sábado, 31 de agosto de 2024

San Aidano, obispo de Lindesfarne (+ 651)

San Aidan (o Aidano), un firme defensor de las prácticas celtas contra la imposición del uso romano, nació en Irlanda (entonces llamada Escocia) en el siglo VII.

Como monje del monasterio fundado por Santa Columba (9 de junio) en la isla de Iona, era conocido por su estricto ascetismo.

Cuando el santo rey Oswald de Northumbria (5 de agosto) quiso convertir a su pueblo al cristianismo, se dirigió a los monjes celtas de Iona, en lugar del clero romano de Canterbury. 

El primer obispo enviado para dirigir la misión resultó inadecuado, ya que alienó a mucha gente con su dureza, y culpó de su fracaso a la disposición hostil de los ingleses. San Aidan dijo que el obispo era el culpable, y no los ingleses. En lugar de ser demasiado severo con un pueblo ignorante, debería haberlo alimentado con leche en lugar de alimento sólido (I Cor. 3: 2). El obispo fue llamado y se encontró un candidato ideal para reemplazarlo.

San Aidan fue consagrado obispo y enviado a Northumbria para hacerse cargo de la misión. El rey Oswald le dio la isla de Lindisfarne cerca de la residencia real de Bamburg para su sede episcopal. San Aidan también fundó el famoso monasterio de Lindisfarne en 635.

San Beda (27 de mayo), en su Historia eclesiástica del pueblo inglés, elogia a Aidan por su humildad y piedad, recomendándolo como modelo a seguir por otros obispos y sacerdotes. No estaba apegado a las cosas de este mundo, ni buscaba tesoros terrenales. Siempre que recibía regalos del rey o de los ricos, los distribuía entre los pobres. Los miércoles y viernes ayunaba de todas las comidas hasta la Novena Hora (alrededor de las 3 de la tarde), excepto durante la temporada pascual.

 


 


Desde Lindisfarne, San Aidan viajó por todo Northumbria, visitando su rebaño y estableciendo misiones. San Oswald, que conocía el gaélico desde el momento en que él y su familia fueron exiliados a Iona, actuó como intérprete del obispo Aidan, que no hablaba inglés. Por lo tanto, el rey jugó un papel activo en la conversión de su pueblo.

Un año después de asistir a los servicios de Pascua, el rey Oswald se sentó a comer con el obispo Aidan. Justo cuando el obispo estaba a punto de bendecir la comida, entró un criado y le informó al rey que un gran número de personas necesitadas estaban afuera pidiendo limosna. El rey ordenó que su propia comida se sirviera a los pobres en bandejas de plata, y que los platos de plata se partieran y se distribuyeran entre ellos. Hay una ilustración encantadora de este incidente en el Misal Berthold del siglo XIII en la Biblioteca Pierpont Morgan de Nueva York (Morgan MS 710, fol. 101v).

Aidan, profundamente conmovido por la caridad de San Oswald, lo tomó de la mano derecha y dijo: "Que esta mano nunca perezca". Según la tradición, la mano de San Oswald permaneció incorrupta durante siglos después de su muerte. San Beda dice que la mano se guardó en la Iglesia de San Pedro en Bamburgh, donde fue venerada por todos. Se desconoce la ubicación actual de la mano, si aún sobrevive.

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San Oswald murió en batalla contra las fuerzas superiores del rey Penda el 5 de agosto de 642 en un lugar llamado Maserfield. Solo tenía treinta y ocho años. San Aidan estaba profundamente afligido por la muerte del rey, pero su sucesor San Oswin (20 de agosto) también le era muy querido

El rey Oswin una vez le dio a San Aidan un caballo y un carro para sus viajes (el obispo generalmente viajaba a pie). Poco después de esto, el obispo Aidan se encontró con un mendigo y le dio el caballo y el carro. El rey se enteró de esto y lo perturbó. Le preguntó a San Aidan por qué había regalado el regalo real cuando había caballos comunes en los establos que eran más adecuados para un mendigo. Aidan lo reprendió, preguntando si el rey consideraba al potro de una yegua más que al Hijo de Dios. Al principio, no entendió. Luego cayó a los pies del obispo, llorando lágrimas de arrepentimiento. Al pedir perdón, Oswin prometió no volver a juzgar las obras de caridad de Saint Aidan.

San Aidan puso al rey en pie, declarando que nunca había visto a un rey tan humilde. Profetizó que Oswin pronto se apartaría de esta vida, ya que la gente no merecía tal gobernante. 






Su profecía pronto se cumplió, pues San Oswin fue asesinado en Gilling el 20 de agosto de 651. San Aidan partió al Señor el 31 de agosto, menos de dos semanas después. Murió en Bamburgh, junto al muro oeste de la iglesia. La viga en la que se apoyaba para sostenerse aún sobrevive, a pesar de que la iglesia fue destruida dos veces por el fuego. La viga todavía se puede ver en el techo de la iglesia actual, sobre la pila bautismal.

El día que murió San Aidan, San Cuthbert (20 de marzo) era un joven que cuidaba las ovejas de su amo. Al levantar la vista, Cuthbert tuvo una visión de ángeles llevando el alma de alguien al cielo en una esfera de fuego. Más tarde, se enteró de que el obispo Aidan había muerto en el mismo momento en que había visto la visión.

Al principio, el santo obispo Aidan fue enterrado en Lindisfarne en el lado derecho del altar de la Iglesia de San Pedro. En 664 el Sínodo de Whitby declaró que todas las iglesias de Gran Bretaña debían seguir las prácticas romanas y que las costumbres celtas debían ser suprimidas. San Colman (18 de febrero), tercer obispo de Lindisfarne, no pudo aceptar esta decisión. Por tanto, decidió retirarse a Iona, llevándose los huesos de San Aidan. Las costumbres celtas sobrevivieron en Iona hasta el siglo VIII.

 





San Aidano, Obispo de Lindesfarne (651 p.c.)

Del libro "Vidas de los Santos" de A. Butler   

Cuando San Oswaldo ciñó la corona de Nortumbría el año 634, pidió a los monjes de lona que enviasen a un obispo a predicar el Evangelio a sus subditos. El primer misionero resultó un hombre rudo y austero, incapaz de hacer el bien a los paganos. Tuvo, pues, que regresar a su monasterio, donde echó la culpa de su fracaso a la rudeza e indocilidad de los ingleses. Los monjes reunieron un sínodo para deliberar acerca de lo que se debía hacer, San Aidano, que asistió al sínodo, dijo claramente al misionero que el culpable de su fracaso era él y no los ingleses, ya que se había mostrado duro y severo con los ignorantes, cuando hubiese debido alimentarles con la leche de una doctrina menos rigurosa hasta que fuesen capaces de digerir alimentos más sólidos. Los ojos de toda la asamblea se fijaron entonces en el orador, cuyas palabras estaban tan llenas de prudencia y le eligieron para la ardua misión. 

 

 



Aidano era originario de Irlanda. Según se dice, había sido discípulo de San Senán en la isla de Scattery. Eso es todo lo que sabemos acerca de él, hasta que ingresó en el monasterio de lona. El rey Oswaldo le acogió amablemente y le designó la isla de Lindisfarne como sede episcopal. San Beda habla con entusiasmo sobre la humildad y piedad de San Aidano. Quienes viajaban con él estaban obligados a emplear los ratos de descanso en la lectura de la Biblia y en aprender de memoria los Salmos. San Aidano viajaba siempre a pie. Su actitud mostraba claramente que no buscaba ni quería los bienes de este mundo, ya que distribuía entre los pobres cuantos regalos le hacían el rey y los nobles. 

Rara vez iba a comer con el monarca y, cuando lo hacía, iba acompañado de dos de sus clérigos y retornaba al trabajo lo más pronto posible. Beda menciona la libertad apostólica con que echaba en cara sus vicios a los grandes de este mundo y habla de la paz, caridad, continencia y demás virtudes que supo comunicar a los habitantes de aquella nación bárbara.

 

 

 

 

"Era un obispo que amaba apasionadamente la bondad y que se distinguió por su mansedumbre y moderación. Estaba lleno de celo por la causa de Dios, aunque su ciencia no se hallaba a la altura de su celo." (Estas últimas palabras aluden al hecho de que San Aidano seguía la costumbre celta en lo referente a la fecha de la Pascua, etc.). Se necesitaba ahí, precisamente, un hombre como San Aidano, pues Penda y Cadwallon habían destruido en gran parte la obra de San Paulino. 

Los milagros del santo confirmaban su predicación. Beda relata tres milagros. Y, refiriéndose a la situación religiosa de la región treinta años después, da testimonio de la eficacia del apostolado de San Aidano: "Los monjes y clérigos eran acogidos con gran gozo en todas partes, como siervos de Dios. Quienes se topaban con ellos en los caminos, corrían a su encuentro y se inclinaban ante ellos, muy contentos de recibir su bendición y de encomendarse a sus oraciones. El pueblo prestaba gran atención a las exhortaciones de los sacerdotes y acudía con entusiasmo, los domingos, a oír la palabra de Dios en las iglesias y monasterios. Cuando un sacerdote llegaba a una población, los habitantes se reunían para escuchar la palabra de vida. Los clérigos sólo iban a los pueblos para predicar, visitar a los enfermos y atender a las almas. Y estaban tan libres de toda codicia, que jamás recibían tierras o posesiones para construir monasterios, sino por mandato de las autoridades seculares." 

 

 




 

El centro de la actividad de San Aidano era la isla de Lindisfarne (actualmente Isla Santa), frente a la costa de Nortumbría, entre Berwick y Bamburgh. Ahí tenía su sede episcopal y fundó un monasterio al que impuso la regla de San Columkill. No sin razón, se ha llamado a la isla la lona inglesa, pues de ahí partió el movimento que venció al paganismo en Nortumbría y fue disipando, poco a poco, las costumbres bárbaras. Dom Gougaud cita a Lightfoot, quien dice que "el verdadero apóstol de Inglaterra no fue San Agustín sino San Aidano." Tal afirmación es verdadera por lo que se refiere al norte de Irlanda. San Aidano fue obispo durante diecisiete años. El más famoso de los dieciséis obispos que le sucedieron, fue San Cutberto; pero no fue éste ciertamente el único santo de la isla. 

San Aidano educó en su monasterio a doce jóvenes ingleses. Fue también infatigable su solicitud por los niños y los esclavos y, con frecuencia, empleaba las limosnas que recibía en el rescate de estos últimos. El gran monarca San Oswaldo prestaba todo el apoyo posible al santo obispo. Lo mismo hizo su sucesor, San Oswino, quien fue asesinado en Gilling en 651. San Aidano murió once días después, en el castillo de Bamburgh, que solía emplear como centro misional. Falleció apoyado contra el muro de la iglesia. Fue sepultado en el cementerio de Lindisfarne. Cuando se construyó la iglesia de San Pedro, sus restos fueron trasladados al santuario. Sin duda que las reliquias del santo fueron trasladadas nuevamente cuando se evacuó la isla, en la época de las invasiones de los daneses. El nombre de San Aidano figura en el Martirologio Romano. Su fiesta se celebra en varias diócesis de Inglaterra, en Argyll y en las Islas.




NOTA (A. Butler):

* Prácticamente todo lo que sabemos sobre San Aidano se reduce a lo que cuenta Beda en su Historia Ecclesiastica. Las anotaciones de Plummer son importantes. Por lo que se refiere a los puntos relacionados con la arqueología, se hallarán muchos datos en la obra de Sir Henry Howorth, The Golden Days of the Early English Church, vol. i.

 


Fuentes consltadas: saint.gr, johnsanidopoulos.com, Vidas de los Santos de A. Butler.

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