sábado, 15 de junio de 2024

El Profeta Amós (+780 a.C.)

Versos:
"Amós, el pastor y recolector de frutos del sicomoro, se reúne en el Edén y ya no recoge de los árboles".
El día 15 Amós voló lejos de esta vida.

El Rey Israelita era un adorador de ídolos que adoraba a becerros de oro y era tremendamente poderoso en el mundo palestino del s. VIII a.C. ¿Quién se enfrentaría a un rey?
Entre tanto que el oponente espiritual del rey era un Profeta, un enemigo jurado de la idolatría pagana... que al mismo tiempo era un empleado cuidador de cerdos y sin ningún tipo de educación.
Día a día, cuidando de varias docenas de poco agradables y apestosos cerdos, el Profeta errante ganaba apenas lo suficiente para tener una vida adecuada. Era una figura andrajosa cubierta de polvo de la que difícilmente se podía esperar que desafase la excelsa figura y de gran altura del poderoso monarca.
Cuando estas dos figuras históricas colisionaron alrededor del año 783 a.C. –el Rey Israelita Jeroboam II (783-743) y el Profeta del Antiguo Testamento, Amós (820-783)– nadie dudaba del resultado.
 
 
 







 
 
 
El Profeta estaba destinado a morir prontamente pues no contaba con soldados o armas que pudiera utilizar. Pero de alguna manera, el destino del rey impío y sus súbditos podría haber sido peor.
Vencidos y esclavizados por sus despiadados enemigos (un trágico resultado que ya el Profeta Amós había predicho cuando le advertía al Rey en contra de la idolatría), ellos probarían la muerte y la desolación a un nivel que nunca habrían imaginado.
La historia de cómo se elevó un cuidador de cerdos itinerante para llegar a ser uno de los profetas más importantes de su tiempo ha inspirado largamente a los lectores de la Biblia, ya sean Cristianos o no-Cristianos.
 
 
 
  









Tal como los pastores Moisés y David, trabajadores iletrados de los campos quienes llegarían a ser eventualmente dos de las más importantes figuras en moldear el destino de los Israelitas, Amós era un hombre sencillo sin ningún tipo de intención de ser reconocido por el mundo. Pero el Dios Todopoderoso habló a través de la voz del profeta en los nueve capítulos del libro de Amós Antiguo Testamento, el mundo enteró lo escuchó.
Según la mayoría de los historiadores de ese período Amós pronunció algunas de sus más poderosas y problemáticas profecías durante el año 25 del reinado de Ozias, Rey de Judá. Esto sucedió alrededor del año 783 a.C. Amós había nacido alrededor del 820 a.C.  en la villa de Thecua, ubicada cerca de Belén, en el corazón de la región de Judea de Palestina.
 
 











Este humilde cuidador de cerdos era ciertamente sencillo y de muy poca educación, pero también era muy piadoso, un hombre amable que había prometido adorar a Dios con todo su corazón y su mente. El inmenso valor de su fe fue reconocido durante su temprana adultez, cuando Dios Todopoderoso le concedió el don de la profecía. 
Desde ese momento en adelante él nunca cesaría de proclamar lo que el espíritu interior le decía y su valerosa proclamación de la verdad le conllevaría a recibir muchos golpes y torturas a lo largo de los años. Una de las más notables profecías hechas por Amós ocurrió cuando reprendía al Rey Uzziah y a sus sacerdotes por adorar la estatua del “Becerro de Oro”, en su impío templo ubicado en la ciudad Palestina de Bethel. Tal como los grandes profetas que lo antecedieron, Amós insistió con fuerte voz que sólo existía un Unico y Verdadero Dios Viviente y le ordenó al rey a que detuviese esas prácticas impías y que adorase al dios verdadero.
Muchas de las advertencias del profeta acerca de los peligros de la idolatría se encuentran contenidos en los nueve capítulos de su libro del Antiguo Testamento.
 
 
 







 
 
 
 
El tema central de sus escritos es que Dios Todopoderoso no solo demanda ser adorado –El también espera que su gente se trate mutuamente con justicia, con respeto y también compasivamente. El pobre y el débil deben de ser protegidos por el poderoso y los Israelitas deberían hacer lo mejor que pudieran por conseguir la “justicia social” a través de acciones concretas como alimentar a los hambrientos y vestir a los que están desnudos.
Encarcelado y torturado por los poderosos reprendidos, Amós solamente incrementó sus advertencias –profetizando, entre otras cosas, que muy pronto los Asirios conquistarían Israel y que además ellos asesinarían al rey y a sus hijos. El profeta no limitó sus palabras y también le advirtió al rey que sería forzado a observar cómo era violada su propia esposa debido al adulterio que él había cometido al adorar falsos ídolos. 










 
Todas estas cosas ocurrieron. En el punto más alto de las disputas sobre las profecías de Amós, Hosías –hijo del sacerdote pagano Amasías, quien mandaba en el templo– golpeó al profeta en la cabeza con un mazo de madera. Más muerto que vivo, Amós se dirigió tambaleándose a su villa natal de Thecua (en la región de Zebulón) en donde entregó su espíritu a Dios Todopoderoso, alrededor del año 780 a. C.     
La vida del Profeta Amós nos dice muchísimo acerca de la valentía que siempre se requiere para “hablar la verdad a los que tienen el poder.” También nos ilustra cómo Dios, frecuentemente, escoge lo ordinario, seres humanos comunes y corrientes para ser los agentes de Su Divina Providencia –más que confiar en intelectuales doctos o poderosas personalidades políticas para llevar adelante sus deseos en la tierra. 
 
 







 
 
 
Una vez que vemos cómo la Voluntad Divina se mantiene siempre opaca y misteriosa para nosotros, cuya visión es limitada por nuestra mortal imperfección, podemos simplemente confiar en Dios y descansar seguros en el conocimiento que El nos mostrará el verdadero camino de la salvación. Amós no trató de “entender” a Dios; simplemente respondió a la voz profética dentro de sí e hizo lo mejor que pudo para comunicar la Palabra de Dios al mundo del s.VIII a.C. de Palestina.
Por ello su recompensa eterna está asegurada y nosotros aprendemos cuán importante es hacer lo correcto sin importar el costo.
 
 
 
 
 



Apolitiquio Tono 1º  [MODELO (AUTOMELON): Τὸν τάφον σου Σωτὴρ, [Ton táfon su Sotír], “Tu sepulcro, Salvador”]
 
Ἀπολυτίκιον  (Κατέβασμα) Ἦχος α’. Τὸν τάφον σου Σωτὴρ.
 
Προφήτην σὲ πιστόν, καὶ τῶν ἄνω ἐπόπτην, ἀνέδειξεν Ἀμῶς, ἐκ ποιμνίου ὁ Λόγος, τοῦ βίου σου δεξάμενος, εὐμενῶς τὴν χρηστότητα ὅθεν ἤλεγξας, τοὺς ἀσεβοῦντας ἀνδρείως, καὶ τὸν θάνατον, μαρτυρικῶς δεδεγμένος, ζωῆς θείας ἔτυχες.
 

 
Ἀπολυτίκιον Ἦχος β’.
 
Τοῦ Προφήτου σου Ἀμὼς τὴν μνήμην, Κύριε ἑορτάζοντες, δι᾽ αὐτοῦ σὲ δυσωποῦμεν, Σῶσον τὰς ψυχὰς ἡμῶν.
 
Apolitiquio tono 2º

Al celebrar la memoria de Tú Profeta Amós, Oh Señor, te imploramos a través suyo que salves nuestras almas.


 
Κοντάκιον Ἦχος δ΄. Ἐπεφάνης σήμερον.
 
Προφητείας χάρισμα, πλουτῶν Ἀμὼς Προφῆτα, τοῦ Χριστοῦ κατήγγειλας, τὴν παρουσίαν ἐμφανῶς, καὶ τοῦ κόσμου σωτήριον, οὗ τῇ ἐλλάμψει, ὁ κόσμος πεφώτισται.

 
Condaquio tono 4º

 Iluminado por el espíritu, tú corazón puro fue un recipiente de la brillante profecía, pues tú viste en el presente lo que estaba por venir, por ello nosotros te honramos oh bienaventurado profeta, glorioso Amós.





Fuentes consultadas: *Texto publicado con autorización y bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury.*saint.gr *synaxarion.gr

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