domingo, 8 de octubre de 2023

La Venerable Pelagia, la Penitente (+284)

Versos: 
"Siendo lavada de la desgracia y abandonando la necedad, lograste refugio en el cielo, Pelagia".*
El octavo, Pelagia abandonó la vida en un mar de problemas.

Se nos dice que el Señor ama a los pecadores con un amor infinito por lo que resulta fácil de imaginar que Él debe de haber amado a la Venerable Pelagia con un fervor especial –ya que esta escandalosa pecadora no sólo buscó el arrepentimiento por sus malas acciones, sino que se convirtió en una santa piadosa y ascética. Nacida en Antioquia, de padres tremendamente paganos, esta santa del Siglo Tercero desperdició su juventud.
Bendecida con una belleza singular y hermosas piernas y brazos, muy pronto llegó a ser una bailarina muy popular así como una consumada actriz. Sus caminos fueron extravagantes y osados, haciendo que ella cayera hasta el fondo del abismo de una descarada prostitución que le produjo una gran riqueza –aunque esto amortiguó y degradó su alma de la conciencia de Dios o de la belleza espiritual. 
Pelagia parecía predestinada a una vida de enfrentamiento con la moral... pero el Todopoderoso le tuvo misericordia y la inspiró a enfrentar la iniquidad a la cual había descendido su existencia. El milagro de su despertar se dio una mañana, alrededor del año 250, cuando ella pasaba por la Iglesia del Santo Mártir Julián, en la que el famoso Obispo San Nonnus (10 noviembre) se encontraba predicando un poderoso sermón que tenía a sus oyentes en una especie de trance. 
 



"Ο 'ΑΓΙΟΣ ΝΌΝΟΣ και Η ΑΓΊΑ ΠΕΛΑΓΊΑ",
[O Áyios Nónos ke I Ayía Pelayía]
SAN NONO Y SANTA PELAYA




Cada Domingo la cortesana, lujosamente rica y notablemente bella, tenía la costumbre de recorrer la ciudad en un hermoso carruaje jalado por un grupo de poderosos Caballos Arabes. Pero este Sabbath particular, la Providencia estaba trabajando de una manera muy particular. Cuando Pelagia se encontraba cerca de la Iglesia, su avance se hizo más lento a causa de  una multitud de peatones, permitiendo que ella escuchara las elocuentes palabras del Obispo, procedentes del púlpito en el interior de la Basílica de San Julián en Antioquia.    
De repente Pelagia sintió una explosión de luz iluminando su alma desgastada. Afligida por un no sé que en la voz del prelado, experimentó una repentina ola de remordimiento abrumador debido a su vida malgastada –prometiéndose regresar luego para aprender más de San Nonnus, este Santo Obispo. 
En su visita posterior al prelado con la finalidad de instruirse, el Obispo le describió vívidamente los Horrores del Juicio de Dios y los severos rigores del Infierno eterno. Profundamente conmovida, Pelagia escuchó, en un rapto de horror las espantosas descripciones de los castigos reservados para aquellas almas que han caído en la perdición eterna, realizada por San Nonnus. Devoradas por las llamas que no se apagan, las almas condenadas chillan y gritan en angustia, mientras los demonios rugientes los aguijonean sin misericordia. 




Osía Pelagia (Pelaya)



Mientras el Obispo describía esos tormentos interminables, Pelagia se quedó sentada, inmóvil y temerosa. ¿Era demasiado tarde para cambiar su vida y salvar su preciosa alma?  ¡No! En cuestión de minutos las escamas cayeron de sus ojos y entendió que toda su vida había sido vivida como un gran error. Ella estaba en peligro de pasar toda la eternidad en lamentaciones profundas del Infierno.
Llena de desprecio por su vida anterior de placer promiscuo y costosa lujuria, la temblorosa cortesana cayó de rodillas delante del Obispo mientras le imploraba con palabras como éstas: “¡Ten misericordia de mí, una pecadora, padre santo! Bautízame y enséñame a arrepentirme. Soy un mar de iniquidad, un abismo de destrucción, una red y un arma del mal.
”El buen Obispo respondió sin dudar y le prometió a la penitente el bautismo que ahora ella anhelaba. Y no falló en mantener su promesa. Cuando llegó el momento en que le fue administrado el sacramento, Pelagia estaba sorprendida de que la servidora de la iglesia –la Beata Romana- sea su madrina. 
Guiada posteriormente por Romana en lo esencial de la vida Cristiana, la ahora reformada Pelagia reflexionaba larga y duramente en los errores grotescos de su antigua y disipada vida. Pronto se convirtió en un modelo de piedad y rectitud… y cada vez que era tentada por el diablo ella lo enviaba rápidamente a seguir su propio camino. 








Sin embargo Santa Pelagia aún no había terminado. Decidió reunir todos sus bienes y entregárselos al Obispo con el fin de que fuesen distribuidos entre los pobres. El se mostró muy feliz de recibir las joyas brillantes y el dinero al tiempo que declaró en voz muy alta, según historiadores de la Iglesia de ese período: “Que esto sea ampliamente distribuido, de modo que estas riquezas conseguidas por el pecado se conviertan en riqueza de virtud.” 
En pocos días la totalidad del tesoro, que había sido conseguido a través de la prostitución y el engaño, fue entregado a los pobres y a los hambrientos, cuyas vidas mejoraron a través de esta bendición. 
Resuelta a reconstruir completamente su espiritualidad, Santa Pelagia viajó a Jerusalén en donde inició una existencia completamente diferente: Usando una especie de hábito y disfrazada como el piadoso monje Pelagio. Hizo de una cueva ubicada cerca del Monte de los Olivos su morada en donde usó vestiduras de hombre y vivió una vida de devoción y austeridad. Ella fue conocida a lo largo de toda la región como el “monje sin barba”, y su verdadero sexo no fue puesto en evidencia sino hasta el final de su vida. 
 



Santa Pelagia (Pelaya) ante el Obispo Nono




Sin embargo el obispo no se olvidó de Pelagia. A los tres años de su partida envió al Diácono Santiago a Jerusalén para visitar a su amigo el “Hermano Pelagio.” Santiago encontró su celda y ella se acercó a la puerta. Santiago le dio a la mujer, a quien confundió con un monje, los mejores deseos de parte del Obispo. Ella no le reveló su verdadera identidad… simplemente le agradeció muy diplomáticamente pidiéndole que la volviese a visitar. 
Cuando Santiago regresó a la celda, algunos días después, encontró que el “monje” había fallecido. Fue sólo en el momento en que le estaba dando la unción a su cuerpo que descubrió que el “Hermano Pelagio” había sido en realidad una mujer. 
Según los historiadores de la Iglesia Pelagia falleció alrededor del año 284 y desde entonces su tumba, ubicada en el Monte de los Olivos, ha sido un lugar de peregrinaje. La vida de Santa Pelagia sirve como un notable testimonio de la disposición de Dios de perdonar a todos los pecadores, no importando cuan hondos o por cuánto tiempo hayan durado sus transgresiones. Su historia nos muestra el amor de Dios y su aceptación a todas las personas, sin importar cómo hayan llevado su vida antes de su conversión. El perdón de Dios no está reservado sólo para algunos, sino que se ofrece gratuitamente a todos. 


NOTA

* Escrito normalmente Pelagia por su traducción al inglés, del gr. "Πελαγία", [Pelayía], en español Pelaya.  







 
 
Ἀπολυτίκιον  (Κατέβασμα)Ἦχος δ’. Ὁ ὑψωθεῖς ἐν τῷ Σταυρῷ.
 
Ἐξ ἀκανθῶν καθάπερ ρόδον εὐῶδες, τὴ Ἐκκλησία Πελαγία ἐδείχθης, ταὶς ἐναρέτοις πράξεσιν εὐφραίνουσα ἠμᾶς, ὅθεν καὶ προσήγαγες, ὡς ὀσμὴν εὐωδίας, τῷ σὲ θαυμαστώσαντι, τὸν σὸν βίον Ὁσία. Ὂν ἐκδυσώπει σώζεσθαι ἠμᾶς, παθῶν παντοίων, ψυχῆς τὲ καὶ σώματος.



Έτερον Ἀπολυτίκιον. Ἦχος πλ. δ’. (Otro apolitiquio, tono pl. 4º o 8º)
 
Ἐν σοὶ Μῆτερ ἀκριβῶς διεσώθη τὸ κατ᾽ εἰκόνα· λαβοῦσα γὰρ τὸν σταυρόν, ἠκολούθησας τῷ Χριστῷ, καὶ πράττουσα ἐδίδασκες, ὑπερορᾷν μὲν σαρκός, παρέρχεται γάρ· ἐπιμελεῖσθαι δὲ ψυχῆς, πράγματος ἀθανάτoυ· διὸ καὶ μετὰ Ἀγγέλων συναγάλλεται, Ὁσία Πελαγία τὸ πνεῦμά σου.

Apolitiquio tono 8º

Oh Madre, en ti la imagen fue preservada con exactitud; por haber tomado tú cruz seguiste a Cristo, y con tus acciones nos enseñaste a pasar por alto la carne, ya que esta pasa, y atender a nuestra alma, ya que es inmortal. Por eso, Oh justa Pelagia, tu espíritu se regocija con los Ángeles. 
 
 
 
Κοντάκιον. Ἦχος β’. Τὰ ἄνω ζητῶν
 
Τὸ σῶμα τὸ σὸν νηστείαις κατατήξασα, ἀγρύπνοις εὐχαῖς, τὸv Κτίστην καθικέτευες, τοῦ λαβεῖν σῶν πράξεων, τὴv τελείαν Μῆτερ συγχώρησιv, ἢν καὶ ἔλαβες ἀληθῶς, ὁδὸν μετανοίας ὑποδείξασα.

Conaquio tono 2º

Con el ayuno dominaste completamente tu cuerpo, con tú oración vigilante le rogaste al Hacedor que se te conceda el perdón completo de tus pecados pasados y que tú, Oh Madre, recibiste. Enséñanos el camino del arrepentimiento.







Fuente: Texto publicado con autorización y bendición del autor, 
su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury; saint.gr ; synaxarion