JUEGOS DE AZAR, para que los libere Dios de la pasión del juego.
+En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
+Santo Dios, Santo Poderoso, Santo
Inmortal: ten piedad de nosotros.
(3 veces)
+Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo, ahora y siempre, y por los siglos
de los siglos. Amén.
+Santísima Trinidad, ten piedad de
nosotros. Señor, purifícanos de nuestros
pecados. Maestro, perdona nuestras
transgresiones. Santo, visítanos y cura
nuestras dolencias por tu Nombre.
+Señor, ten piedad. (3 veces)
+Gloria al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora
y siempre, y por los siglos de los siglos.
Amén
+Padre nuestro, que estás en los cielos,
santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad así en la
tierra como en el cielo. El pan nuestro
de cada día dánosle hoy, perdónanos
nuestras deudas así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores, y no
nos dejes caer en la tentación, mas
líbranos del mal. Amén.
+Por las oraciones de nuestros santos
padres, oh Señor Jesucristo, Dios
nuestro: ten piedad de nosotros y
sálvanos. Amén.
+¡Oh!
Theotokos y virgen, alegrate llena de gracia, el Señor está contigo.
Bendita tú eres entre las mujeres y bendito es el fruto de vientre,
porque has dado a luz al Salvador de nuestras almas. (3 prostraciones)
2¡Dios mío, Dios mío!,
¿por qué me has abandonado?,
¿por qué estás ajeno a mi grito,
al rugido de mis palabras?
3Dios mío, te llamo de día y no respondes,
de noche y no hallo descanso;
4aunque tú habitas en el santuario,
gloria de Israel.
5En ti confiaban nuestros padres,
confiaban y los ponías a salvo;
6a ti clamaban y quedaban libres,
en ti confiaban y no los defraudaste.
7Pero yo soy un gusano, no un hombre:
vergüenza de la humanidad, asco del pueblo;
8al verme se burlan de mí,
hacen muecas, menean la cabeza:
9Acudió al Señor, que lo ponga a salvo,
que lo libre si tanto lo ama.
10Fuiste tú quien me sacó del vientre,
me confiaste a los pechos de mi madre;
11desde el seno me encomendaron a ti
desde el vientre materno tú eres mi Dios.
12No te quedes lejos,
que el peligro se acerca y nadie me socorre.
13Me acorrala un tropel de novillos,
toros de Basán me cercan;
14abren contra mí sus fauces:
leones que descuartizan y rugen.
15Me derramo como agua,
se me descoyuntan los huesos;
mi corazón, como cera,
se derrite en mi interior;
16mi garganta está seca como una teja,
la lengua pegada al paladar.
¡Me hundes en el polvo de la muerte!
17Unos perros me acorralan,
me cerca una banda de malvados.
Me inmovilizan las manos y los pies,
18puedo contar todos mis huesos.
Ellos me miran triunfantes:
19se reparten mis vestidos, se sortean mi túnica.
20Pero tú, Señor, no te quedes lejos,
Fuerza mía, ven pronto a socorrerme;
21libra mi vida de la espada,
mi única vida, de las garras del mastín;
22sálvame de las fauces del león,
defiéndeme de los cuernos del búfalo.
23Contaré tu fama a mis hermanos,
te alabaré en medio de la asamblea:
24Fieles del Señor, alábenlo,
descendientes de Jacob, glorifíquenlo,
témanlo, descendientes de Israel,
25porque no ha desdeñado ni despreciado
la desgracia del desgraciado,
no le ha escondido su rostro;
cuando pidió auxilio, lo escuchó.
26Te alabaré sin cesar en la gran asamblea:
cumpliré mis votos ante los fieles.
27Comerán los pobres hasta saciarse
y alabarán al Señor los que lo buscan:
¡No pierdan nunca el ánimo!
28Lo recordarán y se volverán al Señor
todos los confines de la tierra,
se postrarán en su presencia
todas las familias de los pueblos;
29porque el Señor es Rey,
él gobierna a los pueblos.
30Ante él se postrarán
los que duermen en la tierra,
en su presencia se encorvarán
los que bajan al polvo.
Mi vida la conservará.
31Mi descendencia le servirá,
hablará de mi Dueño a la generación venidera
32contará su justicia al pueblo por nacer:
Así actuó el Señor.
23 Cuando los soldados hubieron crucificado a Jesús, tomaron sus vestidos, e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Tomaron también su túnica, la cual era sin costura, de un solo tejido de arriba abajo. 24 Entonces dijeron entre sí: No la partamos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será. Esto fue para que se cumpliese la Escritura, que dice:
Repartieron entre sí mis vestidos,
Y sobre mi ropa echaron suertes.
Y así lo hicieron los soldados. 25 Estaban junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena. 26 Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. 27 Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.