San Berilo era de Antioquía de Siria, y discípulo del Apóstol Pedro. Habiéndose unido al Líder de los Apóstoles en su viaje misionero a Occidente, fue ordenado por él obispo de Catania, que se encuentra en la isla de Sicilia. Allí pastoreó bien y con amor a Dios a su rebaño, llevó a muchos a la fe en Cristo y realizó muchos milagros, de los cuales mencionaremos aquí solo uno.
Había un manantial en Catania del que sólo brotaba agua amarga. A través de sus oraciones, Berilo cambió esta amargura en dulzura. Cuando cierto idólatra griego vio este milagro, creyó en Cristo, junto con muchos otros.
El Santo resplandeció con otros milagros semejantes, y cuando llegó a una avanzada vejez, reposó en el sueño preparado para los justos.
Sus santas reliquias fueron sepultadas en la ciudad de Catania de manera magnífica, y de ellas brotaron curaciones que continúan hasta el día de hoy, para aquellos que se acercan a él con fe.
Teófanes de Sicilia y José el Himnógrafo escribieron un Servicio Divino a San Berilo, en el que se le llama el primer obispo de Catania. En los synaxarios eslavos, se le conoce comúnmente como Cyril, que se cree que fue su verdadero nombre.
Fuentes consltadas: saint.gr, mystagogyresourcecenter.com
