"En Gerona, en la Hispania Tarraconense, san Félix, mártir, en la persecución bajo el emperador Diocleciano". (Martirologio Romano)
Diácono. La leyenda dice que era natural de Mauritania. Dejó a su amigo san Cucufate en Barcelona, desembarcó en Gerona para predicar el cristianismo y estudiar las artes liberales, pero la cruel persecución de los cristianos le obligo a defender su causa. Mártirizado con un peine de puntas aceradas que lo desgarraron, durante la persecución de Diocleciano, por el prefecto Daciano.
Según José Ros y Raguer (“El Testigo Fiel”): “Parece claro que San Félix no perteneció a la clerecía, ni desempeñó algún ministerio sagrado. Era un simple seglar que se convirtió en misionero. Su fervor era tan grande, que no dudó en abandonar su tierra natal, su familia y sus riquezas, para testimoniar su fe en Cristo, para ayudar a nuestros antepasados en la fe a permanecer fieles ante la persecución, incluso hasta entregar su vida y ser con ello simiente de nuevos cristianos. Pronto la fama de su martirio se extiende por toda la cristiandad, y cien años después el primer gran poeta cristiano, Prudencio, en su “Peristephanon”, el libro de los mártires, le citará diciendo: “La pequeña Gerona, rica en cuerpos santos,/ mostrará los venerables restos de San Félix.”
Martirio de San Félix. Fuente: http://hagiopedia.blogspot.com | |
Prudencio menciona el nombre del mártir (Peristephanon. 4. 29–30.) Las Actas del mártir forman parte del “Pasionario Hispánico”. La cercanía de Gerona a Narbona redundó en la difusión del culto del mártir en Galia más que en la propia España: en 455 consagran la iglesia del santo en esta ciudad. No obstante, tiene culto en España. S. Fructuoso le dedica un monasterio. También dos monasterios, dedicados a S. Feliz, aparecen cerca de Toledo. Al mártir le está dedicado el himno “Fons, Deum, vitae perennis”, probablemente escrito por S. Braulio de Zaragoza (García Rodríguez. El Culto… Pp. 305-310.)
Fuentes consultadas: Santoral Ortodoxo de la P. Ibérica, hagiopedia.blogspot.com
San Félix de Gerona, Mártir (s.III )
Hace mucho tiempo
que la pequeña ciudad de Gerona considera una gloria suya la posesión de las
reliquias de San Félix.
Prudencio reconocía, desde fines del siglo IV, que eran dichas reliquias las que le dieron celebridad. El martirologio Hieronymianum y todos los calendarios mozárabes mencionan a San Félix. Gregorio de Tours le ha consagrado un capítulo (XCI) de su libro dedicado a la gloria de los mártires. Ahí narra que un ladrón se llevó los ornamentos de seda, bordados de oro y adornados con pedrería, junto con otras cosas; en su camino fue abordado por un desconocido quien le propuso indicarle un lugar seguro en donde podía esconder el fruto de su latrocinio.
Martirio de San Félix de Gerona.1. Fuente |
Con la esperanza de poder venderlo, el ladrón aceptó y se dejó conducir sin desconfianza, pero sin saber qué rumbo seguía. El desconocido lo llevó hasta la basílica de San Félix y le dijo: "He aquí la casa de que te he hablado; entra y deposita tu carga". ¡Cuál no sería su asombro al caer en la cuenta de que aquel lugar era el mismo donde había robado! El desconocido desapareció y el ladrón arrepentido, contó lo que le había sucedido; todo el mundo creyó que el desconocido no era otro sino el mismo San Félix.
Gregorio de Tours
nos dice también que existían reliquias de San Félix en Narbona. El rey Alarico
hizo derribar la iglesia que las guardaba, porque obstruía la vista desde su
palacio; el castigo no se hizo esperar; muy pronto el monarca quedó ciego.
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San Félix se hizo muy popular durante la Edad Media, tanto en España como en el sur de Francia; desgraciadamente, sus actas no son auténticas y, si bien podemos asegurar su existencia, garantizada por la antigüedad de su culto, no podemos añadir ningún otro detalle histórico. Algunas leyendas lo relacionan con San Narciso de Gerona, otras con Cucufate. Según la versión que ha tenido mayor aceptación, San Félix habitaba en Cesárea de Mauritania; al saber que la persecución se recrudecía en España, bajo la prefectura de Daciano, fue a Gerona para encontrarse con él; después de innumerables suplicios, de los cuales salió indemne, acabó por entregar su alma.
Fuentes consultadas: Prudencio, Peristephanon, IV, 29-30 Gregorio de Tours, In gloría martyrum, xci Delelinye, Comm. martyrol, hieron., p. 141; Origines du cuite des martyrs, pp. 342, 365, 366. Acta Sanctorum, 1º agosto, vol. i, pp. 22, 29.
Ver Pasión de San Félix de Gerona, del Pasionario Hispánico (p.164)
Ver Iglesia de San Félix en Gerona