LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS IV. Padre Athanasios Mitilineos.


4 Homilía 4ª. ESCUCHAR.

4.1 San Juan el Damasceno
4.2 Los Sínodos Ecuménicos
4.3 Los Símbolos de Fe
4.4 La praxis de nuestra Iglesia
4.5 Los negadores y los enemigos de la resurrección de los muertos
4.6 Himeneo y Fileto
4.7 Los racionalistas
4.8 Los materialistas
4.9 Los panteístas
4.10 Los Gnósticos
4.11 La resurrección espiritual
4.12 Afrontamiento de los negadores de la resurrección
4.13 Negación recta e indirecta de la resurrección de los muertos
4.14 La resurrección para nosotros hoy
4.15 La resurrección de los muertos según los judíos
4.16 La reencarnación, metensarcosis o metempsicosis
4.17 Que nos aseguremos





Homilía 

Continuamos, amigos míos, el testimonio de los Padres de nuestra Iglesia sobre el gran dogma de nuestra Fe, que es la resurrección de los muertos.
 
San Juan el Damasceno
 
San Juan el Damasceno, este gran santo dogmático de nuestra Iglesia y Padre de la dogmática como le llaman, escribe: “Creemos en la resurrección de los muertos, porque realmente existe; y cuando decimos resurrección, entendemos la resurrección de los cuerpos. Resurrección decimos la posición erguida, levantada, de una cosa que ha caído. Porque las psiques son inmortales, y por consiguiente, ya que son inmortales, ¿cómo vamos hablar sobre la resurrección de ellas? Porque muerte se define como separación de la psique del cuerpo, y la resurrección es otra vez la cohesión de la psique y del cuerpo disuelto y animal caído”. ¡Qué bella descripción!
Es tan característico san Juan Damasceno, de modo que si tuviéramos sólo este fragmento suyo, nos daría una imagen completa sobre el tema de la resurrección de los muertos. Pero os remito al último capítulo 27 del cuarto libro sobre su “Dogmática”. Es un capítulo extenso de 3-4 páginas que contiene casi todas las cosas que os diré.
Dice pues: “Si definimos la muerte como separación de la psique del cuerpo, entonces la resurrección no es otra cosa que de nuevo unión de la psique con el cuerpo y otra vez la elevación del cuerpo animal y disuelto”. Animal se llama cada cosa que vive. Y el hombre es animal, con la diferencia que “es animal contemplando hacia Dios”. En la Grandes Vísperas, por ejemplo decimos que “los animales con seis alas, los Serafín…”. Por lo tanto decimos Animal cada cosa que vive.
¡Habéis visto, por favor, qué significa muerte! Esto lo comentaremos más detalladamente en un futuro; pero ahora algo vamos a decir. Definimos que la muerte es separación de la psique del cuerpo. ¿Pero qué es resurrección? Es la cohesión, reunificación de la psique con el cuerpo. Pero la psique es inmortal; por consiguiente para tener otra vez unión, debe el cuerpo volver a ser como antes, es decir, resucitar.
Además, lo mismo dice el Apóstol Pablo: “Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción (o se entierra el cuerpo en estado de corrupción, cadáver), y resucita en incorruptible” (1Cor 15,42).
 
 
 
 





 
Los Sínodos Ecuménicos
 
Pero, por salir un poco de los Padres en concreto, todos los Sínodos Ecuménicos que expresan el espíritu de la Iglesia de Cristo, se refieren claramente al tema de la Resurrección de Cristo. Especialmente en el VII Conicilio Ecuménico en sus actas se ha ocupado no simplemente de la resurrección de los cuerpos, sino también con la naturaleza del cuerpo que va a resucitar.
 
Los Símbolos de la Fe
 
Todos los Símbolos de la Fe o Credos que siempre ha habido en la larga historia de los siglos de nuestra Iglesia, se refieren a la resurrección de los muertos.
El Símbolo de la Fe de Jerusalén se refiere: “Creemos… también en la resurrección del cuerpo y en la vida eterna”. Está claro; “en la resurrección del cuerpo”, para que nuestra mente no se dirija a otra cosa, que podría ser alguna metáfora, etcétera.
También el Símbolo de la Fe de san Athanasio el grande, que se encuentra al principio del Gran Orologion o Libro de las Horas, dice lo siguiente: “El que quiera salvarse, más que nada debe tener y mantener la fe completa; si no la mantiene entera, sin dudas y sin contradicciones, no se salvará. Fe católica o universal es…” Pero tomo el punto que nos interesa: Cuando el Cristo venga de los cielos para juzgar vivos y muertos, con Su Presencia serán resucitados todos los hombres con sus cuerpos y darán cuentas por sus praxis, etcétera”.
Y finalmente nos referimos a nuestro conocido Símbolo de Fe de Nicea, este que decimos por lo menos dos veces al día. Exactamente por eso nuestra Iglesia lo ha colocado en el primer Matinal y después en las Pequeñas Completas. De modo que comenzamos nuestro día con el Símbolo de la Fe y con esto terminamos. Pero si celebramos la Divina Liturgia, entonces escucharemos el Símbolo de la Fe una vez más. En nuestro conocido Símbolo de la Fe que se llama también de Nicea, decimos: ¡Espero la resurrección de los muertos! Y como las psiques-almas no mueren, la resurrección que espero es la de los cuerpos.
No creo que ya, amigos míos, que uno saliendo de este lugar, no haya entendido lo que decimos. Si fuera un maestro me dirían los alumnos: ¡Señor, basta ya, nos has mareado con este tema, lo has repetido tanto!
 
 
La praxis de nuestra Iglesia
 
Pero nuestra Iglesia quiere tener continua la memoria de la resurrección de los muertos. Veis que es un maestro que no se cansa de decirlo y repetirlo, quiere tener la memoria continua. Por eso cada domingo festeja la Resurrección de Cristo, la cual es realizadora de la resurrección de los muertos; es decir, es el único factor esencial de la resurrección de los muertos y también la victoria contra la muerte.
Durante el período de la semana después de la Resurrección, además del Canon de la resurrección que se escucha y es tan solemne, allí se expresa también la resurrección de los muertos; nuestra Iglesia psalmodía continuamente el pequeño y muy preciso tropario: “Cristo ha resucitado de los muertos, por la muerte eliminó la muerte, y a los que están en la tumbas les ha regalado la vida”. Durante cuarenta días nuestra Iglesia canta este tropario, y cierra todo Oficio con “Cristo ha resucitado”, en vez de “por las bendiciones de nuestros Padres…” Porque realmente este tropario es muy pequeño, pero característico y magnífico, nos informa para todo. “Cristo ha resucitado de los muertos, por la muerte eliminó la muerte, y a los que están en la tumbas les ha regalado la vida”; ¡qué realismo: regaló vida!
 
 
Los negadores y los enemigos de la resurrección de los muertos
 
Pero, amigos míos, habían también hombres negadores y enemigos de la Fe, que negaron la resurrección de los muertos. La resurrección de los muertos es antiquísima, aún desde el tiempo de los Apóstoles. Pero lo bueno es que mientras que los Apóstoles son los predicadores de la Resurrección de Cristo y de la resurrección de los muertos, los mismos Apóstoles son los que fueron guerreros enemigos contra los negadores de la Resurrección. Esto significa que uno no puede decir que los Apóstoles han malinterpretado las cosas y sostuvieron algo que está fuera de lugar, que no tiene sentido y es paranoico o que el kerigma de ellos se malinterpretó, es decir, que ellos han predicado sobre una resurrección ética digamos y no real. No. Doxa-gloria y gracias a Dios, los Apóstoles vivían cuando se entendió mal la resurrección de los muertos, y los mismos Apóstoles de Cristo se ocuparon, afrontaron y combatieron a los negadores de ella.
 
 
Himeneo y Fileto
 
El Apóstol Pablo por ejemplo se refiere a Timoteo: “Evita las palabrerías vacías y profanas, que contribuyen cada vez más a la maldad, y su enseñanza se extiende como la gangrena. Éste es el caso de Himeneo y Fileto, los cuales se desviaron de la verdad diciendo que la resurrección se ha realizado ya, y pervierten la fe de algunos” (2 Tim 2,16-18).
Himeneo y Fileto eran dos cristianos que negaron la Resurrección de Cristo y la Resurrección de los muertos, diciendo que la resurrección ya se había hecho. Sin embargo, qué daban a entender con esto y qué da a entender el Apóstol Pablo, lo veremos un poquito más abajo. Ahora vamos por orden sobre todos aquellos que negaron la resurrección de los muertos, antiguos y más nuevos.
 
 
Los racionalistas
 
Y primero, amigos míos, son los Racionalistas antiguos y nuevos. Los Racionalistas son aquellos que intentan juzgar, razonar y medir todo con la medida de la razón. Pero os lo digo y que lo sepáis para siempre que nuestra razón o lógica es limitada. La mente humana no puede entenderlo todo; no es posible que llegue a entender algo alguna vez, si hoy no lo entiende. Debemos saber que esto se ha demostrado también filosóficamente. Kant además demostró que en la mente humana hay límites. No es posible que la mente humana llegue a entenderlo todo, porque tiene límites, está limitada, por mucho que se suponga que ha progresado. ¡Cómo, pues, podemos hablar de algo que está más allá de nuestra lógica que esto no existe, como en el caso de la resurrección de los muertos!
El hombre racionalista es el hombre “natural”. No es el hombre del espíritu, el hombre de la jaris (gracia, energía increada), el hombre de la fe, sino el hombre tal y como es, que tiene mente con unos límites. Este hombre puesto que está privado de la divina iluminación, no puede nunca entender cómo es posible un cuerpo que se disuelve en la tierra pueda otra vez reconstruirse y vivir eternamente.
 
 
Los materialistas
 
Además de los Racionalistas están también los Materialistas. Los Materialistas niegan a Dios y la psique-alma. Naturalmente cómo van a aceptar la resurrección de los muertos, puesto que lo niegan todo. Sólo aceptan lo que ven, lo que sienten y lo que entienden. Muchas veces hasta niegan cosas que están dentro de la razón, no sólo las que están fuera de la lógica. Sólo aceptan lo que perciben sus sentidos. Tampoco es posible que los Materialistas acepten la resurrección de los muertos porque para ellos “todo fluye” (Aristóteles). Dicen que nuestro cuerpo se ha hecho de la tierra, y esta tierra sacará hierbas, y las hierbas las comerán los animales vivos, cabras, ovejas etc, y las cabras o los corderos los comerán los hombres, y así un hombre circula dentro en el otro hombre. Así pues, dicen que “todo fluye”, todo se altera, y cada uno se mueve dentro del otro en un movimiento continuo y perpetuo. Así, el Materialismo considera imposible que pueda haber resurrección de los muertos. ¡Esto está más allá de los límites de la razón!
 
 
Los panteístas
 
Después tenemos los Panteístas (todo es dios). Atención, estas cosas son de los antiguos y también de los más nuevos negadores. Entonces había Materialistas y Panteístas actualmente también. Por ejemplo, el Budismo que se ha expandido en occidente, y los que leen y aceptan los libros budistas, aceptan el Panteísmo. Pero también la Teosofía, el Espiritismo y la Masonería, todos estos que tienen origen de oriente, aceptan el Panteísmo, tienen una base panteísta. Cada cosa que opera, aún cuando hablan sobre el espíritu, está dentro del universo creado. Por tanto el Panteísmo sea de los antiguos o de los nuevos, niega la resurrección de los muertos, porque el Panteísmo identifica a Dios con la creación y con los hombres.
Según el panteísmo (todo es dios), cada cosa que por un momento existe, al momento siguiente no existe; se une con el inconsciente universo, y no mantiene ninguna conciencia personal. Esto es el Panteísmo. 
 
 
 
 

 
 
 
Pero la resurrección de los muertos presupone el mantenimiento de la personalidad y la individualidad del cuerpo. Pero, según el Panteísmo, no se mantiene la personalidad, ni la individualidad del cuerpo. Según este, aquel que muere se une con una gran psique-alma, el gran espíritu del universo, que es este universo y nada más.
Es como si tuviera una superficie de agua, donde sobresalta un chorro de agua. Este chorro de agua tiene una hipóstasis o forma substancial cuando sale de la superficie del agua, es decir, del volumen del agua. Pero vuelve a caer dentro del agua y entonces vuelve ser igual que antes. Esto dice el Panteísmo. Cuando muero, entonces me uno con el universo. Así que no se mantiene la individualidad, ni la personalidad del espíritu. Todos los Panteístas, sea que se llamen teosofistas, sean masones o espiritistas, aunque hablan de vida en el más allá, etcétera, tienen como base el Panteísmo. No lo olvidemos nunca esto.
Pero también esto que ellos lo llaman nirvana no es otra cosa que una bienaventuranza, aunque nunca se ha dado la respuesta a qué es exactamente. Es una bienaventuranza al cero, a la inexistencia. Digamos o supongamos que en esta vida sufro muchas cosas. Pero antes de yo nacer estaba feliz. Según el Panteísmo, antes de yo nacer, existía. Por supuesto que no tenía conciencia, pero estaba feliz. Pero, otra vez después de mi muerte, seré feliz, porque estoy hundido dentro del nirvana, dentro en la bienaventuranza de la inexistencia. Es decir, soy una existencia en inexistencia, una existencia que carece de personalidad, conciencia e individualidad sobre el cuerpo. Por lo tanto, cómo es posible un Panteísta aceptar la resurrección de los muertos, ¿Es posible? No.
 
 
Los Gnósticos
 
Tenemos también los Gnósticos, antiguos y nuevos. Amigos míos, la Masonería, os lo he dicho muchas veces, tiene una dimensión gnóstica, es decir, que no es otra cosa que una nueva forma del antiguo Gnosticismo. Es conocido que el Gnosticismo de cualquier forma que se haya aparecido en la historia, siempre se sostiene a la dualidad, es decir, en la presencia de la materia y del espíritu. Sostiene que el espíritu es creación de un dios bueno, en cambio la materia es resultado de un dios malo, quien también es principio. Tenemos pues dos principios, una dualidad; el principio del bien y el principio del mal.
La dualidad no es otra cosa que el intento del hombre de interpretar el bien y el mal que existe dentro en el universo. Así, pues, todos los antiguos sistemas filosóficos, aún el de Platón, en su base son dualistas. Y hasta los actuales sistemas filosóficos de oriente, Budismo, etcétera, la base de todos es dualista. Se ve pues, cómo el Gnosticismo viene ahora a influenciar también en algunos cristianos, como es Himeneo y Fileto -a los cuales el Apóstol Pablo les condena- porque sostienen una resurrección espiritual o ética, excluyendo la resurrección de los cuerpos.
 
 
La resurrección espiritual
 
¿Cuál es esta resurrección espiritual? Por favor, prestad atención. Aquí hay un gran peligro, y correctamente el Espíritu de Dios puso dentro en la Santa Escritura esta condena de Himeneo y Fileto. Siempre, en cada época, especialmente en nuestros días, esto último tiene mucho valor e importancia. Prestad atención. Es conocido que cuando somos bautizamos, renacemos; pero renacemos de nuestro estado pecador, por el pecado espiritual. Esto significa que tenemos resurrección. Estábamos caídos por el pecado, y ahora nos levantamos, erguimos en la santidad y la virtud. Éramos la imagen caída de Dios, y ahora esta imagen se levanta, es decir, tenemos resurrección. Pero esta resurrección tiene carácter espiritual, dimensión espiritual.
Aún cuando decimos “soy pecador, y ahora me estoy haciendo santo”, esto significa que he resucitado moralmente. Os recuerdo la parábola del hijo pródigo (15, 11-32). Qué dijo el padre a su hijo mayor, cuando aquel envidió y no quiso entrar a la casa, en el momento que escuchó la gran fiesta por haber vuelto su hermano “el hijo menor”. Dijo: “Hijo mío, debías alegrarte por tu hermano, porque estaba muerto y ha vivido, estaba perdido y se encontró”. ¿Veis? “Estaba muerto y vivió”, es decir, resucitó; resucitó de su muerte ética.
Himeneo y Fileto, pues, tal y como dicen también todos los tergiversadores de la interpretación de la Santa Escritura, decían: ¿Te has bautizado?, pues, te has renacido, te has hecho hombre nuevo; ¿entonces has resucitado! Por lo tanto, ¡esto es, ya no hay más; no hay otra resurrección! Esto es aquello que dice san Pablo para los “que dicen que la resurrección ya se ha hecho”.
 
 
Afrontamiento de los negadores de la resurrección
 
Y ahora, doxa-gracias y gloria a Dios, el mismo Apóstol se hace cargo de afrontarlos. Escribe a Timoteo: “Ésta es la recomendación que te hago, Timoteo, hijo mío, en conformidad con los augurios que anteriormente se hicieron sobre ti: apoyado en ellos libra el buen combate, mantente firme en la fe, ten la conciencia limpia. Por despreocuparse de la conciencia, algunos naufragaron en la fe, entre los que se encuentran Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar” (1Tim 1,18-20). Aquí se refiere a una nueva persona que es Alejandro, mientras que en la segunda epístola se refiere a Himeneo y Fileto, es decir, los ha entregado al Satanás o por enfermedades para que sean instruidos a no blasfemar y que los ha quitado de la Iglesia como heréticos.
Tenemos dos parádosis tradiciones y entregas al Satanás; (el verbo paradido es entrego); una tradición es la entrega de la psique-alma mediante la excomunión o anatema le corto de la Iglesia y le pongo en manos del Satanás- y la otra es caer el cuerpo en enfermedades indescriptibles. 
 

 
 

 
 
 
Acordaos de aquel incesto de Corinto por el que Pablo dice: “este tal sea entregado a Satanás, con el fin de que, aunque quede corporalmente destrozado, pueda salvarse el día del Señor” (1Cor 5,5), o sea, que se centre y sane su mente, para que no sea incesto. Y ahora dice lo mismo: “Los he entregado al Satanás”; pero no nos explica si los ha entregado corporalmente o espiritualmente. Corporalmente o somáticamente quiere decir que enferman y espiritualmente quiere decir que se endemonian. Los ha entregado, pues, al satanás para que no blasfemen, o sea, para que no digan que ya se ha hecho la resurrección de los muertos, puesto que no se ha hecho ya. Queridos míos, la resurrección de los muertos la esperamos, aún no se ha realizado. Y la resurrección de los muertos no es espiritual o ética, sino corporal. ¡Está clarísimo!
 
 
Negación recta e indirecta de la resurrección de los muertos
 
Como veis, es característico que aquí la negación de la resurrección de los muertos no es recta, sino indirecta. Es decir, Himeneo, Fileto y Alejandro no niegan la resurrección, sino que la falsifican. Esto hace el diablo, amigos míos. Es el método del Satanás, que infunde en muchos de los cristianos no sólo que nieguen, sino que falsifiquen algo. Dicen: “No niego a Cristo, voy a la Iglesia y me santiguo”. Pero esto, por sí mismo no salva; y si les dices el resto te responden: “Basta, no acepto estas cosas”. Pero si el Diablo les dijera que no vayan nunca a la Iglesia, entonces reaccionarían. ¡Así que les infunde que vayan a la Iglesia o a confesarse, aunque sea una vez al año o a veces una vez… en cincuenta años! ¡Le dice el diablo, toma la Sagrada Comunión, no pasa nada! Pero no quiere que te acerques y te ocupes de la vida espiritual. ¡Y veis que apenas uno se acerca un poco más a la Iglesia, caen todos encima de él como moscas y le critican o se burlan de él! Aquí pues, tenemos la perversión de la Iglesia. Esto es lo característico.
 
La resurrección para nosotros hoy
 
Hoy en día, amigos míos, está expandida esta percepción pervertida sobre la resurrección de los muertos y la Resurrección de Cristo. No olvidaré nunca, cuando una vez leía un artículo sobre la Resurrección de Cristo en un periódico serio de Atenas. ¡Escribía sobre la resurrección de la naturaleza y sostenía que la Resurrección de Cristo no es otra cosa que resurrección de la naturaleza, por eso celebramos la Resurrección de Cristo en primavera, porque la primavera es la resurrección de todo!… ¡Cosas terribles, terribles! Es decir aquí tenemos resurrección que la entienden, sea espiritualmente o moralmente, sea como un traspaso, alteración o de manera panteísta o natural. No confiesan la fe correcta, que Cristo resucitó de los muertos y que resucitaremos también nosotros con nuestros cuerpos, estos cuerpos que tenemos hoy que son corruptibles y mortales.
Aún hay una percepción negativa más sobre la resurrección de los muertos. Por favor, prestad atención también a esta; es antigua y contemporánea.
 
 
 
 

 
 
¡Algunos entienden la resurrección como mantenimiento del género! Es decir, ¡que nosotros moriremos, pero estaremos viviendo en la persona de nuestro hijo. Cuando muera nuestro hijo, él estará viviendo en la persona de su hijo y nosotros en nuestro nieto! Por consiguiente en este momento, por ejemplo, Adán vive, porque vive dentro de nosotros; su esperma, su existencia está dentro de nosotros. Así pues, cuando decimos resurrección, para ellos no es otra cosa que la existencia y el mantenimiento del género dentro en la historia.
 
 
La resurrección de los muertos según los judíos
 
Os parecerá extraño si os dijera que esta teoría tonta, la sostienen también los judíos. La sostenían los antiguos judíos, los saduceos, pero la apoyan también los nuevos hasta hoy en día. Pero está claro que de manera natural, porque los saduceos no creían a la resurrección de los muertos. Lo recordareis en el Evangelio de Mateo. Por eso habían dicho aquel mito tonto, de una mujer que según la ley, como no tenía hijos, y los siete hermanos correspondientemente que se casaban con ella y sus supuestos maridos morían uno detrás del otro. Y habían preguntado al Señor al final de quién será mujer en la resurrección. Habían dicho este argumento para atraparle y ponerle en una situación difícil; pero el Señor les demostró que tenían plena ignorancia de la Escritura (ver Mt 22,23-32. Mr 12,18-27 y homilía 3).
Los judíos pues, creen pero no en la resurrección de los muertos, sino a la resurrección de su linaje o de su pueblo. Pero si les preguntáis: ¿Cómo interpretan entonces los Profetas, por ejemplo, la visión de Ezequiel? Lo interpretan de modo nacional. Por supuesto que existe esta primera dimensión pero no se agota en esta interpretación, porque a Dios no le interesa tanto la historia de un pueblo, sobre todo de parte mundana tan insignificante. ¿Qué era Israel durante toda su historia? Un trocito de la tierra, que es difícil de encontrar hasta en el mapa. La historia de Israel fue una de las historias más humildes, de parte militar, de arte, de civilización, etc. La historia más insignificante de la tierra fue la de Israel. Pero tiene su singularidad. ¡Esta singularidad hace la historia de Israel que sea por encima de todas las historias nacionales y de todos los pueblos: es decir, que allí dentro gobernaba el Dios, para que se haga el Israel tipo o modelo de todas las naciones y pueblos!
Sí, pues, allí habla el Dios con la visión de Ezequiel, y da una dimensión nacional. Pero no se agota en una visión nacional aquella admirable visión de Ezequiel. Simplemente esto, junto con la presencia de Israel, es también un tipo o modelo, una imagen histórica que se agotará con el acontecimiento de la resurrección de los muertos.
 
 
 
 

 
 
 
¿Qué dicen, cómo lo interpretan los judíos este sueño? Pues, ¡que simplemente sobrevive Israel y que esto se llama resurrección de los muertos! Queréis ver cómo lo interpretan los contemporáneos judíos: os digo de una copia de la revista semanal judía “Crónicas” 11, en septiembre de 1978, que dice:
“Jehová es uno y único Dios, el Dios de Israel, quien castiga los pecados de este pueblo en vida, le sigue, le protege y le considera elegido y le predestina a dominar la tierra”. Habéis visto “dominar la tierra…” ¡Sionismo! Vida después de la muerte no existe, y las tumbas de los judíos nunca se abren. He aquí, pues, lo que creen los nuevos saduceos. ¡No creen en la resurrección de los muertos, sino en la resurrección de su etnia y la presencia de su etnia dentro de la historia!
Observad, por favor, cuántas teorías existen que intentan tergiversar la gran verdad de la resurrección de los muertos. Por eso os dije que escucharéis cualquier teoría y deberéis estar informados y asegurados.
 
 
La reencarnación, metensarcosis o metempsicosis
 
Pero debemos decir aún una última teoría, que en nuestra época ha empezado de una manera otra vez a crear alguna inquietud a los hombres, es la reencarnación o metempsicosis y esta teoría también niega la resurrección de los muertos. El término que predomina es como metempsicosis, pero no es correcto; lo correcto es reencarnación o metensarcosis, porque no tenemos cambio de psiques, sino de cuerpos, mientras que la psique permanece una y sola. Por lo tanto estaremos diciendo reencarnación, este es el término más correcto.
¿Qué es esta teoría? Cuando decimos teoría es simplemente una creencia, un creer. No es nada seguro simplemente es una teoría. Es una teoría sobre un reciclaje perpetuo o eterno de las existencias y de continuas reencarnaciones, hasta que venga a la psique la plena catarsis. En palabras sencillas, digamos que el hombre muere, y su psique entra en un cuerpo nuevo. Este cuerpo puede ser de un humano, de un animal y alguna vez de algún vegetal, es decir, algo muy inferior. Y otra vez comienza la vida, con un nuevo nacimiento, y otra vez comienza un intento de mejoramiento. Pero como no puede el hombre o este animal mejorar, otra vez cuando muera, la psique entrará en un nuevo cuerpo, por tercera, cuarta vez, etcétera. Este ciclo se supone que dura 3.000 años.
Esta creencia en la reencarnación, amigos míos, es muy antigua. La encontramos en los hindúes y en otros pueblos orientales, y sobre todo antes del budismo. El budismo como sabréis, comenzó antes del s. VI antes de Cristo. Los egipcios desde que encontraron allí en su tierra Egipto creían en la reencarnación siempre. La encontramos, pues, en oriente. Pero también en la parte helénica se manifestó la reencarnación con Pitágoras, quien según Heródoto, la recibió de los egipcios. De Pitágoras y de los Órficos la recibió Platón, y de éste Plotino. Así que vemos también en la antigua Grecia existe esta percepción de la reencarnación. Sin embargo, a pesar de esto, Platón no se quedó en esto en su principal teoría sobre las psiques y el futuro del hombre. Platón esta teoría la dejó algo de lado, aunque la adoptó.
Es inquietante el caso, amigos míos, porque hoy en día tenemos una revivicación de las religiones occidentales, el budismo, por ejemplo, y una invasión impulsiva de estas religiones occidentales, de la llamada meditación (dialogismo) espiritual al mundo occidental. En Europa y en América, naturalmente también en Grecia; y tenemos muchas víctimas, que ponen atención a esta meditación espiritual oriental. Dicen que uno allí va a encontrar la serenidad y la paz y tantas cosas de este tipo, de manera natural y de modo panteísta siempre. No olvidemos esto nunca; que siempre con base panteísta* (todo es dios, todo vale).
 
 

 
 
 
Por lo tanto esta situación existe. Desgraciadamente estas cosas se proyectan por las televisiones y otros medios de comunicación, periódicos, revistas, etc, y el que no sabe, nuestro pueblo es arrastrado y engañado. ¿Pero por qué no sabe? ¡Pues, debería de saber! *(Panteísmo: opinión y alabanza en la cual la fisis-naturaleza y el Dios se identifican, son uno, por lo tanto el mundo es dios o divino. Acepta que el Dios es el único ser real, y el mundo es Su manifestación, Su procedencia o emanación).
Me diréis: Estas cosas no nos las habéis dicho para saberlas. Sí, ¿pero habéis preguntado para saber? No echemos siempre la culpa y responsabilidad a los demás, de que estas cosas debían dárnoslas aquellos que saben; el pueblo también debe interesarse y buscar para saber y aprender. Cierto que a vosotros os elogio, porque venís aquí exactamente para esto, estas cosas no las digo para vosotros. 
 
Pero los otros, la mayoría, por estos sufro, me dan lástima amigos míos, cuando veo en la televisión que se desarrollen teorías como esta de la reencarnación, y tragan estas teorías como pastillas, como si no existiera otra cosa más. ¡Decidme, son dignos de pena y lástima estos hombres!
Me diréis otra vez: ¿qué deberían hacer?
Yo les preguntaría, "¿hermano, te has bautizado, eres cristiano y no tienes ninguna inquietud en tu interior y ni preguntas? ¿Has oído alguna vez a tus padres hablar sobre la reencarnación? ¿Has preguntado si es correcto esto, si la Iglesia en la que perteneces lo acepta?… Pero si no crees en Jesús Cristo, entonces eres digno de tu suerte amigo mío. Pues, otra vez haces que sienta pena y lástima por ti, porque eres digno de tu suerte; porque cuando tú niegas a Cristo, es normal que entre una legión de demonios en tu psique y te conviertas en residencia de demonios! ¡Es normal que vengan los demonios, habiten en tu interior y te susurren y te traigan todo tipo de engaños, mitos y tonterías en tu mente necia!
Entonces, como existe esta percepción de la reencarnación -o metempsicosis, como se dice por muchos- por eso es interesante examinar y saber algunas cosas sobre este tema.
Pues esta teoría de reencarnación no es más que una fantasía clara. Es decir, se inspecciona y controla de la manera más sencilla de que esta teoría es una fantasía tonta.
¿Qué dice esta teoría? Dice que cuando te mueres, si tu psique no se ha perfeccionado, vuelve atrás a otro hombre, o si eras muy pecador entra en un animal. Por ejemplo, si tienes ira, digamos que te conviertes en un burro; si tenías gula te conviertes en un cerdo; si tenías orgullo te conviertes en pavo real… etcétera.
Dicen que el propósito de la reencarnación es el mejoramiento de la psique. Pero preguntamos: cuando nuestra psique imperfecta y pecadora entra en un animal, ¿tiene lógica y conciencia el animal de modo que podamos conseguir el mejoramiento de nuestra psique? El animal no tiene lógica, ni conciencia; ¿entonces por qué entrar la psique humana en el animal? Me diréis que entra en un humano. Sí, pero para que pueda tener mejoramiento debe tener la memoria de la antigua vida y la autoconciencia, de que una vez estuvo con aquel cuerpo, mientras que ahora está con este nuevo cuerpo; y que entró en otro cuerpo y nació nuevo humano, porque el antiguo se envejeció y no le dio tiempo perfeccionarse. Pero este nuevo hombre, o animal, debería mantener su memoria y su autoconciencia. ¿Pero quién de vosotros mantiene autoconciencia de que antes de nacer estaba en otra existencia? ¡Que levante la mano por favor… Nadie! Entonces, no se mantiene la autoconciencia, si se supone que la psique va a otro cuerpo, o en un animal que allí no hay ni siquiera lógica. Por lo tanto, qué sentido tiene esta mejora de la psique con la reencarnación.
Pero me diréis que habéis oído en la radio o habéis oído en alguna parte que se refieren casos de hombres que mantienen una memoria de que una vez habían vivido. Digamos que el tal así de repente dice: “¡Sabéis… este hombre le había visto cuando… cuando vivía en otro cuerpo!
Pues prestad atención y veréis lo que ocurre en este caso. La reencarnación hoy en día, pero también desde siempre, la patrocinan la Teosofía y el Espiritismo. ¿Sabéis lo que es el Espiritismo? Es un sincretismo (que es una mezcla de religiones), un Gnosticismo, recortes pegados, mezclas; un poco budismo, un poco cristianismo, un poco de esto o de lo otro, pero su mayor parte es budismo. Pero la reencarnación la promociona también el Espiritismo. El espiritismo era la base de la antigua religión de Grecia. Habían oráculos y videntes o adivinos, y los helenos no hacían ni el mínimo movimiento si no fueran aconsejarse por ellos. La base pues era la adivinanza, el Espiritismo. Así pues, la Teosofía y el Espiritismo patrocinaban la teoría de la reencarnación.
Si tenemos en cuenta que hoy en día, como existe el espiritismo que promociona y proyecta la reencarnación, está claro que sean verificadas estas cosas que dicen algunos hombres, de que han vivido una supuesta vida anterior y que comenten algunos acontecimientos que les conciernen. Dice uno por ejemplo: “Me acuerdo que estaba co-habitando con tal en Nueva York”. Realmente, mientras preguntan primero a este cuándo se ha marchado la psique y de aquí este responde que el otro murió hace un año, a continuación van a Nueva York y comprueban que tal no existe. Le pregunta si había co-habitado el año pasado con tal, y él responde sí, que tenía un vecino que había muerto el año pasado. La psique pues de aquel se había marchado y vino ahora a este. 
 
 
 

 
 
 
Amigos míos, cuando tenemos un caso así, debemos decir que tenemos representaciones imprecisas de la edad de niño; porque realmente existen hombres que no están en un buen estado psíquico y creen que han vivido en otra parte; o hay división de personalidad, psicopatología, es decir, finalmente tenemos el fenómeno espiritista, puesto que el Espiritismo patrocina y proyecta la reencarnación.
¡Los espiritistas, amigos míos, no dudan de que hasta los santos son de ellos! ¡Últimamente se ha constituido en Atenas una asociación teosofo-espiritista, con el título san Nektario… donde invocan supuestamente el espíritu de san Nektario! Pero amigos míos son los demonios que aparecen y no san Nektario!… Estos hombres ya son tan egoístas, que el Dios permite que tengan este espíritu de engaño. ¡Es terrible esto… este espíritu del engaño!
 
¡Últimamente han caído en mis manos unos libros de este tipo, que desgraciadamente presentan personas que están allí con renombre en la sociedad helénica!… Y uno piensa: “¡Dios mío, sólo una cosa te pido y te ruego, hasta que cierre mis ojos que esté derecho, firme y correcto en la Fe Ortodoxa!” Pues, amigos míos, allí veréis que mezclan el Evangelio desde el principio hasta el final, y sostienen que supuestamente invocan el espíritu de Jesús Cristo, el espíritu de san Juan Bautista, de san Nektario y de otros santos, diciendo esto u otro!… En una parte del libro de ellos dice sobre la aparición del espíritu de san Nektario. “Por un momento, dice, cuando estábamos orando hubo un vaciamiento eléctrico, y dijimos todos: ¡es san Nektario! Y comenzamos todos a orar a san Nektario, quien nos  informó de varias cosas…”, etcétera. Estos hombres, son pobres, desgraciados seres humanos que en ellos operan los espíritus malvados, los demonios. Los espiritistas tienen también oraciones, porque el Espiritismo es religión; esto lo demuestra el memorable Panagiotis Trémpelas.
Toman personas de la Santa Escritura y dicen que sostienen la reencarnación a base de la Santa Escritura. Tenemos un acontecimiento así en el Evangelio de san Lucas. Pero Orígenes en su época lo afronta de manera admirable y bella. Os he dicho que estas cosas son antiguas, no son nuevas. Os lo leeré y después lo analizaré: Es en el Evangelio de Luca, homilía 4, una serie de Padres Helenos y Escritores eclesiásticos, tomo 15, página 17.
Es decir; El Cristo dijo que Juan ha venido “e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías” (Lc 1,17), o sea que tiene las características del profeta Elías. Pero aquellos que creían en la reencarnación, sostenían y decían que “el espíritu de Elías vino y se encarnó en la persona de Juan!” Por lo tanto la Escritura habla de la reencarnación, y sobre todo que testigo de esta es el mismo Cristo, que dijo que Juan es “en poder de Elías”. Y genialmente dice Orígenes: “Si Elías hubiera muerto, podríamos decir que se ha dado un algo, -aunque lo “en poder” característicamente quiere decir, con las energías de Elías; no es que sea el mismo Elías- aunque sea se podría, dice Orígenes, decir que era el Elías, de quien la psique entró en el vientre de Elisabeth, y nació Juan. Pero Elías no murió, sino que ascendió. ¿Cómo podemos sostener que tenemos una psique en dos cuerpos?, es algo imposible. Así de esta manera excelente e inteligente lo afrontó Orígenes.
 
 
Que nos aseguremos
 
Como veis, amigos míos, todas estas cosas son muy importantes. Y debemos conocer aquellos que niegan la resurrección de Cristo, de manera que no caigamos víctimas de estas posiciones y teorías paranoicas. Os ruego, pues, como dice san Cirilo en sus catecúmenos de entonces, que nos aseguremos. Asegurémonos con todo aquello que aprendemos, y que mantengamos nuestra fe completa, entera en la Iglesia y en la verdad que el Cristo resucitó corporalmente y que nosotros resucitaremos corporalmente. ¡Resucitaremos con resurrección real y resucitarán nuestros cuerpos que tenemos ahora!
Pero, si Dios quiere, continuaremos el domingo que viene.




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«No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento» (Luc. 5,32)