martes, 27 de febrero de 2024

Santos Asklepios y Jacobo, ermitaños de Siria

Versos: "Todos los justos de la tierra juzgas, oh Maestro, dos hombres justos estaban uno al lado del otro".


Santos Asklepios y Jacobo, ermitaños de Siria

De la historia de los monjes de Siria. Por el obispo Teodoreto de Ciro, Siria

De esta compañía (San Policrono, ver 23 de febrero) es también el maravilloso Asklepio (Asclepio), que está a diez estadios de distancia (una milla) pero que ha adoptado con entusiasmo la misma forma de vida. Él tiene la misma comida, vestimenta, modestia de carácter, hospitalidad, amor fraternal, bondad y gentileza, trato con Dios, pobreza consumada, abundancia de virtud, riqueza de filosofía y todas las otras cosas que relatamos acerca de esa persona sagrada. Se dice que en el momento en que fue contado con los hermanos que habitan en la aldea, abrazó la vida ascética y disciplinada, y no obtuvo ningún daño al mezclarse con la multitud. Por tanto, por haber sido preeminente en cada vida, tanto en la social como en la eremítica, recibirá con razón el honor de una doble coronación.

 





 

 

Muchos otros también han emulado su virtud; no solo la nuestra, sino también las ciudades y pueblos vecinos están llenos de esta filosofía. Uno de ellos es el más divino Jacobo, un recluso en una celda en un pueblo llamado Nimouza, quien, aunque cerca del final de la vida - porque tiene más de noventa años -, es un recluso solitario, dando respuestas, sin ser visto, a través de un pequeño hoyo cavado oblicuamente, y sin usar fuego ni emplear luz de lámpara. Dos veces ha cavado a través de su puerta y me ha pedido que entre, honrándome y mostrándome el afecto que me tiene.

Los que ahora están vivos no necesitan mi relato, porque pueden, si lo desean, convertirse en testigos presenciales de la filosofía de estos hombres. En cuanto a los que vendrán, que no comparten en verlos, estos detalles son suficientes para su beneficio, ya que muestran el carácter distintivo de su filosofía. Por tanto, concluyendo en este punto mi relato de estos hombres y pidiendo a cambio el regalo de su bendición, pasaré a otra narración.




Fuentes consultadas: synaxarion.gr, saint.gr, johnsanidopoulos.com

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