martes, 9 de abril de 2024

Traslado de las santas reliquias de Santa Mónica, madre de San Agustín

Después del bautismo de San Agustín el año 387 en Milán por el obispo San Ambrosio, él su madre planearon regresar a África. Se detuvieron para descansar en Ostia, donde Santa Mónica durmió en el Señor a la edad de cincuenta y seis años.

Fue enterrada en Ostia, y sus reliquias sagradas fueron transferidas a la cripta de una iglesia en el siglo VI. Nueve siglos después, las reliquias de Santa Mónica fueron trasladadas a Roma.


Las reliquias de Santa Mónica 

(Según la página www.unotv.com

Los restos mortales de Santa Mónica se custodiaron durante siglos en Santa Aurea. Hoy se conserva solo una lápida, puesto que en el siglo XV el Papa Martino V quiso sus que sus reliquias estuvieran en Roma, en la iglesia de San Trifón – encomendada a los frailes agustinos – luego incorporada en la más grande Basílica de San Agustín. Y ahí se encuentran aún, colocadas en un sarcófago de mármol verde, en la capilla decorada por Pietro Gagliardi, con frescos, en el 1885.


Fuente


Culto y traslado de las reliquias de Santa Mónica

(Según la página www.preguntasantoral.es

Es gracias a San Agustín que damos culto a Santa Mónica; su nombre no fue inscrito jamás en ningún Martirologio, ni Usuardo, Beda o Adón la mencionan. Sólo los institutos que seguían la regla de San Agustín la refieren en sus breviarios. No hubo nunca una canonización oficial. En 1162 se trasladaron algunas reliquias a Arras y por entonces se celebraba su fiesta el 4 de mayo, un día anterior a una fiesta dedicada a la Conversión de San Agustín, que ahora se celebra el 24 de abril. En 1430 se realizó una búsqueda de sus restos y una vez hallado su sarcófago, se hizo el traslado de sus reliquias desde Ostia hasta Roma, siendo depositadas en la Iglesia de San Trifon, luego, a instancias del humanista Maffeo Vegio se llevaron a la Iglesia de San Agustín. 


Fachada de Sant'Agostino, de Giacomo di Pietrasanta (1483).


En el s.XVI, el cardenal Baronio la inscribió en el Martirologio Romano y poco después, San Francisco de Sales la ensalzó al referir sus virtudes en su libro de Introducción a la Vida Devota. En 1946 se descifró la inscripción hallada sobre una losa sepulcral que seguramente recubrió la tumba de Santa Mónica en Ostia. Al no existir una fecha segura sobre el día de su muerte y para resaltar más su papel al lado de San Agustín, conforme a la reforma del Calendario que se hizo a instancias del Concilio Vaticano II, su celebración fue trasladada al 27 de agosto, un día antes en que se celebra a su hijo. La iconografía de esta santa le representa erróneamente con el hábito de monja agustina, aunque ella nunca lo fue. Otras veces es representada con indumentaria de viuda.


Ver Santa Mónica, madre de San Agustín (4 de Mayo)



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