El Santo Profeta Eliseo vivió en el siglo IX antes del Nacimiento de Cristo, y era nativo del pueblo de Abelmaum, cerca de Jordania.
Por mandato del Señor fue llamado al servicio profético por el santo Profeta Elías (20 de julio).
Cuando llegó el momento de que el profeta Elías fuera llevado al cielo, le dijo a Eliseo: “Pregunta qué debo hacer por ti, antes de que me aparten de ti”. Eliseo pidió audazmente una doble porción de la gracia de Dios: “Que haya una doble porción de tu espíritu sobre mí”. El Profeta Elías dijo: “Has pedido algo difícil; si me veis cuando sea arrebatado de vosotros, así será para vosotros; pero si no me ves, no será así” (4 [2] Reyes 2: 10). Mientras iban por el camino hablando, apareció un carro de fuego y caballos y los separó a ambos. Eliseo gritó: “¡Padre mío, padre mío, el carro de Israel y su caballería!” (4 Reyes 2: 12). Recogiendo el manto de su maestro que cayó del cielo, Eliseo recibió el poder y el don profético de Elías.
Pasó más de 65 años en el servicio profético, bajo seis reyes israelitas (desde Acab hasta Joás). Mientras vivió Eliseo, no tembló ante ningún príncipe, y ninguna palabra pudo vencerlo (Siraj o Eclesiástico, 48: 13).
El santo profeta obró numerosos milagros. Dividió las aguas del Jordán, habiéndolas separado con el manto del profeta Elías; hizo apta para beber las aguas de un manantial de Jericó; salvó a los ejércitos de los reyes de Israel y de Judá que estaban en un desierto árido, haciendo brotar abundante agua con su oración; libró a una viuda pobre de la muerte por inanición a través de un aumento milagroso de aceite en una vasija. Esta mujer sunamita que mostró hospitalidad al profeta se alegró por el nacimiento de un hijo a través de su oración, y cuando el niño murió, el profeta lo resucitó. El comandante militar sirio Namaan fue sanado de la lepra pero el siervo del profeta Giezi estaba afligido porque desobedeció al profeta y tomó dinero de Namaan.
El santo profeta obró numerosos milagros. Dividió las aguas del Jordán, habiéndolas separado con el manto del profeta Elías; hizo apta para beber las aguas de un manantial de Jericó; salvó a los ejércitos de los reyes de Israel y de Judá que estaban en un desierto árido, haciendo brotar abundante agua con su oración; libró a una viuda pobre de la muerte por inanición a través de un aumento milagroso de aceite en una vasija. Esta mujer sunamita que mostró hospitalidad al profeta se alegró por el nacimiento de un hijo a través de su oración, y cuando el niño murió, el profeta lo resucitó. El comandante militar sirio Namaan fue sanado de la lepra pero el siervo del profeta Giezi estaba afligido porque desobedeció al profeta y tomó dinero de Namaan.
Eliseo predijo al rey israelita Joás la victoria sobre sus enemigos, y por el poder de su oración obró muchos otros milagros (4 Reyes 3-13). El santo profeta Eliseo murió en la vejez en Samaria. “En vida hizo milagros, y en su muerte sus obras fueron maravillosas” (Sir. 48, 15). Un año después de su muerte, un cadáver fue arrojado a la tumba del profeta. Tan pronto como el muerto tocó los huesos de Eliseo, revivió y se puso de pie (4 Reyes 13: 20-21). El profeta Eliseo y su maestro, el profeta Elías, no dejaron libros tras ellos, ya que su predicación profética era oral. Jesús, hijo de Eclesiástico, elogió a los dos grandes profetas (Sir. 48,1-15).
Juan de Damasco compuso un canon en honor del profeta Eliseo, y en Constantinopla se construyó una iglesia en su honor.
Juliano el Apóstata (361-363) dio órdenes de quemar las reliquias del profeta Eliseo, Abdía (Abdías) y Juan el Precursor, pero los creyentes conservaron las santas reliquias y parte de ellas fueron trasladadas a Alejandría.
En el siglo XX, el humilde sacerdote San Nicolás Planas tenía una gran veneración por el profeta Eliseo, y fue tenido por digno de verlo en visiones.
Juan de Damasco compuso un canon en honor del profeta Eliseo, y en Constantinopla se construyó una iglesia en su honor.
Juliano el Apóstata (361-363) dio órdenes de quemar las reliquias del profeta Eliseo, Abdía (Abdías) y Juan el Precursor, pero los creyentes conservaron las santas reliquias y parte de ellas fueron trasladadas a Alejandría.
En el siglo XX, el humilde sacerdote San Nicolás Planas tenía una gran veneración por el profeta Eliseo, y fue tenido por digno de verlo en visiones.
El Profeta Eliseo
Del libro "Una nube de testigos", del Obispo + Demetri Khoury de Jableh, Siria.
En un momento estaba arando la fértil tierra
ayudado por sus bueyes. En el siguiente momento había sido llamado a servir por
Elías –y se le dijo que algún día podría ser uno de los más grandes profetas en
la historia de los Israelitas.
Ciertamente, su extraordinaria vida estaría
llena de maravillas –con milagros que incluyen todo, como dividir las aguas del
Río Jordán al solo toque de la vieja capa de viaje de su antiguo mentor, hasta
resucitar al hijo muerto de una mujer con su oración ferviente al Dios
Todopoderoso.
Sin embargo, todo empezó de una manera bastante silenciosa... al
atardecer a mediados de primavera alrededor del año 908 antes de Cristo, cuando
el-Profeta-que-había-de-ser llamado Elías (el nombre significa “Dios es
Salvador” en hebreo) vió desde su humilde campo de cultivo a un anciano
caminando apresuradamente a lo largo del campo de cultivo con el fin de hablar
con él.
Este dramático encuentro tomó lugar en la antigua Palestina, cerca del pueblo
de Abel-Mehola, y el anciano visitante no era nada menos que el Gran Profeta
Elías - quien saludó muy afectuosamente al campesino y procedió inmediatamente
a hablarle sobre asuntos más serios.
Ver El Profeta Eliseo y el ejército sirio (vídeo, inglés)
Ὡς ὑποφήτην ἀληθῆ τοῦ Σωτῆρος, καὶ τῶν ἐν νόμῳ παιδευτὴν καὶ φωστῆρα, τοὶς πόρρω σὲ ἐδήλωσεν ὁ τόκος σου σοφὲ σὺ γὰρ κληρωσάμενος, τοῦ Θεσβίτου τὴν χάριν, θαύμασι διέπρεψας, καὶ δυνάμεσι πλείσταις. Καὶ νῦν ἀπαύστως φύλαττε ἠμᾶς, ὢ Ἐλισαῖε, Προφῆτα θεσπέσιε.
Ὁ ἔνσαρκος Ἄγγελος, τῶν Προφητῶν ἡ κρηπίς, ὁ δεύτερος Πρόδρομος, τῆς παρουσίας Χριστοῦ, Ἠλίας ὁ ἔνδοξος, ἄνωθεν καταπέμψας, Ἐλισαίῳ τὴν χάριν, νόσους ἀποδιώκει, καὶ λεπροὺς καθαρίζει, διὸ καὶ τοῖς τιμῶσιν αὐτόν, βρύει ἰάματα.
Προφήτης Θεοῦ, ἐδείχθεις διπλασίονα, τὴν χάριν λαβών, τὴν ὄντως ἐπαξίαν σοι, Ἐλισσαῖε μακάριε. Ἠλιοῦ γὰρ γέγονας σύσκηνος, σὺν αὐτῷ Χριστῷ τῷ Θεῷ, πρεσβεύων ἀπαύστως ὑπὲρ πάντων ἡμῶν.
Condaquio tono 2º. Buscando las alturas
Llegaste a ser un profeta de Dios cuando te fue prometida una doble porción de la Gracia de Dios que tenía Elías, de quien fuiste su verdadero compañero, Oh Eliseo, bendecido, y con él, incesantemente intercediste por todos nosotros ante Dios.
Διπλὴν τὴν χάριν εἰληφῶς παρὰ τοῦ Πνεύματος, Προφήτης ὤφθης θαυμαστὸς πάσι τοὶς πέρασι, τοὺς ὑμνοῦντας σὲ λυτρούμενος ἐκ κινδύνων, καὶ δωρούμενος τὴν χάριν τῶν θαυμάτων σου, τοὶς προστρέχουσιν ἐν ταύτῃ μετὰ πίστεως, καὶ βοώσι σοί, Χαίροις Προφῆτα θεσπέσιε.
Te convertiste en profeta de Dios cuando se te concedió dignamente una doble porción de la gracia de Dios como verdadero compañero de Elías, oh Eliseo, divinamente bendito; y con él, incesantemente ruegas a Cristo Dios por todos nosotros.
Por muchos años, como Eliseo sabía muy
bien, el Gran Profeta Elías había estado sirviendo como mensajero del Dios de
Israel y nunca había fallado en su misión. Amado por Dios y honrado por sus
compatriotas, el gran visionario había gozado de una vida larga y plena.
Sin
embargo su tiempo en la tierra estaba por terminar y el visionario de cabellos
blancos pronto sería llevado al Cielo en una carroza de fuego –creando una
maravillosa imagen que por generaciones de Cristianos caracterizaría
maravillosamente el espíritu del Antiguo Testamento.
Sin embargo no se equivoquen,
los días de Elías estaban contados. Antes de que desapareciera para siempre en
el vehículo brillante, un día no muy lejano, le dijo al joven granjero que
estaba destinado para sucederlo: “Pide lo que quieras que haga por ti antes
de que me aleje de tu lado.”
Eliseo puede haber sido un simple campesino pero
no era tímido ni tonto. Dando un paso adelante con firmeza, le pidió una
“porción doble” de la Gracia Celestial que se requería para servir bien al Dios
Todopoderoso como un fiel Profeta, mientras le decía a Elías esa frase bien
conocida: “«Que tenga dos partes de tu espíritu.»”
El Gran Profeta lo
pensaría por algunos instantes y luego respondió: “«Pides una cosa difícil;
si alcanzas a verme cuando sea llevado de tu lado, lo tendrás; si no, no lo tendrás.»” (II Reyes 2, 10). En ese momento, sorprendentemente, se
apareció la carroza de fuego con sus caballos separándolos a ambos.
Reaccionando rápidamente Eliseo gritó, “« ¡Padre mío, padre mío! ¡Carro y
caballos Israel! ¡Auriga suyo!» (II Reyes 2, 12).
El Profeta de Dios había visto
el carruaje –y luego se adelantó hasta la altura de la cintura de su
maestro de quien tomó su capa, la cual comenzó a caer desde el cielo mientras
los caballos se llevaban a Elías. Pertrechado con el manto sagrado del Profeta,
Eliseo recibiría ahora el poder y la sabiduría que necesitaría para llegar a
ser uno de los más grandes profetas del Antiguo Testamento.
Pero la
espectacular cabalgata de Elías en la carroza ardiente aún se encontraba
algunos años por venir.
Mientras tanto, el Anciano Profeta se encontraba esperando por una respuesta a su pregunta: ¿Eliseo aceptaba o no ser su sucesor? Para Eliseo, el hijo obediente de un campesino anciano y canoso llamado Safat (quien a su vez era un descendiente, en una larga línea, de antiguos campesinos de la tribu de Rubén), la respuesta a la pregunta habría de tomar un giro dramático, así como una forma inusual. En primer lugar el joven agarró la mano de su mentor y le aseguró que dejaría inmediatamente cualquier cosa que estuviera haciendo con tal de seguir al anciano profeta dondequiera que le llevase su predicación.
Mientras tanto, el Anciano Profeta se encontraba esperando por una respuesta a su pregunta: ¿Eliseo aceptaba o no ser su sucesor? Para Eliseo, el hijo obediente de un campesino anciano y canoso llamado Safat (quien a su vez era un descendiente, en una larga línea, de antiguos campesinos de la tribu de Rubén), la respuesta a la pregunta habría de tomar un giro dramático, así como una forma inusual. En primer lugar el joven agarró la mano de su mentor y le aseguró que dejaría inmediatamente cualquier cosa que estuviera haciendo con tal de seguir al anciano profeta dondequiera que le llevase su predicación.
Como hombre sencillo, muy concreto, que creía
que las acciones hablaban mucho más eficazmente que las palabras, Eliseo ya
había dicho lo necesario.
Con el propósito de probarle a Elías que estaba
completamente determinado a comenzar a vivir la vida de un profeta itinerante,
el joven destrozó rápidamente todos sus instrumentos de trabajo de madera para
convertirlos en leña... y usó esa madera para hacer una inmensa hoguera en
medio de su campo de cultivo. Inmediatamente después degolló a su buey.
Luego de haber cocinado cuidadosamente la carne hizo lo necesario para que la sabrosa carne fuese entregada a los pobres.
Luego de haber cocinado cuidadosamente la carne hizo lo necesario para que la sabrosa carne fuese entregada a los pobres.
Habiendo terminado sus días como campesino
de esta manera tan drástica y permanente, Eliseo se reunió con el anciano
predicador-de-la-verdad y comenzó a acompañarlo en todos sus viajes a lo largo
del mundo Israelita y Palestina del Siglo Noveno Antes de Cristo.
Por un tiempo
los dos hombres viajarían juntos a lo largo de Jerusalén, Cesaréa, así como
otras ciudades y pueblos de Palestina... antes de que sucediese ese momento
triunfal en que el carruaje de fuego engulliría al anciano llevándolo hacia los
cielos infinitos.
Eliseo se encontraba en estos momentos a merced de su propia
suerte y pasaría los siguientes 65 años no solo profetizando ante los antiguos
Israelitas sobre las catástrofes que vendrían en el futuro, sobre los
milagros y la Voluntad de Dios... sino también realizando numerosos (y
maravillosos) milagros que harían de él uno de los favoritos de las
distintas generaciones de lectores de la Biblia.
Entre los muchos
extraordinarios milagros del Profeta Eliseo, aún una lista parcial es
suficiente para llenar de asombro a los lectores. En diferentes ocasiones,
entre sus muchos años de moverse en medio de los Israelitas, el Gran Profeta
maravillaría a quienes lo seguían:
• Salvando al ejército Israelí de una derrota
segura contra los Moabitas, cuando inundó sus resecas trincheras luego de rezar
fervientemente a Dios.
• Separando las aguas del poderoso Río Jordán para poder
cruzar con Elías, de la misma manera que el Gran Profeta Moisés había partido
una vez las aguas del Mar Rojo.
• Purificando las aguas servidas de Jericó y
haciéndolas potable para los residentes desesperadamente sedientos.
•
Multiplicando el aceite en la olla de una podre viuda quien se encontraba en
peligro de muerte a causa del hambre, hasta el punto que Eliseo le proporcionó
tal cantidad de aceite que pudo vender lo que le sobró, dinero con el cual pudo
comprar alimentos.
• Resucitando al hijo de una mujer Shunammite, en un acto de
misericordia que de alguna manera graficaría lo que 900 años después pasaría
con la resurrección de Lázaro por el Hijo de Dios.
• Alimentando a más de 100
personas con solo 20 pedazos pequeños de pan, en un milagro que de alguna
manera sería como un espejo de un regalo similar por parte de Jesús Cristo, en el
milagro de la multiplicación de los Panes y los Peces.
• Cegando al ejército
Sirio en un momento clave de la batalla, cuando se encontraban en peligro de
perder.
• Anunciando muchos de los eventos que no solo afectarían a la nación
de Israel sino también a los ciudadanos particulares que se encontraban
peleando en la relación con Dios Todopoderoso.
• Sanando de la lepra al
comandante militar, cuando todas las otras curas habían fallado.
El Gran
profeta moriría como un venerable anciano con casi 100 años de edad, en el año
839 a.C., según describen los historiadores de ese período. Fue enterrado en
Samaria. Aún después de su muerte Dios lo siguió glorificando; un año después
de su tránsito, cuando un cuerpo inerte fue colocado sobre el lugar en que fue
enterrado la víctima se incorporó de manera súbita. Había tocado los huesos del
Profeta y, a consecuencia de ello, fue revivido.
Podemos aspirar a hacer
grandes cosas para Dios, y El nos bendecirá. Sin embargo, si somos fieles en
las pequeñas cosas que Dios nos pide, también podremos ser fieles cuando
enfrentemos desafíos mayores.
Ver El Profeta Eliseo y el ejército sirio (vídeo, inglés)
Apolitiquio tono 4º (AUTOMELON-MODELO:“Ὁ ὑψωθεῖς ἐν τῷ Σταυρῷ” [O Ιpsozís en to Stavró], El elevado en la Cruz)
Ἀπολυτίκιον (Κατέβασμα) Ἦχος δ’. Ὁ ὑψωθεῖς ἐν τῷ Σταυρῷ.
Ὡς ὑποφήτην ἀληθῆ τοῦ Σωτῆρος, καὶ τῶν ἐν νόμῳ παιδευτὴν καὶ φωστῆρα, τοὶς πόρρω σὲ ἐδήλωσεν ὁ τόκος σου σοφὲ σὺ γὰρ κληρωσάμενος, τοῦ Θεσβίτου τὴν χάριν, θαύμασι διέπρεψας, καὶ δυνάμεσι πλείσταις. Καὶ νῦν ἀπαύστως φύλαττε ἠμᾶς, ὢ Ἐλισαῖε, Προφῆτα θεσπέσιε.
Έτερον Ἀπολυτίκιον Ἦχος δ’. Ταχύ προκατάλαβε.
Ὁ ἔνσαρκος Ἄγγελος, τῶν Προφητῶν ἡ κρηπίς, ὁ δεύτερος Πρόδρομος, τῆς παρουσίας Χριστοῦ, Ἠλίας ὁ ἔνδοξος, ἄνωθεν καταπέμψας, Ἐλισαίῳ τὴν χάριν, νόσους ἀποδιώκει, καὶ λεπροὺς καθαρίζει, διὸ καὶ τοῖς τιμῶσιν αὐτόν, βρύει ἰάματα.
Otro apolitiquio tono 4º. Ven rápido.
El Angel encarnado, y los
Profetas se reúnen para anunciar al segundo predecesor de la venida de Cristo
nuestro Dios, Elías, el glorioso, quien envió su gracia desde los cielos sobre
Eliseo; él expulsó nuestras enfermedades y también curó a los leprosos; y con
todos ellos le honramos, pues vertió corrientes de curaciones.
Κοντάκιον Ἦχος β’ . Τὰ ἄνω ζητῶν.
Προφήτης Θεοῦ, ἐδείχθεις διπλασίονα, τὴν χάριν λαβών, τὴν ὄντως ἐπαξίαν σοι, Ἐλισσαῖε μακάριε. Ἠλιοῦ γὰρ γέγονας σύσκηνος, σὺν αὐτῷ Χριστῷ τῷ Θεῷ, πρεσβεύων ἀπαύστως ὑπὲρ πάντων ἡμῶν.
Condaquio tono 2º. Buscando las alturas
Llegaste a ser un profeta de Dios cuando te fue prometida una doble porción de la Gracia de Dios que tenía Elías, de quien fuiste su verdadero compañero, Oh Eliseo, bendecido, y con él, incesantemente intercediste por todos nosotros ante Dios.
Έτερον Κοντάκιον Ἦχος πλ. δ’. Τὴ ὑπερμάχω.
Διπλὴν τὴν χάριν εἰληφῶς παρὰ τοῦ Πνεύματος, Προφήτης ὤφθης θαυμαστὸς πάσι τοὶς πέρασι, τοὺς ὑμνοῦντας σὲ λυτρούμενος ἐκ κινδύνων, καὶ δωρούμενος τὴν χάριν τῶν θαυμάτων σου, τοὶς προστρέχουσιν ἐν ταύτῃ μετὰ πίστεως, καὶ βοώσι σοί, Χαίροις Προφῆτα θεσπέσιε.
Otro condaquio tono pl. del 4º
Te convertiste en profeta de Dios cuando se te concedió dignamente una doble porción de la gracia de Dios como verdadero compañero de Elías, oh Eliseo, divinamente bendito; y con él, incesantemente ruegas a Cristo Dios por todos nosotros.
Fuentes consultadas: *Texto publicado con
autorización y bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria,
Demetri Khoury.*saint.gr * oca.org *synaxarion.gr