Versos:
"Vicente fue golpeado por los guardias; siendo liberado de la guardia de la carne, se apresura arriba".
El santo mártir y diácono (Hieromártir) Vicente (en otros santorales le encontramos con el nombre helenizado de Hilario) nació en Osca (Huesca) en algún momento durante la última parte del siglo III a.C. Se cree que su padre era Eutricio (o Euticio), y su madre Enola, originaria de Osca. Pasó la mayor parte de su vida en la ciudad de Zaragoza, en los tiempos del emperador de Roma Maximiano. En la Hispania Romana gobernaba Daciano, conocido por su crueldad contra los cristianos. En Zaragoza, que entonces se llamaba Cesar Augusta, el trono episcopal era ocupado por el santo obispo Valero (22 de Enero), quien hoy día es el santo patrón de la ciudad.
San Valero instruyó en las ciencias sagradas y en la piedad
cristiana a este glorioso mártir. El mismo obispo le ordenó diácono para
que formara parte de su séquito, y le encargó instruir y predicar al pueblo.
A pesar de que era todavía muy joven, Vicente al lado de su obispo
enseñaba con celo al pueblo de Dios los sagrados dogmas de la fe
ortodoxa. Debido a que Valerio sufría de un impedimento del habla, Vicente actuaba como su portavoz."Vicente fue golpeado por los guardias; siendo liberado de la guardia de la carne, se apresura arriba".
El santo mártir y diácono (Hieromártir) Vicente (en otros santorales le encontramos con el nombre helenizado de Hilario) nació en Osca (Huesca) en algún momento durante la última parte del siglo III a.C. Se cree que su padre era Eutricio (o Euticio), y su madre Enola, originaria de Osca. Pasó la mayor parte de su vida en la ciudad de Zaragoza, en los tiempos del emperador de Roma Maximiano. En la Hispania Romana gobernaba Daciano, conocido por su crueldad contra los cristianos. En Zaragoza, que entonces se llamaba Cesar Augusta, el trono episcopal era ocupado por el santo obispo Valero (22 de Enero), quien hoy día es el santo patrón de la ciudad.
El prefecto Daciano juzga a los santos Valero y Vicente, Reproducción en la Catedral de Alcalá de Henares, finales del s. XIII |
El año 303, los emperadores Diocleciano y Maximiano publicaron su segundo y tercer edicto contra el clero, y al año siguiente lo hicieron extensivo a los laicos. Parece que poco antes de la publicación de dichos decretos, Daciano hizo ejecutar a los dieciocho mártires de Zaragoza (304), de los que hacen mención Prudencio y el Martirologio Romano, y arrestó a Valero y a Vicente.
Estos dos mártires fueron encadenados con pesadas
cadenas y trasladados a Valencia, donde el gobernador Daciano ordenó encerrarlos en
una celda sucia y oscura. Allí les dejó un largo tiempo, sufriendo hambre
y otras torturas, esperando que fuese debilitada la fe de los testigos de Cristo.
Sin embargo, cuando comparecieron ante él, no pudo menos que
sorprenderse al verles tan intrépidos y vigorosos, y aun castigó a los soldados
por no haberles tratado con el rigor que él había ordenado. El procónsul empleó
amenazas y promesas para lograr que los prisioneros ofrecieran sacrificios a
los dioses.
Hieromártir Vicente de Zaragoza |
Como Valero, que tenía un impedimento en la lengua, seguramente no podría responder, Vicente le dijo: «Padre, si me lo ordenas, yo hablaré». «Hijo mío -le contestó Valero-, yo te he confiado ya la dispensación de la divina palabra, y ahora te pido que respondas en defensa de la fe por la que sufrimos». El diácono informó entonces al juez de que estaban dispuestos a sufrirlo todo por Dios y que no se doblegarían, ni ante las amenazas, ni ante las promesas. Daciano se contentó con desterrar a Valero, pero decidió hacer flaquear a Vicente valiéndose de todas las torturas que su cruel temperamento podía imaginar.
San Agustín nos asegura que Vicente sufrió torturas que
ningún hombre hubiera podido resistir sin la ayuda de la gracia, y que, durante
las mismas, conservó una paz y tranquilidad que sorprendió a los mismos
verdugos. La rabia del procónsul se manifestaba en el rictus de su boca, en el
fuego de sus ojos y en la inseguridad de su voz.
Tras orden del salvaje Daciano, Vicente fue primero
atado de manos y pies al potro, y ahí le desgarraron con garfios. El mártir,
sonriente, acusaba a sus verdugos de debilidad, lo cual hizo creer a Daciano
que no atormentaban suficientemente a Vicente; así pues, mandó que le
apalearan.
"SAINT VIKENTIOS, PROTOMARTYR OF SPAIN" SAN VICENTE, PROTOMÁRTIR DE ESPAÑA |
Sin embargo, cuanto más le torturaban los verdugos, tanto más le consolaba el cielo. El juez, viendo correr la sangre a chorros y el lastimoso estado en que se hallaba el cuerpo de Vicente, no pudo menos de reconocer que el valor del joven clérigo había vencido su crueldad.
En seguida ordenó que cesara la tortura y dijo a Vicente que, si no había podido inducirle a sacrificar a los ídolos, por lo menos esperaba que entregaría éste las Sagradas Escrituras a las llamas, para cumplir el edicto imperial.
San Agustín dice que las llamas, en vez de atormentar al santo,
parecían infundirle nuevo vigor y ánimo, ya que Vicente se mostraba más lleno
de gozo y consuelo, cuanto más sufría. La rabia y confusión del tirano fue
increíble; perdió totalmente el dominio de sí mismo y preguntaba continuamente
qué hacía y decía Vicente; pero la respuesta era siempre que el santo no hacía
más que afirmarse en su resolución.
Finalmente, el procónsul ordenó que arrojaran al santo en un
calabozo cubierto de trozos de vidrios, con las piernas abiertas y atadas a
sendas estacas, y que le dejaran allí sin comer y sin recibir ninguna visita.
Pero Dios envió a sus ángeles a reconfortarle. El carcelero, que vio a través
de la rejilla el calabozo lleno de luz y a Vicente paseándose en él y alabando
a Dios, se arrepintió de sus pecados y se convirtió súbitamente al cristianismo. Al saberlo, Daciano lloró de
rabia; sin embargo ordenó que se diese algún reposo al prisionero. Los fieles
fueron a ver a Vicente, vendaron sus heridas, y recogieron su sangre como una
reliquia.
Vicente de Zaragoza (Menologio de Basilio II)
|
Cuando le depositaron en el lecho que le habían preparado, Vicente
entregó su alma a Dios. Daciano ordenó que su cuerpo fuese arrojado en un
pantano, pero un cuervo le defendió de los ataques de las fieras y aves de
presa. Las "Actas" y un sermón atribuido a San León añaden que el cadáver de
Vicente fue entonces arrojado al mar, pero que las olas lo devolvieron a la
playa, donde lo recogieron dos cristianos, por revelación del cielo, y su veneración se extendió de inmediato por toda la Iglesia. El anciano obispo Valerio fue exiliado.
Los sagrados restos mortales de San Vicente fueron
enterrados en Valencia*, y su memoria se celebra cada año el día 11 del mes de noviembre.
San Vicente es el más insigne de los mártires españoles y su
culto se propagó enseguida por todo el mundo. San Agustín le elogia escribiendo
de él:
" Oh, santo mártir de la bellísima tierra de los españoles, ruega por la salvación del pueblo de Zaragoza, tu tierra natal, de España y de todo el mundo, para que nosotros, como tú, confesemos a Cristo por los siglos. Amén"
Ver:
- Pasión de San Vicente de Zaragoza (ver páginas 83-101 [impares en español, pares en latín])
- "Cinco Sermones sobre la vida de San Vicente Martir"
-
Himno de San Vicente. Prudencio Aurelio, p.555
Relicario con un hueso de la pierna de san Vicente, ubicado en
el Tesoro de la Catedral de Notre Dame, París
|
NOTAS:
El Mártir San Vicente es patrón de la ciudad y también de la
Diocesis de Valencia. La mayoría de las poblaciones españolas que llevan por
nombre San Vicente se refieren a este santo (alrededor de 100 y 50 en tierras
francesas). Las primitivas catedrales de Toledo, Sevilla, Granada y Zaragoza
estaban dedicadas a este santo aragonés.
* Según A. Butler, el relato de las traslaciones y la
difusión de las reliquias de san Vicente es muy confuso y poco fidedigno. Se
habla de sus reliquias no sólo en Valencia y Zaragoza, sino también en Castres
de Aquitania, en Le Mans, en París, en Lisboa, en Bari y en otras ciudades. Es
absolutamente cierto que su culto se extendió muy pronto por todo el mundo
cristiano y llegó hasta algunas regiones del Oriente. Alban Butler basa
principalmente su relato en la narración del poeta Prudencio (Peristephanon,5).
Según otras fuentes (preguntasantoral.com), "cuenta la tradición que Vicente al fin expira en Enero de 304, teniendo de 25 a 30 años, en un mullido colchón hecho con pétalos de rosa en que se habían transformado los cristales y las púas y estando al cuidado de algunos cristianos. Para evitar que el cuerpo del mártir fuera venerado por los cristianos de la ciudad, Daciano ordenó que fuera arrojado a un descampado para que fuera devorado por las alimañas, pero su cuerpo fue protegido por los cuervos. Daciano, enfurecido, ordenó entonces que fuese llevado el cadáver a alta mar atado a una rueda de molino. Cumplida esta orden por Eumorfio en playas de Cullera, el cuerpo de Vicente llegó milagrosamente a la orilla en un paraje conocido como la Font Santa, donde se levantó una ermita, en el lugar en que lo encontró la viuda llamada Jónica que le dio sepultura.
Al finalizar la persecución contra los cristianos a partir del Edicto de Milán del Emperador Constantino en el año 313, durante el reinado de Teodosio I, y convertirse el Cristianismo en la religión oficial del imperio en el año 391, el cuerpo fue trasladado a un cementerio que se convertiría en Basílica y mausoleo a las afueras de la ciudad de Valencia (Iglesia-Monasterio de La Roqueta), que generó una inmensa corriente de peregrinaciones".
Ἀπολυτίκιον. Ἦχος δ’. Ταχὺ προκατάλαβε. (Κατέβασμα)
Tρισάριθμον σύνταγμα τῶν ἀθλητῶν τοῦ Χριστοῦ συμφώνως τιμήσωμεν ὡς καθαιρέτας ἐχθροῦ, Μηνᾶν τὸν ἀοίδημον, Βίκτωρα τὸν γενναῖον καὶ Βικέντιον ἅμα, τούτοις συνευφημοῦντες στεφανίδα τὴν θείαν. Αὐτῶν, Χριστέ, ἱκεσίαις πάντας ἐλέησον.
Tρισάριθμον σύνταγμα τῶν ἀθλητῶν τοῦ Χριστοῦ συμφώνως τιμήσωμεν ὡς καθαιρέτας ἐχθροῦ, Μηνᾶν τὸν ἀοίδημον, Βίκτωρα τὸν γενναῖον καὶ Βικέντιον ἅμα, τούτοις συνευφημοῦντες στεφανίδα τὴν θείαν. Αὐτῶν, Χριστέ, ἱκεσίαις πάντας ἐλέησον.
Τρισάριθμον σύνθημα, των αθλοφόρων Χριστού, υμνήσωμεν άσμασι, χαριστηρίοις πιστοί, Μηνάν τον αοίδιμον, Βίκτωρα τον γενναίον, και Βικέντιον θείον, πλάνην την των ειδώλων, καταργήσαντας πίστει. Αυτών ταις ικεσίαις, Χριστέ ο Θεός, σώσον τας ψυχάς ημών.
Otro himno de despedida, tono 4º (SIMILAR A: "Se adelantó rápidamente" )
Juntos honremos a los Atletas de Cristo, al memorable Víctor y al noble Vicente, y con ellos alabamos a la divina Estefanía, quienes destruyeron al enemigo con sus luchas. Por sus súplicas, oh Cristo nuestro Dios, ten piedad de nuestras almas.
Juntos honremos a los Atletas de Cristo, al memorable Víctor y al noble Vicente, y con ellos alabamos a la divina Estefanía, quienes destruyeron al enemigo con sus luchas. Por sus súplicas, oh Cristo nuestro Dios, ten piedad de nuestras almas.
Condaquio tono 4º
Hoy la Iglesia honra a los Grandes Mártires y Atletas, las luchas de Menas, Victor, Vicente y Estefanía. Ella grita y glorifica al amante de la humanidad.
Megalinario
Salve, antorcha divina de España, gloria de Zaragoza,
tesoro de Valencia,
salve, inagotable torrente de milagros, bienaventurado
Vicente, orgullo de diáconos.
Fuentes consultadas: * Santoral Ortodoxo Español, G. E. Piperakis, Prof. de la Facult. de Med. de la Univ. de Atenas, Grecia *orthodox-world.org, * "Historia de España desde el tiempo primitivo hasta el presente" C. Romey ,* eltestigofiel.org, *Vidas de Santos de A.Butler, * Sinaxario de los doce meses del año de San Nicodemo el Athonita, *www.rae.es