Fue un soldado Persa destacado en Jerusalén a quien se repentinamente se le cayeron las escamas de sus ojos y se convirtió al Santo Evangelio de Jesucristo.
Como hijo del sacerdote Persa “Magus”, las posibilidades de que el Santo Mártir Anastasio se convirtiera eran bastante remotas. Sin embargo él era un joven inteligente y sensible…
y cuando su unidad militar fue asignada a patrullar las calles de la Ciudad Santa, bajo el gobierno del Rey Persa Cosroes II, muy pronto se interesó en la comunidad cristiana, piadosa y temerosa de Dios, a la que observaba en todo lugar alrededor suyo.
Como hijo del sacerdote Persa “Magus”, las posibilidades de que el Santo Mártir Anastasio se convirtiera eran bastante remotas. Sin embargo él era un joven inteligente y sensible…
y cuando su unidad militar fue asignada a patrullar las calles de la Ciudad Santa, bajo el gobierno del Rey Persa Cosroes II, muy pronto se interesó en la comunidad cristiana, piadosa y temerosa de Dios, a la que observaba en todo lugar alrededor suyo.
En el año 614, de acuerdo a los historiadores de la Iglesia primitiva, el joven Anastasio había escuchado que la Santa Cruz en la cual el Señor había muerto era fuente de muchos milagros en los cuales los enfermos habían sido curados. Con una curiosidad intensa el joven decidió averiguar lo más que pudo sobre el misterioso poder de esta reliquia sagrada. Maravillado por sus descubrimientos, el soldado persa muy pronto llegó a la conclusión de que quería ser Cristiano.
Fue bautizado nada menos que por San Modesto, el Patriarca de Jerusalén, y muy pronto se volvió monje. (De hecho es ahí donde recibe el nombre Cristiano de “Anastasio”, ya que hasta entonces había sido conocido por su nombre Persa de Magundat.) Profundamente atraído por la vida ascética de los monjes, Anastasio comenzó a rezar por la gracia del martirio –y sus oraciones fueron escuchadas muy pronto.
Luego de reprender a los ocupantes Persas de la ciudad Palestina de Cesaréa, por su adoración constante a los ídolos alentada por el Magi (sacerdote), este valeroso soldado fue arrestado y transportado hacia Persia para ser juzgado por los cargos de traición. Soportó muchas torturas y para ser decapitado finalmente, alrededor del año 620 de Nuestro Señor. Este día su Memoria es conmemorada por los Cristianos alrededor del mundo, quienes lo reverencian por su aguda inteligencia y su inalterable fidelidad al Santo Evangelio del Hijo de Dios.
Tus Mártires, Oh Señor, lucharon valerosamente por recibir como premio la corona de la vida incorruptible, Dios nuestro e inmortal. Ya que ellos poseían Tú fortaleza fueron capaces de enfrentarse a los tiranos y destruir completamente la débil presunción de los demonios. Oh Cristo Dios, por sus oraciones, salva nuestras almas ya que Tú eres misericordioso.
Himno de despedida. Tono 4º (mártires general)
Texto publicado con autorización y bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury. Fotografía: preguntasantoral.blogspot.com