Con fragmentos de la homilía del p.Sabas del M.Atos "La vida después de la muerte", por S.J.Maxomovic
La
creación del alma por Dios se produce directamente tras la concepción,
con la unión del espermatozoide y del ovario; entonces es dada el alma
por Dios y comienza la existencia del hombre, el cual tiene dos
elementos, el cuerpo y el alma. Los dos son creados.
El
alma no es una parte de Dios, de su esencia, porque si tendríamos esto,
seríamos dioses, por la esencia. Pero Dios es esencia es Uno, el Dios
triádico. Y nosotros estamos llamados a asemejarnos a Dios y a ser
dioses, no por la esencia, sino por la gracia, es decir por las energías
de Dios, adquiriendo y participando en ellas y asemejándonos a él por
las energías.
Nadie
sabe qué es la esencia de Dios, ni los ángeles, ni los santos...nadie.
lo que conocemos son las energías de Dios: amor, providencia o cuidado
por Sus creaciones, energía (ousiopoiós) que da esencia -creada- a las
creaciones, energía (zoopiós) que da vida a los seres (ángeles, hombres,
animales, plantas), energía (sofopiós) que da sabiduría a los seres
(ángeles, hombres...otros seres, como el mono, no tienen, no participan
en esta energía de Dios), energía ("zeopiós") divinizadora, que es dada a
los seres inteligentes ("sabios") que quieren recibirla, los seres
lógicos: es decir los ángeles y los hombres.
Los
hombres participan en estas energías entrando en la Iglesia Católica y
Apostólica Ortodoxa, viven de acuerdo a los mandamientos de Dios y los
Santos Sacramentos, hacen vida ascética y sacramental (éstos son dos los
ejes o pilares que mantienen la construcción de la vida espiritual).
Estos hombres entonces participan en la energía divinizadora ("zeopiós"). Es decir, se convierten en dioses.
Esta
energía de Dios la tendrán y participarán en ella durante la eternidad,
en "metania" (arrepentimiento, confesión, cambio de vida...) y
continuará tras su defunción. No sólo no se detiene con la muerte la
santificación de los fieles, sino que después de la muerte seremos más
santos. Esta apertura hacia Dios que comienza desde aquí y se llama
"metania", y vida eclesiástica, continúa después de la muerte. Como dice
la Sagrada Escritura, "El que es injusto, sea injusto todavía (más); y el que es inmundo, sea inmundo
todavía (más); y el que es justo, practique la justicia todavía (más); y el que es
santo, santifíquese todavía (más)" (Apoc. 22,11)
El
ascenso en la vida espiritual ha de ser continuo. Es semejante al
avance sobre las aguas contrarias de un río. Si se para, las aguas te
llevan atrás. Santo es el que no para de ascender, de avanzar. ("El
único modo de manter la Gracia de Dios, es aumentándola". Archim.
Athanasios Mytilineos)
DESARROLLO
Por
eso nos decía el p. Athanasios Mytilineos que cuanto más pasen los
años, acercándonos a los tiempos finales -que sepamos que nuestros años
son ya finales, poco después vendrá el antiCristo, nos lo dicen los
padres de la Iglesia; y tenemos las señales que nos han dicho que
después de éstas vendrá el Anticristo. Una es cuando abunde la
homosexualidad, esto que estamos viviendo en nuestros días. En
Inglaterra Churchill, en los años de la guerra (1940) , decía que un
gran porcentaje, si no me equivoco la mitad, eran ya desde entonces
homosexuales, lo decía el mismo presidente. Y lo vemos ahora con las
nuevas leyes que crean, como el de el cambio de género; atende esto no
sólo precede a la pederastia, también el matrimonio entre homosexuales,
uno se declara mujer siendo hombre, y con la ley harán boda civil. De
este modo también se anula, de un muy vil modo, el "ábato" (en un lugar
sagrado, acceso no permitido a mujeres) de algunas comunidades
monásticas como en el Monte Atos. Ahora a una mujer que se declara
hombre, la policía no puede detenerla, en sus documentos aparece como
hombre. Por eso estamos en los tiempos finales...
En la energía divinizadora ("zeopiós")
entonces, participan los que así lo quieren. Y esta participación
continúa también después de la muerte (si se ha empezado antes, claro),
hasta la eternidad, porque la participación en Dios no tiene fin, porque
Dios no tiene fin, es infinito. Existe toda una completa enseñanza
sobre las experiencias después de la muerte, con testimonios reales de
personas (algunas ateas) que han vuelto de la muerte, es decir de la
separación del cuerpo y del alma. Veían y comprendían debido a la
autoconciencia que lo que veían era su cuerpo.
El
alma está dentro y fuera del cuerpo, y el alma es la que mantiene al
cuerpo, la que le da vida. El hombre está donde está el alma no el
cuerpo.
Relacionado
con este tema entonces escribió también bastante san Juan Maximovic.
Era el padre espiritual del hieromonje Seraphim Rose (autor del libro
"La Vida después de la Muerte"). Muchos dicen que no existen
informaciones al respecto... pero muchos que declaran ser ortodoxos, al
decir el Símbolo de la Fe, declaran que "espero la resurrección de los
muertos y la vida del siglo venidero (depués de la muerte)". Dice
entonces san Juan: "interminable e inconsolable sería nuestra pena, por
nuestros familiares que fallecen, si el Señor no nos hubiese regalado la
vida eterna. Es lo que dice el apóstol Pablo de los idólatras, los "que
no tienen esperanza", terrible cosa. "Por eso ahora vivir bien, no
pasar dolores..." terrible cosa.
Nuestra
vida no tendría sentido, si acabase con la muerte. "Para qué vivo,
¿para morir?" Y después la toman con Dios. "¿Para qué me has traído, a
una vida en la que me espera la muerte....?" ¿Qué beneficios tendrían
entonces las buenas obras y las virtudes, si todo terminase en la lápida
del ataúd? En estos casos sería correcto lo que decían, ya desde la
antigüedad, "comamos y bebamos, porque mañana moriremos". Disfrutar lo
que les dé tiempo.
Pero
el hombre fue creado para vivir eternamente, sin final. Y Cristo con su
Resurrección abrió las puertas del Cielo, de la eterna bienaventuranza,
a los que han creído en él y han vivido conforme a sus Mandamientos.
Están abiertas las puertas del Paraíso. El Reino de los Cielos aún no ha
recibido a nadie, esto será tras la Segunda Venida de Jesucristo. Pero
el pre-saboreamiento, el probarlo, es real, recibir un primer sabor de
la Realeza (increada), de la bienaventuranza, que ha preparado Dios para
los que le aman.
Nuestra vida presente es una preparación para la vida futura. Preparación que acaba con nuestra "muerte". "Y
de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola
vez, y después de esto el juicio" (Hebreos 9, 27). Ni reencarnación, ni
metempsicosis, ni transmigración, ni el karma, yin-yan, energías
positivas o negativas... ni ninguna de estas tonterías que dicen las
religiones orientales, que por desgracia también muchos ortodoxos las
creen.
El
cuerpo es desconectado con el objetivo de ser levantado de nuevo en la
resurrección general. El entierro es como la siembra de una semilla (en
corrupción) y su levantamiento (en incorrupción). En la 2ª Venida,
nuestro cuerpo será resucitado, no nuestra alma. Tras la resurrección no
podrá volver a ser destruido este cuerpo, no habrá ya corrupción. Y así
será eternamente, para los buenos y para los malos. Tomaremos un nuevo
cuerpo eterno incorruptible, como el Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo.
No tendremos las necesidades biológicas que tienen ahora los cuerpos,
ni sistema digestivo, es decirasí como tenemos ahora la necesidad de
comer, todo esto será abolido. Como también será abolido el matrimonio, y
las relaciones matrimoniales. Estas dos son formas del tiempo presente,
y entraron en el hombre tras la caída, antes no existían. No tenían
necesidad Adán y Eva ni de comida ni de relaciones carnales. Esto lo
economizó Dios, porque previó en su omnisciencia que caeríamos en el
pecado, y que querríamos vivir de modo independiente, es decir sin Él. Y
economizó esto, mantenernos por la alimentación y por la unión carnal
la multiplicación. Todo esto será abolido y tendremos un cuerpo como el
de Cristo. Por eso alguien que no haya superado estas pasiones (gula,
glotonería, apegamiento a las pasiones carnales...) después de la muerte
no cambiará, pero después ya no podrá satisfacer estas pasiones, ni las
satisfacciones carnales, y no habrá matrimonio, pero el deseó seguirá
existiendo. Esto será un infierno terrible. Quemarte, y no poder
satisfacer tus pasiones.
Las
pasiones nos infernan, nuestros deseos, no nos infernará Cristo. Corta
tus pasiones, tus deseos, y te has liberado. Por eso nuestro problema
está en nuestro interior, no tiene la culpa nadie. Ni la sociedad, ni
nuestro cónyuge...nadie.
El
alma continúa viviendo. El cuerpo se descompone, y será resucitado en
en la Segunda Venida del Señor. Cada alma encontrará su propio cuerpo
resucitado, renovado e incorrupto. Con este nuevo cuerpo nos
presentaremos ante el Juez Cristo Dios.
Pero
el cuerpo no es algo secundario en relación con la muerte. Así como el
alma será glorificada, si vive conforme a Dios, también el cuerpo será
glorificado.
Para el resto de su enseñanza al respecto, ver "EL ALMA DESPUES DE LA MUERTE de Seraphim Rose, Capítulo 10: Vida después de la muerte por el arzobispo John Maximovitch"