lunes, 11 de marzo de 2024

San Eulogio Hieromártir (+859), Santa Lucrecia (+859) y dos vírgenes mártires anónimas en España (+851)

Santo Mártir Eulogio, ruega, junto con las dos vírgenes mártires y la virgan mártir Lucrecia, en el presente tiempo de desorden, para que todos nosotrso conservemos la fe hasta la muerte. Amén.
 
Hispania (España), siglo VIII después de Cristo. La ocupación árabe del país en el año 711 trae muchos sufrimientos a la Iglesia. Dividida en 3 provincias con 29 obispos, intenta salir al encuentro de las persecuciones de los conquistadores mahometanos y también de las tentaciones desde dentro, como las herejías (adopcionismo) del siglo VIII.
Muchos clérigos y monásticos, huyendo de la invasión, se establecen en Francia, llevando consigo el espíritu eclesiástico visigótico y el ritual mozárabe. A pesar de todo esto, en España la Iglesia mozárabe conserva su tradición y su organización hasta la época de la Reconquista (siglo XV), cuando, desafortunadamente, la Iglesia cismática y herética de Roma ya ha impuesto, en todos los territorios conquistados, la tradición latina, el ritual junto con los dogmas heréticos. 
Fruto de las persecuciones por los Árabes, fue la existencia de muchos mártires. La bella Córdoba, lugar de culto islámico con la gran mezquita de las mil y una columnas, ocupa el primer puesto en el martirologio del siglo IX después de Cristo.
 
 
 




 
 
 
Descendiente de una familia aristócrata de Córdoba, el presbítero Eulogio había sido educado desde la infancia en la fe cristiana. Había estudiado a fondo a los Padres, la Tradición y la Teología de la Iglesia. Su vida estaba absolutamente conforme con todo cuanto estudiaba diariamente. El ejercicio, la oración y el ayuno limpiaron su alma, que brillaba como una lámpara luminosa disipando las tinieblas que ahogaban, las emanaciones de la religión salvaje del Islam intentando asfixiar a los cristianos españoles.
En el 850 se desató una persecución contra los cristianos de España. Los moros se enfurecen. Liderados por un obispo apóstata, quien se convierte en el Judas del Cuerpo de Cristo en España, arrestan y encierran en la cárcel a todos los sacerdotes de Córdoba junto con su obispo. 
En la prisión el padre Eulogio anima a sus hermanos a que resistan la prueba con paciencia y perseverancia. Sus palabras son las que fortalecen a dos discípulas, hijas espirituales suyas, a someterse con valentía al martirio, poco tiempo después de su salida de la cárcel (año 851).
 






 
 
 
Las dos vírgenes pasan anónimamente al martirologio ortodoxo, sin embargo sus nombres son bien conocidos por el juez que las corona, Cristo. 
"El mismo día conmemoramos las dos vírgenes martirizadas en Córdoba bajo la persecución de los árabes en el año 851 después de Cristo", rezan los calendarios locales. El santo sacerdote Eulogio escribe su santoral para alentar a los demás cristianos perseguidos para que las imiten. Sus prédicas orales y escritas consiguen que muchos cristianos en peligro de apostatar y sucumbir a las presiones de los conquistadores moros se mantengan en la fe. Escribe tres libros que contienen las acciones y el desenlace de los nuevos mártires de la persecución de esta época. 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
Todo esto contribuye a que Eulogio sea considerado como el personaje eclesiástico más importante de su tiempo y que la Iglesia le eleve al rango de Metropolita de Córdoba en el año 858. Sin embargo, al nuevo Metropolita no le da tiempo a escuchar las voces de su rebaño: ¡Digno, digno!
Antes de asumir oficialmente  sus obligaciones, antes de su entronización, es arrestado otra vez y conducido a prisión. La acusación es que ha socorrido y escondido a una joven cristiana, Lucrecia, cuyos propios padres querían que abrazase, Dios sabe por qué, la religión de Mahoma. 
Eulogio es acusado no sólo de rapto sino también de violación de la joven Lucrecia. En su defensa dice que ningún pastor niega la asistencia a cualquier miembro de su rebaño, y aun algo más significativo: el deber del sacerdote de Cristo de enseñar a los fieles que, si tienen que elegir entre Dios y padres, elijan a Dios. " El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí". 
San Eulogio no termina allí. ¡Propone tener un debate con el juez musulmán para demostrarle el fraude de la religión de Mahoma!
 
 
 
 
 
 
San Eulogio Hieromártir, Santa Lucrecia, San Osio y las dos vírgenes mártires anónimas en Córdoba, España

 
 
 
 
 
Después de esto el santo es conducido al consejo de la corte del rey conquistador y allí continúa con valentía su defensa del cristianismo. El resultado es que el Metropolita de Córdoba es condenado a muerte por decapitación.
Es primavera. La tierra española reverdece por la hierba fresca  que dentro de poco se llenará de flores rojas como la sangre para recibir la Pascua.
Camino del martirio, el santo obispo recibe, lo mismo que su Señor camino hacia el Gólgota, una bofetada de un eunuco del séquito de sus verdugos. Enseguida, el santo pone la otra mejilla sin mediar palabra. El infiel le golpea de nuevo.
Y luego, siempre en silencio, rezando por sus perseguidores y por su pueblo, inclina la cabeza bajo la espada del verdugo. Su santa cabeza cae a la tierra española tiñiéndola de púrpura.
Una multitud de ángeles conduce su alma a las moradas celestiales, desde donde, hasta hoy, él intercede por todos nosotros. Es el 11 de marzo del año 859. 

Lucrecia, el pretexto del martirio de San Eulogio, es decapitada el miércoles siguiente, según los santorales, y añade una corona más de gloria al martirologio de nuestra Iglesia.
 
Santo Mártir Eulogio, ruega, junto con las dos vírgenes mártires y la virgan mártir Lucrecia, en el presente tiempo de desorden, para que todos nosotrso conservemos la fe hasta la muerte. Amén.

Santoral Ortodoxo Español (LA ORTODOXIA EN ESPAÑA)
 
 
 
 





 
Megalinarion  (Melodía similar a: Megalinaria del Servicio de Súplicas a la Madre de Dios)

Dignísimos mártires de Dios, insignes como soldados del Señor,  con Eulogio pastor de Córdoba, Lucrecia, te has manifestado con otros mártires. 


 
Doxastikón. Himno de alabanza a los Santos de España. 


 
Venid fieles de todo el Universo, regocijémonos espiritualmente celebrando la memoria de todos los Santos de España. Aclamemos en salmos e himnos y cantos espirituales: al conjunto piadoso de las santas mujeres, Políxena y Jantipa, junto con Eulalia, la virgen de Barcellona, que sufrió ultrajes y torturas por Cristo nuestro Dios: a Teodosio el Grande, orgullo de emperadores, por quien el ejército de los ortodoxos fue exaltado: a Hermenegildo, príncipe de los visigodos, quien confundía las lenguas de los herejes arrianos, y a Esteban el príncipe, mártir y confesor.
Honramos a Osio de Córdoba, con Leandro e Isidoro, obispos de Sevilla, como pilares de la Ortodoxia. A Dámaso, papa de Roma, procedente de Guimaraes en Portugal, el buen pastor, con el santo mártir Eulogio de Córdoba y la virgen mártir, Lucrecia.
Acudamos, fieles, en la presente festividad, implorando que seamos liberados de los enemigos visibles e invisibles: nosotros, que celebramos con fe y anhelo su venerable memoria.
 
 
 
 
 



Fuentes consultadas: saint.gr, mystagogyresourcecenter.com, synaxarion.gr, diakonima.gr, Santoral Ortodoxo Español, G. E. Piperakis, Prof. de la Facult. de Med. de la Univ. de Atenas, Grecia

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