miércoles, 27 de marzo de 2024

Santos Mártires Fileto el Senador y su esposa Lidia, sus hijos Teoprépides y Macedón, Anfiloquio el Duque y Crónidas el Oficial (+125)

Versos:
"Fileto y Lidia eran de una sola carne, de esta manera tuvieron un final pacífico"

"Teoprépides murieron con Macedón, cantando divinamente himnos al Señor".
"El duque tiene al director de la prisión para morir juntos. Con autorización de la presentación."

En tiempo de persecución, (125 d.C.), y cuando Adriano era el emperador de Roma, (117-138 d.C.), Fileto (del gr. "Φιλητός", [Filitós]) el Senador, junto con su esposa Lidia (del gr. "Λυδία", [Lidía]) y sus hijos Teoprépides (del gr."Θεοπρεπιος", [Zeoprépios]) y Macedón (del gr. "Μακεδονας", [Makedonas],), fueron arrestados por ser Cristianos y adorar a Dios.
Adriano les pidió que negasen a Cristo. Pero padres e hijos permanecieron fieles en su confesión. De hecho, debido a que no podían contrariar la sabiduría de Fileto, fueron entregados al Duque Anfiloquio (del gr. "Αμφιλόχιο", [Amfilójio]), que era duque de Eslabonia. Éste, tras colgar de un madero a Fileto y a Lidia, les rasgó el cuerpo. Entonces Crónidas  (del gr. "Κρονίδης", [Kronidis]), el director de la prisión, creyó en Cristo, siendo encarcelado con los otros Santos. 
 
 



Santa Mártir Lidia



 
Por la noche, mientras los Santos cantaban y rezaban, se les presentaron unos ángeles que les dieron coraje para enfrentarse a la lucha del martirio. El día siguiente fueron llevados los Santos ante Anfiloquiio, quien dijo que "se preparan muchos tormentos y castigos en vuestro nombre". Entonces dio la orden para que fuesen arrojados en una caldera de cobre llena de aceite y resina hirviendo. Sin embargo, nada más hacer la señal de la Cruz, la caldera se enfrió. Cuando Anfiloquio vio lo sucedido, creyó en Cristo y se arrojó él a la caldera diciendo: "Señor Jesucristo, ayúdame". Entonces se escuchó una voz desde el cielo diciendo: " He escuchado tu petición, ven a Mí".
Cuando el emperador se enteró de esto, salió de Roma y llegó a Eslabonia, lleno de miedo y rabia. Cuando llegó allí, ordenó hervir aceite en una gran caldera  durante siete días y colocar allí a los seis santos. Esto tuvo lugar, pero fueron preservados ilesos por la gracia de Dios. Este milagro avergonzó al emperador, y volvió a Roma. Mientras tanto, los santos oraron y agradecieron a Dios, le entregaron sus almas y recibieron las coronas del concurso. 
 



Fuente: saint.gr, byzmusic.gr, hagiopedia.blogspot.gr, synaxarion.gr

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