Pero San Juan Bautista se le apareció a Marta y le aconsejó que cumpliera la voluntad de sus padres y se casara, lo cual hizo. De esta unión marital nació el glorioso santo Simeón de la Montaña Maravillosa. Tenía la costumbre habitual de levantarse a medianoche para orar. Con gran caridad ayudaba a los necesitados y desafortunados, visitaba a los pobres, a los huérfanos y asistía a los enfermos. Un año antes de su muerte vio muchos ángeles con velas en sus manos y, de ellos, supo la hora de su muerte.
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| San Simeón el Estilita el Nuevo y su madre, Santa Marta |
Al enterarse de esto, Marta se dedicó con mayor celo a la oración y a las buenas obras. Murió en paz en el año 551 d.C. y fue enterrada cerca de su hijo, Simeón el Estilita. Después de su muerte, se apareció muchas veces con el propósito de instruir a la humanidad y curar a los enfermos. Registrada como su aparición más significativa, fue la que tuvo el abad del monasterio de Simeón. Después del entierro de Santa Marta, el abad colocó una vela votiva sobre su tumba con el entendimiento de que nunca debería apagarse.
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| San Simeón el Estilita el Nuevo y su madre, Santa Marta |
Entonces el abad enfermó y santa Marta se le apareció y le dijo: "¿Por qué no enciendes un cirio votivo en mi tumba? Debes saber que no necesito la luz de tu cirio ya que he sido hecho digno ante Dios de la Eterna Luz Celestial, pero es necesaria para ti. Así que cuando enciendas una luz en mi tumba, me suplicarás que ore al Señor por ti". Es obvio por esto que el objetivo de nuestra veneración por los santos es rogarles como aquellos más dignos que nosotros para orar a Dios por nosotros y por nuestra salvación.
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| San Simeón el Estilita y San Simeón el Estlita el Nuevo |
HIMNO DE ALABANZA: LA DIVINA PROVIDENCIA DE DIOS
En su Divina Providencia, milagroso es el Señor,
A Andrés, el mudo, le dio una voz clara
Y el mudo, Su trompeta audible hizo
Como una vez Saulo (Pablo), el pilar de la Iglesia.
En vano del matrimonio rehuyó santa Marta
A la voluntad de Dios hay que inclinarse,
Al matrimonio la Providencia de Dios condujo a Marta
Que por Dios y el mundo, de una santa parir
Quien se da a sí mismo a Dios, se da a sí mismo a lo Mejor,
Y su voluntad, venció por la voluntad de Dios
Hija mía, sin el Señor no planees nada,
Que tus planes sin fruto no queden.
De la vida, todos los hilos y todos tus deseos
En las manos del Creador Todopoderoso de pie.
Suyos son los campos; Suyas son las laderas,
Suyos son los elementos básicos, los cimientos y los hilos.
Suya es el alma; Suyo es el cuerpo,
Y de todo y de su atavío, el espíritu
En su campo con sus herramientas
¿De quién cumpliremos, excepto Su voluntad?
Por San Nicolás Velimirovic
Fuentes consultadas: johsanidopoulos.com, saint.gr
