2.2. Evangelio Según San Marcos

El Evangelista Marcos, como parece a partir de Los Hechos de los Apóstoles, se llamaba anteriormente Juan (Hech. 12:25; 13:5,13; 15:37). El nombre de Marcos es un nombre romano, el cual fue añadido después al principal nombre de Juan.
Marcos tenía una madre devota y piadosa, María. En su casa, la cual se encontraba en Jerusalén, se reunían los primeros Cristianos y adoraban a Dios. Allí se conocieron Marcos y el apóstol Pedro, de quien, como parece, aprendió la fe cristiana. Por esto en otra parte el apóstol Pedro le denomina hijo suyo (I Ped. 5:13). En la Epístola a los Colosenses (4:10) el evangelista Marcos es llamado también "sobrino de Bernabé", o por su hermano o por su hermana. Es probable sin embargo que "sobrino"en su significado original pueda significar también primer primo.
De acuerdo con la narración de los Hechos de los Apóstoles, Marcos sigue a los apóstoles Bernabé y Pablo en la primera gira apostólica, durante la cual predicaron el Evangelio en Chipre. 
Pero cuando los dos Apóstoles, Bernabé y Pablo, pasaron frente a Asia Menor para continuar su obra apostólica, Marcos no les siguió. Por esta razón Pablo, a pesar de la insistencia de Bernabé, se negó a llevar nuevamente consigo a Marcos en su segunda gira. Después, sin embargo, el apóstol Pablo aceptó de nuevo a Marcos, quien se encontraba también con él durante el primer encarcelamiento en Roma (Fil. 24). Por esto le forma y da consejo en Colosas (Col. 4,10). 
Durante su segundo encarcelamiento Pablo pidió a Marcos que fuese nuevamente con él, porque, como escribió el apóstol, era "cómodo y fácil en el servicio" (II Tim. 4:11). Parece además que realmente Marcos fue entonces a Roma.
Cuando estaba allí, se encontró con el apóstol Pedro, por quien fue denominado "intérprete". Fue llamado así, porque en su Evangelio Marcos salvó la predicación del apóstol Pedro.
De acuerdo con la Tradición eclesiástica el evangelista Marcos construyó la Iglesia de Alejandría, donde fue martirizado por los idólatras y enterrado en una región cerca de allí. Comerciantes venecianos durante el siglo IX trasladaron sus Santas Reliquias desde allí hasta Venecia en Italia.
El Evangelio según San Marcos parece que fue escrito entre los años 63 y 70 después de Cristo.  






CAPITULO 1.

Vers. 1-8. El Precursor Juan.

Juan el Precursor fue el principio del jubiloso mensaje de la venida al mundo de Jesús Cristo, quien es el Hijo de Dios que se hizo hombre.


2. Y fue Juan el principio del evangelio, como fue profetizado y está escrito en los profetas. Es decir en el libro del profeta Malaquías dice el Padre celestial a Mesías: He aquí yo envío mi mensajero antes de ti y delante de ti.  Este preparará  las almas de los hombres para que te reciban como Salvador y Redentor. Y así preparará el camino por el cual te acercarás como maestro y Salvador de los hombres.  

 
3. Este mensajero es aquel sobre el que profetizó el profeta Isaías lo siguiente: Voz de hombre que clama en el desierto y dice: Preparad el camino por el cual vendrá a vosotros el Señor; haced rectas y llanas las sendas por las cuales pasará.


4. Y fue Juan el principio del evangelio, bautizando en el desierto y predicando el bautismo que debía ir acompañado de arrepentimiento interior, de modo que los bautizados recibiesen más tarde el perdón de sus pecados, el cual les aseguraba el Mesías cuando viniese después de Juan.


5. E iban a él todos los habitantes de toda Judea, y los de Jerusalén. Y eran bautizados todos por Juan en el río Jordán, mientras que al mismo tiempo confesaban en público sus pecados.


6. Pero también toda la vida y la aparición de Juan era acorde con su predicación en todo.  Llevaba puesta una vestimenta tejida de pelo de camello y tenía un cinto de cuero alrededor de su cintura, y comía langostas de las que traía el viento como una nube desde Arabia hasta el desierto, y miel que almacenaban las abejas silvestres dentro de las rocas resquebrajadas.


7. Y predicaba, diciendo: Viene después de mí el que es más poderoso que yo debido a su dignidad y a su naturaleza divina. Ante él yo no soy digno de agacharme y de desatar como siervo el cordón de su calzado.



8. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo, el cual limpiará también vuestras almas.




Vers. 9-11. El bautismo de Jesús

9. En aquellos días fue allí Jesús desde Nazaret de Galilea. Y fue bautizado por Juan en el río Jordán. 


10. Y cuando subía del agua del agua del río, en el mismo momento, vio abrirse los cielos, y al Espíritu Santo descender como paloma y ponerse sobre él.
 
11. Entonces una voz vino de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado, en quien tengo complacencia. Porque como hombre absolutamente impecable me has complacido y me has sido agradable en todo. 




Vers. 12-13. Las tentaciones en el desierto.

12. Justo después de su bautismo el Espíritu Santo por incitación interior le puso en el desierto.


13. Allí en el desierto estuvo cuarenta días, y Satanás le tentaba buscando en vano desviarle de sus pensamientos que estaban fijados en Dios y en su misión. Y estaba allí totalmente solo teniendo como única compañía las fieras del desierto. Pero invisiblemente le alimentaban los ángeles que le servían, quienes después de su victoria frente a satanás se presentaron y le servían.




Vers. 14-20. Los primeros discípulos.

14. Después de que Juan fue enviado a prisión por el rey Antipas, vino Jesús a Galilea predicando el jubiloso anunciamiento de que vendría dentro de poco entre los hombres el reino celestial de Dios.


15. Y decía que se había cumplido ya el tiempo que estaba determinado por Dios sobre la venida del Mesías, y se acercaban los días en que el Mesías cimentaría también sobre la tierra el reino de los cielos con la nueva vida espiritual, santa y celestial que será transmitida en mi Iglesia. Arrepentíos entonces y creed en el jubiloso anunciamiento de que el Mesías ha venido, y recibidle como Salvador vuestro y Redentor.


16. Y mientras caminaba junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés el hermano de Simón, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores, y esto tenían como obra suya.


17. Entonces les dijo Jesús: Seguidme como discípulos, y os haré que seáis pescadores de hombres, a los cuales atraeréis el reino de los cielos con la red de la divina predicación.


18. Y ellos enseguida dejaron sus redes, y le siguieron.


19. Pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo, el hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, quienes también estaban dentro de la barca y preparaban las redes.


20. Y enseguida los llamó; y dejando elllos a su padre Zebedeo en la barca junto con los jornaleros, le siguieron.






Vers. 21-28. La curación del endemoniado de Capernaúm


21. Y entraron en Capernaúm; y enseguida el primer Sábado después de su llegada, Jesús entró en la sinagoga y enseñaba.


22. Y muchos se quedaban sorprendidos de su doctrina. Porque no buscaba basarse en los testimonios de reconocidos rabinos, como hacían los escribas, sino que enseñaba como maestro que tenía el conocimiento de la verdad directamente de su divinidad. Porque Él era la legítima y auténtica fuente de la verdad.


23. Allí en la sinagoga de ellos había un hombre dominado por el poder de un espíritu impuro y malvado. Y el hombre este empezó a dar voces.


24. diciendo: Déjame. ¿qué existe en común entre tú y nosotros,  Jesús nazareno? ¿Has venido para expulsarnos de esta agradable morada y enviarnos al abismo, destruyéndonos de este modo? Sé quién eres. Eres el Mesías, el santo por excelencia, santificado y establecido en tu obra por Dios.


25. Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él!


26. Entonces el espíritu inmundo malvado, con espasmos y sacudidas tiró abajo al endemoniado y clamando a gran voz, salió de él.


27. Entonces todos se asombraron mucho, de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué gran milagro es este? ¿Y qué nueva doctrina es esta? Realmente todo esto es asombroso y sin precedentes. Porque no solo enseña con autoridad y poder, sino que ordena a los espíritus inmundos y malvados, y le obedecen.


28. Así muy pronto se difundió su fama por toda la provincia alrededor de Galilea como gran maestro y realizador de milagros sin precedentes.





Vers. 29-34. La sanación de la suegra de Pedro y otros.

29. Enseguida, nada más  salir de la sinagoga, fueron junto con Jacobo (Santiago) y Juan a la casa de Simón y Andrés.


30. Y la suegra de Simón estaba acostada con fiebre. Y en seguida le dijeron que estaba enferma.


31. Entonces Jesús, tras acercarse a su cama, la tomó de la mano y la levantó. E inmediatamente le dejó la fiebre, y como no sentía el más mínimo agotamiento, les servía.


32. Y cuando llegó la tarde y se puso el sol, le trajeron a todos los enfermos de la zona aquella y a los endemoniados;


33. Mientras tanto todos los habitantes de la ciudad se juntaron junto a la puerta de la casa de Pedro.



34. Entonces Jesús sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios de quienes eran atormentados por ellos. Y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían, sabían que él era el Cristo. Y esto lo testificaban, o bien mostrándose aliados y colaboradores suyos, atrayendο así insidiosamente la confianza de la gente, o bien provocando escándalos fuera de lugar sobre Jesús, algo que provocaría tentaciones y obstáculos en su obra. 





Vers. 35-39. Partida de Capernaúm.

35. Y por la mañana, mucho antes de que amaneciese,  siendo aún muy oscuro, se levantó, salió de la casa  y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.


36. Pero  Simón y sus compañeros corrieron tras de él buscando encontrarle


37. Y tras encontrarle, le dijeron: “Te buscan. Ven a continuar tu obra y no enfríes el entusiasmo de la multitud”.


38. Pero él les dijo: Vayamos a los lugares vecinos, para predicar también allí. Porque para esto he salido de la ciudad y he venido aquí, para continuar con esos lugares en mi recorrido.


39. Y continuó predicando en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y expulsaba los demonios de los endemoniados que le traían.




Vers. 40-45. La curación del leproso.

40. Vino entonces  a él un leproso, quien le rogaba arrodillado frente a él y le decía: Si quieres, tienes el poder de curarme y de limpiarme las heridas y los sarpullidos de mi enfermedad.


41. Entonces Jesús tuvo misericordia de él. Y extendiendo su mano y  tocándole, dijo: Quiero, sé limpio de la lepra.


42. En cuanto dijo esto, la lepra se fue al instante de aquél, y quedó limpio.


43. Y prohibiéndole rigurosamente contar su curación, le sacó fuera del lugar donde estaban y le dijo:


44. Ten cuidado y no digas a nadie nada, sino vete, muéstrate al sacerdote, y ofrece los regalos aquellos que determinó Moisés por tu limpieza y por tu curación de la lepra. Para que sea útil tu examinación y la oferta de tu regalo como testimonio y prueba para los judíos de que tú realmente has sido curado, pero también de que yo no he venido a abolir la ley.



45. Pero él cuando se fue, comenzó a publicar mucho sobre el poder del Señor y a divulgar el relato de su curación, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, porque provocaría una concurrencia y una ruidosa manifestación del pueblo ante él. Pero permaneció fuera en lugares desiertos. Mientras tanto venían a él hombres de todas partes.







CAPITULO 2.

Vers. 1-12. La curación del paralítico de Capernaúm. 

Después de algunos días entró de nuevo Jesús en Capernaúm; y se oyó que estaba en una casa.


2. E inmediatamente se juntaron tantos, que se llenó la casa y no había ya sitio ni  junto a la puerta. Y les predicaba el logos de Dios.


3. Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era llevado por cuatro sobre un lecho.


4. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba el Señor, y haciendo una abertura, bajaron el lecho poco a poco en que yacía el paralítico.


5. Al ver Jesús la fe de ellos, la del paralítico y la de los que le traían, dice al paralitico, que estaba agobiado por si sus pecados pudieran ser un obstáculo para su curación: Hijo mío, tus pecados te son perdonados, los cuales son la causa de tu parálisis corporal.


6. Pero staban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban dentro de ellos:


7. ¿Por qué este hombre habla así, y dice blasfemias?. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?


8. Enseguida Jesús mediante información sobrenatural que inspiraba en su espíritu su divinidad, entendió que ellos pensaban así en su interior, y les dijo: ¿Por qué aceptáis tales pensamientos dentro de vuestros corazones?


9. ¿Qué es más fácil, que diga al paralítico: "Tus pecados te son perdonados", o decirle: "Levántate, toma tu lecho en tu hombro y camina"? Vosotros consideráis más difícil esto último  


10. Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre, el Mesías, el único representante de la humanidad, quien vendrá de nuevo sobre las nubes como juez, tiene la autoridad de perdonar sobre la tierra los pecados, dice al paralítico: 


11. A ti que crees, te digo: Levántate, toma tu lecho en tu hombro, y vete a tu casa.



12. Entonces él se levantó en seguida, y tomando su lecho, salió de aquella casa delante de todos. Y así le vieron todos con sus ojos y se llenaron de asombro. Y glorificaron a Dios diciendo que nunca hasta ahora habían visto tal cosa, un paralítico que con una orden se levante enseguida y camine.





Vers. 13-17. Mateo discípulo de Cristo.

13. Después Jesús salió de la casa en la playa del lago. Y toda la gente venía junto a Él, y Él les enseñaba.


14. Y al pasar, vio a Leví, el hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió.


15. Y mientras Jesús y sus discípulos estaban sentados  a la mesa de la comida en casa de él, junto a ellos estaban también sentados muchos publicanos y pecadores, porque cuando Jesús llamó a Leví, se encontraban también allí, por lo que también siguieron a Jesús hasta la casa de Mateo y formaron parte de la mesa.


16. Pero cuando los escribas y los fariseos le vieron comer con los publicanos y con los pecadores, dijeron a sus discípulos: ¿Por qué vuestro maestro come y bebe con los pecadores?


17. Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido al mundo a llamar a los que tienen la idea de que son justos, sino a pecadores.





Vers. 18-22. El ayuno.

18. Los discípulos de Juan, así como los de los fariseos, hacían los ayunos que se habían llevado a cabo por la tradición. Vinieron entonces algunos y le dijeron a Jesús: ¿Por qué los discípulos de Juan y los de los fariseos ayunan, y cumplen los ayunos que nos han entregado los antiguos rabinos, cuando tus propios discípulos no ayunan?


19. Entonces Jesús les dijo: ¿Acaso es posible que los amigos del novio invitados guarden luto y ayunen, mientras  está con ellos el novio y celebran su boda? Mientras esté con ellos el novio, no es posible que ayunen. Del mismo modo mis discípulos: Mientras yo, el Novio de la Iglesia, esté con ellos, no es posible que guarden luto y que ayunen.


20. Pero vendrán días en que el Novio les será quitado de entre ellos, y entonces en aquellos días ayunarán y guardarán luto.


21. Y hablando más comprensiblemente con algún ejemplo, os digo:  Nadie cose sobre una prenda vieja un remiendo de tela nueva. Pero si pone un remiendo así, entonces esta pieza nueva recoge y tira de la prenda vieja. Es decir que el remiendo nuevo arranca de la prenda vieja la parte por donde está cosida, y la rotura se hace peor. De este modo mi nueva enseñanza no es beneficiosa cuando se adhiere sobre formas exteriores que ya envejecieron y están usadas. Porque las formas exteriores se inutilizarán perjudicialmente, y mi enseñanza será adulterada.



22. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden. Sino que el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.  Así los fariseos con sus seguidores son odres viejos, que no pueden mantener mi nueva enseñanza, la cual recibirán mis discípulos, que son semejantes a odres nuevos.






Vers. 23-28. El reposo del Sábado.

23. Y un Sábado sucede que  pasaba Jesús por un camino que se abría por entre los terrenos sembrados.  Y sus discípulos, siguiendo este camino, comenzaron a arrancar, pelar y comer las espigas porque estaban hambrientos.


24. Pero los fariseos le dijeron: Mira lo que hacen tus discípulos en el día del Sábado. Arrancan y pelan las espigas , cosa que no está permitida, porque de este modo se profana el Sábado.  


25. Y él les dijo: ¿Nunca leísteis lo que hizo David, cuando tuvo necesidad, y sintió hambre, él y los que estaban con él?


26. ¿Cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes que estaban sobre la Santa Mesa de la tienda como sacrificio a Dios, cuando no le está permitido a nadie comer de estos panes, sino solo a los sacerdotes? Y de hecho David dio de estos panes también a los que estaban con él. Y sin embargo, en aquella situación, ni Dios ni las Santas Escrituras desaprobaron esta acción.  


27. También les dijo: La institución del Sábado fue hecha para el hombre, para ser enseñado y llevado a la perfección espiritual. No fue hecho el hombre para el Sábado, para que trabaje como esclavo temeroso y de un modo seco y muerto.



28. Entonces si el Sábado fue determinado para ayudar, se obtiene la conclusión de que el Hijo del Hombre, el perfecto representante de la humanidad, que el mismo como Dios determinó la institución del Sábado, es Señor también del Sábado y tiene la autoridad para modificar también esta institución. Entonces lo que han hecho ahora los discípulos, lo han hecho con el tácito consentimiento de quien es señor del Sábado.  







CAPITULO 3.

Vers. 1-12. Curación de distintas enfermedades.

Jesús entró de nuevo en la sinagoga. Y había allí un hombre que tenía seca y paralizada una mano.


2. Y todos los que estaban allí le observaban atentamente  para ver si en el día de Sábado le sanaría, a fin de poder acusarle de que infringía el Sábado.


3. Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca y paralizada: Levántate y ponte aquí en medio de la sinagoga.


4. Y después les pregunta: ¿Está permitido en el día del Sábado que haga el hombre el bien, beneficiando así a su compañero,  o puede no realizar este beneficio y de este modo  hacerle indirectamente el mal? Está permitido en el día del Sábado que salve el hombre la vida de su compañero, o no ayudarle cuando éste está en peligro y así indirectamente matarle? Pero ellos callaban.


5. Entonces, echando Jesús a los que allí estaban sentados a su alrededor una mirada que mostraba su santa indignación, mientras que al mismo tiempo se compadecía de ellos, porque eran duros y obsesionados en sus corazones, y peligraban de permanecer incorregibles, dice al hombre: Extiende tu mano. Y éste, aunque debido a su enfermedad no podía hacer esto, mostrando sin embargo su creencia lo intento y la extendió. Y su mano le fue restaurada sana como la otra.


6. Y salieron los fariseos de la sinagoga, hicieron enseguida consejo en su contra junto con los herodianos, que eran soldados del rey Herodes, y dialogaban de qué modo podrían eliminarle.


7. Jesús entonces partió con sus discípulos hacia el lago. Y le seguía una gran multitud de Galilea


8.  y de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de Perea, es decir de la tierra que está  al otro lado del Jordán, hacia su lado este. Y vino junto a Él una gran multitud, y de los que vivían en los  alrededores de Tiro y de Sidón, oyendo cuán grandes cosas hacía.


9. Y debido a la multitud, dijo a sus discípulos que le tuviesen siempre lista la barca, para poder entrar en ella cuando se hiciese mayor la concurrencia del gentío, para que no le oprimiesen.


10. Y porque había sanado a muchos, comenzó a juntarse tanta gente, y a caer sobre El todos los que tenían enfermedades torturadoras, para tocarle y encontrar así su curación.


11. Y los espíritus demoniacos inmundos y malvados , al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.



12. Mas él les reprendía con dureza para que no descubriesen que era el Hijo de Dios. (Y les prohibió descubrir esto, porque no era aún el tiempo de dar a conocer a los hombres la verdad al completo sobre su naturaleza y su misión e irritarse ante esto aún más sus enemigos  infieles. Aparte de que los malvados demonios no eran dignos de ser predicadores de esta verdad).  





Vers. 13-19. La elección definitiva de los doce Apóstoles

13. Jesús después subió a una montaña vecina del monte que se encuentra al oeste de Capernaúm, y llamó a sí a los que él quiso; y ellos fueron con él.


14. Y estableció a doce discípulos, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar,


15. y que tuviesen autoridad y poder para sanar enfermedades y para expulsar los demonios.


16. Y dio a Simón un nuevo nombre y lo llamó Pedro.


17. y estableció también a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, y les dio a cada uno  el nombre de “Boanergués”, que significa “hijos del trueno” (porque estos, aunque tenían un carácter calmo, en determinadas ocasiones estallaban de repente como una tormenta).


18. Estableció también a Andrés, a Felipe, a Bartolomé, a Mateo, a Tomás, a Jacobo hijo de Alfeo, a Tadeo y a Simón el cananista, nombre que significa “celote”,


19. y a Judas Iscariote, el que le entregó a sus enemigos. 






Vers. 20-27. La autoridad de Jesús sobre los demonios.  

20. Después fueron a una casa de Capernaúm. Y de nuevo se juntó tanta gente, que ellos ni aun comer pan podían. Porque la multitud había llenado la casa por completo, y no le dieron tiempo para comer a Jesús .


21. Entonces cuando oyeron los suyos, que estaba tan absorto en su obra de la enseñanza y de los milagros hasta el punto de no comer, salieron para prenderle y pararle. Porque pensaban que una dedicación tan grande en su obra era resultado de una enfermedad psíquica, y decían que estaba fuera de sí y se le había ido la cabeza.


22. Pero los escribas que habían venido de Jerusalén decían que tenía dentro de él a Belcebú, y que mediante la ayuda y la colaboración del príncipe de los demonios echaba los demonios de los endemoniados.


23. Entonces Jesús les llamó a su lado y comenzó a decirles con comparaciones y ejemplos: ¿Cómo es posible que un satanás eche con violencia y que expulse a otro satanás?


24. Y si un reino se divide en partes enemigas, y en guerra civil se vuelve una parte contra la otra, este reino no puede permanecer.


25. Y si una familia es dividida en partes contendientes, no puede permanecer, sino que se disolverá también contra sí misma, tal casa no puede permanecer.


26. Y si satanás se levanta contra sus partes y se divide en partes contendientes unas con las otras, no puede permanecer, sino que termina ya su autoridad y su poder.



27. Nadie puede, cuando entra en la casa del señor fuerte de la casa, coger sus muebles y sus utensilios, si no ata bien antes al fuerte.  Y entonces saqueará su casa. Así también yo,  si anteriormente no hubiese vencido y atado al satanás, no hubiese podido quitar de sus manos a los endemoniados, que como utensilios inertes mantenía en su posesión.   





Vers. 28-30. La blasfemia contra el Espíritu Santo.

28. De cierto os digo que Dios perdonará  todos los pecados a los hombres, si estos se arrepienten. Perdonará también todas las blasfemias que salgan de sus bocas, cualesquiera que sean.


29. Pero a quien atribuya las energías perceptibles del Espíritu Santo a un espíritu demoniaco y por obstinación interior calumnie las obras del Espíritu Santo, blasfemando así contra el Espíritu Santo, este no será perdonado jamás, sino que será culpable de condena eterna y de castigo.


30. Y dijo estas palabras, porque ellos decían que tenía espíritu inmundo demoniaco y calumniaban las obras y los milagros del Espíritu Santo  atribuyéndoselas al diablo, porque estaban obstinados y tenían cegada su voluntad.




Vers. 31-35. La madre y los hermanos de Jesús

31. Vinieron entonces  después su madre y los que muchos pensaban que eran sus hermanos, y quedándose fuera de la casa, enviaron a unos a llamarle.


32. Y estando sentada alrededor suyo mucha gente, le dijeron: Mira, tu madre y tus hermanos están afuera, y te buscan.


33. Entonces Él les respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos?


34. Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.


35. Estos son, aunque no tengo parentesco carnal con ellos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. Y mi madre fue hecha digna de darme a luz porque anteriormente fue muy creyente y dedicada sierva de Dios y por eso Dios la ha elegido como su intermediaria. 







CAPITULO 4

Vers. 1-9. La parábola del sembrador.

Y de nuevo comenzó a enseñar junto al lago. Y se juntó alrededor suyo mucha gente, de modo que Jesús se vio obligado a entrar en la barca y a sentarse en ella dentro del lago. Y toda la gente se encontraba en la tierra firme, junto al lago. 

  
2. Les enseñaba entonces mediante parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina:


3. Escuchad lo que os voy a contar: He aquí, el sembrador salió a sembrar a su terreno. Vino al mundo el gran sembrador de la verdad, para sembrar en las almas de los hombres.


4. Y al sembrar, algunas semillas cayeron junto al camino que estaba al lado del terreno, y porque quedaron expuestas en la superficie del suelo, vinieron las aves  y las comieron.


5. Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra. Y brotaron pronto, sin tener profundas raíces, porque no tenía profundidad de tierra, para alimentar y para estabilizar las raíces.


6. Y cuando salió el sol, se quemaron del calor, y porque no tenía raíces, se secaron.


7. Y otras semillas cayeron entre espinos. Y los espinos crecieron y las rodearon por todas partes y las ahogaron, y no dieron fruto.


8. Finalmente otras semillas cayeron en tierra fértil y productiva, y dieron frutos que brotaron, crecieron y maduraron, y dieron en otro sitio treinta veces más frutos y en otro sesenta veces más y en otro cien veces más.


9. Y les dijo Jesús: El que tiene oídos espirituales para oír, y buena disposición para recibir y aplicar todo esto que digo, que oiga.






Vers. 10-20. El significado de la parábola del sembrador.

10. Cuando se quedó él solo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la parábola.


11. Y comenzó a decirles: Solo a vosotros, porque tenéis buena disposición, os ha sido dado  por Dios saber las verdades de los misterios del reino de los cielos. Pero los que están fuera de este reino y no tienen disposición para creer, toda la enseñanza de las verdades de estos misterios por parábolas tiene lugar mediante parábolas.


12. El intelecto de estos hombres es incapaz de recibir enseñanza espiritual. Por eso les enseño de este modo, para ver desde luego con los ojos corporales, pero para que no puedan ver más profundamente con sus ojos espirituales  los misterios del reino celestial, que son cubiertos bajo la envoltura de las parábolas. Y cuando oigan mi enseñanza, que oigan desde luego con sus oídos corporales,  pero que no puedan entender su valiosa enseñanza; porque se niegan a regresar con arrepentimiento a Dios, y les sean perdonados los pecados.



13. Y les dice: No habéis entendido el significado de esta parábola, el cual no es más difícil que todas las demás. ¿Cómo podréis entonces comprender las otras parábolas?


14. El que, según la parábola, siembra, es el que siembra en las almas de los hombres el logos de Dios. 


15. Y las semillas que cayeron junto al camino simbolizan a los hombres en quienes se siembra el logos de Dios, y cuando lo escuchan, en seguida viene Satanás, y quita el logos que se sembró con la predicación en sus corazones.


16. Las semillas que fueron sembradas en pedregales representan asimismo a los que cuando han escuchado el logos, la reciben al momento con alegría y entusiasmo,


17. pero no tienen raíz dentro de ellos, sino que son inestables y su disposición dura poco tiempo. Después, cuando viene la tribulación o la persecución por causa del logos del evangelio, enseguida estos hombres tropiezan y pierden su entusiasmo y su fe.


18. Y las semillas que fueron sembradas entre espinos simbolizan a los hombres que escucharon el logos de Dios,


19. pero el ansioso cuidado por esta vida y el fraude que trae la riqueza con el apegamiento al dinero y la vanidad de las apariencias, así como los deseos que nacen de otras atracciones y los placeres del mundo entran dentro del alma en el que fue sembrado el logos, y las ahogan y se vuelven improductivas.



20. Finalmente las semillas que fueron sembradas en buena tierra simbolizan a los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto a treinta, a sesenta, y a ciento por uno.






Vers.  21-25. El significado del candelero y de la medida

21. Les dijo también  Jesús: Con mi enseñanza he encendido en vuestras almas luz, y os habéis convertido en candeleros espirituales.  ¿Acaso el candil encendido se trae para que sea colocado debajo del recipiente con el cual se mide el trigo, o debajo de la cama? Claro que no.  ¿No se trae para ponerlo en su lugar y que alumbre? Desde luego. De este mismo modo vosotros tenéis que iluminar a los hombres y no ocultar esto que ahora escucháis, sino transmitirlo a los demás.


22. Porque no hay nada oculto y secreto que no haya de ser manifestado;  y no hay nada secreto, que no haya de salir a luz. Y mi enseñanza entonces no permanecerá secreta y oculta, sino que será manifestada e iluminará a la gente.


23. Si alguno tiene oídos espirituales para escuchar y comprender el precioso valor de mi enseñanza, que escuche y se beneficie de ella.


24. Les dijo también: Atended lo que oís. Atended para comprender y aplicar mi enseñanza que escucháis, de modo que os convirtáis en perfectos maestros de la verdad. Con la misma medida de atención y buena disposición con que escucháis, os será dado por Dios el conocimiento. Y no solo os será dado con la misma medida, sino que aún se os añadirá algo más a vosotros los que escucháis con disposición, interés y atención.



25. Porque al que tiene atención y escucha con interés la verdad, le será dado por la gracia divina el conocimiento y la comprensión de lo que escucha. Pero al que no tiene atención e interés, aun el poco conocimiento que tiene le será quitado.





Vers. 26-29. Parábola del crecimiento de la semilla.


26. Y decía además: Así es la entrega y y el desarrollo del evangelio del reino de Dios en los corazones de los hombres, como cuando un hombre echa semilla en la tierra. (Así también el Señor y sus servidores que continúan su obra echan en las almas de los hombres receptivos la semilla de la enseñanza cristiana y de la verdad).


27. Y éste que sembró la semilla en la tierra, duerme y se levanta, de noche y de día, sin hacer nada respecto al brotar y al crecimiento de la semilla. Y sin embargo la semilla crece y aumenta de un modo que el mismo sembrador no conoce, porque la semilla tiene dentro de ella fuerza vivificadora.
 
  
28. Porque la tierra, ella sola y sin la colaboración de aquel que sembró la semilla, primero da hierba que sale de la semilla, después espiga y después grano lleno en la espiga.  (Así también el aumento de la vida cristiana en cada corazón receptivo. No se nota y permanece de modo misterioso, sin embargo es seguro y real.)



29. Y cuando en el campo el fruto está maduro para la siega, entonces el Señor de la siega envía en seguida al segador con la hoz, porque la siega ha llegado. (Y vosotros entonces que seguiréis mi obra, estad seguros de que la siembra que haréis en las almas de los hombres receptivos no se perderá. El logos fructificará de un modo misterioso y desconocido para nosotros, y cuando esta fructificación esté madura para cada uno, la providencia del gran Agricultor, de Dios, traerá el fruto.)





Vers. 30-34. Parábola de la semilla de mostaza

30. Decía también Jesús: ¿Con qué compararemos el reino de Dios, que se divulga con la predicación en los corazones de los hombres, y se establece con la Iglesia sobre la tierra? ¿Y con qué parábola e icono presentar su aumento y extensión?

31. Es como el pequeño grano de mostaza, el cual cuando se siembra sobre la tierra es la más pequeña de todas las semillas que hay en la tierra.

32. Pero después de sembrado, germina y crece y se hace la mayor de todas las hortalizas y de todos los arbustos. Y saca tan grandes ramas, que las aves del cielo pueden anidar bajo su sombra. De este modo el aumento y la extensión de mi Iglesia y del logos divino que ésta siembra en las almas de los hombres, al principio es invisible e insignificante. Pero gradualmente sus extensiones son asombrosas. El logos del evangelio que es predicado por la Iglesia, cuando es cultivado en los corazones receptivos por la gracia del Espíritu Santo, crea enormes conquistas y ofrece protección y descanso en las almas. Y así la Iglesia siempre se extiende.

33. Y les enseñaba con muchas parábolas similares el divino logos, según la capacidad que tenían los que le oían de escuchar y de conservar en su memoria sus enseñanzas, de modo que, aunque todavía no pudiesen comprender bastante de ello, pudiesen recordarlo con las parábolas, y los receptivos lo comprendiesen más tarde.


34. Sin parábolas no les enseñaba. Sin embargo, particularmente a los discípulos, les explicaba y aclaraba todo lo que le preguntaban.     




Vers. 35-41. La calma de la tempestad.


35. Y cuando anocheció aquel día en que dijo estas parábolas, les dijo: Pasemos al otro lado.


36. Y dejando a la multitud del pueblo en la costa, le tomaron como estaba, en la barca, desde la cual enseñaba a la multitud. Había también con él otras barcas que acompañaban a la del Señor.


37. Entonces estalló una gran tempestad de viento, y las olas comenzaron a golpear sobre la barca con tal fuerza, que corría el peligro de hundirse.


38. Pero el Señor continuaba durmiendo en la popa, en la parte superior del asiento de madera que estaba allí. Le despertaron entonces y le dijeron: Maestro, ¿no te importa que perecemos?


39. Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza en el mar.


40. Y les dijo: ¿Por qué sois tan medrosos  y estáis atemorizados? Tantos milagros como habéis visto que hago, ¿Por qué no tenéis una fe inamovible, de modo que no os intranquilicéis cuando me tenéis con vosotros?



41. Y ellos sintieron gran temor por la presencia y la energía del poder divino, y se decían el uno al otro: ¿Quién, pues, es éste? Es mucho mayor de lo que pensábamos hasta ahora, porque aun el viento y el mar le obedecen.








CAPITULO 5.

Vers. 1-20. La curación del endemoniado de los Gadarenos.

1.  Y fueron al otro lado del mar, a la región de los Gadarenos.


2. Y cuando Jesús salió de la barca, en seguida vino a su encuentro un hombre que venía de los sepulcros, que tenía un espíritu demoniaco inmundo.


3. Este tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas de hierro,


4. porque muchas veces había sido atado con ataduras de hierro por los pies y con cadenas por las manos, pero él había roto las cadenas y habían hecho pedazos las ataduras de los pies. Y nadie tenía la fuerza para dominarle.


5. Y continuamente, día y noche, andaba por los montes y por los sepulcros, dando voces e hiriéndose a sí mismo con piedras.  


6. Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él.


7. Y clamando a gran voz, le dijo: ¿Qué relación hay entre tu yo, y qué quieres de mí, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por el nombre de Dios, quien me dejó libre durante este periodo de vida, que no me atormentes y no me expulses de aquí, que tengo una agradable estancia.


8. Le dijo “no me atormentes”,  porque el Señor le decía: Espíritu demoniaco inmundo, sal de este hombre.


9. Y le preguntó también Jesús: ¿Cuál es tu nombre? Y le respondió diciendo: mi nombre es Legión, es decir, brigada de soldados. Y tengo este nombre, porque aquí dentro somos muchos.


10. Y le rogaba mucho a Jesús que no los enviase fuera de aquella región.


11. Entonces allí cerca de la montaña del habia un gran hato de cerdos paciendo.


12. Y le rogaron todos los demonios, diciendo: Envíanos a los cerdos, para que entremos en ellos.


13. Y Jesús les dio enseguida el permiso a los demonios para entrar en los cerdos. Y lo hizo esto porque los pastores que tenían estos animales, los alimentaban infringiendo la ley mosaica, que prohibía la carne de cerdo por ser impura, y consecuentemente se hallaban en ilegalidad y en pecado. Entonces los espíritus inmundos salieron de aquel hombre y entraron en los cerdos. Y el hato se precipitó hacia el despeñadero con una manía incontenible y cayó al mar. Los cerdos eran unos dos mil; y se ahogaron en el mar.


14. Entonces los que apacentaban los cerdos se fueron, y contaron lo sucedido a los habitantes de la ciudad y a todos los que vivían en los campos. Y los habitantes salieron a ver qué era aquello que había sucedido.


15. Y fueron a donde Jesús, y vieron al endemoniado, quien había tenido anteriormente dentro de él la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo por la presencia del Señor milagroso, ya que le sintieron como muy superior a ellos.


16. Y los que vieron todo lo que había sucedido, les contaron los que lo habían visto, cómo le había acontecido al que había tenido el demonio, y como se ahogaron los cerdos.


17. Y debido a que tuvieron miedo de pasar algún mal peor, comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos.


18. Y al entrar Jesús en el barco para irse, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase seguirle, para estar con él.


19. Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, junto con los tuyos, y cuéntales todo lo que el Señor ha hecho contigo, y cuánta misericordia ha tenido contigo, liberándote de tan gran multitud de demonios.



20 Y él se fue y comenzó a publicar en las diez ciudades helénicas que habían sido construidas al oeste del rio Jordán, todo lo que hizo por él Jesús.  Y todos los que lo escuchaban, se maravillaban.






Vers. 21-43. La curación de la mujer con hemorragias y la resurrección de la hija de Jairo.

21. Cuando pasó otra vez Jesús con el barco a la orilla de enfrente, se reunió alrededor de él una gran multitud; y estaba junto al mar.


22. Y vino entonces uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo, y cuando le vio, cayó de rodillas ante sus pies.


23. Y comenzó rogarle mucho diciendo: Mi hija está agonizando. Te ruego pues, ven y pon tus manos sobre ella para que sea sanada de su enfermedad y pueda vivir.  


24. Y Jesús fue con él. Entonces una gran multitud comenzó a seguirle, y le apretaban.


25. Entre ellos había una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre,


26. y había sufrido mucho por las malas terapias de muchos médicos, y no solo gastó todo lo que tenía, sin tener ningún tipo de mejora, sino que le iba aun peor.


27. Ella cuando oyó hablar de Jesús, que realiza curaciones milagrosas,  vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto.
 
 
28. Porque se decía a sí misma que tan solamente tocando su manto, me libraré de mi enfermedad.


29. Y en seguida cesó su hemorragia, y entendió por el cambio que tuvo lugar en su cuerpo que fue curada de la enfermedad que le atormentaba.


30. Entonces enseguida Jesús, fue informado interiormente por su naturaleza divina del poder que salió de él, y volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos?


31. Sus discípulos le dijeron: ¿Ves que la multitud te aprieta por todas partes, y tú dices: quién me ha tocado?


32. Pero Jesús observaba alrededor para ver quién había hecho esto.


33. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.


34. Y Jesús le dijo: Hija, la fe que has tenido en que te curarías si tocas mis lvestidos, te ha liberado de tu enfermedad. Ve en paz y calmada y queda para siempre de la enfermedad que te atormentaba.


35. Y mientras Jesús aún hablaba, vinieron unos hombres de la casa del principal de la sinagoga, diciéndole: "Tu que hija ha muerto. ¿Para qué molestas más al Maestro, queriendo que vaya allí?


36. Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, solo sigue creyendo en mi poder. 


37. Y no permitió que le siguiese nadie sino Pedro, Jacobo, y Juan el hermano de Jacobo.


38 Y vino a casa del principal de la sinagoga, y escuchó el ruido vio el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho.


39. Y entrando en la casa, les dijo: ¿Por qué con vuestros lamentos hacéis tanto ruido y lloráis? La niña no se ha muerto, sino que duerme. Y ellos se burlaban de él.  


40. Y se burlaban de él. Pero el, tras poner a todos fuera, toma consigo al padre de la chica y a la madre  y a los tres discípulos que estaban con él, y entra donde estaba la chica tumbada.


41. Entonces cogió de la mano a la chica y le dijo: “Talizá, kumi”; que significa: "Niña, a ti te digo, levántate".


42. Y enseguida la niña se levantó y comenzó a caminar. Porque no era muy pequeña, sino que tenía doce años, edad suficiente para caminar libremente. Y se llenaron todos de sorpresa y gran admiración.  



43. Pero él les mandó intensa y estrictamente que nadie se enterase de ese milagro. Y debido a que la niña, debido a su enfermedad, había estado bastantes días en ayuno, dijo que la diesen de comer.







CAPITULO 6.

Vers. 1-6. Los nazarenos y Jesús.

1.  Después salió Jesús de allí y vino a su tierra, Nazaret. Y le seguían sus discípulos.


2. Y cuando llegó el día del Sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga. Y muchos que le escuchaban, se admiraban, y decían: ¿De dónde tiene estas cosas que vemos y que escuchamos? ¿Y qué sabiduría es esta que le ha sido dada? ¿Y con qué poder hace estos milagros con sus manos?


3. ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, y el hermano de Jacobo, y de José, y de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él. Y no querían aceptarle como profeta, sino que le observaban con sospecha.


4. Mas Jesús les decía que en ninguna parte se niegan a honrar un profeta sino solo en su tierra, y en el círculo de sus familiares, y en su casa.


5. Y debido a que ellos no creían, su infidelidad obstaculizaba la energía de su poder milagroso; por esto no pudo hacer allí ninguno de sus grandes milagros, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos.


6. Y estaba asombrado el Señor de la incredulidad de ellos, la cual encontraba inexcusable y grave, ya que conocía el fondo de sus corazones. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando.





Vers. 7-13. Misión de los doce discípulos.


7. Después llamó a sus doce discípulos, y comenzó a enviarlos a realizar sus recorridos de dos en dos; y les dio autoridad y poder para expulsar de los endemoniados los espíritus inmundos.


8. Les dio también la orden de que no llevasen nada para el camino, sino solamente, como mucho, un bastón; ni alforja, ni pan, ni siquiera monedas de bronce en el cinto,


9. sino que calzasen sencillas sandalias. Y que no se vistiesen dos camisas, como lo hacían las personas oficiales.


10. Les dijo también: Dondequiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de aquel lugar. Para que no se hagan a la idea los hombres de que sois inestables o frívolos o que buscáis divertiros.


11. Y si en algún lugar no os recibieren ni os oyeren, cuando os vayáis de allí, sacudid bien como impura y contagiosa la tierra que se os pegó de aquel lugar bajo vuestros pies y en vuestras sandalias; para declarar de este modo que no os llevasteis con vosotros nada de ellos, ni que tampoco tenéis ninguna relación con ellos. Sacudidlos, para que os sea útil como testimonio y control para estos hombres. Verdaderamente os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para los de Sodoma y Gomorra, que para aquella ciudad.


12. Y habiéndose ido a sus recorridos, predicaban a los habitantes de los distintos pueblos que se arrepintiesen.



13. Y echaban fuera muchos demonios. Y tambien ungían con aceite a muchos enfermos, que simbolizaba el carisma sanador del Espíritu Santo, y los sanaban.





Vers.  14-29. La decapitación de Juan el Bautista

14. Oyó entonces  el rey Herodes sobre Jesús y sobre sus obras y las de sus discípulos. Porque su nombre se había hecho conocido y famoso. Y decía Herodes que Juan el Bautista había resucitado de los muertos teniendo una nueva misión y nuevos carismas dados por Dios, y por eso actúan en él estos poderes sobrenaturales.


15. Pero otros, que confundían a Jesús con los antiguos profetas, decían que era Elías. Y otros decían que era un profeta, como alguno de los otros profetas.


16. Al oír esto Herodes, todo lo que decían ellos sobre Jesús,  dijo que "este era  Juan, al que yo decapité. Este ha resucitado de los muertos".


17. Y Herodes  dijo esto, porque él  mismo había enviado hombres para que prendiesen  a Juan, le encadenó en la cárcel. Y esto lo hizo por causa de Herodías, que la tenía como esposa, a pesar de que era la mujer de Felipe su hermano.


18. Y este fue el motivo del encarcelamiento de Juan, porque Juan decía a Herodes: “No te está permitido por la ley de Dios tener como esposa a la mujer de tu hermano, quien todavía vive”.


19. Por eso Herodías guardaba dentro de ella un gran odio en su contra y deseaba matarle, pero no podía;


20. Y no podía Herodías matar a Juan, porque Herodes le temía debido a que le respetaba la gente, y además sabía que era un hombre  justo y santo. Y por eso le mantenía con vida. Y cuando alguna vez le escuchaba en la cárcel, hacía mucho lo que le aconsejaba Juan. Y cada vez que iba en su encuentro, le escuchaba de buena gana.



21. Pero cuando llego un día en que Herodía tuvo la oportunidad de  llevar a cabo su plan, es decir cuando Herodes su de su cumpleaños hizo una cena a sus príncipes y tribunos y a los principales de Galilea,


22. entonces entró en la sala de la cena la hija de Herodías y danzó un irrespetuoso y muy  desvergonzado baile; y tanto agradó a Herodes y a los que estaban con él a la mesa, que dijo el rey a la muchacha: Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré.


23. Y le juró: Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino.


24. Entonces ella salió y le dijo a su madre: ¿Qué pediré? Y ella le dijo: La cabeza de Juan el Bautista.


25. Y ella entró y fue directamente al rey, y pidió diciendo: Quiero que ahora mismo me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.


26. El rey entonces se entristeció mucho, porque había hecho juramentos, y de hecho estaban presentes también los que estaban con él a la mesa, frente a los cuales no quería mostrase mentiroso ni perjurador. Y aunque lamentaba mucho dar muerte a Juan, no quiso negárselo e incumplir su promesa. 

   
27. Y en seguida el rey, enviando a uno de la guardia, mandó que fuese traída la cabeza de Juan.


28. El guarda fue, le decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en un plato y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre.


29. Cuando oyeron esto los discípulos de Juan, vinieron y tomaron su cuerpo, y lo pusieron en un sepulcro.








Vers. 30-44. La multiplicación de los cinco panes y de los dos pescados.


30. Cuando regresaron de sus recorridos los apóstoles, se juntaron con Jesús, y le contaron todo, es decir todas las obras y los milagros que hicieron y lo que habían hecho, y lo que enseñaron.


31. Y Jesús les dijo: Id vosotros solos individualmente a un lugar pacífico y desierto, y descansad allí un poco. Y les sugirió que hicieran esto porque eran muchos los que iban y venían, y por esto Jesús y sus discípulos ni aun tenían tiempo para comer.


32. Y así se fueron ellos solos en una barca a un lugar pacífico y desierto, sin decir nada a la multitud de la gente.


33. Pero mientras se iban, muchos les vieron y les reconocieron. Y corrieron juntos aquí desde todas  las ciudades de alrededor, y habiendo rodeado a pie el mar y habiendo pasado el Jordán, llegaron los discípulos y se juntaron alrededor de Jesús.  


34. Y cuando salió Jesús del lugar desierto donde estaba, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque estaban abandonados y sin guía espiritual, como ovejas que no tienen pastor; y comenzó a enseñarles y a decirles muchas cosas.


35. Y habiendo pasado ya mucho tiempo, se le acercaron los discípulos y le dijeron que el lugar era desierto, y la hora ya muy avanzada.


36. "Dales la orden de que se vayan y que vayan a las casas de los campesinos  y de los terrenos que hay alrededor, y compren pan para que coman. Porque no tienen qué comer".


37. Pero respondiendo él, les dijo: "Dadles vosotros de comer". Ellos le dijeron: "¿Que vayamos y compremos pan por un precio de doscientos denarios, y les demos de comer? ¿Dónde encontraremos tanto dinero?"


38. Él les dijo: "¿Cuántos panes tenéis? Id y vedlo". Vieron lo que tenían, y le dijeron: "tenemos cinco panes y dos peces".


39. Y les mandó que hiciesen recostar a todos por grupos sobre la hierba verde.


40. Y se recostaron por grupos, que sobre la hierba parecían cuadrados de jardín plantados. Y eran grupos de cien y de cincuenta hombres cada uno.


41. Entonces tomó los cinco panes y los dos peces, levantó sus ojos al cielo y agradeció e invocó a Dios Padre. A continuación partió los panes, y se los dio a sus discípulos para que los pusiesen delante de ellos. También repartió a todos  los dos peces.


42. Y comieron todos y se saciaron.


43. Y recogieron los pedazos que sobraron, doce cestas llenas. Y recogieron lo que sobró de los peces.


44. Y los que comieron los panes eran cinco mil hombres.






Vers. 45-52. Jesús camina sobre el mar.


45. Y en seguida Jesús,  para que no sean llevados los discípulos por el entusiasmo del pueblo que quería declararle rey, les hizo entrar en la barca y pasar delante de El a la otra orilla del mar, a Betsaida, entre tanto que él despedía a la multitud.


46. Y después de despedirse de ellos subió al monte a orar.


47. Y cuando anocheció bastante, la barca estaba en medio del mar, y él estaba solo en tierra.


48. Y les veía cómo sufrían ante las olas según remaban,  porque el viento les era contrario. Y en el cuarto y último espacio de tres horas de la noche vino a ellos caminando sobre el mar, como si fuese tierra firme. Y quería adelantárseles.


49. Pero ellos, viéndole caminando sobre el mar, pensaron que esto que veian por primera vez era un fantasma. Y gritaron de miedo.


50. Y gritaron, porque todos le veían y se turbaron. Pero en seguida Jesús les habló y les dijo: "Tened valor. Yo soy. No temáis".


51. Y subió a ellos en la barca e instantáneamente se calmó el viento. Entonces los discípulos fueron llenos en su interior de un gran éxtasis, de modo que no podían expresar lo que sentían. Y se maravillaron, a pesar de que poco antes había hecho también otro impresionante milagro con la multiplicación de los panes y de los peces.  


52. Se maravillaron tanto esta vez, porque aún no habían entendido lo que había sucedido  con los panes y no habían valorado en profundidad aquel milagro. Deberían desde luego haberlo entendido. Pero sus mentes estaban insensibles y lentas, por cuanto no habían recibido todavía la iluminación del Espíritu.






Vers. 53-56. Muchas sanaciones en grupo

53. Y habiendo atravesado el mar, llegaron a la tierra de Genesaret, y arribaron a la orilla.


54. Y cuando salieron de la barca, en seguida los habitantes de aquella tierra le reconocieron,


55. y corrieron alrededor de toda aquella región diciendo la novedad de que vino. Y comenzaron a llevar de todas partes enfermos en lechos, hasta donde oían que estaba Jesús.


56. Y dondequiera que entraba, en aldeas, ciudades o campos, ponían en las plazas a los que estaban enfermos, y le rogaban que les dejase tocar siquiera el borde de su manto. Y todos los que le tocaban, quedaban sanos de su enfermedad.






CAPITULO 7

Vers. 1-13. Las tradiciones de los ancianos no suprimen la ley. 


1. Y se juntaron a Jesús los fariseos, y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalén.


2. Y cuando vieron a algunos de los discípulos de Jesús comer pan con manos inmundas, es decir sin habérselas lavado anteriormente, condenaron esta práctica suya.


3. La condenaron, porque los fariseos y todos los judíos, si no se no lavan muy bien las manos, limpiando con su puño la palma y los dedos de la otra mano, no comen. Y los haven esto aferrándose a la tradición de los antiguos maestros, no comen.


4. Y volviendo de la plaza, no comen, si no se sumergen del todo en agua. Son otras muchas cosas que recibieron de la tradición para llevar a cabo, es decir como los lavamientos en agua abundante de los vasos, y de los recipientes mayores  y de los utensilios de cobre y de los asientos del comedor.


5. Preguntaron entonces los fariseos y los escribas a Jesús: ¿Por qué tus discípulos no se comportan conforme a la tradición de los antiguos maestros, sino que comen pan sin lavarse las manos?



6. El entonces les respondió que muy correctamente dijo Isaías sobre vosotros los hipócritas, lo que proféticamente escribió: "Este pueblo solo con sus labios me honra, mas su corazón está muy lejos de mí.


7. Falsamente y sin beneficio  me honran, enseñando como doctrinas órdenes y mandamientos de hombres y no míos".


8. Efectivamente,  muy correcta y verdaderamente lo profetizó esto sobre vosotros Isaías,  porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres, es decir hundís en el agua de los jarros y de los vasos, y hacéis otras muchas cosas semejantes.


9. Les decía también: Bien entonces; con tanta facilidad invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.


10. Porque Moisés por inspiración divina y conducción dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y el que diga malas palabras o insultos a su padre o a su madre será irremisiblemente castigado con la muerte.

    
11. Pero vosotros decís: Si un hombre dice a su padre o a su madre; lo que quieras tomar de mí como ayuda, que sea “Corbán”; es decir que sea regalo y dedicación a Dios,


12. lo consideráis obligatorio por esta orden. Y no le dejáis  ayudar a su padre o a su madre.



13. Y así invalidáis la palabra de Dios con vuestra tradición, que transmitís vosotros los maestros de la ley de generación en generación. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas que os he dicho.






Vers. 14-23. Qué  le hace al hombre impuro.

14. Entonces llamó a toda la gente y les dijo: escuchad  todos esto que os voy a decir e intentad entenderlo.


15. No existe nada de lo que el hombre tome de fuera y que ponga dentro de él con la comida,  que le convierta en sacrílego e impuro espiritualmente. Pero lo que sale de él y de su corazón contaminado, esto es lo que convierte al hombre en sacrílego e impuro.


16. Quien tenga nous iluminado y oídos espirituales para escuchar con interés y comprender al mismo tiempo esto que digo, que escuche. 
 
* Nous: ojo espiritual del alma. En algunas ocasiones traducido (ambigüamente) como entendimiento; en otras también (erróneamente) traducido como "mente".


17. Cuando se alejó de la multitud y entró en una casa, le preguntaron sus discípulos que quería decir con el logos difícil de entender y mediante parábola que dijo


18. Él les dijo: ¿También vosotros, como la numerosa multitud, tenéis tantas dificultades para comprender la verdad que he dicho?  ¿No entendéis que todo lo entra de fuera en el hombre por la boca, no le puede contaminar y hacerle sacrílego espiritualmente?


19. Porque esto no va a su corazón ni a su alma, sino que va al vientre, y lo sobrante e inservible de la comida es desechado en el retrete y así deja limpias todas las sustancias que mantenía el organismo.


20. Les decía además que lo que sale de dentro del alma del hombre, eso contamina y hace sacrílego al hombre.


21. Porque de dentro del corazón de los hombres salen malos pensamientos y decisiones, adulterios, fornicaciones, homicidios,


22. hurtos, todo tipo de injusticias procedentes de la avaricia, maldades, engaños, libertinaje y lascivia moral, ojo envidioso y malo, blasfemia, orgullo, locuras y obsesiones, que nacen de la oscuridad del pecado.



23. Todas estas maldades de dentro salen, porque inicialmente son plantadas en el cerebro en forma de pensamientos, deseos y decisiones, y esto contamina al hombre.



Vers. 24-30. La curación de la mujer cananea. 

24. Después Jesús se marchó de allí, y fue cerca de la frontera de Tiro y de Sidón. Y entrando en una casa, donde decidió quedarse,  no quiso que nadie supiese que estaba allí. Pero no pudo evitar la atención de la gente.


25. Porque nada más enterarse de esto una mujer, cuya hija menor tenía un espíritu demoniaco inmundo, vino y cayó de rodillas ante sus pies.


26. Y la mujer aquella era griega en su religión, es decir idólatra, y procedía de  Fenicia de Siria. Y le rogaba que echase fuera de su hija al demonio.


27. Pero Jesús le dijo: Deja primero que se sacien los hijos, es decir el pueblo elegido de Dios, Israel. Porque no es correcto que coja nadie el pan de los hijos y lo eche a los perrillos, es decir los gentiles y los idólatras.


28. Y respondió ella y le dijo: Sí, Señor. Admito que soy perrillo. Pero aun los perrillos debajo de la mesa comen de las migajas de los hijos. Me basta con una migaja de tu mesa.


29. Entonces le dijo Jesús: Por esto que has dicho, lo cual muestra tu humildad, vete consolada y pacífica. El demonio ha salido ya de tu hija.


30. Y cuando llegó ella a su casa, encontró a su hija, que hasta entonces  había estado alterada y sin poder dormir, acostada tranquilamente en la cama, y el demonio que la atormentaba habiéndose ido ya.




Vers. 31- 37. La curación del sordomudo.

31. Y de nuevo saliendo de la frontera de Tiro y de Sidón, vino por la orilla suroeste del mar de Galilea pasando por dentro de la región de Decápolis.


32. Allí le trajeron a un sordo que no podía hablar, y le rogaron que le pusiera la mano sobre él.



33. El Señor entonces tomándole aparte lejos de la gente, para hacerle entender lo que le iba a hacer, para que fuese estimulada su fe, la cual facilitaría el milagro de su curación. Y poniendo los dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó la lengua del enfermo con la saliva que tenía en el extremo de su dedo.



34. Y levantando los ojos al cielo, fue movido a compasión por los sufrimientos de los hombres y le dijo: “Εφφαθά”, [Effazá]”, que significa: Abre.

  
35. Y al momento se fueron abiertos sus oídos y fue desatada la ligadura de su lengua, y hablaba clara y libremente.


36. Les mandó entonces que no dijesen  nada a nadie sobre el milagro éste.  Pero cuanto más les daba órdenes como esta,  tanto más ellos divulgaban sus obras milagrosas.



37. Y la multitud se maravillaba en gran manera, y decían: que bien, correcta y excelentemente lo ha hecho todo. Incluso a los ciegos les hace ver, y a los mudos les da la fuerza para hablar.








CAPITULO 8

Vers. 1-10. La multiplicacion de los siete panes en el desierto.

1. En aquellos días, se había de nuevo juntado una gran multitud, y como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo:


2. Siento gran compasión por la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer.


3. Y si les digo que se vayan en ayunas a sus casas, se desmayarán en el camino. Pues algunos de ellos han venido de lejos, y por ello han de caminar mucho.


4. Entonces sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien saciar de pan a todos estos aquí en el desierto?


5. Él les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos dijeron: Siete.


6. Entonces el Señor mandó a la multitud que se sentasen en tierra. Y tomando en sus manos los siete panes, agradeció a Su Padre, el cual da todos los bienes, y después los partió y comenzó a dar a sus discípulos los pedazos para que los ofreciesen. Y ellos se lo ofrecieron a la multitud de la gente hambrienta.


7. Tenían también unos pocos pececillos. Entonces tras bendecirlos, mandó que también los ofreciesen.


8. Y todos comieron y se saciaron; y recogieron lo que había sobrado de los pedazos siete grandes canastas.


9. Los que comieron eran como cuatro mil. Y habiendo comido, los envió a sus casas.



10. Y justo después entró en la barca con sus discípulos y fue a la región de Dalmanuta, vecina de Magadala.






Vers. 11-21. Precaución ante la enseñanza de los fariseos.


11. Vinieron entonces los fariseos y comenzaron a discutir con él, pidiéndole que les mostrase una señal sorprendente y milagro del cielo, como el maná que fue dado en el desierto tras la súplica de Moisés, o como el fuego que hizo descender Elías desde el cielo. Y pedían esto, no porque tenían disposición para creer, sino porque querían con maldad probar su poder milagroso, buscando así exponerle.


12. Entonces Jesús dio un suspiro desde el fondo de su alma ante su dureza y su depravación  y dijo: ¿Por qué esta generación infiel y dura pide milagro que demuestre y certifique mi misión, si no lo van a creer? Con seguridad os digo que no será dado tal milagro a esta generación.


13. Y dejándolos, volvió a entrar en la barca, y se fue a la otra orilla del lago, es decir a su playa este.


14. Pero los discípulos olvidaron coger con ellos pan, y no tenían con ellos en la barca ningún otro alimento sino solo un pan.


15. Mientras tanto el Señor se dirigió a ellos y les decía: Abrid vuestros ojos y  guardaos de la mala influencia de la enseñanza hipócrita de los fariseos, y de las banalidades de Herodes.


16. Y ellos discutían entre sí, diciendo: Nos hace estas observaciones el Señor,  porque no tuvimos cuidado de leudar panes limpios, que su masa no haya sido hecha en casa de fariseo. 


17. Jesús entonces, que como Teántropo entendió sus pensamientos ocultos, les dijo: ¿Por qué os metéis en cavilaciones y pensamientos de que no tenéis  panes? Incluso ahora, después de todo lo que habéis visto y oído, ¿no comprendéis ni entendéis nada ¿Tan corrupto tenéis vuestro corazón y vuestra mente y tan carnales vuestros pensamientos?


18. Aunque tenéis ojos, con los cuales habéis visto la multiplicación de los panes, no comprendéis qué significa lo que habéis visto? Y aunque tenéis orejas y escucháis los logos que os he dicho, ¿no podéis comprender que no hablo de la levadura material ni de panes materiales?  ¿Y no recordáis  los recientes milagros de la multiplicación de los panes? 


19. Cuando partí los cinco panes y los repartí entre cinco mil, ¿cuántas cestas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Doce.


20. Y cuando partí los siete panes y los repartí entre cuatro mil hombres, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogisteis? Y ellos dijeron: Siete.



21. Y les decía: ¿Cómo aún no habéis entendido que no os he hablado de levadura material?






Vers. 22-26. La curación del ciego de Betsaida.


22. Luego fue a Betsaida. Y allí le trajeron un ciego y le rogaron que le tocase para que sea curado.


23. Entonces Jesús tomó de la mano al ciego y le sacó fuera de la aldea. Y escupiendo en sus ojos, le puso las manos encima, y le preguntó si veía algo. Y lo hizo esto el Señor para estimular y fortalecer la fe del ciego.


24. Y él, comenzando a abrir sus ojos y a ver dijo: Veo a los hombres caminar como troncos de árboles.


25. Luego Jesús puso otra vez las manos sobre los ojos, y habiendo fortalecido de este modo la fe del ciego, hizo que los abriese y que viese  bien. Y fue restablecida su luz y los distinguió bien a todos, incluso a los que estaban lejos.



26. Entonces  lo envió a su casa, y le dijo: No entres en la aldea, ni le digas a nadie en la aldea el milagro de tu curación.






Vers. 27-30. Pedro confiesa su fe hacia Cristo.

27. Y partió Jesús con sus discípulos hacia las aldeas de Cesárea, las cuales había construido  Felipe. Y en el camino preguntó a sus discípulos lo siguiente: ¿Qué dicen de mi los hombres, y quién  consideran  que soy?


28. Ellos respondieron: Dicen que eres Juan el Bautista, y otros dicen que eres  Elías, mientras que otros te consideran como uno de los profetas.


29. Entonces les preguntó Jesús: ¿Y vosotros quién decís que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo, que anunciaron los profetas.



30. Pero como aún no habían madurado los hombres, de modo que pudiese predicarles esta verdad,  les mandó rigurosamente que no se lo dijesen a nadie, es decir que Él es el Mesías.  






Vers.  31-33. Jesús predice su muerte y su resurrección.


31. Y comenzó a enseñarles que según la voluntad y el plan de Dios era necesario que el Hijo del Hombre, el Mesías,  padeciese mucho, y fuese desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y tres días después de su muerte resucitar .


32. Y desde aquel momento decía abierta y claramente estas palabras sobre sus padecimientos y sobre su muerte.  Pero Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle viva e intensamente para disuadirle de la muerte.


33. El Señor entonces,  volviéndose y mirando a sus discípulos, delante de ellos reprendió a Pedro y le dijo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!  Y te llamo así, porque no atiendes a lo que le gusta a Dios, sino a lo que le gusta a los hombres. Dios quiere que sea sacrificado para que sean salvados los hombres.  Sin embargo los hombres que buscan complacencia en vivir carnalmente y disfrutan de todas las comodidades sin tener en cuenta la voluntad de Dios, no le pertenecen a Él, sino que son inspirados por satanás.




Vers. 34-38. La abnegación y la salvación del alma.

34. Entonces Jesús llamó a la multitud del pueblo junto con sus discípulos y les dijo: Si alguno quiere ser de los míos y seguirme como discípulo mío, que interrumpa cada amistad y relación consigo mismo y que tome la fija decisión de someterse a mí, no solo ante cada tribulación y prueba, sino también a la muerte por crucifixión, y entonces siga imitando mi ejemplo.


35. Y que no dude nadie en hacer estos sacrificios. Porque el que quiera salvar su vida, perderá la espiritual, la dichosa y eterna vida. En cambio quien pierda y sacrifique su vida por su confesión y su obediencia a mí y a mi evangelio, este salvará su alma en la vida futura, donde ganará la dicha eterna.   

  
36. Y esa salvación lo es todo. Porque ¿qué obtendrá de provecho el hombre si ganare todo este mundo material, y al final perdiere su alma? Porque su alma, que es espiritual y eterna, no es comparable con ningún bien material del mundo perecedero.


37. Y si un hombre pierde su alma,  ¿qué podrá dar como intercambio para recuperarla de la perdición eterna?



38. Y seguro que perderá su alma aquel que no sufra por mí estos sacrificios. Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras influenciado por los menosprecios y las burlas de los hombres de esta generación que se ha distanciado de su novio espiritual y que es pecadora, adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él, y le declarará como desconocido, cuando venga con los santos ángeles rodeado de la gloria de su Padre.








CAPITULO 9

Les decía además: Verdaderamente os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte sin que vean, tras la bajada del Espíritu Santo, derrocar el antiguo orden divino y el pacto con la destrucción de Jerusalén y su templo y con la dispersión de Israel, para que pueda establecerse con poder invencible y sobrenatural el nuevo orden divino en el mundo, el cual será representado por la Iglesia como otro reino de Dios sobre la tierra. 




Vers. 2-13. La transfiguración del Señor.

2. Y después de seis días, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos.


3. Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún artesano experto en teñido de telas aquí en la tierra podría hacerlos tan blancos.


4. Entonces se aparecieron ante ellos los dos grandes representantes de la Ley y de los Profetas, Elías con Moisés, y hablaban bastante tiempo con Jesús. Y entonces Pedro se volvió y le dijo a Jesús:


5. Maestro, está bien que nos quedemos aquí. Hagamos tres tiendas, una para ti y otra para Moisés y otra para Elías.


6. Y lo dijo esto Pedro sin pensar que no era posible que ni los dos visitantes celestiales se quedaran permanentemente en la tierra, ni que los que moran en el cielo necesiten tiendas. Pero Pedro dijo esto porque no sabía qué decir.  Porque él y los otros dos discípulos habían sido dominados por un temor que paralizó sus pensamientos.  


7. Entonces vino una nube que les cubrió. Y de la nube salió una voz que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd.


8. Y de repente, cuando los discípulos miraron a su alrededor, no vieron ya a nadie con ellos sino solo a Jesús, sin los otros dos profetas.


9. Y descendiendo ellos del monte, les mandó Jesús que a nadie dijesen lo que habían visto, sino solo cuando el Hijo del Hombre hubiese resucitado de los muertos. Porque entonces no existiría peligro de un entusiasmo inoportuno de la multitud, sino que el acontecimiento de la Transfiguración sería más comprensible  y creíble.  


10. Y efectivamente guardaron la palabra entre sí en secreto. Debatían sin embargo  entre ellos qué importancia tienía que fuese resucitado de los muertos el Cristo, dado que él como Mesías era superior a hombres que no conocieron la muerte, como Enoc y Elías, y por lo tanto el tampoco debería morir.


11. Y le preguntaron, diciendo: Elías vino sobre el monte, y tras saludarte, se fue de nuevo.  ¿Por qué dicen entonces  los escribas que antes de la venida del Mesías ha de venir primero  Elías?  


12. Respondiendo él, les dijo: Según las profecías,  vendrá Elías antes de la venida del Mesías, restaurará todas las relaciones de los hombres y les reconciliará entre ellos y con Dios. Esta es la misión de Elías. Sobre el Hijo del Hombre, ¿qué ha sido escrito y profetizado en las Santas Escrituras?  Ha sido escrito que padecerá mucho y será humillado.



13. Pero os digo que no solo el Mesías sino que Elías ha venido. Vino el que se parece en todo a Elías, el profeta Juan el Precursor y Bautista. Y le hicieron los judíos todo lo que quisieron, según todo lo que ha sido escrito sobre él. Así también el Hijo del Hombre, el Mesías, va a sufrir a manos de ellos.




Vers. 14-21. La curación del joven endemoniado.* (Mt. 17.14-21;  Lc. 9.37-43; Mr. 9, 14-19)



El término original en griego es “σεληνιαζόμενος”, [seliniasómenos], del verbo “σεληνιάζω”, [seliniasso], (traucido normalmente como "padezco un ataque de epilepsia"),  y éste  de “σελήνη”, [selini], luna. Es decir, literalmente, lunático. Sin embargo la primera acepción del verbo reflexivo “σεληνιάζομαι”, [seliniásome] es  “padezco una crisis de epilepsia”.  Por lo tanto este apartado del Nuevo Testamento lo podemos encontrar traducido, dependiendo de la versión y de la traducción, como el joven epiléptico, lunático o endemoniado.


14. Y cuando llegó a donde estaban el resto de discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos.


15. Y en seguida toda la gente, en cuanto le vio, se asombró y se llenó de alegría, y corriendo todos hacia él para saludarle.


16. Preguntó entonces a sus discípulos: ¿Qué disputáis entre vosotros?


17. Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, te he traído a mi hijo que ha sido poseído por un espíritu demoniaco, que le ha quitado también el habla.


18. Y dondequiera que le toma, le echa abajo, y echa espumarajos, y rechina sus dientes, y se queda pasmado e insensible. Dije a tus discípulos que lo echasen fuera, pero no pudieron.


19. Entonces Jesús les respondió:  !!Oh generación que tantos milagros has visto y eres todavía incrédula! ¿Hasta cuándo he de aguantaros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo aquí. Y se lo llevaron.


20. Y cuando el espíritu malvado vio a Jesús, en seguida sacudió con espasmos al muchacho, quien cayendo en tierra, se revolcaba y echaba espumarajos por la boca.


21. Entonces preguntó Jesús al padre del muchacho: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño.


22. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para quitarle la vida. Pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos.


23. Jesús le dijo: Si tú puedes creer, todo es posible para quien cree.


24. E inmediatamente el padre del muchacho voceó fuertemente con lágrimas y dijo: Creo, Señor, que tienes el poder para ayudarme. Ayúdame a liberarme de mi poca fe y completa mi falta de fe.


25. Entonces cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, ordenó rigurosamente  al espíritu inmundo demoniaco, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres nunca más en él.


26. Entonces el espíritu, tras vocear fuertemente y sacudiéndole con violencia, salió. Y el joven quedó como muerto, de modo que muchos decían que estaba muerto.


27. Pero Jesús, tomándole de la mano le levantó; y él se enderezó.


28. Cuando después el Señor entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echar fuera el espíritu malvado?


29. Y él les respondió: Este género de demonios con nada puede salir, sino con oración acompañada de ayuno, de modo que la oración sea realizada con la mente lo más ligera posible y concentrada en Dios.  





Vers. 30-32. Jesús predice por segunda vez su Pasión

30. Y habiendo salido de allí, caminaban silenciosos atravesando Galilea, siguiendo la ribera oeste del Jordán. Y no quería que nadie supiese que pasaban por allí.


31. Porque quería quedarse el solo con sus discípulos, a los cuales ya enseñaba metódicamente y les decía que El Hijo del Hombre, el Mesías, sería entregado dentro de poco en manos de hombres, y éstos le matarían. Y tras morir, al tercer dia después de su muerte resucitará.



32. Pero ellos no entendían estas palabras sobre la resurrección y evitaban pedirle explicaciones, porque temían escuchar de El algo ofensivo y reprimendas. Porque no habían todavía entendido esto de los que les hablaba repetidamente.





Vers. 33-37. Quién es el primero y el mayor.  

33. Y llegó a Capernaúm. Y cuando llegó a la casa, les hizo la siguiente pregunta: ¿Sobre qué discutíais y que conversación tenías entre vosotros en el camino?


34. Mas ellos callaron; porque entre ellos en el camino habían estado discutiendo que quien seria, junto a Cristo, el mayor y el más distinguido. Y ahora sentían vergüenza de decirle esto al Maestro. 


35. Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero en honor, debe con su humildad hacia los demás convertirse en el último de todos y servidor de todos con la ejercitación del amor.

 


36. Entonces tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; le abrazó y les dijo:



37. El que reciba en mi nombre y para honrarme  a un hombre así, que se haya hecho humilde como el niño pequeño, este me recibe y me honra a mí mismo. Y el que a mí me recibe, no me recibe a mí,  sino que recibe a aquel que me envió al mundo, es decir mi Padre celestial.






Vers. 38-41. Enseñanza sobre tolerancia.

38. Entonces Juan tomo la palabra y le dijo: Maestro, tanto honras a aquel que aceptara en tu nombre a un hombre humilde como el niño. Nosotros sin embargo hemos visto a uno que no nos sigue y que no pertenece al círculo de los discípulos, expulsar demonios invocando tu nombre, y en lugar de honrarle porque hizo esto invocando tu nombre, se lo impedimos, porque no nos sigue como discípulo tuyo.


39. Y Jesús dijo: No se lo impidáis. Porque ninguno hay que haga milagro invocando mi nombre, que a continuación pueda decir mal de mí y blasfemar mi nombre, mediante el cual hizo el milagro y fue glorificado.


40. No obstaculicéis por lo tanto a tales hombres. Porque el que no es contra vosotros y no lucha en contra de vuestra enseñanza, está de vuestra parte, y está dispuesto a convertirse completamente en uno de vosotros.



41. Y para continuar con lo que os decía, os aseguro que hasta el mínimo servicio que os ofrezcan para honrar mi nombre, no lo dejaré sin recompensa. Porque aquel que os ofrezca de beber aunque sea un vaso de agua para honrarme a mí, debido a que sois discípulos de Cristo, os digo que no perderá su recompensa por este pequeño servicio que os ofreció.






Vers. 42-50. Cuidado con no escandalizar.

42. Y a aquel que pueda dañar espiritualmente a uno de estos humildes y sencillos hombres que creen en mí, es mejor y más conveniente para él que le cuelguen del cuello una piedra de molino y que le arrojen en mar abierto. Porque a este hombre le espera un castigo incomparablemente mayor.


43. Y si tu mano te es motivo para pecar, es decir una persona o cosa muy unida a ti y muy útil para ti, córtala de ti. Te es más conveniente entrar en la vida eterna manco, que ir con tus dos manos al infierno, donde el fuego no se apaga nunca. Es preferible que seas sometido a un sacrificio más grave en este mundo y que te despidas de cosas y personas que te son útiles y amadas, a que tu apegamiento a ellas te arroje al infierno, 

      
44. donde el gusano que carcome sin hacer desaparecer a los que estén allí, no tendrá final. Y el fuego que los carcomerá sin consumirse no se apagará.  Es decir que su castigo será interminable y eterno.


45. Y si tu pie te es motivo para que peques, córtalo de ti.  Es mejor que entres en la vida eterna cojo, con solo un pie, a que teniendo dos pies seas con ellos echado en el infierno. Es preferible que seas privado de los servicios que te ofrezca en el mundo esta persona o la cosa que sea para ti tan útil y servicial como tu pie para tu organismo, seas arrojado en el infierno. 

 

46. donde el gusano que carcomerá allí a los condenados no tendrá final, y el fuego que les abrasa no se apaga.



47. Y si tu ojo te es motivo para que peques, sácalo. Es mejor para ti entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno. Te conviene más separarte de cosas o personas que te son útiles y valiosas como el ojo, que no ser arrojado junto con ellas en el infierno,


48. donde el gusano que carcome a aquellos que han sido arrojados allí no tiene final, y el fuego que les quema no se apaga jamás.  


49. O cortáis entonces vuestras estrechas relaciones que os son obstáculo, o seréis arrojados al fuego del infierno. Porque cada hombre más tarde o más temprano  será sazonado con fuego. O será sazonado y purificado aquí con el fuego de las tribulaciones y los sacrificios de la abnegación, o será devorado allí por el fuego del infierno. Así como cada sacrificio ha de ser sazonado antes de ser ofrecido debidamente a Dios. 



50. La sal es buena. Porque impide la descomposición de los alimentos y hace que la comida sea sabrosa. Pero si la sal pierde su salsedumbre y poder, ¿con qué haréis que consiga de nuevo el poder que ha perdido? Así son también las virtudes que hacen ser sal al discípulo mío creyente; es decir la fe inamovible y la abnegación que lleva a cada sacrificio, y la resignación y el aguante. Si estas virtudes se vuelven en sus contrarias maldades, es decir la incredulidad, el amor a uno mismo y el egoísmo, este discípulo mío ya ha perdido su sal y es incapaz de preservarse a sí mismo y a los demás de la corrupción del mundo y de sí mismo. ¿De qué fuente humana puede éste ya renovar las particularidades sanadoras que ha perdido?  Mantened encendido dentro de vosotros el fuego purificador de la abnegación y de la gracia divina, y quemad con el especialmente el egoísmo, que destroza la unión, y tened la paz entre vosotros sin disputar por preferencias ni distinciones distintivas.








CAPITULO 10

Vers. 1-12. El matrimonio y el divorcio. 


Se fue de allí Jesús, y vino a la frontera de Judea pasando no por el camino de Samaria, sino por dentro de Perea, es decir la región que está más allá de la orilla del rio Jordán, hacia el este.  Entonces se reunió de nuevo junto a él una multitud de gente.


2. Se le acercaron entonces los fariseos y le preguntaron si le está permitido al hombre separarse de su mujer. Y le hicieron esta pregunta para tentarle y encontrar así un motivo para acusarle de que restringía la libertad de los hombres en el asunto del divorcio. Esto sin embargo desagradaría a muchos entre el pueblo, pudiendo también ser expuesto ante Herodes.

   
3. El, respondiendo, les dijo: ¿Qué mandamiento os dio Moisés en relación a este tema?


4. Y ellos le dijeron: Moisés permitió al hombre hacer un escrito en el que asegurase que daba el divorcio a su mujer, entonces se separaban.


5. Y respondiendo Jesús, les dijo: Moisés conocía la dureza de vuestros corazones y vuestra ruda e incivilizada naturaleza,  y por eso escribió este mandamiento, para protegeros de un mal mayor. Porque incluso al asesinato seríais capaces de llegar, para liberaros de vuestra no deseada mujer.


6. Pero desde el principio de la creación Dios hizo los primeros en ser creados un hombre y una mujer. Consecuentemente ni el hombre podía obtener una segunda mujer separándose de la primera, ni la mujer podía separarse de su primera pareja y unirse con otro hombre. Si el Creador hubiese legislado entonces también el divorcio, no hubiese creado una sola mujer para un solo hombre, sino más mujeres.


7. Entonces como un hombre y una mujer creó desde el principio Dios,  por eso de acuerdo con las palabras de la Santa Escritura, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su una y única mujer. Es entonces la unión matrimonial más estrecha que la unión de los hijos con los padres. Y los dos miembros son desde el primer momento de su matrimonio una carne, un cuerpo.


8. Por lo tanto en adelante no son ya dos, como eran anteriormente, sino un cuerpo.


9. Por tanto, lo que Dios unió en un cuerpo, que el hombre no lo separe.


10. Sobre el mismo tema le preguntaron de nuevo  sus discípulos en casa.


11. Y él les dijo: quien se separa de su mujer y se junta a otra, comete adulterio  en contra de su mujer legal.


12. Y si una mujer se separa de su marido y se casa con otro, comete adulterio y es llamada adúltera.




Vers. 13-16. Jesús bendice a los niños.

13. Le trajeron entonces algunos niños para que los tocase con sus manos y los bendijese. Pero los discípulos reprendieron a los que los traían, ya que pensaban que no era apropiado para Cristo que le entretuviesen con niños pequeños. 


14. Pero cuando vio esto Jesús, se indignó, y les dijo a los discípulos: Dejad a los niños venir a junto a mí y no se lo impidáis; porque el reino de Dios es para los que se conviertan como ellos y adquieran un corazón y una disposición como la de un niño.


15. Ciertamente os digo, que el que no reciba la palabra y la predicación del reino de Dios con sencillez, creencia y humildad como la que muestran los niños a sus padres y maestros, no entrará en él.


16. Y tomando a los niños en sus brazos, los bendecía con todo su afecto poniendo sus manos sobre ellos.





Vers. 17-31. El joven rico y la vida eterna.

17. Y cuando salió Jesús de la casa hacia el camino, vino un hombre corriendo,  y arrodillándose ante él, le preguntaba: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?


18. Jesús le dijo: Ya que te diriges a mí considerando que soy un hombre corriente, ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es realmente bueno por su propia naturaleza y por sí mismo,  sino sólo uno, Dios.


19. Los mandamientos los sabes: No adulteres, no mates, no hurtes, no digas falso testimonio, no le prives al otro de lo que le pertenece, honra a tu padre y a tu madre.


20. El entonces, respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud.


21. Entonces Jesús le miró con mucho amor e interés, se compadeció de él,  y le dijo: Una cosa te falta: si quieres ser perfecto, vete y vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres;  y así tendrás tesoro y riqueza en el cielo; y ven y sígueme, habiendo tomado la decisión de ser sometido incluso a la muerte en la cruz permaneciendo firme en la voluntad de Dios


22. Pero él se afligió por estas palabras que escuchó y se fue triste; porque tenía muchas posesiones y su corazón estaba fijado en ellas.


23. Entonces Jesús, mirando alrededor para atraer la atención de los que estaban allí, dijo a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!


24. Y los discípulos se quedaron asombrados ante sus palabras. Pero Jesús les añadió: Hijos míos,  ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios a quienes basan su creencia en el dinero y depende su mantenimiento y su éxito solo de ello!


25. Más fácil es pasar un camello por el pequeño agujero que abre la aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.


26. Los discípulos sin embargo dudaban más y sentían mayor sorpresa  y decían entre ellos: ¿Y quién podrá ser salvado, si es tan difícil, casi imposible, que los ricos sean salvados?



27. Entonces Jesús, tras mirarles expresivamente, les dijo: Para los hombres esto es imposible, pero no para Dios. Porque para Dios todo es posible. Dios con su gracia refuerza a los ricos con buena disposición, y así hace posible también para ellos su salvación.


28. Entonces Pedro, con motivo de la exhortación al rico, comenzó a decirle: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido.


29. Respondió Jesús y dijo: Verdaderamente os digo, que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, debido a que estos les eran enemigos y le constituían obstáculo en su fe hacia mí y en su obediencia hacia mi evangelio,


30. que no reciba cien veces más ahora, en el tiempo de esta vida. Este recibirá casas y hermanos espirituales y hermanas en Cristo, y padres y madres e hijos espirituales y tierras; y todo esto dentro de persecuciones que sufrirá por mi causa, y por los cuales los devotos le simpatizarán y le honraran más. Y en el siglo venidero tendrá seguro todo esto y la vida eterna.


31. Muchos que son en este mundo primeros, serán allí últimos; y los últimos e insignificantes, que  son perseguidos y menospreciados por mí, serán allí primeros.





Vers. 32-34. Jesús predice por tercera vez su Pasión.


32. Avanzaban entonces y subían el camino hacia Jerusalén. Y Jesús avanzaba delante de sus discípulos, y ellos se asombraban, llenándose de admiración y temor, viéndole tan intrépido  y tan valientemente decidido dirigiéndose hacia la ciudad donde lo matarían. Y aunque por respeto le seguían, temían por lo que se encontrarían en Jerusalén. Y Jesús, tomando a los doce aparte, comenzó a decirles las cosas que le habían de acontecer.


33. Es decir les decía que,  he aquí, subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre, el Mesías, será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y estos le condenarán a muerte y le entregarán a los soldados gentiles de Roma.


34. Y estos se burlarán de él, y le azotarán, y le escupirán , y le matarán, y al tercer día después de su muerte, resucitará.  






Vers. 35-45. La ambición de los dos discípulos.

35. Se acercaron a Jesús entonces Jacobo y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dijeron: Maestro, querríamos que nos hicieses lo que te vamos a pedir.


36. Y Él les preguntó: ¿Qué queréis que os haga?


37. Ellos le dijeron: Cuando vengas en tu gloria y subas al terrestre trono real de David, concédenos sentarnos el uno a tu derecha, y el otro a tu izquierda.


38. Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. No es ahora momento de majestuosidades y dignidades cósmicas, sino de fatigas, y persecuciones y de muerte por martirio. ¿Podéis beber del vaso de muerte que voy a beber yo dentro de poco, y ser bautizados con el bautismo del martirio al que dentro de poco voy a ser sometido?


39. Y ellos, queriendo asegurar su petición, le dijeron sin pensarlo bien: Podemos. Entonces les dijo Jesús: Del vaso del martirio que yo beberé dentro de poco, beberéis vosotros también, y el bautismo que dentro de poco recibiré en el mar de mis padecimientos, lo recibiréis vosotros también. Porque también vosotros sufriréis persecuciones y el martirio por mi evangelio.   

  
40. Pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda, no depende de mí dárselo a quien me lo pida, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre, el justo juez, que establece las recompensas según las virtudes de cada uno.


41. Cuando escucharon esto los otros diez discípulos, comenzaron a enojarse contra la actitud de Jacobo y de Juan, los cuales pedían ser diferenciados y más honrados que los demás.



42. Mas Jesús, llamándolos a su lado, les dijo: Sabéis que los que parecen y son tenidos por gobernantes de las naciones, llevan a cabo un absoluto dominio sobre sus gentes como si fuesen incontrolados y como si fuese el pueblo propiedad suya. Y los que tienen mayor autoridad, como son los mayores dignatarios, tiranizan y oprimen a sus gentes con absoluta autoridad, como si fuesen ellos sus siervos.



43. Entre vosotros, sin embargo, no se permite y no puede suceder esto. Porque quien quiera ser grande entre vosotros, ha de ser vuestro sirviente e intentar ser servicial a los demás. 


44. Y el que de vosotros quiera ser primero, ha de convertirse en siervo de todos, ejercitando con toda humildad el amor.


45. Porque también el hijo del hombre, el  Mesías, no vino al mundo para ser servido, sino que vino para servir y para dar su vida como rescate y redención para que muchos fuesen expiados y liberados del pecado y de la muerte.





Vers. 46-52. La curación del ciego de Jericó.  


46. Entonces vinieron a Jericó. Y al salir de dicho lugar él y sus discípulos y una gran multitud, junto al camino estaba sentado mendigando el ciego Bartimeo, es decir el  hijo de Timeo.


47. Y cuando escuchó que Jesús el Nazareno estaba allí, comenzó a vocear fuertemente  y a decir: Jesús, glorioso descendiente de David, que te anunciaron los profetas, compadécete de mí.


48. Muchos entonces comenzaron reprenderle  para que callase. Pero él mucho más voceaba: Descendiente de David, compadécete de mí.


49. Entonces Jesús detuvo su marcha y dijo: llamadle. Llamaron entonces al ciego, diciéndole: Ten coraje; levántate, te llama para que vayas allí.


50. Él entonces, arrojando su vestimenta exterior para que no molestase para salir corriendo, se levantó raudo y corrió hacia Jesús.


51. Entonces Jesús se dirigió a él y le preguntó: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le respondió: Maestro, quiero obtener de nuevo mi luz y volver a ver. 


52. Y Jesús le dijo: Vete. La fe que tienes  en que yo puedo darte la luz de tus ojos, te ha salvado de tu incurable ceguera. Y en seguida recobró de nuevo su vista. Y lleno de agradecimiento seguía a Jesús en el camino a Jerusalén.





CAPITULO 11


Vers. 1-11. La triunfal entrada del Señor en Jerusalén.


Cuando se acercaban a Jerusalén, allí donde estaban Betfagé y enfrente de ella Betania, cerca del monte de los Olivos, Jesús envió dos de sus discípulos,


2. y les dijo: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y enseguida al entrar en ella, hallaréis un pollino atado, sobre el cual no se ha sentado ningún hombre hasta ahora. Desatadlo y traedlo.


3. Y si os dice alguien: “¿por qué hacéis eso?”,  decid que el Señor lo necesita, y que rápido os lo devolverá y os lo enviara de nuevo aquí.


4.  Ellos entonces fueron y hallaron el pollino cerca de la puerta de fuera, en la parte en que el camino se cruzaba con la entrada de la casa. Y lo desataron.


5. Y algunos de los que estaban allí comenzaron a decirles: ¿Qué hacéis desatando el pollino?


6. Ellos les respondieron como le había dicho Jesús. Y les dejaron cogerlo.


7. Trajeron entonces el pollino a Jesús y pusieron sobre él sus vestimentas exteriores, echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él.


8. También muchos tendían sus prendas por el camino, para que pasase sobre ellas Jesús, y otros cortaban ramas de los árboles con anchas hojas y las tendían por el camino.


9. Y los que iban delante y los que venían detrás, daban fuertes voces, diciendo: ¡Que sea glorificado y alabado el descendiente de David!; ¡bendecido por Dios es el que viene enviado por el Señor!.


10. Que sea bendecido y glorificado de nuestro ascendiente David el reino que viene y que dentro de poco será restaurado según el mandamiento del Señor, para que sea glorificado también el Señor que nos lo envía. “Gloria a Dios” que clamen también los ángeles que se encuentran en las partes más altas del cielo.



11. Y así entró Jesús en Jerusalén, y en el santo recinto del templo. Y habiendo mirado alrededor con indignación a todos los que profanaban el templo con sus compraventas, dado que ya era una hora avanzada, salió y se fue a Betania con los doce.






Vers. 12-14. La desecación de la higuera.

12. Y al día siguiente, cuando salieron de Betania para regresar a Jerusalén, Jesús tuvo hambre.


13. Y debido a su hambre, viendo de lejos una higuera que tenía hojas, se acercó a ella. Y, como pensaron los discípulos, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo para comer. Su intención sin embargo era utilizar la higuera como símbolo y medio de enseñanza supervisora. Pero cuando llegó junto a ella, nada halló sino hojas. Porque no era tiempo de higos. Sin embargo la higuera aquella ni siquiera tenía higos inmaduros.  


14. Y para enseñar cual era el destino de cada hombre improductivo como la higuera, se dirigió a ella, diciéndola: Que nunca jamás coma ya nadie fruto de ti. Como si dijese también a la sinagoga de los judíos, que entonces, a pesar de su ostentación, solo tenía hojas y apariencias exteriores, pero no frutos de virtud: que nadie disfrute de bien espiritual tuyo, pero como insistes en no mostrar creencia en mí, te quedas estéril para siempre. Y escucharon los discípulos esta maldición de Jesús en contra de la higuera.






Vers. 15-19. La expulsión de los comerciantes del templo.


15. Y cuando vinieron de nuevo a Jerusalén, Jesús entró en el  santo recinto del templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo. Y volcó las mesas de los cambistas, que intercambiaban las monedas extranjeras por judías para el pago del tributo del templo, así como los puestos de los que vendían palomas.


16. Y no consentía que nadie llevase ningún mueble de su casa ni ningún recipiente dentro del recinto del templo. 


17. Y les enseñaba, diciendo: ¿No ha sido escrito por el profeta Isaías, que mi casa será casa de oración para todas las naciones que vuelvan a mí, el verdadero Dios, y me adorarán? Mas vosotros habéis hecho esta casa mía, como ha sido escrito por el profeta Jeremías, cueva de reunión de ladrones; porque hacéis negocio y utilizáis una gran cantidad de mentiras y estafas para robaros los unos a los otros.  


18. Cuando oyeron todo lo que pasó los escribas, los fariseos y los principales sacerdotes,  y debido a que consideraban que solo ellos eran los responsables de la supervisión de la orden en el templo, se ofendieron. Y  buscaron el modo de matarle. Pero no podían atraparle en público, porque le tenían miedo. Y le tenían miedo porque todo el pueblo estaba admirado de su doctrina.


19. Y al llegar la noche, Jesús salió de la ciudad, como acostumbraba a hacer, para pasar allí la noche.




Vers. 20-26. El poder de la fe.

20. Y a la mañana siguiente, pasando por el mismo lugar,  vieron los discípulos que la higuera se había secado desde sus raíces.


21. Entonces Pedro, acordándose, le dijo: Maestro, mira, la higuera que maldijiste; se ha secado.


22. Respondiendo Jesús, dirigiéndose a los discípulos, les dijo: no os admiréis por esto que pasó. Tened fe y confianza inamovible en Dios y en su poder.


23. Os incito por lo tanto a que adquiráis una cálida fe; porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a esta montaña: “Quítate y échate en el mar”, no para hacer una demostración de poder milagroso sino por alguna necesidad seria, y que no sienta duda o vacilación en su corazón, sino que crea que será hecho lo que dice con el poder de Dios, lo que diga con una fe así le será hecho.


24. Y debido a que la fe tiene tanta fuerza, por eso os digo: todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os será dado por el Padre celestial.


25. Y la segunda condición para que vuestra oración sea escuchada, os incito a esto: cuando estéis orando, perdonad si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras faltas.


26. Pero si vosotros no perdonáis las faltas de vuestros hermanos, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras faltas.






Vers. 27-33. La autoridad de Jesús


27. Volvieron entonces a Jerusalén. Y andando Jesús por el sagrado recinto del  templo, vinieron a él los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos,


28. y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas, y quién te dio esta autoridad, para expulsar del templo a los hombres y para enseñar en él?


29. Y Jesús les respondió: Os haré yo también una pregunta; y respondedme vosotros primero. Entonces os diré con qué autoridad hago estas cosas.


30. El bautismo de Juan,  quien dio testimonio de mí y fue mi precursor, ¿provenía del cielo y de mandamiento de Dios,  o provenía de un invento y mandamiento de los hombres? Dadme una respuesta a esta pregunta, porque la respuesta correcta a esto dará luz también a vuestra pregunta.  


31. Entonces ellos pensaban dentro de ellos, diciendo:  Si decimos que era del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis a Juan?


32. ¿Y si decimos que era mandamiento de los hombres? Pero temían dar una repuesta así, por el pueblo, pues todos creían que Juan era un verdadero profeta.


33. Y los que aseguraban ser reconocidos maestros de Israel, respondieron a Jesús: No sabemos de dónde era el bautismo de Juan. Entonces, respondiendo 
Jesús, les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas.









CAPITULO 12

Vers. 1-12. La parábola de los labradores malvados.

Y comenzó a decirles mediante parábolas: Un hombre plantó una viña y la cercó de vallado. Y cavó debajo del lagar una cisterna, para juntar allí el mosto,  y edificó una torre, para que se quedasen en ella los guardianes y los trabajadores. Después se la confió a unos labradores y se fue a otro país.  Es decir, Dios preparó y cuidó al pueblo judío como suyo. Y confió este pueblo a los sacerdotes y dirigentes para que lo cultivasen, de modo que produjese obras de fe y de virtud.   


2. Y en la época de la vendimia envió a los labradores a un siervo, para que recibiese de éstos del fruto de la viña. Es decir, envió Dios la primera serie de profetas para comprobar las obras de virtud, las cuales debía como viña cultivada ofrecer el pueblo que fue tan favorecido por Dios.


3. Mas ellos, tomando a este siervo, le golpearon, y le echaron con las manos vacías. La primera serie de profetas fue enviada al pueblo israelita en vano, sin ningún resultado positivo.


4. Y añadió Dios un segundo enviado.  Volvió a enviar a los labradores a otro siervo. Pero ellos le apedrearon, le hirieron en la cabeza y le echaron, deshonrándole. Y a la segunda serie de profetas, los dirigentes de los judíos les maltrataron aún más que los primeros.


5. Y añadió una tercera serie, y otras más.  Es decir volvió a enviar otro siervo. Y a éste le mataron y a muchos otros les maltrataron, golpeando a unos y matando a otros.


6. Tenía entonces uno más, a su hijo amado. Les envió entonces al final a este también, diciendo que estos hombres tendrán por lo menos respeto a mi hijo. Envió entonces a su hijo, a Jesús Cristo.


7. Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero. Vamos a matarle, y la heredad será nuestra. Sin molestias ya gobernaremos la sinagoga y nos aprovecharemos de ella.


8. Y atrapándole, le mataron, y tomaron su cuerpo y lo echaron fuera de la viña.


9. ¿Qué, pues, les hará el propietario de la viña? Vendrá y eliminará a estos labradores, y dará la viña a otros. Y efectivamente, habiendo eliminado a los judíos y destruyendo con los romanos Jerusalén, entregó su viña al nuevo Israel de la gracia, a los Apóstoles y sus herederos, para cultivar fructíferamente.    


10. Y continuó el Señor: ¿Ni siquiera habéis leído este logos de la Santa Escritura: Piedra que desecharon y que tiraron como inservible e inadecuada los edificadores, este ha venido a ser la cabeza de toda la construcción, y su piedra angular?


11. La colocación de esta piedra fue realizada por el Señor, y es cosa maravillosa a nuestros ojos, los ojos de los fieles. Es decir, aunque vosotros me arrojásteis como piedra inadecuada en la construcción de Dios, yo me convertí en principal de toda la construcción, y junté a todos los pueblos en una Iglesia. Este acontecimiento milagroso ante los ojos de todos los fieles fue realizado por mí, el Señor.   


12. Los principales sacerdotes entonces procuraban prenderle, porque entendían que decía contra ellos aquella parábola. Pero temían a la multitud. Y dejándole, se fueron.






Vers. 13-17. El tributo al emperador romano.

13. Y le enviaron algunos de los fariseos y de los herodianos, para que le sorprendiesen mediante algunas preguntas con trampa, tal como se atrapa a los peces en las redes.  


14. Viniendo ellos, le dijeron: Maestro, sabemos que eres hombre sincero y dices la verdad y no temes a nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad y realismo enseñas el camino de Dios. Dinos entonces: ¿Está permitido o no, pagar tributo “por cabeza” al César? ¿Sí o no? ¿Daremos o no daremos este tributo?


15. Mas él, percibiendo la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué buscáis con astucia exponerme a tentación frente a la autoridad romana o frente al pueblo israelita? Traedme un denario para que lo vea.


16. Ellos se lo trajeron. Y entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen y la inscripción que está impresa en esta moneda? Y ellos le respondieron: Del César.


17. Respondiendo Jesús, les dijo: Devolvedle al César lo que es del César. Y a Dios dadle lo que pertenece a Dios. Al César y a los gobernantes les pertenecen los tributos, el respeto y el sometimiento a las leyes, mientras esto no esté en oposición con vuestros deberes religiosos y no os perjudiquen espiritualmente. Sin embargo vuestra alma y todo vuestro interior pertenece a Dios. Y ellos se quedaron sorprendidos ante la respuesta que les dio.  







Vers. 18-27. Los saduceos preguntan sobre la resurrección.

18. Entonces vinieron a él los saduceos, quienes afirman que no existe la resurrección de los muertos. Y le preguntaron:


19. Maestro, Moisés nos dio con la ley el siguiente mandamiento escrito: Si el hermano de alguno muriere y dejare esposa viuda, pero sin dejarle hijos, ha de tomar su hermano su mujer y  crearle descendencia a su hermano sin hijos que murió.


20. Hubo entonces siete hermanos. Y el primero tomó esposa, y cuando murió, no dejó descendiente.


21. Y el segundo hermano se casó con ella, y murió. Y tampoco este dejó descendiente. Y el tercero, de la misma manera.


22. Y así se casó con los siete, y no dejaron descendiente. Y después de todos murió también la mujer.


23. En la resurrección, pues, cuando resuciten todos ellos, ¿a quién de todos  pertenecerá como esposa esta mujer? Porque los siete la tuvieron como esposa.


24. Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Precisamente por eso estáis errados. Es decir no conocéis las Escrituras, las cuales no enseñan una percepción material  y grosera sobre la resurrección, como os la imagináis vosotros; pero tampoco percibís el poder de Dios, para quien nada es imposible, ni siquiera difícil. Y por esto estáis engañados.


25. Y desconocéis las Escrituras y el poder de Dios, porque sabéis que cuando resuciten los hombres de los muertos, ni los hombres ni las mujeres se comprometerán ni se casarán, sino serán todos como los ángeles que viven en los cielos, los cuales ni se multiplican ni tienen deseos de boda.


26. Pero respecto a que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, donde tiene lugar el logos sobre la zarza, cómo le dijo Dios estas palabras: Yo soy el Dios de Abraham y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?



27. Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos. Entonces para decir estas palabras Dios sobre los tres patriarcas, significa que aunque ellos hubiesen muerto desde hacía mucho tiempo, estaban y están vivos. Vosotros sin embargo os encontráis en gran engaño.







Vers. 28-34. El mandamiento del amor.

28. Acercándose allí uno de los escribas que los había oído hablar, y aunque en principio tenía él también la intención de exponer a tentación a Jesús, cuando vio que les había respondido correctamente, le preguntó con sinceridad: ¿Cuál es el primero y más importante mandamiento de todos?


29. Y Jesús le respondió que la primera y más importante orden de todas es:  "Escucha, pueblo de Israel; el Señor que es nuestro Dios, es el uno y único Señor, y aparte de este no existe otro.


30. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, de modo que a él ames por completo, y con toda tu alma, de modo que todo tu interior a él sea entregado y con toda tu mente, de modo que siempre en él pienses, y con toda la fuerza de tu voluntad". Este es el primer mandamiento.


31. Y el segundo es semejante y está estrechamente conectado con él, y es el siguiente: "Amarás a tu compañero como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos".


32. Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, es verdad esto que has dicho, que el Señor es uno y no existe otro sino solo él.


33. Y el amarle con todo su corazón y con toda la fuerza de su nous y con toda su alma, y con toda la fuerza de su voluntad, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los animales sacrificados que son quemados enteros sobre el sacrificatorio, y que todos los sacrificios.



34. Y Jesús, cuando vio que respondió sabia y sensatamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios, como lo están todos los escribas y fariseos, que sólo con formas exteriores buscan complacer a Dios.  Y ya ninguno osaba preguntarle.





Vers. 35-40. El Mesías y David. Control de los escribas. 
 
35. Después Jesús tomó la palabra y decía enseñando dentro del sagrado recinto del templo: que nos expliquen los maestros la ley, ¿qué es lo que dicen y qué es lo que quieren decir con lo de que Cristo el Mesías es descendiente de David?


36. Esta afirmación provoca duda y ha de ser aclarada. Porque el mismo David dijo, iluminado por el Espíritu Santo: Dijo el Señor y Dios a mi Señor Cristo: Siéntate sobre mi trono a mi diestra, para que seas glorificado y honrado siempre junto a mí, hasta que ponga a tus enemigos vencidos bajo tus pies como pedestal, sobre el cual pisarás. 


37. El mismo David entonces le llama al Señor Mesías; ¿cómo, pues, es su hijo? ¿Cómo puede el antepasado llamar al tataranieto y descendiente del Señor? Esto significa que el Mesías no es solo hijo de David sino también Hijo de Dios, y como Hijo de Dios es también Señor de David. Y la gran multitud del pueblo le oía de buena gana.


38. Y les decía en su doctrina: Guardaos de los escribas, que gustan de andar con solemnes y llamativas vestimentas, que han sido hechas particularmente por ellos. Y les gusta también ser saludados respetuosamente y con honores en los centros públicos;


39. y ocupan los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en las cenas;


40. Estos son los que devoran las casas y la fortuna de las viudas débiles, y hacen grandes oraciones hipócritamente por supuesta devoción para engañar a los más desfavorecidos. Estos recibirán mayor condenación que la condena que tendrán los ladrones y raptores.





Vers. 41-44. La moneda de dos céntimos de la viuda. 


41. Entonces Jesús se sentó enfrente del arca de la ofrenda del templo y observó cómo mucha gente echaba monedas de cobre en el arca.


42. Y muchos ricos echaban mucho. Vino también una viuda pobre y echó dos céntimos, es decir un “quadrans”*


43. Llamo entonces Jesús a sus discípulos y les dijo: Ciertamente os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan dinero en el arca.


44. Porque todos ellos han echado de lo que les sobraba. Pero ella de su carencia y de su perfecta pobreza ha echado todo lo que tenía, toda su fortuna.

* Quadrans: moneda de bronce romana de bajo valor que valía una cuarta parte de un as.










CAPITULO 13

Vers. 1-23. Profecía del Señor sobre la destrucción del templo de Jerusalén y el final del mundo.

Saliendo Jesús del recinto sagrado del  templo, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, mira qué bonito mármol y qué brillantes edificios son estos de aquí.


2. Jesús, respondiendo, le dijo: ¿Ves estos grandes edificios? No quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada.


3. Y se sentó Jesús en el monte de los Olivos, frente al templo. Y Pedro, Jacobo, Juan y Andrés le preguntaron aparte:


4. Dinos, ¿cuándo sucederán las destrucciones de los brillantes edificios que dijiste? ¿Y qué señal habrá cuando todas estas cosas hayan de cumplirse?


5. Jesús, respondiéndoles, comenzó a decir: Mirad que nadie os engañe.


6. Estad atentos, porque vendrán muchos que reivindicarán y se apropiarán de mi propio nombre y de mi propio título, y dirán que “yo soy el Mesías”, y engañarán a muchos.


7. Más cuando oigáis de guerras y noticias sobre guerras en otros países, no os turbéis pensando que estas son señales que anuncian el fin. Porque según el sabio y salvador plan de Dios, es necesario que suceda así, pero aún no es el fin.


8. Porque se levantará una nación contra otra nación, y un reino en contra de otro reino. Y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá hambres y alborotos.


9. Pero éstas serán el comienzo de dolores y desgracias. Mirad por vosotros mismos debido a las pruebas a las que seréis sometidos. Porque os entregarán a los concilios y os azotarán  en las sinagogas; y os llevarán como acusados delante de gobernadores y de reyes por causa de mí, para dar testimonio de mi persona para que lo escuchen también ellos y así les será dada la oportunidad de arrepentirse y creer; para que no pongan como pretexto en el día del juicio que no escucharon mi predicación.      


10. Pero antes del final primero ha de ser predicado el Evangelio también por todas las naciones de acuerdo con el plan divino, y que sea esta predicación motivo de control para los que no crean.


11. Y cuando os lleven para entregaros en asambleas y juzgados, no os preocupéis con anterioridad con el pensamiento y la precaución por lo que habéis de decir como confesión, y no os preparéis nada.  Sino lo que os fuere iluminado por Dios y enviado al entendimiento  en aquella hora de vuestra defensa, eso decid. Esta será vuestra mejor defensa. Porque no seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu Santo que os iluminará.



12. También entregará a la muerte el hermano no creyente al hermano creyente  y el padre no creyente a su hijo creyente. Se levantarán los hijos que no creían contra los padres creyentes, y los matarán.


13. Y todos os odiarán, porque creeréis en mi nombre. Pero el que muestre paciencia hasta el final de su vida, éste será salvo.


14. Pero cuando veáis la detestable y sacrílega abominación que provocará la devastación y el destrozo de Jerusalén,  a lo cual hizo referencia proféticamente el profeta Daniel,* puesta donde no debe estar  -cada lector que lo entienda y que tome sus medidas, es decir que entienda que esta abominación que está escrita en el evangelio son los fanáticos que profanan el santuario con sus delitos, pero después también los ejércitos romanos que completarán esta profanación – cuando veáis entonces esta abominación, los que habiten en las ciudades de Judea que se vayan a los montes para esconderse allí.

* Dan. 9, 27


15. El que esté en el balcón de la casa que se vaya directamente, sin descender a la casa, ni entre en ella para tomar algo de allí.


16. Y el que esté en el campo trabajando sólo con su camisa, no vuelva atrás a tomar el resto de sus vestimentas. 


17. Pobres de las mujeres que en aquellos días estén embarazadas o dando el pecho, porque será muy difícil para ellas correr para salvarse y encontrar lo necesario para el sustento de sus organismos.


18. Orad, pues, para que vuestra huida no sea en tiempo invernal, lo cual os será obstáculo para la huida.   


19. No habéis de ser obstaculizados en vuestra huida por nada.  Porque aquellos días serán llenos de una tribulación tan grande, que nunca la ha habido hasta ahora desde el principio de la creación, cuando Dios creó el mundo, ni la habrá jamás similar.


20. Y si el Señor no hubiese reducido el número de aquellos días, no se salvaría ningún hombre. Pero por causa de los escogidos, a los cuales eligió Dios y se interesa por que no sean muy atormentados, disminuyó aquellos días.


21. Y si os dijese alguno entonces: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis.


22. Porque aparecerán falsos mesías y falsos profetas, y harán grandes señales y obras asombrosas, para engañar, si fuese posible, aun a los escogidos.



23. Más vosotros estad atentos. He aquí, que os lo he anunciado todo de antemano, para que no tengáis excusa por si sois engañados.  








Vers. 24-31. Las dramáticas señales de la venida del Señor.

24. Entonces en aquellos días, tras la tribulación y la prueba aquella, cuando se acerque ya el fin del mundo, el sol perderá su resplandor y se oscurecerá, y la luna no dará su brillo.


25. Y las estrellas del cielo caerán de sus sitios y de sus órbitas, y los poderes celestiales de los ángeles, que ya mantienen el orden del universo, serán movidas y serán trasladadas por profunda conmoción ante todo lo que sucederá durante la segunda venida, pero también debido a que esta forma del mundo cambiará para ser renovado el universo. Los poderes angelicales además se llenarán de sorpresa, ya que verán a todo el mundo ser llevado al terrible juicio.


26. Entonces verán al hijo del hombre, al Señor Teántropo*, venir sentado sobre nubes con poder y con gran compañía de ángeles y gran doxa*.

* Teántropo, del gr. “Θεάνθρωπος”, [Zeánzropos] Dios y hombre. Es decir, Jesús Cristo.
* Doxa: del gr. “Δόξα”, [Dóxa], gloria, energía increada.



27. Y entonces Él enviará a sus ángeles y reunirá a sus elegidos desde los cuatro puntos cardinales, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.


28. De la higuera aprended lo que sucederá de modo similar y análogo. Cuando la rama de la higuera está ya suave y blanda y salen las hojas, entendéis que el verano se acerca.


29. Del mismo modo vosotros, cuando veáis que sucede todo esto que os he avisado previamente, sabréis que se acerca, ha llegado a la puerta y aparecerá enseguida el juicio de Dios, que castigará la infidelidad de los judíos con la destrucción de Jerusalén.


30. Verdaderamente os digo que no pasará esta generación, sin que antes suceda todo esto y sin que antes tenga lugar la destrucción de Jerusalén y todo lo que os he dicho sobre las guerras y los falsos mesías y falsos profetas.


31. El cielo y la tierra, que os parecen tan únicos y estables, pasarán y se perderán, mis palabras sin embargo no pasarán, sino que se cumplirán con exactitud. 




Vers. 32-37. Desconocido el día de la segunda venida del Señor.


32. Ahora en relación con el día aquel y el momento en que tendrá lugar la segunda venida y el juicio, nadie sabe cuándo serán exactamente, tampoco los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo como hombre, sino sólo el Padre.


33. Estad atentos y despiertos. Y rezad, porque no sabéis cuándo llegará el tiempo de la venida del Señor.


34. Como un hombre que emigró, que dejó su casa y dió autoridad a sus siervos para cuidarla, y a cada uno le determinó la obra que debía hacer, y al conserje le dio orden de estar despierto y esperar, así también el Mesías faltará hasta su segunda venida, y a cada uno de sus siervos dentro de la Iglesia encargó desempeñar una obra esperando la venida de su Señor.


35. Estad entonces despiertos, porque no conocéis cuándo regresará el señor de la casa. ¿Vendrá por la noche, o a la medianoche, o cuando canten los gallos, o por la mañana? No sabéis cuándo viene el Señor, ni en su segunda venida ni en el momento de la muerte de cada uno de vosotros.


36. Estad entonces despiertos, porque quizás venga de repente y os vea durmiendo.


37. Y esto que os digo, lo digo para todos los cristianos hasta mi segunda venida. Os repito de nuevo: velad.*

* Se utiliza aquí el término "γρηγορείτε", [grigorite], segunda personal del plural del imperativo del verbo "γρηγορώ", [grigoró], estoy despierto, vigilante. Metafóricamente, estoy (estad) en alerta espiritual.












CAPITULO 14

Vers. 1-9. Acuerdo contra Cristo. La mirra de Betania.

Después de dos días era la fiesta de Pascua y de los panes sin levadura. Y los principales sacerdotes y los escribas buscaban el modo de prender a Jesús engañándole, de modo oculto y sin ruido, para matarle.


2. Decían además no prenderle durante la fiesta, para que no se alborotase la gente, dado que muchos profesaban a Jesús. 


3. Y mientras Él estaba en Betania en casa de Simón el leproso, en el momento en que estaba sentado comiendo en la mesa, vino una señora que tenía un recipiente de alabastro lleno de mirra elaborada con nardo puro inalterado, muy caro. Rompió ella entonces el recipiente de alabastro y derramó la mirra sobre su cabeza.


4. Había sin embargo algunos de los discípulos que entre ellos expresaban su indignación y decían: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio inútil con esta preciosa mirra? 


5. Porque podría haber sido vendida esta por más de trescientos dinarios, y su ganancia haber sido dada a los pobres. Y regañaron a la mujer. 


6. Jesús sin embargo les dijo: dejadla en paz. ¿Por qué la molestáis? No la hagáis preocuparse, porque esta acción que me ha hecho es buena y digna de alabanza.


7. A los pobres los tenéis siempre con vosotros, y podéis beneficiarles cuando queráis. A mí sin embargo no me tendréis siempre con vosotros.


8. Lo que tenía esta mujer y podía hacer para mí, lo ha hecho. Se ha anticipado a ungir con mirra mi cuerpo, para prepararlo para mi sepultura. Sin entenderlo, me ha rendido, aunque todavía vivo, los honores de mi entierro, que tendrá lugar dentro de pocos días.


9. Ciertamente os digo, dondequiera que se predique este evangelio en todo el mundo, también se contará lo que ella ha hecho, para que se mantenga inolvidable la memoria de esta mujer, la cual con tanta dedicación y con tanto sacrificio ha declarado su amor por mí. 





Vers. 10-21. Preparación para la Pascua y el traidor.

10. Entonces Judas Iscariote, uno de los doce, fue a los principales sacerdotes y les propuso entregárselo.


11. Y ellos, al oír esta propuesta, se alegraron, porque su plan de asesinato se llevaría a cabo sin alboroto y con seguridad. Y prometieron darle dinero. Entonces él buscó encontrar el modo de entregárseles en el momento adecuado, para evitar cualquier revuelta popular.


12. Υ el primero de los siete días que duraba la fiesta de los panes sin levadura, el día en que los judíos sacrificaban el cordero de la pascua, le dijeron a Jesús sus discípulos: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la cena  pascual?


13. Y envió entonces dos de sus discípulos, y les dijo: Id a la ciudad, y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle,


14. y en la casa que entre, decid al señor de la casa que el Maestro pregunta: ¿Dónde está la sala preparada para mí, donde he de comer la cena pascual con mis discípulos?


15. Y él os mostrará un gran desván, es decir la estancia superior de la casa, con asientos y sillas colocadas, con todo ya dispuesto. Allí preparad la cena pascual.


16. Fueron sus discípulos y entraron en la ciudad, y hallaron tal como les había dicho el Maestro. Y prepararon la cena, en la cual tendría lugar la verdadera Pascua de la Divina Eucaristía. *

* Eucaristía, del gr. “Ευχαριστία”, [Efjaristía], que traducido significa agradecimiento.


17. Y en cuanto anocheció, fue allí con los doce discípulos .


18. Y cuando se sentaron a la mesa y comían, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros me va a entregar a los que me crucificarán, uno que ahora come conmigo.


19. Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno: ¿Quizás soy yo? Y el otro: ¿Quizás soy yo?


20. Entonces Él les respondió: Es uno de vosotros doce, el que ahora come conmigo y moja su pan conmigo en la salsa del plato, éste me entregará.


21. A la verdad el Hijo del Hombre, el Mesías,  se va de esta vida y se dirige hacia su Padre, de acuerdo con las profecías que han sido escritas sobre él. Mas, ¡ay de aquel hombre que es instrumento elegido para que el Hijo del Hombre sea entregado a los que le crucificarán!. Mejor le habría sido a este hombre no haber nacido.






Vers. 22-25. El Misterio de la Divina Eucaristía

22. Y mientras comían, Jesús tomó pan y agradeciendo al Padre celestial, cortó el pan en pedazos y les ofreció a sus discípulos, diciendo: Tomad, comed; esto que os doy es mi cuerpo.


23. Después tomó el vaso, dio gracias y les ofreció a ellos y bebieron todos de él.


24. Y les dijo: Esto que bebéis es mi sangre, que da validez al nuevo Testamento y es derramada para que muchos sean salvados. 

   
25. De cierto os digo que no beberé más de este producto de la vid, hasta aquel día en que con regocijo lo beberé nuevo y mucho más jubiloso en el reino de Dios. Es decir que esta Mística Cena es un anticipo de la perfecta comunión y unión entre nosotros, que será llevada a cabo dentro de una interminable dicha en el reino celestial de Dios.








Vers 26-31. El Señor y los discípulos en el monte de los Olivos. Predice su dispersión y la negación de Pedro.

26. Y cuando hubieron cantado un himno de agradecimiento, salieron al monte de los Olivos.


27. Entonces Jesús les dijo: Vuestra fe en mí esta noche será perturbada. Porque ha escrito lo siguiente el profeta Zacarías: Permitiré yo Dios y Padre que sea golpeado y muerto el pastor, es decir Cristo, y se disersarán las ovejas del rebaño, es decir sus discípulos.


28. Pero después de que haya resucitado, os esperaré en Galilea, a donde iré antes que vosotros.


29. Entonces Pedro le dijo: Aunque la fe de todos en tí sea perturbada, la mía no lo será.


30. Le dijo entonces Jesús: De cierto te digo que tú, que ahora dices esto, hoy, en esta noche, antes que el cante el gallo dos veces, me negarás tres veces.


31. Pero Pedro insistió mucho más y decía: Si me fuere necesario morir contigo, por ningún motivo te negaré. Lo mismo decían también todos los discípulos. 





Vers. 32-42. La agonía y la oración en Getsemaní.

32. Llegaron entoncesa un terreno cercado que se llamaba Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que yo oro.



33. Tomó entonces consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, y comenzó a sentir gran pena y estupor ante el duro padecimiento que le preparaban, con un odio nunca visto, aquellos a quienes tanto amó, y a sentir ansiedad y un gran peso en su corazón.  


34. Y les dice: Mi alma está muy triste, hasta la muerte. Quedaos aquí y permaneced en vela.


35. Yéndose un poco adelante, se postró con el rostro en tierra, y oró pidiendo, que si fuese posible, sin que resultase vano el plan de Dios para la salvación de los hombres, se alejase de él la hora de los sufrimientos y de la muerte.


36. Y decía: Abba, Padre mío, todas las cosas son posibles para ti; aleja de mí esta copa de la muerte por martirio. Pero que no suceda lo que quiero yo, sino lo que quieres tu.


37. Vino luego y los halló durmiendo. Y dice a Pedro: Simón, tu que hace poco me dabas tantas promesas,  ¿duermes? ¿No has podido velar una hora?


38. Velad y orad, para que no seais sorprendidos y gobernados por tentación, la cual perturbará vuestra fe. Porque lo profundo de vuestro alma está dispuesta a obedecer la voluntad de Dios. Pero el espíritu carnal hace a la naturaleza humana débil y arrastra al hobre al mal, a pesar de su buena disposición.


39. Y habiéndose alejado de nuevo, oró, diciendo las mismas palabras.


40. Y cuando regesó otra vez los halló durmiendo; porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño, y no sabían qué responderle.


41. Y vino por tercera vez, y les dice: ¡Curioso! ¡Después de lo que os he dicho, todavía dormís y descansáis! Suficiente ya el sueño. La hora ha venido. He aquí, el hijo del hombre es entregado en manos de los pecadores.


42. Levantaos, vayamos a encontrarlos. He aquí, se ha acercado el que me entrega a mis crucificadores.







Vers. 43-52. La traición de Judas y el arresto de Jesús. 

43. Y enseguida, mientras hablaba él aún, vino Judas Escariote, que era uno de los doce, y junto con él mucha gente con cuchillos y palos, enviados por los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos.


44. Y el que le entregaba a sus enemigos les había dado una señal indicativa, diciendo: Al que yo besaré, ése es Jesús. Atrapadle y llevadle con seguridad.


45. Y cuando llegó allí Judas, directamente se le acercó, y le dijo: Salve,* Maestro! Y le besó.

* Salve. En gr. original es "Χαίρε", [Jére], que es el saludo formal educado en griego. En plural. o modo más educado y amable, "χαίρετε", [Jérete], en lugar de el más famiiar "γειά", [yiá], hola, "γειά σου", [yiá su], hola (a tí), o "γειά σας", [yiá sas], hola (a usted o a vosotros). También se utiliza este término en referencia a lo que su verbo, "Χαίρομαι", 
[Jérome] significa: me alegro. En su 2ª persona, "Χαίρεσε", [Jérese]  "te alegras", o en modo imperativo, "alégrate". Parece ser que es con este sentido con el que se utiliza en los "Χαιρετισμοί της Θεοτόκου", [Jeretismi tis Zeotóku], Salutaciones a la Madre de Dios. En estas salutaciones (palabras o expresión de saludo), se repite la palabra "Χαίρε", es decir, alegrate. En ocasiones también es traducido como "regocíjate", sobre todo en inglés (rejoice). Se suele utilizar en español el término "Salve", que es su traducción al latín.




46. Entonces ellos le echaron mano, y le prendieron.


47. Pero uno de los que estaban allí, cogió su cuchillo e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja.

 
48. Entonces Jesús se giró hacia ellos y les dijo: Como si fuese un ladrón habéis salido con cuchillos y palos para prenderme.


49. Cada día estaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendísteis. Pero con todo esto se han cumplido las escrituras proféticas, las cuales predicen que me trataréis como a un malhechor.


50. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.

 
51. Pero cierto joven le seguía, cubierto el cuerpo solo con una sábana. Pero a éste le prendieron los más jóvenes de entre la gente.

 
52. Mas él, dejando la sábana en sus manos, huyó desnudo. De este modo, ni éste se quedó con Jesús.





Vers. 53-56. Jesús frente al congreso. Condenado a muerte.


53. Después llevaron con violencia a Jesús al sumo sacerdote. Allí se reunieron todos los principales sacerdotes y los ancianos y los escribas.


54. Y Pedro le siguió desde lejos, hasta que entró en patio interior del palacio del gran sacerdote. Y allí se sentó junto con los sirvientes, calentándose junto a la luz que desprendía el fuego, de modo que se le veía bien junto a todos los que estaban allí sentados. 


55. Mientrastanto los principales sacerdotes y todo el congreso buscaban algún testimonio en contra de Jesús que le hiciese culpable, para matarle; pero no lo encontraron.


56. Porque muchos dieron falso testimonio en su contra, pero estos testimonios no estaban de acuerdo entre ellos.


57. Se presentaron unos entonces y empezaron a decir falso testimonio contra él,  diciendo 


58. que "nosotros le escuchamos con nuestros oídos decir que yo derrumbaré este templo que está construído por manos humanas, y en tres semanas construiré otro templo, que no lo habrán hecho manos humanas".


59. Pero ni aun así concordaban en su testimonio.


60. Entonces se levantó (y se puso) en medio el sacerdote principal y comenzó a preguntar a Jesús diciéndole: ¿No tienes nada que decir? ¿Qué es esto de lo que te acusan ellos? 


61. Pero él guardó silencio y no dio ninguna respuesta. Nuevamente el sacerdote principal le preguntó: ¿Tú eres el Cristo, el hijo del bendito Dios, es decir el único Dios el cual he de ser bendecido y adorado con himnos? 


62. Y Jesús respondió: Yo soy. Y veréis al hijo del hombre, el Mesías, sentado a la derecha del Dios todopoderoso y venir sobre las nubes del cielo.


63. El principal sacerdote entonces con una llamativa e hipócrita repulsa por la terribe blasfemia que escuchó, rasgó su ropa según la costumbre vigente entre los judíos, y dijo: ¿qué más testimonios necesitamos ya?


64. Habéis escuchado muy claramente la blasfemia que ha dicho, de modo que no os quede ya ninguna duda. ¿Qué opinión tenéis? Entonces todos tomaron la decisión en su contra de que es culpable de blasfemia castigada con la muerte.


65. Algunos entonces comenzaron a escupirle y a cubrirle su cara alredededor para que no viese, y a abofetearle, mientras le decían: profetízanos quién te ha golpeado. Y los sirvientes le daban bofetadas.





Vers. 66-72. La negación de Pedro.  

66. Y mientras Pedro estaba abajo en el patio, vino una de la sirvientas del sacerdote principal. 


67. Y cuando vio a Pedro calentádose, le miró con atención y le dijo: ¡Y tú también estabas con Jesús el nazareno! 


68. Pero él lo negó y dijo: Ni sé ni entiendo qué dices. Y salió fuera al umbral del patio, y entonces cantó el gallo.


69. Y la sirvienta, cuando le vio de nuevo, comenzó a decirles a los que estaban allí sentados que él era uno de ellos. 


70. Pero él de nuevo lo negó. Y al poco tiempo, los que estaban allí sentados le decían a Pedro: Realmente tú eres también uno de ellos, porque eres galileo y tu forma de hablar se parece a la forma de hablar de los habitantes de Galilea. 


71. Entones él comenzó a proferir maldiciones contra sí mismo y a jurar que no conocía al hombre ese del que le hablaban.


72. Y por segunda vez cantó el gallo. Entonces recordó Pedro lo que le dijo Jesús, que antes de cantar dos veces el gallo, tres le veces le negaría. Y comenzó a llorar. 









CAPITULO 15.   

Vers. 1-15. Jesús frente a Pilato. 

enseguida, nada más amanecer, los principales sacerdotes hicieron consejo y los ancianos y los escribas y todo el congreso, para estudiar cómo debían actuar ante el representante de Roma, y después de esta reunión, habiendo atado a Jesús, lo llevaron para entregarle a Pilato, acusándolo de rebelde y usurpador de la dignidad de rey de los judíos.


2. Pilato entonces le preguntó: ¿Tú eres rey de los judíos? Y él le respondió: Tú dices que soy rey de los judíos. Mi reino sin embargo no es como tú y los que me acusan creéis que es. 


3. Y debido a que mientrastanto Pilato se convenció de que esta acusación era infundada, los principales sacerdotes le acusaron de muchas otras cosas. Pero él no dio ninguna respuesta.


4. Pilato le pregunto de nuevo: ¿No respondes nada? Mira cuantas acusaciones profieren contra tí. ¿No dices nada para defenderte ante ellas? 


5. Pero Jesús ya no respondía nada, de modo que Pilato admiraba la calma y la impertubabilidad que mostraba en el momento en que tanto peligraba su propia vida.


6. En cada fiesta de la pascua acostumbraba el gobernante como favor hacia ellos a dejar libre a un preso, el que le pidieran. 


7. Había entonces uno que se llamaba Barrabás, atado y encarcelado junto con los rebeldes, los cuales habían cometido asesinato en la conocida revuelta que hubo en aquellos días. 


8. Y la multitud del pueblo comenzó a fuertes voces a pedir a Pilato que hiciese aquello que siempre acostumbraba a hacerles, es decir que les liberase a un preso.


9. Pilato entonces se dirigió a ellos y les preguntó: ¿Queréis que os libere al rey de los judíos?


10. Y les propuso liberar a Jesús, porque sabía que los principales sacerdotes le habían entregado por envidia y odio.  


11. Pero los principales sacerdotes se sublevaron y alteraron a la multitud convenciéndoles de que eligieran que fuese liberado Barrabás.


12. Pilato entonces les dijo de nuevo: ¿Qué queréis entonces que haga a este que vosotros llamáis rey de los judíos?


13. Y ellos de nuevo respondieron: Crucifícale. 


14. Pilato sin embargo les decía: no puedo condenarle a muerte. ¿Porque, qué mal ha hecho? Pero ellos con más fuerza e insistencia voceaban: Crucifícale.


15. Y debido a que Pilato quería complacer y agradar a la multitud de la gente, liberó a Barrabás. Mientras que a Jesús ordenó que le castigaran con látigos, y lo entregó para que fuese crucificado. 






Vers. 16-19. Los soldados se burlan de Jesús.

16. Entonces los soldados llevaron a Jesús al patio interior del cuartel donde vivía el pretorio, y se reunió allí toda la compañía.


17. Y para burlarse de sus honores reales, le vistieron con una capa roja que se parecía a una capa real, y haciendo una corona con espinas, se lo pusieron sobre la cabeza como si fuese una corona real.


18. Y comenzaron saludarle con mofa y a decirle: ¡Salve, Rey de los judíos!


19. Y le golpeaban en la cabeza con una caña, y le escupían, y puestos de rodillas le hacían reverencias.




Vers. 20-32. La crucifixión de Jesús.

20. Después de haberle escarnecido, le quitaron la capa roja, y le pusieron sus propios vestidos, y le sacaron fuera de la ciudad para crucificarle.


21. Y debido a que no aguantaba más soportando su cruz, obligaron a uno que pasaba por allí en aquel momento, Simón de Cirene, quien venía de su huerto, padre de Alejandro y de Rufo, y le obligaron a que le llevase la cruz.


22. Y le llevaron a un lugar llamado Gólgota, nombre que significa lugar de la calavera.


23. Y para que no sintiese muy fuertes los dolores de la crucifixión y para que no se les dificultase la tarea a los que le crucificaban, intentaron darle de beber como anestésico, vino mezclado con mirra. Pero él no lo tomó.


24. Y cuando le crucificaron, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes sobre ellos para ver cual se llevaría cada uno.


25. Era la hora tercera desde la salida del sol, es decir las nueve de la mañana, cuando le crucificaron.


26. Y la causa de su condenación estaba escrita en una inscripción en la parte superior de la cruz: El Rey de los Judíos.


27. Y junto con él, para mostrarle como malhechor y para ridiculizarle,  crucificaron a dos criminales, uno a su derecha, y el otro a su izquierda.


28. Y se cumplió la profecía de la Santa Escritura que dice: Y fue contado con los infractores de la ley y con los malhechores, y fue castigado junto con ellos como ilegal.


29. Y mientras tanto los que pasaban por allí cerca, le insultaban y movían irónicamente sus cabezas diciendo: ¡Bah, tú que derribarías el templo y en tres días lo reedificarías!


30. Sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz.


31. De esta manera también los principales sacerdotes se burlaban de él junto con los escribas, y se decían unos a otros: A otros salvó con sus falsos milagros, pero a sí mismo no se puede salvar.


32. El Cristo, el Rey del bendecido pueblo de Dios,  Israel, que descienda ahora de la cruz, para que veamos el milagro de su liberación y creamos en él. También le insultaban los que estaban crucificados con él.






Vers. 33-39. La muerte de Jesús. El centurión. 


33. Y cuando era la sexta hora desde la salida del sol, es decir doce del mediodía, cayó oscuridad sobre toda la tierra hasta la novena hora, es decir hasta las tres de la tarde.


34. Y alrededor de las tres de la tarde el Señor clamó a gran voz: "Ελωί, Ελωί, λιμά σαβαχθάνι", [Εlοí, Eloí, limá sabajzáni], que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?


35. Y algunos de los que estaban allí, cuando escucharon esto, decían, al oírlo: Mirad, llama a Elías.

 
36. Corrió entonces uno y empapó una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber, diciendo: Dejadme y no me obstaculicéis para que me de tiempo antes de que se desmaye, para que veamos si viene Elías a bajarle.


37. Mas Jesús, dando una gran voz, expiró.


38. Entonces el velo del templo que dividía el Lugar Santo del Lugar Santísimo se rasgó en dos, de arriba abajo.


39. Y el centurión que estaba frente a él, cuando vio esto junto con las otras señales extraordinarias que sucedieron y que Jesús expiró no de extenuación y agotamiento, como morían otros crucificados, sino habiendo clamado a gran voz, lo cual no daba ninguna indicación de muerte, dijo: Verdaderamente, este hombre era hijo de Dios.





Vers. 40-41. Las mujeres piadosas. 

40. También había algunas mujeres que observaban de lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé.


41. Éstas, también cuando estaba Jesús en Galilea, le seguían y le servían. Junto con ellas estaban allí muchas otras mujeres, las cuales subieron con él desde Galilea hasta Jerusalén.  






Vers. 42-47. José entierra al Redentor

42. Y cuando ya empezó a anochecer, porque era día de elaboración y de preparación, es decir víspera del Sábado, antes de ponerse el sol y comenzar el día del Sábado, 


43. vino José, que procedía de la ciudad de Arimatea, y era un respetado y oficial miembro del concilio de los judíos, el cual también había creído en la predicación de Jesús sobre el reino de Dios y esperaba este reino sin que su esperanza hubiese sido perturbada ante la muerte de Jesús; éste entonces se atrevió a presentarse ante Pilato y pedir el cuerpo de Jesús.


44. Pilato se quedó sorprendido y se preguntaba cómo podía haber muerto tan rápido Jesús. Y haciendo venir al centurión, le preguntó si hacía mucho tiempo  que había muerto.

45. Y cuando se enteró por el centurión de que efectivamente murió Jesús, dio el cuerpo a José.


46. Y éste, habiendo comprado una sábana nueva y sin usar, y bajando a Jesús de la cruz, envolvió su cuerpo en la sábana y lo puso bajo un sepulcro, el cual estaba cavado en una peña; e hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro.


47. Mientras tanto María Magdalena y María de José observaban atentamente y con mucho interés dónde fue colocado el cuerpo de Jesús.









CAPITULO 16  

Vers.1-8. Las Mirroforas en el sepulcro. Mensaje angelical sobre la resurrección del Señor.

Habiendo pasado el Sábado, María Magdalena y María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron la noche del Sábado aromas, para venir por la mañana al sepulcro y ungir el cuerpo de Jesús.


2. Y muy de mañana el primer día de la semana, vinieron al sepulcro cuando el sol comenzaba a dispersar la oscuridad matinal, a punto de aparecer el sol por el horizonte.


3. Y decían entre ellas: ¿Quién nos removerá la piedra lejos de la entrada del sepulcro?


4. Pero en cuanto volvieron sus ojos hacia allí, vieron removida la piedra lejos del sepulcro. Y habían dicho esto entre ellas, porque esta piedra era muy grande y no era fácil moverla.


5. Y cuando entraron en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho del sepulcro que estaba vestido con ropa blanca, y se llenaron de temor y sorpresa.


6. Mas él les dijo: No os asustéis, y no tengáis miedo. Sé a quién buscáis. Buscáis a Jesús el Nazareno, el que fue crucificado. Ha resucitado. No está aquí. Mirad, está vacío el lugar donde le pusieron.


7. Pero id y decid a sus discípulos, y particularmente a Pedro, que tiene necesidad de consolación y de comprobar que ha sido perdonado por su negación, que él va delante de vosotros a Galilea y que os espera allí. Allí le veréis, como os dijo antes de ser crucificado.


8. Y ellas entonces salieron y se fueron del sepulcro. Porque estaban llenas de miedo y de asombro. No dijeron sin embargo nada a nadie, porque estaban atemorizadas.





Vers. 9-14. Apariciones del resucitado Jesús.

9. Habiendo, pues, resucitado Jesús la mañana del primer día de la semana, se apareció primeramente a María Magdalena, de quien había echado siete demonios.


10. Yendo ella, lo hizo saber a los discípulos que habían estado anteriormente con él, y que ahora hacían duelo y lloraban por la muerte de su maestro.


11. Pero ellos, cuando oyeron que vivía, y que había sido visto por ella, no creyeron en sus palabras.


12. Y después de esto, se apareció en otra forma, distinta de la que tenía antes de haber sido crucificado, a dos de ellos, mientras iban de camino, yendo al campo.


13.Y ellos fueron y anunciaron esto al resto de los Apóstoles. Pero ni aun a ellos creyeron.


14. Después se apareció a los once discípulos, cuando ellos se habían sentado a la mesa y cenaban. Y les reprochó por su incredulidad y por la dureza de sus corazones, porque no creyeron a los que le vieron resucitado.






Vers. 15-20. Mandamientos y potestades a los discípulos. Ascensión del Señor.

15. Después les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura lógica, a toda la humanidad.


16. El que crea en vuestra predicación y sea bautizado, será salvado. Pero el que no crea, será condenado.


17. Y a los que crean, estas señales sobrenaturales les seguirán, las cuales demostrarán la divina gracia que actuará dentro de estos predicadores del evangelio y de la verdad de su fe. Estos, con la invocación de mi nombre, echarán demonios fuera de los hombres; hablarán extranjeras lenguas que serán para ellos nuevas y desconocidas hasta el momento aquel.


18. Tomarán en sus manos serpientes venenosas, sin que les pase nada ante sus mordeduras;  e incluso si beben veneno mortal, no les pasará nada; pondrán sus manos sobre enfermos, y se pondrán bien.


19. Habiéndoles entonces hablado reiteradamente el Señor, diciéndoles estas y otras cosas, fue ascendido al cielo y se sentó a la derecha de Dios Padre.



20. Y ellos salieron y recorrieron la tierra habitada, y predicaron el evangelio en todas partes.  Y el Señor era su colaborador y confirmaba su predicación con los milagros la seguían. Amén.