CÓMO SE RECONOCE A ALGUIEN COMO SANTO

UNA VEZ PREGUNTÉ  “ CÓMO SE RECONOCE A ALGUIEN COMO SANTO POR LA IGLESIA” . ME RESPONDIERON, ME ACUERDO, QUE TIENEN QUE PASAR 100 AÑOS DESDE SU “DORMICIÓN”, QUE EXISTAN TESTIGOS QUE DECLAREN MILAGROS EN VIDA O TRAS SU MUERTE, Y LÓGICAMENTE QUE SUS RELIQUIAS DESPIDAN aroma.

Después de la Santificación del Monje Paísio y 21 años después de su dormición, comencé a preguntarme si lo que yo conocía era correcto o incorrecto. Y también si existe alguna razón para que la Iglesia estos últimos años avance a mayor ritmo en el reconocimiento de la santidad de algunas personas.

Tal vez la Iglesia tiene necesidad de nuevos prototipos para mantener cerca de ella a los creyentes y para atraer a la gente joven? El abad del monasterio patriarcal de Jálkis (Χάλκης), Metropolita Prusis Sr. Elpidopóros, aclara que “no ha cambiado nada los últimos años en relación al procedimiento. Simplemente, algunas veces es tan clara la santidad de algunas personas, a través de milagros y otros factores, que no es necesario que pasen muchos años desde su muerte para que la Iglesia comience el procedimiento del reconocimiento de su Santidad. 

El primer caso de este tipo se presentó en 1961 con San Nectario. Eran tantos y tales sus milagros del santo, que en relativamente pocos años después de su muerte, la Iglesia procedió con el nombramiento de su santidad. 

Tanto el Yérontas Paísios como el Yérontas Porfírios, son dos modelos eclesiásticos de los cuales se habla mucho hasta hoy en día. Existen hombres que fueron conocidos durante su vida, y apenas han pasado dos décadas desde su “dormición” y su obra ha sido fácilmente transmitida también de modo oral. Muchos templos de hecho, desde hace muchos años, tienen iconos suyos de santos y los fieles se prosternan ante ellos considerándolos ya santos, mucho antes de haber sido reconocidos oficialmente por el Patriarcado Ecuménico. 

En la misma longitud de onda que el Metropolita Prúsis, el profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Atenas, P.Nicolás Ioannídis, señala que los dos recién proclamados Santos “tenían todas las características de la santidad, y esto el pueblo lo sabía”.

Es muy característico que en los últimos años de sus vidas, la gente acudía a ellos, diría de a cien tos, para coger su bendición y sobre todo para recibir consuelo con sus palabras.

Por lo tanto este sentimiento del pueblo, la Santidad de estos dos hombres, la iglesia militante no podía pasarlo por alto. Es una muestra de la presencia de Dios dentro del mundo y el Patriarcado Ecuménico solamente tuvo que venir para asegurar este sentimiento del pueblo, la seguridad del pueblo de Dios de que estos dos hombres eran realmente santos.”



NO EXISTEN NORMAS

¿ Qué es sin embargo esto que le hace a alguien santo? Preguntando a teólogos, la respuesta que recibí fue muy simple. No existen normas. Como Santo se reconoce por la Iglesia aquel que primeramente ha sido declarado como santo en la conciencia del pueblo sencillo, como nos dice el Padre Yeórguios Tsétsis (Γεώργιος Τσέτσης), Gran Protopresbítero del Patriarcado Ecuménico: “ EL papel de la Iglesia como institución, no es “destacar” o “reconocer”, mucho menos “ hacer santo” a alguien, sino registrar la experiencia de los creyentes en una Acción Oficial de la Iglesia.

Esto exactamente es lo que llevó a cabo el Patriarcado Ecuménico incorporando al Calendario el nombre del Santo Paísio, quien encontrándose aún en vida, fue reconocido como Santo en la conciencia de los fieles. Como se había realizado, también, en no pocos casos de personas modelos, hombres y mujeres, del siglo XX.

El Metropolita de Lepanto ( Νάυπακτος, Náfpaktos), Ieroceos Vlajos ( Ιεροθέος  Βλάχος) explica qué significa santo, tanto en la tradición eclesiástica como en la teológica. “Santo no es el hombre bueno o virtuoso, sino aquel viviendo “dentro” la Iglesia con los Misterios y la vida evangélica se une con Cristo y siente dentro de él la Gracia de Cristo.

San Nicolás Kabásilas (Νικόλαος Καβάσιλας) dice que santos “ los que con los santos participan”. Por lo tanto, las características que ha de cumplir un cristiano para ser introducido en el  santoral de la Iglesia es ser parte de la Iglesia, pertenecer a la de fe ortodoxa, tener un espíritu eclesiástico, tener amor por el Dios y por los hombres, ser testigo o tener vida santa y que se realicen milagros, es decir que Cristo mediante él mostrar distintas señales. 

Claro que la frase que utiliza el Patriarcado Ecuménico no es santificación o canonización (αγιοποίηση, ayiopíisi) de una persona, sino la clasificación (αγιοκατάταξη, ayiokatátaxi) como santo de una persona.  Es decir su integración en el Santoral de la Iglesia. Esto significa que el Patriarcado Ecuménico no “construye” santos, sino que los incluye en el santoral a quienes cumplen las características anteriormente citadas, los cuales al mismo tiempo son reconocidos también por quienes les conocieron o recibieron intervenciones milagrosas de ellos.

Prevalece la aceptación del pueblo y sigue la clasificación por la Iglesia. La conciencia del pueblo Ortodoxo juega un gran papel en la clasificación de un cristiano. ¿Son sin embargo los milagros una señal de santidad? Volviendo la vista atrás a la historia de la Iglesia, vemos que no. No son pocos aquellos de los cuales nuestra Iglesia honra su memoria, sin que hayan realizado un solo milagro. Como es San Nicódimo el Ayiorita (Νικόδημος ο Αγιορείτης) o San Nicolás Kabásilas (Νικόλαος ο Καβάσιλας).

El Padre Nicolás Ioanídis (Νικόλαος Ιωαννίδης) explica que “ Los Santos no son unos hombres sobrenaturales, unos hombres que tienen algún carisma distinto que los haga Santos porque tal carisma  los demás no lo tienen. Son personas como nosotros, los cuales sin embargo con su lucha, con su ascesis, han conseguido agradar a Dios cumpliendo todos sus mandamientos, y ser por agraciados por Dios”. Añade que “no creemos en los Santos como seres sobrenaturales, tampoco les atribuimos una divinidad. El Santo es un hombre que el Dios a agraciado porque así lo ha economizado y le ha bendecido para llevar su Gracia (Χάρης, Járis, energía o gracia increada) al pueblo).

Incluso solo por el hecho de despedir perfume sus reliquias no se considera santo, al menos así se decidió en el III Sínodo de Moscú en 1665. “"Los cuerpos de los muertos encontrados enteros  y sin descomponer,  no arriesgarse a partir de ahora en adelante, sin evidencia y sin la toma de decisión por el Sínodo,  a nombrar su santidad, de lo contrario y la maldición de la Corte Suprema ... por violación de las sagradas leyes ". 



EL PROCEDIMIENTO


El camino que sigue la Iglesia en orden a decidir la santidad o no de una persona es determinada, como explica el Metropolita Prúsis (Προύσης) en “Ortodoxia Info”.

Las personas que son clasificadas santas, son designadas normalmente por el mismo pueblo, el cual las honra masivamente con la veneración de sus reliquias o con la vivencia de sus milagros. Con otras palabras, el pueblo, los fieles, son quienes  indican a la administración de la Iglesia quién es santo. En el lenguaje eclesiástico, esto se denomina conciencia eclesiástica, o conciencia del cuerpo de la Iglesia.

Entonces cuando la señal de devoción y respeto a una persona que ha vivido entre nosotros recibe dimensiones masivas y tiene duración, resistencia en el tiempo, no es una efímera muestra de entusiasmo, entonces la Iglesia comienza a recoger documentos:  registra su vida, registra sus milagros, registra sus discursos, registra los testimonios de personas sobre la santidad de su vida.

Cuando todo esto demuestra que tiene resistencia en el tiempo, y que tienen una duración en la experiencia del pueblo de Dios, entonces el Metropolita local, tras reunir todos los datos anteriormente citados, redacta una carta para su autoridad eclesiástica (Sínodo) y se sugiere el reconocimiento y la clasificación oficial como santo.

Cuando se completan los procesos, se llama al Patriarcado Ecuménico, como alta autoridad y como el centro de la Ortodoxia, para que redacte el “ Tomo de Clasificación como Santo”, es decir que establezca a nivel mundial y de todo el pueblo ortodoxo el honor de Santo, que ya se ha realizado a nivel local.

Respecto al Padre Paísio, ya que éste fue santificado como clérigo del Patriarcado Ecuménico ( ya que es conocido que el Patriarca Ecuménico  es el obispo del Patriarcado Ecuménico), no era necesario ningún otro Metropolita que redactase una carta al Patriarcado. Él sólo el Patriarca Bartolomeo, teniendo en cuenta,como obispo del Monte Atos, la santidad de la vida del Padre Paísio y la conciencia del pueblo de Dios que lo venera como santo tantos años, dio orden al Comité Canónico de reunir los testimonios necesarios para redactar el informe necesario. El Patriarca Bartolomeo remitió el informe al Sínodo y le pidió que tomara una decisión oficial de clasificación como santo del Padre Paísio.



Fuente: Publicado en el periódico  “Ortodoxia Info”, 1 de Enero de 2015              

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