sábado, 21 de septiembre de 2024

Los Santos Mártires los hermanos Eusebio, Nestabus y Zeno de Gaza (+361)

Versos:
"Eusebio, Nestabus y Zeno, murieron mediante una espada por su fe piadosa".

Ellos fueron hermanos muy queridos así como también los mejores amigos. Los santos Eusebio, Nestabus y Zeno vivieron en la ciudad de Gaza con su primo Néstor – lugar en que murieron los tres hermanos, durante el reinado del Emperador Julián el Apóstata, cuando una muchedumbre pagana los golpeó salvajemente y luego los llevó a prisión en el año 361.
Al poco tiempo de su encierro, una muchedumbre fuera de control se introdujo en la prisión en donde fueron colgados y asesinados a sangre fría, apedreados con rocas, tablas y otros objetos. 
Al final, fue tal la lujuria sangrienta de esta muchedumbre que algunas de las mujeres dejaron las labores de tejidos en los que estaban trabajando para atravesar a los mártires con sus propias agujas. Al mismo tiempo los cocineros del Mercado del lugar arrojaban agua hervida sobre ellos mientras, con sus garfios, les arrancaban la carne a pedazos. 
 
 








Los autores de la autorizada historia de la Iglesia, Los Padres de Nicena y Post Nicena (1885) nos describen descarnadamente el derramamiento de sangre que ocurrió ese día en la ciudad de Gaza. Así lo narra este relato autorizado: “Los habitantes de Gaza, estando inflamados de  odio contra ellos, los sacaron de la casa en la cual se habían ocultado, y los arrojaron a prisión, y los golpearon.
Luego se reunieron en el teatro donde profiriendo fuertes gritos en contra de ellos declaraban que habían cometido sacrilegios en su Templo, y que habían usado esa ocasión para dañar e insultar el paganismo. A causa de esos gritos, e instigándose mutuamente a asesinar a los hermanos, se inflamaron de furia, y una vez que ya estaban completamente fuera de sí, como una horda sin control, se dirigieron a la prisión.
“Ellos golpearon cruelmente a esos hombres; algunas veces en el rostro. Las víctimas fueron arrastradas por el pavimento, algunas boca arriba y otras boca abajo, donde fueron destrozados en pedazos. También se dice que aún las mujeres los apuñalaron con sus peinetas y agujas de tejer, y que los cocineros del Mercado trajeron de sus puestos de venta ollas con agua hirviente, las mismas que arrojaron sobre las víctimas, al mismo tiempo que los escupían.
 
 










Una vez que hubieron arrancado las carnes de sus cuerpos, aplastaron sus cráneos de tal manera que sus sesos se desparramaron por el suelo; luego sus cuerpos fueron arrastrados a las afueras de la ciudad y arrojados en un lugar remoto, usado generalmente para los despojos de los animales.”
Después de esto, y con la esperanza de destruir cualquier posible reliquia, la depravada multitud quemó sus cuerpos y mezcló los pocos huesos restantes con los huesos de los camellos y burros muertos. Sin embargo, de alguna manera, una anciana piadosa se las arregló ese día para desenterrar las reliquias y llevárselas, de un modo seguro, al primo de los hermanos, quien posteriormente sería el Obispo de Gaza.
Durante el reinado del Emperador Teodosio (379-395), el Obispo Zeno construyó una Iglesia para albergar las reliquias que habían sido salvadas de ser destruidas.  Según muchas leyendas de ese período, entre esas reliquias se encuentran fragmentos de los huesos de los heroicos mártires de Gaza – Eusebio, Nestabus y Zeno- quienes viven por siempre en los anales del martirologio.
 
 

Apolitiquio tono 4º

Tus Mártires oh Dios, en su valerosa lucha por Ti, han recibido como premio las coronas de la vida que no se corrompe y solo que procede de Ti, Oh Dios Inmortal. Al poseer ellos Tú fortaleza, desafiaron a los tiranos y destruyeron completamente la presunción de poder de los demonios. Oh Cristo Dios, por sus oraciones, salva nuestras almas, ya que Tú eres misericordioso.

Condaquio tono plagal del 4º

¡Oh mártires divinos! Ustedes han probado ser lámparas brillantes que iluminan la creación con el brillo de sus Milagros. Ustedes, que han sanado enfermedades y han disipado toda oscuridad y penumbra del espíritu, oren por nosotros ante Cristo nuestro Dios. 





Texto publicado con autorización del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury.

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