas “siervo de los siervos de Dios”
(Servus
servorum Dei), con
suficiente humildad, dejando a todos sus sucesores esta
evidencia hereditaria de su humildad” (Juan Diácono, "Vita S.
Gregorii", II, I, en P.L., LXV, 87). Sin embargo, los patriarcas de
Constantinopla mantuvieron su título “ecuménico” hasta que se volvió parte de
su estilo oficial. El patriarca ortodoxo firma todavía “Arzobispo de
Constantinopla, Nueva Roma, y Patriarca Ecuménico”. Pero es notable que
incluso Focio (m. 891) nunca se atrevió a usar esa palabra
cuando escribía a Roma, y La Iglesia católica nunca la ha aceptado, pues se convirtió en símbolo de la arrogancia y
del cisma bizantino. En 1024 el emperador Basilio II
(963-1025) trató de persuadir al Papa Juan XIX (1024-1033) de que lo reconociera. El Papa
parece que estaba listo para hacerlo, pero un estallido de indignación a través
de Occidente y una severa carta del abad Guillermo de Dijon lo
hicieron recapacitar (Fortescue, “Iglesia Oriental Ortodoxa”, p. 167). Luego de
nuevo, en tiempos del cisma final, el Papa San
León IX le escribe
a Miguel Cerulario de
Constantinopla (en 1053): “Cuán lamentable y detestable es la sacrílega
usurpación con la que tú alardeas de ser el Patriarca Universal” (op. cit., p.
182). Ningún obispo católico desde entonces se ha atrevido a asumir dicho
título.
Respecto al
asunto en discusión, uno debe notar primero que Gregorio no conocía el idioma
griego. Él vio las palabras sólo en una versión en latín: “Patriarcha
universalis”, en el cual ciertamente sonaban más escandalosas que en griego. En sus cartas se ve
claramente cómo las entendió. Ellas parecen significar que toda la jurisdicción viene de un obispo, y que todos los demás
obispos son sólo sus vicarios y delegados. La teología católica no afirma esto del Papa o
de nadie. Los obispos diocesanos tienen
jurisdicción ordinaria, no delegada; ellos reciben su autoridad inmediatamente
de Cristo, aunque sólo la usen en la comunión de
la Santa Sede. Esa es la diferencia total entre los
ordinarios diocesanos y los vicarios apostólicos; todos los obispos no son vicarios apostólicos
del Papa. Ni ningún Papa ha asumido nunca el título de “obispo universal”,
aunque ocasionalmente otras personas los han llamado así en forma de
cumplimiento. Por lo tanto, es falsa la acusación de que los sucesores de Gregorio han usurpado el título
que tanto él rechazó.
Es otro asunto si Juan IV o algún otro patriarca de
Constantinopla realmente intentó promover una pretensión tan arrogante.
“O’ikoumenikòs patriárches” en griego es susceptible a una interpretación más
moderada. “‘E O’ikoumènes chóra” fue por largo tiempo un nombre para la tierra
cultivada y civilizada de los griegos, como opuesta al país salvaje de los
bárbaros, y a menudo se usaba para el Imperio Romano. Es por lo menos probable
que la cláusula “‘upèr tês o’ikouménes” en la Intercesión Griega de la LiturgiaBizantina]]
signifique el “imperio” (Fortescue, "Liturgia de San Crisóstomo", Londres, 1908, p. 106).
Puede ser, entonces, que “o’ikoumenikòs patriárches” sólo significara el
“patriarca imperial” como le contaban los griegos de Constantinopla a Anastasio Bibliotecario sobre el tiempo de
Focio (vea su declaración en Gelzer, op. cit., p. 572). Kattenbusch
(Konfessionskunde, I, 116) piensa que se debe traducir como “Reichspatriarch”,
incluso todavía así es falso. El patriarca de Constantinopla no tenía ninguna
clase de pretensión sobre la totalidad del imperio. Lo más que se puede
permitir es que si “ecuménico” significa sólo “de la corte imperial”, el título
(en este caso equivalente a “patriarca de la corte”) no es peor que un ejemplo
tonto de vanidad. Pero incluso en griego esta interpretación no es obvia de
ningún modo. En griego, también, un “sínodo ecuménico” es uno que tiene
autoridad para toda la Iglesia; los “doctoresecuménicos” (San Basilio el Grande, San Gregorio Nacianceno, San Juan Crisóstomo) son aquellos cuya
enseñanza debe ser seguida por todos. La comparación de Pichler con la forma
“obispo católico” ("Geschichte der kirchlichen Trennung", II, Munich, 1865, pp. 647 ss.) es absurda.
El miembro más humilde de la Iglesia es (en cualquier lenguaje) un católico; en
ningún lenguaje se le podría llamar ecuménico.
Otra disputa entre Juan el Ayunador y Gregorio fue sobre
algunas reliquias, especialmente la cabeza
de San
Pablo, que la corte de Constantinopla quería que el Papa les enviara, de la
cual Gregorio no estaba dispuesto a deshacerse; eventualmente le envió parte de
las cadenas de San Pablo. No son auténticas las
obras que aparecen en Migne atribuidas a Juan el Ayunador [un
tratado sobre la Confesión (P.G., LXXXVIII, 1889-1918), una obra más corta
sobre el mismo asunto (ibid., 1919-1932), "Sobre la Penitencia,
Temperancia y Virginidad" (ibid., 1937-1978)]. No existen obras
auténticas de él. A menudo se la ha confundido con un cierto monje capadocio,
Juan el Ayunador; quien vino a Constantinopla alrededor del año 1100. Cuando el
patriarca murió no dejó ninguna propiedad excepto un manto,
una sábana y un banquillo para orar, los cuales el emperador retuvo como
reliquias. La Iglesia Ortodoxa lo canonizó y celebra su
fiesta el 2 de septiembre. También es celebrado el 30 de Agosto, pero esta vez junto con otros dos Patriarcas de Constantinopla, San Alejandro y Pablo el Nuevo.
Ἀπολυτίκιον. Ἦχος δ'. Ταχὺ προκατάλαβε.
Χρισθεὶς θείῳ χρίσματι, τῆς Ἐκκλησίας ποιμήν, Θεῷ ἱεράτευσας, ἀγγελικῶς ἐπὶ γῆς, Ἰωάννη Πατὴρ ἡμῶν· σὺ γὰρ διὰ νηστείας, σεαυτὸν ἐκκαθάρας, κάθαρσιν τῶν πταισμάτων, τῷ σῷ λόγῳ παρέχεις, τοῖς πόθῳ Ἱεράρχα θερμῶς σοι προστρέχουσι.
Apolitiquio tono 4º. Ven pronto.
Ungido con el Espíritu divino, tú serviste en la tierra como pastor de la Iglesia y sacerdote de Dios angélicamente, oh Juan, padre nuestro; pues tú, habiéndote purificado con el ayuno, concede con tu palabra la limpieza de los errores a nosotros, que recurrimos calurosamente a ti con anhelo, oh Jerarca.
Κοντάκιον. Ἦχος δ’. Ὁ ὑψωθεὶς ἐν τῷ Σταυρῷ.
Ὡς τοῦ Προδρόμου κοινωνὸς ἐν τῇ κλήσει, τούτου ἐφάνης μιμητὴς καὶ τῇ πράξει· νηστείᾳ γὰς διέλαμψας καὶ βίῳ καθαρῷ· ὅθεν Ποιμενάρχην σε, τῶν οἰκείων προβάτων, ὁ Χριστὸς κατέστησεν, Ἰωάννη ἀξίως. Ὃν ἐκδυσώπει σώζεσθαι ἡμᾶς, τοὺς ἐκτελοῦντας, τὴν πάνσεπτον μνήμην σου.
Kontakion en el cuarto tono 4º. El elevado en la Cruz.
Te volviste como tu tocayo, el Precursor, oh Juan, pues estabas radiante de ayuno y pureza; Cristo te ha hecho un digno pastor de su rebaño; suplica que salve a quienes te veneran.
Fuentes consultadas: saint.gr, apostoliki-diakonia.gr, pemptousia.gr, Sinaxario de los doce meses del año de de San Nicodemo el Athonita, diakonima.gr