Vivió en ascetismo en un bosque denso y profundo, a orillas del río Vepreika, en el hueco de un antiguo roble gigante. Una vez, durante una cacería, el príncipe Basil Yaroslavich (nieto de Vladimir el Valiente), se topó con San Tikón, le ordenó que abandonara su propiedad inmediatamente y se atrevió a levantar su látigo contra el monje. De inmediato, la mano del príncipe se entumeció. Desconcertado por tal castigo, el príncipe se arrepintió de su conducta y con humildad pidió perdón.
Recibió curación a través de la oración de San Tikón. El príncipe suplicó al monje que permaneciera siempre en su propiedad y que construyera allí un monasterio para los monjes, prometiendo proporcionarle todo lo necesario. San Tikón construyó un monasterio en honor a la Dormición de la Santísima Theotokos, que él encabezó. Guió el monasterio hasta llegar a una gran vejez, y durnió en el año 1492, tras recibir el gran esquema monástico.
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| Monasterio de la Dormición de la Santísima Theotokos, Maloyaroslavl |
El cuerpo de San Tikón fue enterrado en la iglesia catedral del monasterio que fundó. La celebración de San Tikón se estableció en el Concilio de 1584.
Las santas reliquias de San Tikón de Kaluga descansan bajo un celemín de la Iglesia Preobrazhensky de la Dormición y la Ermita de San Tikón de Kaluga. En el territorio del monasterio hay un pozo cavado por San Tikón, y también allí se encuentra la ubicación del roble en el que vivía (el roble permaneció durante cuatro siglos pero ya no permanece entero).
Apolytikion tono 4º
Oh Tikón, nuestro venerable padre, fuiste mostrado como un faro radiante en medio de la tierra rusa; porque habiendo establecido tu morada en el desierto y habiendo llevado un estilo de vida estricto en él, viviste como un ser incorpóreo, por lo cual Dios te ha enriquecido con el don de los milagros. Por tanto, apresurándonos al santuario de tus reliquias, decimos con remordimiento: Oh venerable padre, suplica a Cristo Dios, que nuestras almas se salven.
Kontakion plagal del cuarto 4º
Abandonando tu patria, oh venerable, hiciste tu morada en el desierto, donde mostraste que tu manera de vivir era estricta; y asombrando a muchos por tus virtudes, recibiste de Cristo el don de los milagros. Por tanto, acuérdate de nosotros que honramos tu memoria, para que podamos clamarte: ¡Alégrate, venerable Tikón, nuestro padre!
