Versos:
"Y fuiste puesto a la derecha de Cristo, oh Pedro,
Salvado desnudo del mar de la vida."
En este día conmemoramos a nuestro Venerable y Portador de Dios Padre Pedro que vivió en el ascetismo en la Santa Montaña de Athos.
Nuestro renombrado padre Pedro, tenía a Constantinopla como
su tierra natal, y sus padres, piadosos y distinguidos miembros de la sociedad de allí, lo habían criado según con los mandamientos de Cristo, manteniendo el temor por Dios en
su hogar. Así, el grande y maravilloso Pedro se convirtió en este buen fruto
que brotó de ellos.
Sus padres buscaron educar a su amado hijo en toda forma de
sabiduría divina y humana, y habiendo adquirido unas muy buenas calificaciones, se alistó al ejército. Ascendió bastante, pero se mantuvo honesto. Y aunque se encontraba entre los solemnes, le encantaba hacerse amigo de los más pequeños y visitar sus humildes hogares para brindar consuelo y alivio a sus privaciones y tristezas. Más tarde fue honrado con el oficio imperial
conocido como “Scholarios”*.
Venerable y Portador de Dios Pedro el Athonita |
El emperador de los romanos en ese momento, admirando la
extraordinaria valentía del Santo, le nombró, contra su voluntad, el primero
sobre las órdenes militares. Luego fue enviado para luchar contra los agarenos**,
quienes en ese momento invadieron y esclavizaron áreas pertenecientes a los
romanos.
Cuando Pedro fue a la batalla, fue derrotado y capturado por
los agarenos, de acuerdo con el inefable juicio de Dios, fue encerrado en una
prisión oscura y sucia y atado con cadenas. Cuando Pedro se desesperó ante
cualquier salvación de los hombres, se entregó por completo a una intensa
oración a Dios, y suplicó al gran y maravilloso Nicolás, a quien reverenciaba
desde que era un niño pequeño, y le prometió que si era liberado de sus
ataduras y de la prisión, entonces abandonaría de inmediato el mundo y todas
las cosas mundanas, y se convertiría en un monje, tal como le había prometido
inicialmente a Dios hacer.
Entonces Nicolás, el siervo e imitador del filántropo Dios,
no pasó por alto la fe y las lágrimas del Santo, y se apareció en sus sueños
junto con el anciano Simeón, el Receptor de Dios, y juntos liberaron a Pedro de
esas pesadas e indestructibles cadenas y le aconsejaron que fuera a la antigua Roma.
Cuando el santo llegó allí, se rapó la cabeza y se puso el esquema monástico.
Luego, entrando en un barco, partió de Roma. Guiado, por lo tanto, por la
revelación divina, llegó al extremo sur de la montaña de Athos, que en ese
momento no estaba habitado por monjes, y estaba completamente deshabitado. Allí encontró una cueva, y el bendito se
instaló tranquilamente, alimentándose de hierbas silvestres y completamente
desnudo, porque a lo largo de los años su ropa se deshizo por completo. Estaba
cubierto solo por los pelos de su cabeza y barba, y ceñido con hojas de plantas.
Después de soportar valientemente muchas batallas y tentaciones de los demonios,
el santo asceta fue hecho digno de tener
visiones divinas, y de ser alimentado con pan angelical, llamado maná, que era esencialmente
irreconocible por la gente. Con una vida sobrenatural más angelical que humana,
el bendito Pedro pasó así cincuenta y tres años completos, antes de partir
hacia su anhelado a Cristo. Cuando durmió en el Señor, los monjes le enterraron con honor, como padre y guía suyo.
Sus acciones virtuosas fueron completamente reveladas por
Dios a un cazador, como se relata su biografía más larga. Este relato fue
escrito en griego por el santo Gregorio de Tesalónica, también llamado Palamás.
San Gregorio Palamás |
San Pedro el Athonita, primer asceta del Monte Athos
San Pedro de Athos, un griego de nacimiento, sirvió como
soldado en los ejércitos imperiales y vivió en Constantinopla. En el año 667,
durante una guerra contra los sirios, San Pedro fue tomado cautivo y encerrado en
una fortaleza en la ciudad de Samara, en el río Éufrates.
Durante mucho tiempo languideció en la cárcel y reflexionó
sobre cuál de sus pecados había traído el castigo de Dios sobre él. San Pedro
recordó que una vez tuvo la intención de dejar el mundo e ir a un monasterio,
pero no lo había hecho. Comenzó a observar un ayuno estricto en la prisión y a
orar fervientemente, y le suplicó a San Nicolás, el Realizador de Milagros, que intercediese ante Dios por él.
San Nicolás se le apareció en un sueño a Pedro y le aconsejó
que pidiera ayuda a San Simeón el Receptor de Dios (3 de febrero). San Nicolás se
le apareció una vez más en un sueño, alentando al prisionero con paciencia y
esperanza. La tercera vez que se le apareció no fue en un sueño, sino con San Simeón, quien tocó con su bastón las cadenas que unían a San
Pedro, y las cadenas se derritieron como cera. Las puertas de la prisión se
abrieron, y San Pedro quedó libre.
San Simeón, el Receptor de Dios, desapareció, pero San
Nicolás llevó al venerable Pedro a las fronteras del territorio griego. Recordándole
su voto, San Nicolás desapareció. El venerable Pedro luego viajó a Roma para
recibir la tonsura monástica en la tumba del apóstol San Pedro. Incluso aquí San
Nicolás no le dejó sin su ayuda. Apareció en un sueño ante el papa* de Roma y le
informó de las circunstancias de la liberación del venerable Pedro del cautiverio, y
le ordenó al papa que introdujera al ex-prisionero en la vida monástica.
Al día siguiente, en medio de una multitud de personas que
se habían reunido para los servicios divinos, el papa exclamó en voz alta:
"Pedro, tú, que eres de las tierras griegas, y que San Nicolás te ha liberado
de la prisión en Samara, ven aquí a mi." El venerable Pedro se paró frente al papa, quien le ordenó monje junto a la tumba del apóstol Pedro. El papa enseñó a Pedro las reglas de la vida monástica y mantuvo al monje a su
lado. Luego, con una bendición, envió a San Pedro a donde Dios lo había
designado para el viaje.
El venerable Pedro se subió a un barco que navegaba hacia el este. Los trabajadores del barco, después de desembarcar, le pidieron a San Pedro que fuera a orar en
una casa determinada, donde el propietario y toda la familia estaban enfermos.
San Pedro los sanó a través de su oración.
La Santísima Theotokos o Madre de Dios se apareció en un sueño a San Pedro y le indicó el lugar donde debía vivir hasta el final de sus días: el Monte Athos.
Cuando el barco llegó a Athos, se detuvo repentinamente. San Pedro se dio
cuenta de que este era el lugar al que debía ir, y por eso se fue a la orilla.
Era el año 681.
Pedro, entonces, moraba en los lugares desolados de la
Montaña Sagrada, sin ver a ninguna otra persona durante cincuenta y tres años. Su ropa
estaba hecha jirones, pero su cabello y su barba habían crecido tanto que habían cubierto su
cuerpo en lugar de la ropa.
Al principio San Pedro fue sometido repetidamente a ataques
demoníacos. Tratando de obligar al santo a abandonar su cueva, los demonios a
veces tomaban la forma de soldados armados, y en otros momentos de fieras
bestias y víboras que parecían listas para destrozar al ermitaño. San Pedro
superó los ataques demoníacos a través de una oración ferviente a Dios y a Su
Santa Madre. Entonces el enemigo recurrió al engaño. Apareciendo bajo el
disfraz de un muchacho que le fue enviado desde su hogar nativo, suplicó al
monje con lágrimas que abandonara el desierto y regresara a su propio hogar. El
santo lloró, pero sin dudarlo respondió: "He aquí que el Señor y la Santísima Theotokos me guiaron. No me iré de aquí sin Su permiso".
San Pedro el Athonita (loudovikos.gr) |
Al escuchar el nombre de la Madre de Dios, el demonio desapareció.
Después de siete años, el diablo vino a San Pedro disfrazado
de un ángel radiante y dijo que Dios le estaba ordenando que fuera al mundo
para la iluminar y salvar a las personas que necesitaban su guía. El
asceta experimentado nuevamente respondió que sin el permiso de la Madre de
Dios, él no abandonaría el desierto. El diablo desapareció y no se molestó en
acercarse más al santo.
La Madre de Dios se le apareció a San Pedro en un sueño con San Nicolás y le dijo al valiente ermitaño que después de haber ayunado durante cuarenta días, un ángel le traería maná celestial. San Pedro ayunó, y en el cuadragésimo día se fortaleció con el maná celestial, recibiendo la fuerza para otro ayuno de cuarenta días.
La Madre de Dios se le apareció a San Pedro en un sueño con San Nicolás y le dijo al valiente ermitaño que después de haber ayunado durante cuarenta días, un ángel le traería maná celestial. San Pedro ayunó, y en el cuadragésimo día se fortaleció con el maná celestial, recibiendo la fuerza para otro ayuno de cuarenta días.
Una vez, un cazador que perseguía a un ciervo vio al asceta desnudo, cubierto de pelo y ceñido por la cintura con hojas. Tuvo miedo y
estuvo a punto de huir, pero San Pedro lo detuvo y le contó de su vida. El
cazador pidió quedarse con él, pero el santo lo envió a casa. San Pedro le instó al cazador a un año de autoexamen y le prohibió que le dijera a nadie sobre su
encuentro.
Un año después, el cazador regresó con su hermano, que
estaba afligido por un demonio, y varios otros compañeros. Cuando entraron en
la cueva de San Pedro, vieron que él ya había dormido en el Señor. El cazador, con
lágrimas amargas, contó a sus compañeros la vida de san Pedro. Su hermano,
después de simplemente tocar el cuerpo del santo, recibió sanación. San Pedro durmió en el Señor en el año 734. Sus reliquias sagradas estaban en Athos en el Monasterio
de San Clemente. Durante el período iconoclasta, las reliquias se ocultaron, y
en el año 969 se transfirieron a la aldea tracia de Photokami.
Santos Ascetas Pedro Y Onofre. 12 de Junio. |
El Venerable Padro una vez vio a la Madre de Dios en una visión, y
ella habló de Su dominio terrenal, el Monte Athos: "He elegido esta
montaña ... y la he recibido de Mi Hijo y Dios como una herencia, para aquellos
que desean abandonar las preocupaciones y las luchas mundanas... Amo este lugar
en gran medida. Ayudaré a aquellos que vienen a morar aquí y que trabajan por
Dios ... y guarden Sus mandamientos... Aliviaré sus aflicciones y trabajos, y
seré una aliada invencible para los monjes, guiándolos y cuidándolos
invisiblemente ... "
Generaciones de monjes ortodoxos pueden dar fe de la verdad
de estas palabras. La Madre de Dios es considerada como la Abadesa de la
Montaña Sagrada, no solo de nombre, sino de hecho. Por esta razón, el monte Athos es conocido como el "Jardín de la Toda-Santa" (del gr."Περιβόλη της Παναγίας", [Peribóli tis Panayías]).
Santos Ascetas Pedro y Onofre. 12 de Junio. |
NOTAS:
* “Scholarios”,( del gr. “σχολάριος”, de la palabra bizantina “ Σχολαί “, [Sxolé],) sector del ejército hasta el s. IX): el soldado que debido a su valentía o su procedencia entraba en la guardia imperial de Bizancio la cual fue formada por Constantino el Grande y fue denominada “ Σχολαί “, [Sxolé]), en vista a debilitar a los Pretorianos (del lat. “praetoriani”, cuerpo militar que servía de escolta y protección a los emperadores romanos) que se le oponían.
“Scholarios” también es el apellido del Patriarca Genadio II (del gr. “Γεννάδιος Βʹ”, nombre laico “Γεώργιος Κουρτέσιος Σχολάριος”, [Georgios Kourtesios Scholarios}; c. 1400 - c. 1473), primer patriarca de Constantinopla después de su invasión. Probablemente recibió este apellido debido a que alguien en su familia fuese soldado “Scholarios”.
“Scholarios” también es el apellido del Patriarca Genadio II (del gr. “Γεννάδιος Βʹ”, nombre laico “Γεώργιος Κουρτέσιος Σχολάριος”, [Georgios Kourtesios Scholarios}; c. 1400 - c. 1473), primer patriarca de Constantinopla después de su invasión. Probablemente recibió este apellido debido a que alguien en su familia fuese soldado “Scholarios”.
** Agarenos: descendientes de Agar (hacia el siglo XIX a. C.), esclava de Abraham, los agarenos son musulmanes árabes turcos.
*** Papa era a Occidente lo que Patriarca a Oriente, hasta el Gran Cisma, después del cual el catolicismo romano lamentablemente cesó de ser iglesia.
*** Papa era a Occidente lo que Patriarca a Oriente, hasta el Gran Cisma, después del cual el catolicismo romano lamentablemente cesó de ser iglesia.
Apolitiquio tono 1º
En la carne viviste la vida de los Angeles, fuiste ciudadano
del desierto y tesoro de la gracia, oh Onofre ornamento de Egipto, y Pedro la
luz de Athos. Por eso honramos tus luchas mientras te cantamos: Gloria a Aquel
que te ha fortalecido; Gloria a Aquel que te ha hecho maravilloso; Gloria a
Aquel que a través de ti hace sanaciones para todos.
Por tus logros en el desierto, te asemejaste a los Poderes Incorpóreos Celestiales, bendito Onofre y el venerable adorno de Pedro de Athos, tu pareja celestial que canta: Aleluya.
Habiendo recibido la luz noética y celestial en tu corazón,
oh Pedro, se te vio como el recipiente más radiante de la Trinidad Santa; y
recibiste la gracia de hacer milagros, y clamaste: Aleluya.
Fuente: saint.gr, oca.org, pentapostagma.gr, loudovikos.gr, diakonima.gr