domingo, 27 de abril de 2025

Hieromártir Simeón, el Pariente del Señor (+107)

Versos:
"Como hermano del Señor, Simeón, sufriste, como hermano del Señor, fuiste colgado de la madera".
El vigésimo séptimo Simeón fue colocado en la cruz.

Era considerado culpable de dos crímenes en contra del Imperio Romano y cada uno de ellos llevaba consigo la pena de muerte.
En primer lugar, como descendiente del Rey David era culpable de ser un judío de linaje real –durante un tiempo en el que sus parientes eran exterminados de manera sistemática de modo que no amenazasen el poder de Roma en Palestina.
En segundo lugar, como devoto y dedicado cristiano (y uno de “Los Setenta” apóstoles que habían sido reclutados por los Doce Originales para llevar la Buena Nueva del Evangelio a todo lugar), Simeón era culpable de violar las ordenanzas anticristianas del Emperador Romano Trajano quien había jurado destruir esta fe que se extendía rápidamente en su reino.  
San Simeón había sucedido al primer Obispo de Jerusalén, la Ciudad Santa, Santiago -el Hermano del Señor. Como hijo de Cleofás (también conocido como Alfeo), era el sobrino de José, el Prometido de la Santa Madre de Dios, lo cual lo convertía en pariente del mismo Redentor Santo. Debido a todas estas amplias conexiones con la Familia Santa, San Simeón pagaría el precio más alto del martirio bajo el gobierno de Atticus, el Gobernador Romano de Palestina.
 
Nacido en Palestina algunos años antes del nacimiento de Cristo, Simeón era un piadoso e inteligente joven que se sintió atraído hacia Jesús luego de haber presenciado algunos de Sus extraordinarios milagros. 
 
 
 
 





 
 
 
 
 
Sorprendido por la experiencia de observar al Salvador devolverles la visión a los ciegos y curar de fiebres mortales a niños pequeños, muy pronto este creyente empezó a acompañar a los Doce Apóstoles Originales en sus expediciones misioneras alrededor de Tierra Santa.
Por muchos años el bondadoso y gentil San Simeón había deambulado por la región de Judea en Palestina, predicando el Santo Evangelio y realizando muchos milagros.
Una y otra vez arriesgó su vida entre los enojados paganos quienes se enfurecían cuando él les decía de manera directa que sus ídolos eran pura ilusión y que sólo había un Unico y Verdadero Dios en el universo: el Padre de Jesucristo, el Redentor Santo. San Simeón viajó una y otra vez a lo largo de Palestina visitando las ciudades y pueblos desde Cesaréa -en la costa de la gran capital de Jerusalén- predicando sin cansarse en su defensa del Santo Evangelio.
San Simeón fue un prelado sabio y juicioso, y mientras servía como Obispo de Jerusalén guiaría a su rebaño de manera eficaz durante muchos años –hasta que bajo la dirección del violento emperador romano Trajano (98-117) se destapó una feroz persecución en Jerusalén.
 
 
 




Hieromártir Simeón


 
 
 
 
 
Ansioso por eliminar hasta el último de los descendientes de la familia del Rey David, Trajano intentaba asesinar a cualquiera que estuviera emparentado sanguíneamente con la dinastía Judía. Para ese entonces el anciano Obispo tenía un poco más de 100 años y había estado sirviendo como el sabio gobernador de la Ciudad Santa por mucho tiempo. Pero su elevado rango como noble judío y como obispo cristiano no significó nada para los romanos, quienes trataron a Simeón y a sus seguidores como simples provincianos.
Luego de soportar una larga agonía el Santo Obispo obtuvo el martirio. Pero no se quejó durante sus últimas horas y más bien parecía alegrarse de que se le hubiese permitido terminar su vida de esa manera. En los anales de Los Setenta –la segunda oleada de Discípulos de Cristo quienes pasarían muchos años predicando en Tierra Santa y más allá... y pagando ellos –frecuentemente- con sus propias vidas, San Simeón ocupa un lugar especial: como trabajador por muchos años en la Viña del Señor Jesús y además como mártir.
De hecho algunos historiadores han sugerido que muriendo por Cristo a la edad de 120 años, este alma sencilla es, probablemente, el mártir de mayor edad en la historia de la cristiandad. 
 














De la vida del Gran Mártir Simeón aprendemos muchísimo sobre la sencillez de la paciencia de quienes sirven a Dios Todopoderoso día tras día, año tras año. Fiel y constante, Simeón “soportó hasta el final”, y con toda seguridad fue salvado.
Sin ninguna duda ha sido recompensado –como todos aquellos que han sido probados en la fe– siendo admitido para siempre en la presencia de Jesús tal como nos lo dice el Apóstol  Juan:
Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.» (Jn. 20,19).

 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
Santiago el "Hermano" del Señor, primer Obispo de Jerusalén 


 
 
La Cruz y la Resurrección de Cristo son hechos históricos innegables, como lo es a la vez el modo de vida de los santos, que con Él fueron crucificados y resucitados. Porque soportan sin quejarse las tribulaciones diarias, y en las tentaciones glorifican a Dios, por eso gustan del consuelo de la Gracia Divina y el gozo indecible de la Resurrección.

Los que voluntariamente llevan sin quejarse la "carga ligera" de Cristo, gozarán verdaderamente de su vida, porque gustarán de la Vida auténtica, que brota de la Tumba vivificadora y mata la muerte.

Fuente: Ekklesiastiki Paremvasi, "Ἅγιος Συμεὼν ὁ Ἀδελφόθεος", abril de 2004.











 
Ἀπολυτίκιον  (Κατέβασμα) Ἦχος α’. Χορὸς Ἀγγελικός.
 
Χριστοῦ σε συγγενῆ, Συμεὼν Ἱεράρχα, καὶ Μάρτυρα στεῤῥόν, ἱερῶς εὐφημοῦμεν, τὴν πλάνην ὀλέσαντα, καὶ τὴν πίστιν τηρήσαντα· ὅθεν σήμερον, τήν παναγίαν σου μνήμην, ἑορτάζοντες, ἁμαρτημάτων τὴν λύσιν, εὐχαῖς σου λαμβάνομεν.

 
  Himno de despedida. Tono 1º. Coro angelical.

Nos dirigimos a ti, aclamándote como pariente de Jesucristo y como Su el Mártir, oh alabado Hierarca. Por haber sido valiente desterraste el engaño y te mantuviste en la Fe. Aquí Simeón nosotros mantenemos este recuerdo santo en este día festivo y rogamos para que por tus oraciones se nos conceda el perdón de nuestros terribles pecados.
 
 
 
 
Κοντάκιον Ἦχος δ’. Ἐπεφάνης σήμερον.
 
Ὡς ἀστέρα μέγιστον ἡ Ἐκκλησία, κεκτημένη σήμερον, τὸν θεηγόρον Συμεών, φωταγωγεῖται κραυγάζουσα· χαίροις Μαρτύρων σεπτὸν ἀκροθίνιον.

 
Condaquio tono 4º. Te has aparecido hoy.

Ya que la Iglesia te tiene Simeón, el anunciador de Dios, como una estrella grandiosa y brillante, ahora ella es guiada por esa luz mientras en este día proclama: Alégrense o gran reunión de Santos martirizados.
 





Fuente: saint.gr, *Texto publicado con autorización y bendición del autor, su Santidad Obispo de Jableh, Siria, Demetri Khoury *mystagogyresourcecenter.com

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