viernes, 21 de junio de 2024

Santo Mártir Juliano de Cilicia

Versos: 
"De qué aguante digno del cielo es el saco, en el que Julián es arrojado al mar". (21 Junio)
El veintiuno Juliano entró en lo profundo de un saco.
Para el 16 de marzo:
"Juliano fue sumergido en las profundidades del mar, donde encontró a Cristo la perla preciosa".

San Julián (del gr "Ιουλιανός",[Iulianós]) hijo de un senador pagano y de una madre cristiana, nació en la ciudad de Diocesarea de Cilicia. A la muerte de su padre, la madre de Julián se mudó a Tarso, otra ciudad de Cilicia. Aquí ella bautizó al joven Julián, enseñándole, junto con las letras, los principios básicos de la fe y las reglas de la piedad cristiana.
Cuando Julián tenía 18 años, surgió una gran persecución contra los cristianos, instigada por el emperador romano Diocleciano (284-305). Julián estaba entre los cristianos arrestados y llevados ante el magistrado Marciano para ser juzgados. Pero ni los tormentos, ni las amenazas crueles, ni las promesas de obsequios y honores podrían hacer que los jóvenes piadosos se apartaran de Cristo y ofrecieran sacrificios a los ídolos paganos.
Durante todo un año llevaron a Julián de ciudad en ciudad en Cilicia, sometiéndolo a torturas en todas partes, pero él, valientemente, se mantenía firme en su confesión de fe en Jesucristo.
 
 






 
 
 
 
Cuando Julián fue llevado a la ciudad costera de Egaia, los paganos le forzaron a abrir la boca al santo mártir y se la llenaron de carne y sangre que habían sido ofrecidas a los ídolos, pensando así en profanar al inmaculado y santo siervo de Cristo con sacrificios impuros. Luego encerraron a Julián en un calabozo. Su piadosa madre, que le había estado acompañando a todas partes, orando al Señor para que fortaleciera a Juliano en su dolorosa prueba, fue allí para verle. Cuando fue atrapada por los torturadores y llevada ante el magistrado, ella rogó que le concedieran tres días en el calabozo con su hijo para convencerle, persuadiéndole para que adorara a los ídolos. El magistrado le concedió su petición. Pero al contrario ella, pasando el día y la noche en el calabozo conversando con su hijo, lo exhortó con lágrimas y amor maternal a soportar estos tormentos temporales hasta el fin, para recibir del Señor bendiciones eternas en el reino de los mártires.
 
 
 
 







 
Cuando pasaron los tres días, Julián fue llevado, junto con su madre, ante el magistrado para su juicio. Pensando el magistrado que la madre había logrado persuadir a su hijo para que trajera ofrendas a los ídolos, comenzó a alabarla por sus exhortaciones, pero ella comenzó a confesar el nombre de Jesucristo en voz alta y sin temor, y condenó la impiedad pagana. Juliano también confesó y glorificó a Jesucristo como el único Dios verdadero, condenando el panteísmo de los paganos.
El enfurecido magistrado ordenó que ambos, madre e hijo, fuesen torturados. Después de muchos tormentos, le cortaron los pies a la madre del santo, los pies con los que había viajado desde Tarso siguiendo a su hijo.
El santo mártir Julián fue puesto en un saco lleno de arena y varios reptiles venenosos, y arrojado al mar. De este modo llegó Julián al final de sus sufrimientos. 
No mucho después, su piadosa madre sufrió la muerte por martirio, y ambos recibieron las coronas de la victoria por parte de Cristo Dios.
El cuerpo de San Julián fue llevado a la orilla por las olas, y allí fue encontrado por una viuda piadosa de Alejandría que lo enterró con honores. Posteriormente, las reliquias santas de Juliano fueron llevadas a Antioquía. 
 
 
 








 
San Juan Crisóstomo, cuando era un presbítero en esa ciudad, honró la memoria del santo mártir Juliano con palabras de alabanza, diciendo: "De la boca del mártir procedía una voz santa y, junto con la voz, emanaba una luz más brillante que los rayos del sol". Además, agregó: "Toma a cualquiera, ya sea un loco o un poseído, y llévalo a la tumba de este santo donde descansan las reliquias del mártir y verás cómo [el demonio] sin falta, saltará y huirá como de un fuego". Es obvio, a partir de estas palabras, que deben haber ocurrido numerosos milagros en la tumba de San Julián.
 
 
 
 
 
 

 
 

Apolitiquio tono plagal del 1º  (MODELO: "Τν συνάναρχον Λόγον", [Ton sinánarjon Lógon], “Al Logos coeterno")
 
Ἀπολυτίκιον  (Κατέβασμα) Ἦχος πλ. α’. Τὸν συνάναρχον Λόγον.
 
Μητρικαὶς ὑποθήκαις μυσταγωγούμενος, πανευκλεὴς στρατιώτης ὤφθης Χριστοῦ τοῦ Θεοῦ, παντευχίαν μυστικὴν περιζωσάμενος• ὅθεν καθεῖλες τὸν ἔχθρον, ὡς γενναῖος ἀριστεύς, καὶ ἤθλησας θεοφρόνως, Ἰουλιανὲ θεόφρον, ὑπὲρ ἠμῶν ἀεὶ πρεσβεύων Θεῶ.

Apolitiquio tono plagal del 1º  

Oh, inspirado Julián, tu madre te guió para convertirte en un glorioso soldado de Cristo. Estabas vestido con la armadura del Espíritu, entrando en el combate y destruyendo al enemigo. Ahora ruega a Cristo nuestro Dios por todos nosotros.
 

Condaquio tono 2º

Hoy alabamos a Julián, el guerrero santo e inconquistable, el campeón y el recipiente de la verdad a quien clamamos: Intercede ante Cristo nuestro Dios por todos nosotros.






Fuentes consultadas:saint.gr, . Sinaxario de San Nicodemo el Athonita de los Doce Meses del Año- vol. II- Ed. Domos 2005, diakonima.gr


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