viernes, 19 de julio de 2024

Osio Díos de Antioquía, el Milagroso (+430)

Versos:
"Tú también has probado la muerte, bendito Díos. Glorioso en tu nombre, pero más en tus obras". 
En el decimonoveno murió el renombrado Díos.


El Venerable Díos (del gr. "Δίος")  nació en la ciudad de Antioquía, en Siria, en los años del gran Teodosio (reinado del 379 al 395 d.C.), en una familia cristiana piadosa. Desde los años de su juventud se destacó por su sobriedad, comía poco y no todos los días, y humillaba su carne con la vigilia y la oración incesante. Por estas obras, el Señor concedió a Díos el desapasionamiento y el don de realizar milagros.
 
El Señor en una visión le ordenó a Díos ir a Constantinopla y allí servirle a Él y al pueblo. Díos se instaló más allá de la ciudad en un lugar solitario, donde la gente temía vivir. Venerable Díos se enfrentó valientemente con los espíritus malignos que intentaron expulsarlo de este lugar. El Señor escuchó la oración de Su Santo: su bastón echó raíces, comenzó a crecer y con el tiempo se transformó en un inmenso roble, que se mantuvo durante mucho tiempo incluso después de la muerte del Santo.
 
Los habitantes de los alrededores comenzaron a acudir al Santo para pedir consejo y orientación, y suplicaban curación de los males del cuerpo y del alma. Por medio de la oración, san Díos curó a los enfermos, y lo que le ofrecían lo distribuyía entre los pobres, las personas sin hogar y los enfermos.
 
 




Venerable (Osio) Díos de Antioquía



 

Los sucesos sobre Díos llegaron incluso al emperador Teodosio el Joven (408-450) y acudió al Santo para recibir bendiciónes junto con el Patriarca Atticus de Constantinopla (406425), quien le ordenó sacerdote. Realizó sus deberes sacerdotales con mucho entusiasmo y precisión. Ante sus feligreses, fue modelo de un padre espiritual, ofrenciendo cuidado y atención a todos y siendo un gran consejero familiar. El emperador quería que se construyera un monasterio donde el santo viviera en ascetismo, y proporcionó los medios para su construcción. El patriarca ordenó a Díos abad. Pronto numerosos hermanos monásticos se reunieron junto a San Díos.
El monasterio necesitaba un pozo. Lo cavaron durante mucho tiempo sin éxito. A través de la oración de Díos, el Señor produjo un manantial de agua pura, que pronto llenó todo el pozo. Una vez, a través de su oración, el monje resucitó a un hombre que se había ahogado. Y muchos otros milagros, el Señor obró a través de Su Santo.
 
 








A una avanzada edad, el venerable Díos se enfermó gravemente. Se despidió de los hermanos, comulgó los Divinos Misterios y se tendió en su cama, estando a punto de morir. En el monasterio para el servicio funerario estaban el Patriarca Atticus (celebra Domingo de los Lácteos) y también el Patriarca Alejandro de Alejandría, que estaba en Constantinopla. El santo anciano se levantó inesperadamente de su lecho de muerte y dijo: "El Señor me ha dado quince años de vida". Grande fue la alegría de los hermanos.
San Díos realmente vivió otros quince años, ayudando a todos con orientación y consejos, sanando a los enfermos y preocupándose por los pobres y las personas sin hogar. Poco antes de morir, un hombre radiante vestido de sacerdote se le apareció en el altar de la iglesia y le predijo el inminente día de la muerte. Habiendo dado gracias al Señor por esta noticia, San Díos murió en silencio y fue enterrado en su monasterio (alrededor del año 430).


Apolitiquio tono 1º

Has demostrado ser un ciudadano del desierto, un ángel en la carne, y un trabajador maravilloso; Oh, Díos, nuestro Padre Portador de Dios. Mediante el ayuno, la vigilia y la oración obtuviste dones celestiales, y resucitas a los enfermos y las almas de aquellos que recurren a ti con fe. Gloria a Aquel que te ha dado fuerza. Gloria al que te ha coronado. Gloria al que realiza curaciones a todos a través de ti.


Otro apolitiquio tono 4º

Oh, Venerable Padre, viviste una vida santa y angelical, y fuiste un recipiente de la gloria del Espíritu; porque realizando señales y milagros, fuiste resplandeciente entre los Venerables. Por eso te alabamos, oh Díos bendito.

Condaquio tono 2º

En Dios, fuiste armado con la pureza de alma; y tomando en la mano la oración incesante como si fuera una lanza, Díos, derribaste poderosamente a todas las hordas demoníacas, oh Padre que haces milagross y señales y rezas incesantemente por todos nosotros.









Fuente: saint.gr, synaxarion.gr, diakonima.gr

Translate