Versos:
"Tú también has probado la muerte, bendito Díos.
Glorioso en tu nombre, pero más en tus obras".
En el decimonoveno murió el
renombrado Díos.
El Venerable Díos (del gr. "Δίος")
nació en la ciudad de Antioquía, en Siria, en los años del gran Teodosio
(reinado del 379 al 395 d.C.), en una familia cristiana piadosa. Desde los años
de su juventud se destacó por su sobriedad, comía poco y no todos los días, y
humillaba su carne con la vigilia y la oración incesante. Por estas obras, el
Señor concedió a Díos el desapasionamiento y el don de realizar milagros.
El Señor en una visión le ordenó a Díos ir a Constantinopla
y allí servirle a Él y al pueblo. Díos se instaló más allá de la ciudad en un
lugar solitario, donde la gente temía vivir. Venerable Díos se enfrentó
valientemente con los espíritus malignos que intentaron expulsarlo de este
lugar. El Señor escuchó la oración de Su Santo: su bastón echó raíces, comenzó
a crecer y con el tiempo se transformó en un inmenso roble, que se mantuvo
durante mucho tiempo incluso después de la muerte del Santo.
Los habitantes de los alrededores comenzaron a acudir al
Santo para pedir consejo y orientación, y suplicaban curación de los males del
cuerpo y del alma. Por medio de la oración, san Díos curó a los enfermos, y lo
que le ofrecían lo distribuyía entre los pobres, las personas sin hogar y los
enfermos.
Venerable (Osio) Díos de Antioquía |
Los sucesos sobre Díos llegaron incluso al emperador
Teodosio el Joven (408-450) y acudió al Santo para recibir bendiciónes junto
con el Patriarca Atticus de Constantinopla (406‑425),
quien le ordenó sacerdote. Realizó sus deberes sacerdotales con mucho
entusiasmo y precisión. Ante sus feligreses, fue modelo de un padre espiritual,
ofrenciendo cuidado y atención a todos y siendo un gran consejero
familiar. El emperador quería que se construyera un monasterio donde el santo
viviera en ascetismo, y proporcionó los medios para su construcción. El
patriarca ordenó a Díos abad. Pronto numerosos hermanos monásticos se reunieron
junto a San Díos.
A una avanzada edad, el venerable Díos se enfermó
gravemente. Se despidió de los hermanos, comulgó los Divinos Misterios y se
tendió en su cama, estando a punto de morir. En el monasterio para el servicio
funerario estaban el Patriarca Atticus (celebra Domingo de los Lácteos) y también el
Patriarca Alejandro de Alejandría, que estaba en Constantinopla. El santo
anciano se levantó inesperadamente de su lecho de muerte y dijo: "El Señor
me ha dado quince años de vida". Grande fue la alegría de los hermanos.
San Díos realmente vivió otros quince años, ayudando a todos
con orientación y consejos, sanando a los enfermos y preocupándose por los
pobres y las personas sin hogar. Poco antes de morir, un hombre radiante
vestido de sacerdote se le apareció en el altar de la iglesia y le predijo el
inminente día de la muerte. Habiendo dado gracias al Señor por esta noticia,
San Díos murió en silencio y fue enterrado en su monasterio (alrededor del año
430).
Has demostrado ser un ciudadano del desierto, un ángel en la carne, y un trabajador maravilloso; Oh, Díos, nuestro Padre Portador de Dios. Mediante el ayuno, la vigilia y la oración obtuviste dones celestiales, y resucitas a los enfermos y las almas de aquellos que recurren a ti con fe. Gloria a Aquel que te ha dado fuerza. Gloria al que te ha coronado. Gloria al que realiza curaciones a todos a través de ti.
Otro apolitiquio tono 4º
Oh, Venerable Padre, viviste una vida santa y angelical, y
fuiste un recipiente de la gloria del Espíritu; porque realizando señales y
milagros, fuiste resplandeciente entre los Venerables. Por eso te alabamos, oh Díos
bendito.
Condaquio tono 2º
En Dios, fuiste armado con la pureza de alma; y tomando en
la mano la oración incesante como si fuera una lanza, Díos, derribaste
poderosamente a todas las hordas demoníacas, oh Padre que haces milagross y
señales y rezas incesantemente por todos nosotros.
Fuente: saint.gr, synaxarion.gr, diakonima.gr