miércoles, 24 de abril de 2024

San Tomás el Loco en Cristo de Siria (+ s.VI)

San o Santo Tomás el Loco en Cristo era un monje en uno de los monasterios de Cesarea de Capadocia. 

Su labor en obediencia era la de recoger limosnas para el monasterio. Cuando Tomás llegó a la ciudad de Antioquía, Siria, comenzó la hazaña de la insensatez, necedad o locura por causa de Cristo.

El mayordomo de una de las iglesias, un tal Anastasio, se molestó con la súplica de Santo Tomás, y lo golpeó en la mejilla. Los presentes reprocharon a Anastasio por su manera inapropiada de tratar al "loco", pero Santo Tomás los calmó diciendo: “Desde este momento no aceptaré nada más de Anastasio, ni Anastasio podrá darme nada más”. Estas palabras resultaron proféticas. Anastasio murió al día siguiente, y el Santo también murió en el camino a su monasterio, en la Iglesia de San Eutimio en el suburbio de Daphne. Lo enterraron en un lugar reservado para el entierro de los extraños.

 

 

 


 


Después de cierto tiempo enterraron a una mujer en la tumba del Santo. Después de cuatro horas, el suelo de la tumba del extraño fue echado a un lado. Volvieron a cubrir la tumba, pero por la mañana el suelo de la tumba volvió a estar abierto. Volvieron a enterrar a la mujer en otro lugar.

Lo mismo sucedió cuando enterraron a otra mujer allí. Todos se dieron cuenta de que Santo Tomás no deseaba tener una mujer enterrada sobre él. El hecho fue informado al patriarca Domnus de Antioquía (546-560). Por orden suya las reliquias de Santo Tomás fueron trasladadas a Antioquía y colocadas en un cementerio donde descansaban las reliquias de muchos santos mártires.

 




 

 

Sobre estas reliquias se construyó una pequeña iglesia, a partir de la cual ocurrieron muchas curaciones.

Por las oraciones de Santo Tomás cesó en Antioquía una plaga mortal. A partir de entonces los habitantes comenzaron a honrar la memoria de Santo Tomás todos los años.



HIMNO DE ALABANZA: SAN TOMÁS EL DISCERNIDOR

Por San Nicolás Velimirovic

Santo Tomás finge estar trastornado
Por Cristo, su Salvador,
Y a Dios, le glorifica en su corazón,
El único, el Creador del mundo,
El nombre de Dios está en su corazón,
¡Ten piedad de mí, oh buen Dios!
Con esto nutre su alma:
¡Ten piedad de mí, oh buen Dios!
A Santo Tomás no le preocupa
Lo que el mundo sobre él dirá,
Que el mundo despotrice, que amenace,
El juicio verdadero, Dios lo pronunciará.
Quien complació al mundo
Antes de que descubriera que Dios no era falso,
Y Tomás sonrió.
Al mundo que pretende ser importante,
Oh tú sombra, sobre el agua,
¿Por qué pretendes ser tan importante?
Toda la realidad está en el Señor
Cuando a ti mismo, te consideras como nada,
Con eso, Lo glorificarás.

 

 

 Fuentes consultadas: mystagogyresourcecenter.com