viernes, 14 de junio de 2024

El Profeta Eliseo (+839 a.C.)

El Santo Profeta Eliseo vivió en el siglo IX antes del Nacimiento de Cristo, y era nativo del pueblo de Abelmaum, cerca de Jordania. 
Por mandato del Señor fue llamado al servicio profético por el santo Profeta Elías (20 de julio).
Cuando llegó el momento de que el profeta Elías fuera llevado al cielo, le dijo a Eliseo: “Pregunta qué debo hacer por ti, antes de que me aparten de ti”. Eliseo pidió audazmente una doble porción de la gracia de Dios: “Que haya una doble porción de tu espíritu sobre mí”. El Profeta Elías dijo: “Has pedido algo difícil; si me veis cuando sea arrebatado de vosotros, así será para vosotros; pero si no me ves, no será así” (4 [2] Reyes 2: 10). Mientras iban por el camino hablando, apareció un carro de fuego y caballos y los separó a ambos. Eliseo gritó: “¡Padre mío, padre mío, el carro de Israel y su caballería!” (4 Reyes 2: 12). Recogiendo el manto de su maestro que cayó del cielo, Eliseo recibió el poder y el don profético de Elías. 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
Pasó más de 65 años en el servicio profético, bajo seis reyes israelitas (desde Acab hasta Joás). Mientras vivió Eliseo, no tembló ante ningún príncipe, y ninguna palabra pudo vencerlo (Siraj o Eclesiástico, 48: 13).

El santo profeta obró numerosos milagros. Dividió las aguas del Jordán, habiéndolas separado con el manto del profeta Elías; hizo apta para beber las aguas de un manantial de Jericó; salvó a los ejércitos de los reyes de Israel y de Judá que estaban en un desierto árido, haciendo brotar abundante agua con su oración; libró a una viuda pobre de la muerte por inanición a través de un aumento milagroso de aceite en una vasija. Esta mujer sunamita que mostró hospitalidad al profeta se alegró por el nacimiento de un hijo a través de su oración, y cuando el niño murió, el profeta lo resucitó. El comandante militar sirio Namaan fue sanado de la lepra pero el siervo del profeta Giezi estaba afligido porque desobedeció al profeta y tomó dinero de Namaan.
 
 
 
 
 



 
 
 
 
Eliseo predijo al rey israelita Joás la victoria sobre sus enemigos, y por el poder de su oración obró muchos otros milagros (4 Reyes 3-13). El santo profeta Eliseo murió en la vejez en Samaria. “En vida hizo milagros, y en su muerte sus obras fueron maravillosas” (Sir. 48, 15). Un año después de su muerte, un cadáver fue arrojado a la tumba del profeta. Tan pronto como el muerto tocó los huesos de Eliseo, revivió y se puso de pie (4 Reyes 13: 20-21). El profeta Eliseo y su maestro, el profeta Elías, no dejaron libros tras ellos, ya que su predicación profética era oral. Jesús, hijo de Eclesiástico, elogió a los dos grandes profetas (Sir. 48,1-15).

Juan de Damasco compuso un canon en honor del profeta Eliseo, y en Constantinopla se construyó una iglesia en su honor.

Juliano el Apóstata (361-363) dio órdenes de quemar las reliquias del profeta Eliseo, Abdía (Abdías) y Juan el Precursor, pero los creyentes conservaron las santas reliquias y parte de ellas fueron trasladadas a Alejandría.

En el siglo XX, el humilde sacerdote San Nicolás Planas tenía una gran veneración por el profeta Eliseo, y fue tenido por digno de verlo en visiones.

 


   
 
 

 
 
 
 
El Profeta Eliseo 
 
Del libro "Una nube de testigos",  del Obispo + Demetri Khoury de Jableh, Siria. 
 
 
En un momento estaba arando la fértil tierra ayudado por sus bueyes. En el siguiente momento había sido llamado a servir por Elías –y se le dijo que algún día podría ser uno de los más grandes profetas en la historia de los Israelitas.
Ciertamente, su extraordinaria vida estaría llena de maravillas –con milagros que incluyen todo, como dividir las aguas del Río Jordán al solo toque de la vieja capa de viaje de su antiguo mentor, hasta resucitar al hijo muerto de una mujer con su oración ferviente al Dios Todopoderoso. Sin embargo, todo empezó de una manera bastante silenciosa... al atardecer a mediados de primavera alrededor del año 908 antes de Cristo, cuando el-Profeta-que-había-de-ser llamado Elías (el nombre significa “Dios es Salvador” en hebreo) vió desde su humilde campo de cultivo a un anciano caminando apresuradamente a lo largo del campo de cultivo con el fin de hablar con él.
 
 
 






 
 
 
Este dramático encuentro tomó lugar en la antigua Palestina, cerca del pueblo de Abel-Mehola, y el anciano visitante no era nada menos que el Gran Profeta Elías - quien saludó muy afectuosamente al campesino y procedió inmediatamente a hablarle sobre asuntos más serios. 
Por muchos años, como Eliseo sabía muy bien, el Gran Profeta Elías había estado sirviendo como mensajero del Dios de Israel y nunca había fallado en su misión. Amado por Dios y honrado por sus compatriotas, el gran visionario había gozado de una vida larga y plena. 
Sin embargo su tiempo en la tierra estaba por terminar y el visionario de cabellos blancos pronto sería llevado al Cielo en una carroza de fuego –creando una maravillosa imagen que por generaciones de Cristianos caracterizaría maravillosamente el espíritu del Antiguo Testamento. 
Sin embargo no se equivoquen, los días de Elías estaban contados. Antes de que desapareciera para siempre en el vehículo brillante, un día no muy lejano, le dijo al joven granjero que estaba destinado para sucederlo: “Pide lo que quieras que haga por ti antes de que me aleje de tu lado.” 
 
 









 
Eliseo puede haber sido un simple campesino pero no era tímido ni tonto. Dando un paso adelante con firmeza, le pidió una “porción doble” de la Gracia Celestial que se requería para servir bien al Dios Todopoderoso como un fiel Profeta, mientras le decía a Elías esa frase bien conocida: “«Que tenga dos partes de tu espíritu.»” 
El Gran Profeta lo pensaría por algunos instantes y luego respondió: “«Pides una cosa difícil; si alcanzas a verme cuando sea llevado de tu lado, lo tendrás; si no, no lo tendrás.»” (II Reyes 2, 10). En ese momento, sorprendentemente, se apareció la carroza de fuego con sus caballos separándolos a ambos.
Reaccionando rápidamente Eliseo gritó, “« ¡Padre mío, padre mío! ¡Carro y caballos Israel! ¡Auriga suyo!» (II Reyes 2, 12). 
El Profeta de Dios había visto el carruaje –y luego se adelantó hasta la altura de la cintura de su maestro de quien tomó su capa, la cual comenzó a caer desde el cielo mientras los caballos se llevaban a Elías. Pertrechado con el manto sagrado del Profeta, Eliseo recibiría ahora el poder y la sabiduría que necesitaría para llegar a ser uno de los más grandes profetas del Antiguo Testamento. 

 
 











Pero la espectacular cabalgata de Elías en la carroza ardiente aún se encontraba algunos años por venir. 
Mientras tanto, el Anciano Profeta se encontraba esperando por una respuesta a su pregunta: ¿Eliseo aceptaba o no ser su sucesor? Para Eliseo, el hijo obediente de un campesino anciano y canoso llamado Safat (quien a su vez era un descendiente, en una larga línea, de antiguos campesinos de la tribu de Rubén), la respuesta a la pregunta habría de tomar un giro dramático, así como una forma inusual. En primer lugar el joven agarró la mano de su mentor y le aseguró que dejaría inmediatamente cualquier cosa que estuviera haciendo con tal de seguir al anciano profeta dondequiera que le llevase su predicación. 
Como hombre sencillo, muy concreto, que creía que las acciones hablaban mucho más eficazmente que las palabras, Eliseo ya había dicho lo necesario. 
 






 
 


 
Con el propósito de probarle a Elías que estaba completamente determinado a comenzar a vivir la vida de un profeta itinerante, el joven destrozó rápidamente todos sus instrumentos de trabajo de madera para convertirlos en leña... y usó esa madera para hacer una inmensa hoguera en medio de su campo de cultivo. Inmediatamente después degolló a su buey. 
Luego de haber cocinado cuidadosamente la carne hizo lo necesario para que la sabrosa carne fuese entregada a los pobres. 
Habiendo terminado sus días como campesino de esta manera tan drástica y permanente, Eliseo se reunió con el anciano predicador-de-la-verdad y comenzó a acompañarlo en todos sus viajes a lo largo del mundo Israelita y Palestina del Siglo Noveno Antes de Cristo. 
 
 
 
 
 
 

 

 
 
 
 
Por un tiempo los dos hombres viajarían juntos a lo largo de Jerusalén, Cesaréa, así como otras ciudades y pueblos de Palestina... antes de que sucediese ese momento triunfal en que el carruaje de fuego engulliría al anciano llevándolo hacia los cielos infinitos. 
Eliseo se encontraba en estos momentos a  merced de su propia suerte y pasaría los siguientes 65 años no solo profetizando ante los antiguos Israelitas sobre las catástrofes que vendrían en el futuro, sobre los milagros y la Voluntad de Dios... sino también realizando numerosos (y maravillosos) milagros que harían de él uno de los favoritos de las distintas generaciones de lectores de la Biblia. 
Entre los muchos extraordinarios milagros del Profeta Eliseo, aún una lista parcial es suficiente para llenar de asombro a los lectores. En diferentes ocasiones, entre sus muchos años de moverse en medio de los Israelitas, el Gran Profeta maravillaría a quienes lo seguían: 
 
 










• Salvando al ejército Israelí de una derrota segura contra los Moabitas, cuando inundó sus resecas trincheras luego de rezar fervientemente a Dios. 
• Separando las aguas del poderoso Río Jordán para poder cruzar con Elías, de la misma manera que el Gran Profeta Moisés había partido una vez las aguas del Mar Rojo. 
• Purificando las aguas servidas de Jericó y haciéndolas potable para los residentes desesperadamente sedientos. 
• Multiplicando el aceite en la olla de una podre viuda quien se encontraba en peligro de muerte a causa del hambre, hasta el punto que Eliseo le proporcionó tal cantidad de aceite que pudo vender lo que le sobró, dinero con el cual pudo comprar alimentos. 
• Resucitando al hijo de una mujer Shunammite, en un acto de misericordia que de alguna manera graficaría lo que 900 años después pasaría con la resurrección de Lázaro por el Hijo de Dios. 
• Alimentando a más de 100 personas con solo 20 pedazos pequeños de pan, en un milagro que de alguna manera sería como un espejo de un regalo similar por parte de Jesús Cristo, en el milagro de la multiplicación de los Panes y los Peces. 
• Cegando al ejército Sirio en un momento clave de la batalla, cuando se encontraban en peligro de perder. 
• Anunciando muchos de los eventos que no solo afectarían a la nación de Israel sino también a los ciudadanos particulares que se encontraban peleando en la relación con Dios Todopoderoso. 
• Sanando de la lepra al comandante militar, cuando todas las otras curas habían fallado. 
 
 









 
El Gran profeta moriría como un venerable anciano con casi 100 años de edad, en el año 839 a.C., según describen los historiadores de ese período. Fue enterrado en Samaria. Aún después de su muerte Dios lo siguió glorificando; un año después de su tránsito, cuando un cuerpo inerte fue colocado sobre el lugar en que fue enterrado la víctima se incorporó de manera súbita. Había tocado los huesos del Profeta y, a consecuencia de ello, fue revivido. 
Podemos aspirar a hacer grandes cosas para Dios, y El nos bendecirá. Sin embargo, si somos fieles en las pequeñas cosas que Dios nos pide, también podremos ser fieles cuando enfrentemos desafíos mayores.
 
 
 
 
 
 

 

Apolitiquio tono 4º    (AUTOMELON-MODELO:Ὁ ὑψωθεῖς ἐν τῷ Σταυρῷ [O Ιpsozís en to Stavró], El elevado en la Cruz)
 
Ἀπολυτίκιον  (Κατέβασμα) Ἦχος δ’. Ὁ ὑψωθεῖς ἐν τῷ Σταυρῷ.
 
Ὡς ὑποφήτην ἀληθῆ τοῦ Σωτῆρος, καὶ τῶν ἐν νόμῳ παιδευτὴν καὶ φωστῆρα, τοὶς πόρρω σὲ ἐδήλωσεν ὁ τόκος σου σοφὲ σὺ γὰρ κληρωσάμενος, τοῦ Θεσβίτου τὴν χάριν, θαύμασι διέπρεψας, καὶ δυνάμεσι πλείσταις. Καὶ νῦν ἀπαύστως φύλαττε ἠμᾶς, ὢ Ἐλισαῖε, Προφῆτα θεσπέσιε. 
 
 
 
Έτερον Ἀπολυτίκιον Ἦχος δ’. Ταχύ προκατάλαβε.
 
Ὁ ἔνσαρκος Ἄγγελος, τῶν Προφητῶν ἡ κρηπίς, ὁ δεύτερος Πρόδρομος, τῆς παρουσίας Χριστοῦ, Ἠλίας ὁ ἔνδοξος, ἄνωθεν καταπέμψας, Ἐλισαίῳ τὴν χάριν, νόσους ἀποδιώκει, καὶ λεπροὺς καθαρίζει, διὸ καὶ τοῖς τιμῶσιν αὐτόν, βρύει ἰάματα.
 
Otro apolitiquio tono 4º. Ven rápido.

El Angel encarnado, y los Profetas se reúnen para anunciar al segundo predecesor de la venida de Cristo nuestro Dios, Elías, el glorioso, quien envió su gracia desde los cielos sobre Eliseo; él expulsó nuestras enfermedades y también curó a los leprosos; y con todos ellos le honramos, pues vertió corrientes de curaciones.
 
 
 
Κοντάκιον Ἦχος β’ . Τὰ ἄνω ζητῶν.
 
Προφήτης Θεοῦ, ἐδείχθεις διπλασίονα, τὴν χάριν λαβών, τὴν ὄντως ἐπαξίαν σοι, Ἐλισσαῖε μακάριε. Ἠλιοῦ γὰρ γέγονας σύσκηνος, σὺν αὐτῷ Χριστῷ τῷ Θεῷ, πρεσβεύων ἀπαύστως ὑπὲρ πάντων ἡμῶν.

Condaquio tono 2º. Buscando las alturas

Llegaste a ser un profeta de Dios cuando te fue prometida una doble porción de la Gracia de Dios que tenía Elías, de quien fuiste su verdadero compañero, Oh Eliseo, bendecido, y con él, incesantemente intercediste por todos nosotros ante Dios.
 
 
 
 
Έτερον Κοντάκιον Ἦχος πλ. δ’. Τὴ ὑπερμάχω.
 
Διπλὴν τὴν χάριν εἰληφῶς παρὰ τοῦ Πνεύματος, Προφήτης ὤφθης θαυμαστὸς πάσι τοὶς πέρασι, τοὺς ὑμνοῦντας σὲ λυτρούμενος ἐκ κινδύνων, καὶ δωρούμενος τὴν χάριν τῶν θαυμάτων σου, τοὶς προστρέχουσιν ἐν ταύτῃ μετὰ πίστεως, καὶ βοώσι σοί, Χαίροις Προφῆτα θεσπέσιε. 
 
Otro condaquio tono pl. del 4º
 
Te convertiste en profeta de Dios cuando se te concedió dignamente una doble porción de la gracia de Dios como verdadero compañero de Elías, oh Eliseo, divinamente bendito; y con él, incesantemente ruegas a Cristo Dios por todos nosotros. 






Fuentes consultadas: *Texto publicado con autorización y bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury.*saint.gr * oca.org *synaxarion.gr

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