domingo, 20 de julio de 2025

El Profeta Elías el Tishbasita ( s.IX a.C.)

Versos:
"El apagó la lluvia, trayendo tres veces fuego abajo, partiendo del río, Elías fue llevado arriba".
El día veinte fuiste llevado, Elías, en carro.

El veinte de este mes [julio], conmemoramos el ardiente ascenso al Cielo del Santo y Glorioso Elijah (Elias) el Tishbasita.


El Santo Profeta Elías era hijo de Sobach, y era de Tishba en la tierra de Arabia, de la tribu de Aarón, ya que Tishba pertenecía a los sacerdotes. Él vivió en Galaad. Cuando su madre lo dio a luz, su padre Sobach tuvo una visión en la que vio a hombres vestidos de blanco llamando al niño Elijah, que se traduce como "Dios es Yahweh". Vio al niño envuelto en fuego, y le dieron una llama para comer. Por eso fue a Jerusalén y reveló la visión a los sacerdotes. Los sacerdotes dijeron que esta era una unción profética y reveladora. Dijeron: "No temas, hombre, porque el niño habita en la luz, y sus palabras están destinadas a tomar decisiones, y su vida está destinada a ser conforme al Señor, y su celo será agradable a Dios, y juzgará Israel con espada y fuego ".
En el monte Horeb vio a Dios, tanto como es posible para un hombre verlo. Después de dividir el río Jordán, fue llevado al cielo en un carro de fuego. Y en la Transfiguración se presentó junto al Cristo transfigurado, junto con el profeta Moisés. Su Sínaxis * y Fiesta tiene lugar en su venerado Templo, que está en Petrion, así como en la iglesia llamada Nueva. **
 
 








El Profeta Elías y el fuego

Su nacimiento, como el resto de su vida, estaría marcado por el fuego. Cuando el Gran Profeta Elías nació en Tishba, en la región de Gilead de la antigua tierra de Palestina, su padre Savah presenció una visión sorprendente.
Mientras el niño yacía durmiendo en su cuna, apareció repentinamente, en un abrir y cerrar de ojos, un radiante Angel de Dios. Moviéndose rápidamente y sin hacer ningún ruido alrededor del pequeño niño, la presencia angélica agitó una tela de fuego brillante que lo rodeó completamente.
Atónito, el temeroso padre muy pronto se dio cuenta de un acontecimiento aún más extraño: El Angel estaba alimentando al bebé con una llama. ¿Qué podría significar esta notable sucesión de acontecimientos?
Aunque el sorprendido Savah no lo sabía en ese momento, su hijo Elías (alrededor del año 900-849 a.C.) estaba destinado a ser uno de los más valientes y francos de hablar de los profetas en la historia del mundo. 
Fue una figura Bíblica de proporciones titánicas. 






 
 
Elías (su nombre significa “Yahveh es Dios”) criticaría duramente a reyes poderosos durante el tiempo en que duró su sagrada existencia, al tiempo que advertía a la naciones poderosas que el más grande de los pecados es el pecado de alejarse de Dios –y que la retribución de Dios para aquellos que alaban falsos ídolos en vez del Unico Dios Verdadero siempre incluye cataclismos y destrucción para los idólatras. 
Nacido de la tribu de Aarón alrededor del año 900 a.C., Elías era un joven muy sensible y temeroso de Dios que muy pronto mostraría un deseo apasionado por un contacto más cercano con el Todopoderoso. 
Ya en su niñez, el piadoso Elías se dirigiría al desierto para enfrascarse en un diálogo de oración y contemplación. Durante la larga y tumultuosa vida del profeta en el s. IX a.C., su más grande lucha fue contra el Rey Israelita idólatra, Ahab, y su cruel esposa Jezebel. Y cuando la reina convenció a Ahab de erigir un templo al dios Sirio Baal (ella era Siria) se dispuso todo para una de las más temibles confrontaciones en el mundo del Antiguo Testamento: la terrible y aterrorizadora lucha entre Ahab y el Profeta Elías.
 







 
 
Pero esta clásica lucha entre las fuerzas de la fe verdadera y las fuerzas de la creciente idolatría fue solo uno de los eventos milagrosos y extraordinarios que ocurrirían a lo largo de la vida del inmensamente querido Profeta de Dios. 
Algunas veces referido como “El Tishabita” (debido a que ese era el lugar de su nacimiento), el valiente Elías desafiaría varias veces la realidad cotidiana y sorprendería a los observadores realizando milagros que los dejaría deslumbrados. Una y otra vez sobresaltaría y aterrorizaría a quienes se encontraban alrededor suyo demostrando el maravilloso poder de Dios Todopoderoso mientras realizaba proezas que desafiaban el entendimiento humano.  
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
Por ejemplo, en una ocasión, el Gran Elías rezaría al Señor y a través de Su Poder Celestial impidió que cayera la lluvia por más de tres años. En otra ocasión, en el Monte Carmelo, durante una competencia diseñada para demostrar el poder del Unico Dios Viviente (como lo totalmente opuesto al poder falso de los ídolos) Elías haría caer, literalmente, “fuego del Cielo” sobre los sacrificios que él había preparado para Dios, probando de ese modo la realidad eterna del Verdadero Dios de los Israelitas.
En otro notable milagro que continúa inspirando a generaciones de Cristianos hizo que se incrementase grandemente la cantidad de harina y de aceite en la despensa de la viuda Sarephtha de Sidón previniendo, de esta manera, que ella pereciera a causa de la pobreza y el hambre. Y cuando murió su hijo amado, Elías lo trajo nuevamente a la vida en un milagro que de alguna manera prefigura el reavivamiento de Lázaro por el Hijo de Dios más de 800 años después.
 
 






 
 
 
 
 
Una y otra vez, el que era más grande la vida, Elías, se encontraría envuelto en circunstancias extraordinarias que clamaban por una intervención celestial. En el Monte Horeb conversaría con el Todopoderoso –mientras escuchaba la Voz del Señor en el suspiro de la brisa. Cerca del rugiente Río Horrath se escondería de sus enemigos siguiendo las indicaciones de Dios Todopoderoso - mientras era alimentado por rebaños de cuervos obedientes. Con su sucesor, Eliseo, dividiría las aguas del Río Jordán y luego, eventualmente, sería transportado al Reino Eterno en una carroza ardiente arrastrada por caballos de fuego. Y junto con su gran profeta-compañero Moisés se le aparecería al Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, durante una brillante Transfiguración en la cima del Monte Tabor.
 
 




Transfiguración del Señor. A Su izq. el Profeta Elías
y a Su dcha. el Profeta Moisés



 
 
Cubierto por una túnica de piel de oveja (conocida como “melote”) y con un cinturón de cuero alrededor de su cintura, la imagen del profeta que respiraba fuego ha sido impresa en la conciencia del Mundo Occidental por más de 2.000 años. Todo lo acontecido acerca de Elías se encuentra rodeado de grandeza y en una escala mítica. 
En Kisson eliminó 450 falsos profetas y sacerdotes que estaban comprometidos en la predicación de la idolatría y llevando a sus rebaños al pecado y a la confusión. En un momento, cuando se encontraba hambriento hasta el punto de la muerte, fue alimentado por un Angel de Dios -y asimiló tanta energía de este alimento celestial que fue capaz de caminar por el desierto durante 40 días y 40 noches sin hacer ninguna pausa para descansar.
Luego de haber profetizado que el idólatra Rey Ahab sería destruido por haberle dado la espalda al Dios Viviente de los Israelitas, Elías profetizaría la muerte violenta de su hijo, el poderoso Ohozias.
 
 
 
 



                            




 
 
 
Posiblemente su triunfo más grandioso y asombroso ocurrió al final de su vida, alrededor del 849 a.C., cuando fue llevado repentinamente por una carroza de fuego –mientras hablaba con quien sería su sucesor, el santo Eliseo– hacia el cielo como una bola de fuego celestial. Su asombrosa partida de su vida terrena tomó lugar bajo el reinado de Josafat, Rey de Judea (873-849 a.C.), según la mayoría de historiadores del Antiguo Testamento.
Una de las más terribles luchas que ocurrieron durante la larga vida del Gran Profeta Elías fue su batalla desesperada contra el poderoso Rey Ahab y su esposa pagana Jezebel. Debido a que ambos habían introducido la adoración perversa del ídolo Baal en la vida de los Israelitas, el país de Ahab se había deslizado hacia la completa corrupción y el caos social. Elías no dudó en describir el desastre y sus consecuencias. Con voz alta increpó al Rey y a la Reina y los acusó de ser los causantes de la pesadilla que los Israelitas tenían que soportar.
 
 
 




El Profeta Elías el Tibashita.
Santo Monasterio de Siná, s. XIII d.C..


 
 
 
 
Elías exigía arrepentimiento –y cuando Ahab se negó a hacerlo el profeta le advirtió que las lluvias cesarían, el rocío se evaporaría y que los Israelitas comenzarían a pasar hambre. Y ciertamente estos eventos pronto comenzaron a suceder. Enfurecido por la precisión de sus profecías, la Reina Jezebel ordenó a sus asesinos matarlo lo más pronto posible. Pero el Dios Todopoderoso intervino una vez más y envió a Elías a refugiarse rápidamente en el desierto. Escondido en el río Horrath, fue alimentado por la misericordia de Dios mediante sus aves. Luego de la sequía y el hambre que habían durado tres años, nuevamente se levantó el Gran Profeta por orden de Dios y regresó donde Ahab –para mostrarle de una vez por todas que él no estaba adorando al Dios Verdadero de los Israelitas sino a un repulsivo impostor.
Luego de dirigirse con el rey y su pueblo al Monte Carmelo, junto con los sacerdotes paganos de Baal, Elías pidió que se construyesen rápidamente dos altares. Uno serviría al Dios de los Israelitas y el otro contendría los sacrificios de los adoradores de Baal. Cuando los sacrificios estaban preparados y había llegado el momento de la verdad, la gran multitud hizo silencio. Entonces Elías se levantó y se paró delante de ellos, una figura extraordinaria cubierta con una túnica de piel de oveja, y gritó con fuerte voz:
“Sobre aquél que caiga fuego de los cielos, ese mostrará que tiene al Dios Verdadero.”
Durante todo ese día los sacerdotes paganos hicieron lo mejor posible para llamar fuego proveniente de su deidad, Baal, pero sus oraciones fervientes fueron completamente desatendidas.
 
 
 




                          


                             

 
 
 
Entonces, mientras descendía una gran oscuridad sobre la montaña, el Santo Profeta juntó doce piedras sagradas y comenzó a construir con ellas un altar. (Las piedras eran símbolos claros de las doce diferentes tribus de Israel.) Luego de haber construido el altar improvisado, el Tibashita puso los animales sacrificados sobre la leña reunida y ordenó a sus seguidores que cavasen una zanja alrededor del altar y la llenasen con agua. Al mismo tiempo pidió que, una y otra vez, empaparan la leña y los sacrificios con agua. Cuando fueron finalizadas estas tareas, el altar y todo lo que lo rodeaba por algunas yardas estaba completamente inundado y completamente inmune al fuego.
Elías rezó. Usando frases que sonaban con autoridad, pidió que el Dios Todopoderoso enviara fuego inmortal que inflamara los sacrificios empapados – precisamente con la finalidad de mostrar que la adoración de ídolos debía cesar completamente a lo largo del reino del Rey Ahab y que los Israelitas deberían volver a la adoración del Unico Verdadero Dios Viviente de Israel.
Lo que sucedió a continuación fue uno de las más inolvidables escenas en el Antiguo Testamento. Fue nada menos que una tormenta de fuego –un pululante infierno de fuego sagrado que explotó desde los cielos y cayó sobre la montaña como el ruido de un trueno. El calor de la conflagración milagrosa de todos estos elementos fue tan intenso que encendió los sacrificios, el altar y la leña –e inclusive puso en llamas las aguas. Atónitos y aterrorizados por el infierno que Elías había convocado de lo alto, la gente clamó a una sola voz: “Verdaderamente el Señor es el Unico Dios y no hay otro como El”.
 
 
 








 
 
 
El resultado fue inolvidable e imparable –pero el poderoso Profeta Elías aún no había terminado. A continuación rezó para que se reiniciaran las lluvias que se habían interrumpido desde hacía tres años y medio. Y muy pronto cayó un diluvio que inundó todo. Por muchos días las corrientes de agua arrasaron completamente la tierra sedienta, arrastrando de una vez por todas los restos disecados de las plantas muertas que se encontraban arrojados en el suelo a lo largo de todo el antiguo reino de Palestina.
Cuando el Rey Ahab vio lo que el Profeta había hecho se arrepintió. Hizo más que eso: Ordenó que los sacerdotes paganos fueran ejecutados inmediatamente y que la nación fuese restaurada a la adoración correspondiente del Dios Verdadero. Pero Jezabel no se dejó persuadir –como Siria su corazón pertenecía a los acólitos de Baal– y una vez más buscó la manera de destruir la vida del profeta venido de Tishba. Pero finalmente sus retorcidas estrategias fallaron. 
 
 
 







 
 
 
Elías vivió por muchos años más en los que continuó profetizando. Y entonces, luego de haber sido llevado hacia el Cielo en su carroza de fuego, continuó inspirando y alentando a los Cristianos por veinte siglos por la valentía y fidelidad que mostró durante su larga vida de servicio a Dios Todopoderoso.
Sin embargo su servicio aún no había concluido, según las tradiciones de la Santa Iglesia –la cual nos dice que el Profeta también fungiría algún día como el “Predecesor de la pavorosa Segunda Venida de Jesucristo”. De hecho, según las tradiciones, Elías proclamará en primer lugar la verdad del Hijo del Hombre, entonces llamará al arrepentimiento -y luego será asesinado por el Anticristo en un acto de traición que marcará el inicio del fin del mundo.
La vida del santo Profeta Elías ha sido registrada en varios de los Libros del Antiguo Testamento (3 de Reyes; 4 de Reyes; Sirácida/Eclesiastés 48, 1-15; Macabeos 2, 58) y también en el Nuevo Testamento en el cual describe la aparición de Elías durante la Transfiguración de Cristo en el Monte Tabor (Mateo 17, 3; Marcos 9, 4; Lucas 9, 30).
 
 
 




 
 
 
 
 
La vida del Santo Profeta Elías ha maravillado al mundo en su totalidad debido a lo que se sabe de su historia. Su extraordinaria presencia se encuentra profundamente impresa en la historia del Cristianismo. Nacido en fuego y transportado al Cielo en una carroza en llamas, el Santo Profeta Elías permanecerá por siempre como un símbolo incandescente del amor y de la misteriosa relación entre Dios y el hombre.
De Elías podemos aprender que Dios honra a aquellos que lo buscan y lo siguen.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Santo Profeta Elías como modelo para nuestras vidas 

Por el Protopresbítero P. Jorge Papavarnavas

 
Elías el Profeta vivió alrededor del año 816 a.C. y profetizó durante veinticinco años. Él vino de la tribu de Aarón y de la ciudad de Tishbi, que Dios dio a los Sacerdotes. A través de la oración hizo muchos milagros, y era un fanático (celote). Cuando Cristo se transfiguró en el monte Tabor, estaba presente con Moisés. "Y he aquí, dos hombres conversaban con Él, apareciendo en gloria y hablando de Su partida, que estaba para tener lugar en Jerusalén" (Lc. 9:30-31).

El profeta Elías era un fanático y fogoso. Tenía celo de Dios “con conocimiento”, porque hay un celo sin conocimiento, que crea grandes problemas en el Cuerpo de la Iglesia y en la sociedad en general. El verdadero celo es el que va asociado a la vida espiritual y a la lucha interior que hace una persona para purificarse de las pasiones, para encontrarse con Dios y adquirir comunión con Él. Esta enseñanza se ve claramente en los textos patrísticos y en la himnología ortodoxa. En el Primer Kathisma del Liti para las Vísperas del Profeta Elías cantamos: "Elías el fanático y emperador sobre tus pasiones... tú eras un ángel en la carne y un hombre descarnado que nos mostró logros en la virtud". Un verdadero fanático es el que gobierna sus pasiones y no el que se deja gobernar o llevar por ellas. El que con sus logros espirituales se ha hecho igual a los santos ángeles y, aunque vive en la tierra, su ciudadanía está en los cielos.

Es un ángel con carne y un hombre sin carne, es decir, sin mente carnal. En su epístola a los Corintios el Apóstol Pablo nos explica lo que es una mente carnal: “Porque aún sois carnales. Mientras hay entre vosotros celos, contiendas y divisiones, ¿no sois carnales y andáis como hombres? " (1 Corintios 3:3). Los celos, la discordia, la ira y las peleas no pueden tener relación con Dios, porque Dios es amor, es el Dios de paz. El profeta Elías, viviendo en el tiempo y espíritu del Antiguo Testamento, mató, como se sabe, a los "sacerdotes de la vergüenza", pero Dios le dio a entender que estaba equivocado con el ejemplo del fuerte viento, el terremoto, la fuego y el silbo apacible, diciendo que Dios no se encuentra en el viento fuerte, el terremoto o el fuego, sino "en el silbo apacible", es decir, Dios no ama la violencia, sino la tranquilidad, la paz y la mansedumbre ( 1 Reyes 19:11-12).

El fanatismo no puede tener relación con los cristianos ortodoxos, ni con el verdadero celo por Dios. El fanatismo prevalece en religiones y organizaciones de carácter antropocéntrico, creando un clima de fanatismo y polarización para crear y retener adeptos. La ortodoxia no es una religión, en el sentido de una religión antropocéntrica, sino la Iglesia. Es la revelación de Dios y no un descubrimiento humano. No tiene seguidores, sino miembros que son "bautizados y tienen cierta fe", que han sido bautizados en el Nombre de la Santísima Trinidad y viven o luchan por vivir de acuerdo con la voluntad de Dios.

La apostasía masiva de Dios, como se ve en nuestros días, así como la presencia de muchas herejías, a menudo nos hace perder la esperanza y lo vemos todo como negro, con el resultado de que somos llevados a conclusiones erróneas. Uno de estos errores es la creencia de que los santos no existen hoy en día, pero esto no es cierto. En cada época hay pueblo de Dios, incluso en nuestros días. Siempre hay verdaderos adoradores, que viven de la oración, del amor desinteresado y del sacrificio. Cuando el profeta Elías perdió la esperanza al ver que la gente corría detrás del falso dios Baal y pensó que era el único en la tierra que adoraba a Dios como profeta del verdadero Dios, Dios le reveló que había siete mil hombres que no habían adorado a Baal, pero permanecieron fieles al Dios de sus padres. Por lo tanto, siempre debemos estar tranquilos y tener absoluta confianza en Dios.

Los verdaderos fanáticos son aquellos que combinan, como hizo el profeta Elías, el celo y el amor hacia Dios con la oración y la vida hesicastica. Los que huyen de los extremos son los que experimentaron la humildad de Cristo, la mansedumbre y la paz interior. Quien real y verdaderamente siente la presencia de Dios lo hace "en un silbo apacible y delicado".

Fuente: Ekklesiastiki Paremvasi, "ΠΡΟΦΗΤΗΣ ΗΛΙΑΣ: Ο ΖΗΛΩΤΗΣ ΚΑΙ ΠΥΡΙΠΝΟΥΣ", julio de 1997. Traducido gr-ing por John Sanidopoulos e ing-esp por el equipo de la Ortodoxia es la Verdad
 
 
 
 


 

 
 
 
Así como vamos, muy pronto veremos al Profeta Elías con nosotros. 
 
Protopresbítero D. Tabakis, Nafplio 2021

 
Así como vamos, muy pronto veremos al Profeta Elías con nosotros.

El profeta Elías, que celebra hoy, es un profeta especial ya que no  nunca murió físicamente, como dice el Antiguo Testamento, en orden a aparecer nuevamente en los días del Anticristo, como nos afirma el Apocalipsis, y que muy pronto lo seguirán, para aparecer de nuevo y de repente como una tormenta inesperada y repentina para apoyar a los cristianos y señalar al Anticristo como una persona denunciando su perversidad y la de sus órganos.
Nuestra Iglesia lo llama el segundo Pródromos (del gr. "Πρόδρομος", Precursor) de la Presencia de Cristo. Es decir, el próximo "Pródromos" después de San Juan Bautista y a pesar de que nació 810 años antes de Cristo será de nuevo el alba, el amanecer y el preludio de la Segunda Venida de Nuestro Cristo, ya que tal como hemos acabado en la tierra, debe volver de nuevo a poner a cada uno en su sitio.
 
 






 
 
 
 
Nuestra Iglesia, entre los muchos eventos de la vida del Profeta Elías, representa en iconos una sola escena: a él sentado en una cueva, y  el cuervo que viene a traer pan o carne.Y esto para enseñar a los cristianos de los "esjatos" (últimos, finales) tiempos,  en medio de la exclusión general del Anticristo (que través de la crisis técnica ha comenzado ya) que con el mismo modo sabio y providencial, Dios les alimentará a ellos. 
Además, nuestra Iglesia enfatiza para profeta Elías que " quema el fraude". El tiempo es un presente continuo para demostrar que mientras él denunciaba y atacaba la estafa del rey Acab, así también ahora vendrá a controlar y revelar la maldad y la confusión del próximo Gobierno Mundial que con mucha alegría anuncian todos los repulsivos órganos del Nuevo Orden mundial. 
Así que permítanles transmitir con alegría y arrogancia a todos los que trajeron la miseria al pueblo griego (y dentro de poco a toda la tierra). No durará mucho su felicidad. Muy pronto el profeta Elías viene a abrasar la humanidad y su hipocresía !y será de hecho de día y mediodía!







NOTA

* Congregación de fieles para la conmemoración en un lugar determinado, también traducido como solemne conmemoración.  Es lo que después sería la Iglesia.


** Cabe señalar que el profeta Elías, ocho o diez años después de ser llevado al cielo, envió una carta al rey Joram de Judá, hijo de Josafat, porque había abandonado la adoración del Dios verdadero, y predijo que él moriría de una enfermedad debido a esto, y así sucedió (2 Crónicas 21: 12-14). Algunos Padres de la Iglesia creen que, dado que Elijah vivía físicamente en el Cielo, esta carta fue enviada por un Ángel, mientras que otros creen que Elijah fue simplemente trasladado al Cielo y colocado en otro lugar de la tierra, desde donde envió esta carta y luego murió (aunque  existe una tradición que dice que aún puede estar vivo esperando la Segunda Venida)



El supremo profeta Elías en su época y en los últimos tiempos

Paráclesis al Santo Profeta Elías
 
 
 
 
 
 



Himno de despedida. Tono 4º  (MODELO:“Ταχύ προκατάλαβε” [Tají prokatálabe], “Se adelantó rápidamente”)
 

Ἀπολυτίκιον. Ἦχος δ’. Ταχύ προκατάλαβε

Ὁ ἔνσαρκος Ἄγγελος, τῶν Προφητῶν ἡ κρηπίς, ὁ δεύτερος Πρόδρομος, τῆς παρουσίας Χριστοῦ, Ἠλίας ὁ ἔνδοξος, ἄνωθεν καταπέμψας, Ἐλισσαίῳ τήν χάριν, νόσους ἀποδιώκει, καί λεπροὺς καθαρίζει· διό καί τοῖς τιμῶσιν αὐτόν, βρύει ἰάματα.
 
 
Himno de despedia. Tono 4º. Ven pronto

El Angel encarnado y los Profetas se regocijan en el segundo predecesor de la venida de Cristo nuestro Dios, Elías, el glorioso, quien envió desde el cielo su gracia sobre Eliseo, que aleje nuestras enfermedades y que también sane a los leprosos, y que sobre todos aquellos que lo honran, derrame ríos de curaciones.
 
 

Κοντάκιον. Ἦχος β’. Αὐτόμελον

Προφῆτα καί προόπτα τῶν μεγαλουργιῶν τοῦ Θεοῦ, Ἠλία μεγαλώνυμε, ὁ τῷ φθέγματί σου στήσας τά ὑδατόρρυτα νέφη, πρέσβευε ὑπέρ ἡμῶν, πρός τόν μόνον Φιλάνθρωπον
 
Condaquio. Tono 2º. Modelo propio.

Oh reconocido Elías, Profeta y visionario de las obras poderosas de Dios, quien por tu palabra hiciste que de las nubes vinieran las lluvias: intercede en favor nuestro ante el único amigo de Dios.
 
 
 
Oikos. Tono 2º

Al ver la gran iniquidad de la humanidad y el amor inconmensurable de Dios por ella, Elías el Profeta estaba enojado y preocupado, y le habló sin compasión al Dios compasivo. “Expresa tu ira”, gritó, “sobre los que renunciaron a ti, juzga de la manera más justa”. Pero de ninguna manera movió el corazón del Bueno para castigar a los que renunciaron a él. Porque siempre espera el arrepentimiento de todos, como el Señor que solo ama a la humanidad.








Fuentes consultadas: *Texto publicado con autorización y bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury.*saint.gr *synaxarion.gr * users.sch.gr *doxologia.ro *Cristoesortodoxo.com * logosortodoxo.com *ymnologia.gr


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