Versos:
A Barsanufio: "De la tierra fue reunido el cuerpo de Barsanufio,y entró en la tierra, su madre".
A Juan: "Eres justo, oh nuestro Juan, nombrado así, por tu maestro amigo".
Barsanufio el Gran Anciano pasó 50 años de su vida sólo en una celda monástica. Estaba tan determinado a permanecer sólo con Dios que no permitía la visita de nadie. Cuando un monje compañero solicitaba hablar con él, su pedido era negado de manera muy educada. Cuando el abad del monasterio buscó tener un breve encuentro con este extraordinario asceta, el monje lo rechazó.
En diferentes ocasiones aún cuando era
solicitado por obispos se les decía: “Sin
ánimo de ofender, pero el hermano Barsanufio no puede reunirse con usted; está ocupado en su
oración solitaria.” A Barsanufio: "De la tierra fue reunido el cuerpo de Barsanufio,y entró en la tierra, su madre".
A Juan: "Eres justo, oh nuestro Juan, nombrado así, por tu maestro amigo".
Barsanufio el Gran Anciano pasó 50 años de su vida sólo en una celda monástica. Estaba tan determinado a permanecer sólo con Dios que no permitía la visita de nadie. Cuando un monje compañero solicitaba hablar con él, su pedido era negado de manera muy educada. Cuando el abad del monasterio buscó tener un breve encuentro con este extraordinario asceta, el monje lo rechazó.
Con toda seguridad el Santo Padre Barsanufio, el Gran Anciano, fue uno de los ascetas más
dedicados en la larga historia de la Santa Iglesia. Mientras vivía en el conocido monasterio Palestino de Abba Seridos
(cerca de Gaza) durante los primeros años del
Siglo Sexto, este monje nacido en Egipto, siguió un régimen muy sencillo. El primer día de la semana el encargado de las compras del monasterio le llevaría tres pequeñas hogazas de pan y una jarra con agua. Estos objetos serían colocados detrás de la puerta de la celda del asceta. El monje agradecería con una breve inclinación. Prefiriendo el silencio a hablar, este abnegado devoto pasaría algunas
veces hasta cuatro o cinco años sin
proferir una simple palabra.
"Ο ΑΓΙΟΣ ΒΑΡΣΑΝΟΥΦΙΟΣ", [O Ayios Barsanufios] SAN BARSANUFIO |
Lentamente los pasos del monje encargado resonarían en la distancia. El monje volvería su rostro hacia la pared y continuaría su diálogo con el Todopoderoso.
Este proceso continuaría sin interrupción día tras día, roto sólo por algunos períodos en los cuales el monje se recostaba en el suelo de piedra para dormir muy brevemente. Una semana más tarde, casi con una precisión de minutos, el encargado volvería del refectorio… trayendo tres nuevas hogazas de pan y otra jarra con agua. Sorprendido, el encargado se daría cuenta de que el hombre en la celda ni siquiera había tocado la mitad del pan.
No es mucho lo que se conoce de los primeros años del Santo Padre San Barsanufio, ya que él raramente habló con ellos. Nació en Egipto alrededor del año 620 y en su juventud se convirtió al Santo Evangelio de Jesucristo entrando al monasterio en el cual practicaría severamente y en paz su austera fe. Durante sus primeros años en Palestina se puso bajo la supervisión del hábil anciano Marcellus. De este gran maestro aprendió algunos de los hábitos que serían frecuentes en su estilo de vida ascético –comer muy poco, ocuparse en el trabajo arduo y dormir solamente unas pocas horas cada noche. Tras haber dominado las reglas fundamentales del monaquismo, deambuló por el desierto colindante viviendo solamente de lo que le ofrecía la tierra. El sol lo quemaba sin misericordia durante el día; en la noche se acostaba en el suelo y tiritaba fuertemente por el frío. Comía plantas salvajes que crecían en los riscos ventosos y en los estrechos barrancos que rodeaban esa región de Gaza. Tuvo visiones místicas y peleó contra demonios bajo la dura y brillante luz del mediodía.
No es mucho lo que se conoce de los primeros años del Santo Padre San Barsanufio, ya que él raramente habló con ellos. Nació en Egipto alrededor del año 620 y en su juventud se convirtió al Santo Evangelio de Jesucristo entrando al monasterio en el cual practicaría severamente y en paz su austera fe. Durante sus primeros años en Palestina se puso bajo la supervisión del hábil anciano Marcellus. De este gran maestro aprendió algunos de los hábitos que serían frecuentes en su estilo de vida ascético –comer muy poco, ocuparse en el trabajo arduo y dormir solamente unas pocas horas cada noche. Tras haber dominado las reglas fundamentales del monaquismo, deambuló por el desierto colindante viviendo solamente de lo que le ofrecía la tierra. El sol lo quemaba sin misericordia durante el día; en la noche se acostaba en el suelo y tiritaba fuertemente por el frío. Comía plantas salvajes que crecían en los riscos ventosos y en los estrechos barrancos que rodeaban esa región de Gaza. Tuvo visiones místicas y peleó contra demonios bajo la dura y brillante luz del mediodía.
Santos Barsanufio y Juan el Profeta, su discípulo |
Después de varios años de esta vida como ermitaño el santo Padre Barsanufio regresó al mundo de los hombres. Vestido con andrajos harapientos, tenía una barba polvorienta y enredada. Su rostro, golpeado por el clima, parecía como si estuviera hecho de cuero viejo. Pero su espíritu se encontraba fresco, joven y vivo… y cuando apareció en el reconocido Monasterio de Abba Seridos (ubicado en Thawatha en la región de Gaza), el gran maestro se mostró gozoso de darle la bienvenida a casa.
Lo que sucedió a continuación fue un notable ejemplo de abnegación monástica dado que el Santo Padre Barsanufio creó un nuevo estándar de aislamiento y auto mortificación durante los siguientes treinta años. Ciertamente la dedicación de la vida de este monje fue tan intensa que frecuentemente resulta difícil de entender.
En una ocasión, por ejemplo, cuando el hermano de este gran monje llegó al monasterio y pidió hablar con él, el asceta respondió enviándole una nota escrita: “Mi hermano es Jesús; si tú desprecias el mundo y te vuelves monje, entonces tú eres mi hermano.”
Una y otra vez, mientras se sucedían los años, este extraordinario hombre de Dios maravillaría a todos aquellos que vivían con él en comunidad. En un incidente que se describe frecuentemente él había aceptado ayudar a componer un libro con 850 respuestas sobre la vida religiosa, el ascetismo y otros temas. (Ese volumen es conocido en nuestros días como "Respuestas" y ha llegado a ser un clásico de la Santa Iglesia.)
Una y otra vez, mientras se sucedían los años, este extraordinario hombre de Dios maravillaría a todos aquellos que vivían con él en comunidad. En un incidente que se describe frecuentemente él había aceptado ayudar a componer un libro con 850 respuestas sobre la vida religiosa, el ascetismo y otros temas. (Ese volumen es conocido en nuestros días como "Respuestas" y ha llegado a ser un clásico de la Santa Iglesia.)
"GOD IS LOVE, AND WHOEVER ABIDES IN
LOVE
ABIDES IN GOD, AND GOD ABIDES IN HIM."(1 Jn. 4,16) "NO ONE HAS SEEN THE FATHER, EXCEPT THE SON AND HE TO WHOM THE SON HAS REVEALED HIM." (Jn.1,18). |
Para poder publicar el libro, el cual compuso con la ayuda de su amigo de toda la vida y compañero monje Juan, el Santo Padre Barsanufio comenzó dictando sus respuestas a las preguntas de Juan para el santo monje, el Abad Seridos, a gran velocidad. Pero cuando este último protestó de que le era imposible escribir ante tan rápido hablar y que le debería permitir tomar papel y lápiz para “escribir” las respuestas mientras el Santo las pronunciaba, el devoto egipcio Barsanufio lo sorprendió rechazando esa sugerencia… mientras insistía en que el Espíritu Santo ayudaría al Abad Seridos a recordar perfectamente cada palabra.
“Anda y escríbelas,” le dijo el gran Santo a su asustado superior, “y no tengas miedo. Has de saber que si yo digo innumerables palabras para que escribas, el Espíritu Santo no permitirá que escribas una sola palabra más o menos de las que yo he dicho… aunque tú lo quisieras, pero guiará tu mano escribiéndolas de manera correcta y en perfecto orden.”
“Anda y escríbelas,” le dijo el gran Santo a su asustado superior, “y no tengas miedo. Has de saber que si yo digo innumerables palabras para que escribas, el Espíritu Santo no permitirá que escribas una sola palabra más o menos de las que yo he dicho… aunque tú lo quisieras, pero guiará tu mano escribiéndolas de manera correcta y en perfecto orden.”
Un parangón de fe y humildad, el gran Santo Padre Barsanufio, el Anciano, entregó su espíritu en el año
563 d.C., tras haber visitado Jerusalén como invitado de Pedro, el Patriarca de
Jerusalén. Tal como se esperaba, este inimitable monje no sólo predijo su
propia muerte… sino que la pospuso por
algunos días para ayudar a un nuevo superior de un monasterio a gobernar de la
mejor manera a sus monjes. La vida del Santo Padre Barsanufio nos provee una maravillosa muestra del trabajo de la
gracia del Dios Todopoderoso en la vida
de Sus devotos monjes.
Bendecido y protegido por sus bendiciones celestiales, San Barsanufio fue capaz de soportar todo
tipo de pruebas físicas. Y en vez de quejarse de esas numerosas auto privaciones… se regocijó en ellas.
Juan, el Santo Profeta, fue el amigo y compañero del Santo
Padre Barsanufio durante la última parte de sus primeros años como monje en
Palestina. Ambos hombres permanecieron
fieles mutuamente por el resto de sus
vidas durante el s. VI bajo el reinado del
gran Emperador Justiniano. Junto
con su amigo y compañero monje, Juan daría
forma a un gran don para la Santa Iglesia
componiendo las Respuestas – un libro de sabiduría que describe
elocuentemente las observancias de todos aquellos que profesan el Santo
Evangelio de Jesucristo.
Como un joven monje que había vivido sólo por algún tiempo
en el desierto y que había practicado estrictas formas de ascetismo, a Juan se
le había concedido la capacidad de conocer
el futuro. En algún momento, alrededor
del año 525, comenzó a describir los
misterios del Reino de los Cielos y a predecir el futuro de la Santa Iglesia en
la tierra. Fueron tan claras sus
predicciones que eventualmente recibió el honor de ser llamado “Juan el Profeta.” La vida de este monje humilde y profeta del desierto
–junto con el libro “Respuestas” del que es coautor con su fiel amigo– continúa consolando e inspirando a todos aquellos que buscan
encontrar paz y plenitud en la
obediencia al Dios Todopoderoso más que en
las cosas de este mundo.
Ἀπολυτίκιον. Ἦχος πλ. α’. Τὸν συνάναρχον Λόγον.
Τὸν ἰσάγγελον βίον πολιτευσάμενοι, Βαρσανούφιε Πάτερ σὺν Ἰωάννῃ ὁμοῦ, τῆς ἀσκήσεως λαμπροὶ ἀστέρες ὤφθητε, καὶ μοναζόντων ὁδηγοί, πρὸς τὴν κρείττονα ὁδόν, ὡς πλήρεις φωτὸς τοῦ θείου, ἐκδυσωποῦντες ἀπαύστως, ἐλεηθῆναι τὰς ψυχὰς ἡμῶν.
Apolitiquio tono 1º
Arpas afinadas y piadosas de los misterios del Santo Espíritu, hacen sonar dulces himnos de
discernimiento que alivia a aquellos que
se encuentran adoloridos; ustedes han impulsado
a los hombres a alejarse del yugo de las pasiones y a pisar la detestable cabeza de Satán. Por
eso piadoso Barsanufio y sabio Juan, líbrennos a quienes
ahora decimos: Gloria a Aquél que les ha
dado la gracia. Gloria a Aquél que los
ha bendecido. Gloria a Aquél que ha salvado
a muchos a través de sus palabras de consejo sagrado.
Κοντάκιον. Ἦχος γ’. Ἡ Παρθένος σήμερον.
Ἡ δυὰς ἡ ἔνθεος, τῶν θεοφόρων Πατέρων, ἀρετῶν τὰς χάριτας, μυσταγωγοῦσι τοὺς πάντας, μέγας μέν, ὁ Βαρσανούφιος πέλων Γέρων, ἄλλος δέ, ὁ Ἰωάννης ὅσιος Γέρων, οὓς αἰνέσωμεν συμφώνως, ὡς τῆς Τριάδος θείους θεράποντας.
Condaquio tono 3º
Oh Grandes Barsanufio y Juan -tu profeta
maravilloso- todos los misterios
escondidos de los hombres y la bondad de
Dios ha brillado fuertemente en los espejos limpios de sus corazones puros; y con los rayos de
gracia divina han alejado las sombras
del pecado de las almas de los hombres;
oh Padres, luz del discernimiento, rueguen al
Señor por todos nosotros.
Fuentes consultadas: *mystagogyresourcecenter.com, *Texto publicado con autorización y
bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri
Khoury.*saint.gr *synaxarion.gr