viernes, 13 de septiembre de 2024

San Cornelio el Centurión

Versos:
"De una vida de incredulidad llevaste a Cornelio, las primicias de los fieles de las naciones, mi Cristo".

Es un hecho extraordinario: El hombre de quien frecuentemente se dice que ha sido el primer Gentil Cristiano, era un Traciano poco conocido que vivió en Palestina.
Su emocionante conversión, sucedida en los años inmediatamente posteriores a la Muerte y Resurrección de Jesús, jugaron un rol fundamental en la propagación del Cristianismo en todo el mundo conocido de ese entonces.
El nombre de ese converso fue “Cornelio el Centurión”, un oficial militar Romano que servía en la región de Cesaréa en Palestina, a quien su destino se le apareció bajo la forma de un mensajero alado enviado por Dios. Cuando el ángel le dio el mensaje, San Cornelio difícilmente podía creer lo que había escuchado: 
 
 




Cornelio el centurión, primer gentil cristiano





«Tus oraciones y tus limosnas han subido como memorial ante la presencia de Dios. Ahora envía hombres a Joppe y haz venir a un tal Simón, a quien llaman Pedro. Este se hospeda en casa de un tal Simón, curtidor, que tiene la casa junto al mar. Él te dirá lo que debes de hacer» (Hechos 10, 4-6)
En otras palabras, Cornelio había recibido una importante misión: Contactarse con el Apóstol Pedro –quien en ese entonces estaba predicando en Joppe- y pedirle reunirse con él para aprender sobre el Evangelio de la nueva y recién formada Iglesia Cristiana.
La historia de la épica conversión de San Cornelio se dio sólo algunos años después de la crucifixión de Jesucristo en Jerusalén. Esta epopeya se inició posteriormente a su asignación como oficial de la Armada Romana (él comandaba cien hombres, de ahí su rango de “Centurión”) en la guarnición de Palestina.
 
 










Era un hombre virtuoso que frecuentemente daba limosnas a los pobres, por lo que debe de haber sido del agrado de Dios ya que San Pedro respondió inmediatamente a su solicitud accediendo a reunirse con él.
La disponibilidad de San Pedro para realizar ese viaje resulta fácil de entender cuando leemos las palabras inspiradoras que le fueron dichas al momento en que recibió la solicitud: “Ellos respondieron: «El centurión Cornelio, hombre justo y temeroso de Dios, reconocido como tal por el testimonio de toda la nación judía, ha recibido de un ángel santo el aviso de hacerte venir a su casa y de escuchar lo que tú digas.»” (Hechos 10, 22) 
Cornelio fue un siervo obediente del ángel. Pero lo que él no sabía era que el gran Apóstol había recibido con anterioridad una visión angélica, en Joppe: en esa visión observó cómo se desenvolvía un gran mantel, venido del Cielo, en el que 
había una gran variedad de animales domésticos y salvajes. 
 
 











Aturdido por la visión, el fiel Pedro también se quedó sorprendido al escuchar una voz diciéndole que también era aceptable alimentarse de esas criaturas.
Antes de esa chocante visión, la nueva religión basada en el Evangelio de Jesús había estado restringida a la comunidad Judía, la cual estaba regida por un conjunto de estrictas reglas espirituales y alimenticias. Estas reglas prohibían alimentarse de animales considerados “impuros,” según tradiciones muy antiguas. Esa es la razón por la cual cuando San Pedro vio el mantel desplegado, reaccionó alarmado y clamó al Señor: «jamás he comido nada profano e impuro.» (Hechos 10, 14)
Dios respondió inmediatamente tal como lo vemos en Hechos 10, 15: «Lo que Dios ha purificado no lo llames tú profano.»
 
 










En otras palabras, de acuerdo a los Padres de la Iglesia, Dios le estaba diciendo a San Pedro que desde ese momento las leyes tradicionales de los Judíos referidas a la comida y que prohibía alimentarse de esos animales, no sería aplicada a los nuevos cristianos. El Cristianismo no debía estar limitado a la comunidad Judía sino que debía extenderse a la conversión de los Gentiles. Esto explica la razón por la cual –justamente después de haber experimentado la visión del mantel extendido- San Pedro fue instruido a visitar al Gentil Cornelio, quien quería preguntarle sobre el Santo Evangelio y la posibilidad de volverse Cristiano. 
Lo que siguió fue un hito importante en la historia de la propagación de la nueva religión. En primer lugar, Cornelio, su familia y sus amigos, se convirtieron a la nueva y fueron bautizados (Hechos 10, 1-48) después de haber escuchado por algunas horas la poderosa predicación de San Pedro. Posteriormente Cornelio fue, prontamente, ordenado obispo por su nuevo líder espiritual –luego de lo cual fue enviado a la ciudad de Scepcius para predicar el Evangelio. Al llegar al lugar, el entusiasmado converso se dio cuenta de que el Templo Romano estaba plagado de ídolos de dioses paganos.
 
 
 






 
 
También se sintió muy perturbado al constatar que el “hombre sabio” local –un famoso príncipe y filósofo, llamado Demetrio- veneraba varias deidades griegas, incluidas Apolo y Zeus. Cuando este tal Demetrio le ordenó a Cornelio hacerles una reverencia y adorar a estos falsos dioses, el valeroso Centurión se negó. A pesar de ser amenazado con castigos se mantuvo fiel a su nueva fe. ¿Qué debía hacer para resistir a la tentación de la idolatría? Decir la verdad. 
Cuando el molesto Demetrio le preguntó a Cornelio que por qué había venido a Scepcius, el converso respondió rápidamente con palabras como las siguientes: “He venido aquí para liberarte a ti y a tus conciudadanos de la oscuridad de la ignorancia, y guiarlos a todos ustedes hacia el conocimiento de la luz verdadera. Si tú deseas saber a quién sirvo yo, entonces has de saber que mi rango es el de Centurión. 
 
 
 









Cuando me enteré de que tú y tu esposa, y todos aquellos a quienes gobiernas, se encuentran sumidos en un gran error, decidí venir para liberarlos del engaño de los demonios y guiarlos en el camino de la verdad; y reconciliarlos con el único Dios viviente, quien ha hecho el cielo y la tierra y todo lo que ella contiene.” 
El enfurecido príncipe le demandó inmediatamente a San Cornelio que ofreciera sacrificio a los ídolos. El Centurión se negó. Luego de voltearse hacia el Este, según se dice, se hincó de rodillas y rezó fervientemente al Señor, en medio de aquel templo abarrotado: “Oh Dios, que has hecho temblar la tierra y has arrojado a las montañas a las profundidades del mar, Quien por la mano de Daniel aplastaste a Baal, mataste a la serpiente y acallaste el rugir de los leones, habiendo preservando ileso a tu siervo; destruye estos ídolos y a Tu gente concédeles entendimiento, para que puedan percibir el poder de Tu mano.”
 










En cuestión de minutos ambos hombres comenzaron a sentir la tierra temblando y sacudiéndose debajo de sus pies. El poderoso terremoto que se produjo a continuación destruyó el templo completamente … dejando también a la esposa y al amado hijo del príncipe atrapados bajo los escombros. Algunas horas más tarde cuando el sacerdote del Templo, llamado Barbates, se encontraba en las ruinas, escuchó los gritos de algunas de las víctimas del derrumbe. Rápidamente corrió a informarle a Demetrio que ambos estaban vivos – y que estaban alabando al Dios de los Cristianos.
Demetrio se dijo a sí mismo: ¿Quién podría liberar a su esposa Evanthia y a su amado hijo de las destrozadas ruinas? Arrepentido y en lágrimas, el Príncipe mandó a traer al Centurión del calabozo en el cual estaba prisionero y le rogó que intercediese ante la deidad Cristiana para localizar y liberar a las dos víctimas. 
 
 
 




Cornelio implorando a Dios, bajo las ruinas  la esposa y el hijo del 
príncipe  y filósofo Demetrio, y Centurión enterrado junto al templo.





Cuando el evangelizador hizo lo que se le pidió, Demetrio se convirtió instantáneamente a la nueva religión… y con él cerca de 300 de sus súbditos.
San Cornelio vivió hasta una edad muy avanzada luego de lo cual murió y fue enterrado cerca de las ruinas del templo que había sido destruido. Sin embargo, su historia aún no había terminado. Muchos años después del entierro del Centurión, cuando sus compañeros cristianos ya habían olvidado el lugar donde había sido sepultado, Silouan, el obispo de la región, tuvo una visión en la cual San Cornelio se le apareció y le pidió que fuese construída una Iglesia sobre su tumba. Silouan obedeció y la Iglesia pasó prontamente a formar parte del paisaje de Tierra Santa.
 
 




San Cornelio el Centurión. 13 de Septiembre.





La vida de San Cornelio nos muestra cómo Dios escoge frecuentemente a los individuos menos aparentes para llevar a cabo sus objetivos en el mundo. Como soldado romano y gentil, este reverente hombre del deber fue separado del mundo cultural en el que había recibido las primeras revelaciones del Cristianismo. Pero por el hecho de que Cornelio era un hombre justo y honesto que amaba a su prójimo como a sí mismo, Dios lo escogió para que fuese un agente de cambio que introduciría la nueva religión a un mundo más amplio, no judío, que se encontraba más allá de los alrededores de Jerusalén. 
Su historia nos enseña que el llamado a la fe puede llegar a cualquier persona cuyo corazón está dispuesto a recibirlo.

Hechos de los Apóstoles 10 (Vídeo)

Personas de la Biblia - Cornelio (Audio)
 
 
 
 
 
 
 

 


 
 
Ἀπολυτίκιον (Κατέβασμα) Ἦχος δ’. Ὁ ὑψωθεῖς ἐν τῷ Σταυρῷ.

Δικαιοσύνης διαπρέπων τοῖς ἔργοις, τὸν φωτισμὸν τῆς εὐσεβείας ἐδέξω καὶ ἀποστόλων σύμπονος ἐδείχθης ἀληθῶς· τούτοις κοινωνήσας γάρ, δι' ἐνθέων καμάτων τοῦ Χριστοῦ τὴν σάρκωσιν ἀνέκραξας πᾶσι· μεθ' ὧν δυσώπει σῴζεσθαι ἡμᾶς τοὺς σὲ τιμῶντας, παμμάκαρ Κορνήλιε.

Apolitiquio tono 4º (SIMILAR AL MODELO: Ὁ ὑψωθεῖς ἐν τῷ Σταυρῷ [O Ιpsozís en to Stavró], El elevado en la Cruz)

Como partícipe de los caminos y sucesor del trono de los apóstoles, Oh inspirado por Dios, encontraste en la disciplina un medio para ascender en la visión divina. Por eso es que habiendo entendido correctamente la verdad del Logos, también defendiste la Fe, aún con tu propia sangre, oh hieromártir Cornelio. Intercede ante Cristo nuestro Dios para que se salven nuestras almas.  
 
 


Κοντάκιον. Ἦχος δ’. Ἐπεφάνης σήμερον.
 
Ἀπαρχὴν ἁγίαν σε ἡ Ἐκκλησία, ἐξ ἐθνῶν ἐδέξατο, καταφωτίζουσαν αὐτήν, ταῖς ἐναρέτοις σου πράξεσιν, Ἱερομύστα θεόφρον Κορνήλιε. 

Condaquio tono 4. Hoy te has aparecido.

Habiendo vivido piadosamente la vida de un Jerarca, y habiendo transitado el camino del martirio, ayudaste a eliminar la idolatría y defendiste tú rebaño con la sabiduría de Dios. Por ello te veneramos clamando desde nuestros corazones: para que tus oraciones nos liberen del peligro, Oh Cornelio, padre nuestro.



Fuentes consultadas: *Texto publicado con autorización y bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury.*saint.gr *synaxarion.gr

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