miércoles, 9 de octubre de 2024

Santo Apóstol Santiago, hijo de Alfeo

Versos:
"Santiago* fue levantado en la cruz, porque Te agradó Salvador mostrarle que es digno".
El noveno, Santiago fue tendido en la cruz.

Al final de su vida imitó a su Señor y Salvador con tal perfección que fue crucificado por su fe.  Santiago, el hijo de Alfeo y María, fue uno de los Doce Apóstoles –y fue conocido a través de toda su vida por su especial celo evangelizador por el cual estaba dispuesto a enfrentar cualquier riesgo con tal de propagar la Buena Nueva del Evangelio de Jesucristo.

Hermano carnal del Apóstol San Mateo, éste ardiente discípulo creció en la región Galilea de Palestina y fue destinado a predicar la nueva fe del Santo Redentor en muchas y diferentes partes del Medio Este, antes de finalizar su vida como mártir Cristiano en Egipto.
La santa tradición nos dice que Santiago (algunas veces llamado “Santiago el Menor” o “Santiago el Joven”) era el más disciplinado, espiritualmente, de todos los discípulos – al punto que se dice que sus rodillas se hicieron muy gruesas y callosas debido a sus interminables horas de oración. 
 
 




"Ο ΑΓΙΟΣ ΙΑΚΟΒΟΣ ΤΟΥ ΑΛΦΑΙΟΥ",
[O Ayios Iakobos Tu Alfeu],
SAN SANTIAGO DE ALFEO






Hombre de hábitos de vida austeros y un profundo compromiso espiritual, fue descrito por el gran historiador de la Iglesia Eusebio, como alguien muy humilde y pronto a la abnegación: 
“Siempre fue virgen, y fue un Nazareno, o uno de los que se consagraron a Dios. Por consiguiente nunca fue rasurado, nunca se le cortó el cabello, nunca tomó vino o se le untó aceite en sus extremidades, y nunca se alimentó de alguna criatura viviente, excepto cuando era ordenado, como con el cordero pascual. Nunca usó sandalias y nunca usó otro tipo de vestiduras más que una sola prenda de lino.” 
“El se postraba muchísimo en la oración, tanto que la piel de sus rodillas y de su frente se le hizo tan dura como las pezuñas de los camellos.”
 
 

 


Santo Apóstol Santiago 





Otra leyenda –sin confirmar por las escrituras pero ampliamente creída por los historiadores de la Iglesia a través de los años- es que Santiago sirvió brevemente como el primer Obispo de la Iglesia en Siria.
San Santiago fue un orador muy bien dotado y con un talento natural para las palabras. De acuerdo a muchos observadores de su tiempo, poseía la habilidad innata de emocionar con el poder su palabra a todos aquellos que lo escuchaban. Ese talento particular habría de ser usado muchas veces a lo largo de su vida, larga y llena de celo, la misma que finalizaría en el martirio. 
Luego de que el Espíritu Santo descendiera en forma de lenguas de fuego sobre los Apóstoles en Pentecostés, Santiago sintió el llamado a predicar el Evangelio en la región Palestina de Eleutheropolis y posteriormente en Egipto. 
 
 




Santo Apóstol Santiago, hijo de Alfeo, Menologio de Basilio II.






Durante los años que siguieron a Pentecostés –y algunas veces acompañado por el Apóstol Andrés, el primero en haber sido llamado- Santiago realizó muchas tareas misioneras en Judea, Odessa, Gaza y otros lugares. No pasó mucho tiempo para que este fiel Apóstol pusiera en evidencia un don innato para atraer conversos a Cristo –al tiempo que vencía la idolatría, expulsaba demonios y sanaba a los enfermos. Mientras recorría los desiertos y colinas de Palestina crecía su reputación al punto que muchos lo conocían por un nombre especial: La Semilla Divina.  
Si se ve como los nuevos creyentes se congregaban alrededor de Santiago, ciertamente los frutos de esos trabajos fueron impresionantes. Una y otra vez los pobladores de las pequeñas villas y pueblos de las áreas rurales de Palestina llevarían a aquellos que padecían enfermedades (o que estaban “poseídos por espíritus inmundos”) a la presencia de este hombre humilde y considerado. 
 
 
 






 
 
Invariablemente él señalaría que el poder de curar que poseía dependía enteramente de Dios: San Santiago no podía hacer nada por sí mismo. Luego de rezar sobre la afligida víctima, el evangelizador peregrino afirmaría la curación al individuo. Los observadores maravillados se percataban de que esto no era un truco ocioso con el fin de alardear; el enfermo al cual San Santiago había ayudado se mostraba repentinamente animado, alegre y completamente sano.
Negándose a cualquier tipo de compensación Santiago exhortaba a los amigos y a la familia de la persona curada a agradecer a Jesús, el Hijo de Dios, quien una vez más había mostrado Su amor y Su misericordia. No resulta extraño pues que Santiago el Menor haya llegado a ser tan poderoso defensor del Santo Evangelio a través de Tierra Santa. 
 
 




Cripta de los Apóstoles Santiago y Felipe,
Iglesia de los Doce Apóstoles en Roma 





Como consecuencia de sus denodados esfuerzos – junto con el de los otros Apóstoles- muchos paganos se convirtieron a la nueva fe, se construyeron muchas nuevas iglesias Cristianas así como fueron ordenados muchos nuevos sacerdotes y obispos. 
A pesar de esos éxitos no hubo posibilidad de escapar de su propio destino. Su martirio llegó en la ciudad pagana de Ostracina, en Egipto, luego de que sus habitantes se enfurecieran por su insistencia en adorar a Jesucristo Salvador en vez de sus propios dioses.  En un acto de suprema ironía lo clavaron en la misma clase de cruz de madera que había sido usada para destruir el cuerpo del Señor. Aún en sus horas finales se mostró gozoso y murió agradeciendo una y otra vez a Dios por el don del martirio.
La vida de este santo, tan intensamente dedicado, nos dice muchísimo acerca de la amistad. A lo largo de sus años de predicación y de su pasión por Jesucristo, San Santiago nunca falló en apoyar y defender a Aquél a quien él más amaba.
 
 
 






 
 
 
Posteriormente, luego de la Resurrección, Santiago se pasó el resto de su vida demostrando que una firme lealtad fue una de sus más grandes virtudes. Esa lealtad se consumó hasta el punto de brillar en sus horas finales, mientras moría sobre la cruz que hacía mucho tiempo había accedido a llevar por seguir a su Salvador.
Santiago amaba su vida terrenal tanto como lo hacemos nosotros, pero debemos tener por seguro que al mismo tiempo luchaba contra sus defectos y temores. El permaneció fiel a Jesús aceptando voluntariamente los esfuerzos y peligros de predicar la Buena Nueva. San Santiago estuvo dispuesto a aceptar la muerte antes que ser desleal a su fe y a su compromiso con Dios.

NOTA: 

* Santiago, del gr. "Ιάκωβος", [Iákobos], en ocasiones también es traducido como Jacobo.










 
Ἀπολυτίκιον  (Κατέβασμα) Ἦχος δ’. Ταχὺ προκατάλαβε.
 
Τὴν χάριν τοῦ Πνεύματος, γλωσσοπυρσεύτω πνοή, ὡς θεῖος ἀπόστολος, ὑποδεχθεῖς τὴ ψυχή, Ἰάκωβε ἔνδοξε, ἔλαμψας ἐν τῷ κόσμῳ, ὡς ἀστὴρ ἑωσφόρος, ἔλυσας τῶν εἰδώλων, τὴν πολύθεον νύκτα. Καὶ νῦν ἀπαύστως δυσώπει, ὑπὲρ τῶν ψυχῶν ἠμῶν.
 
Himno de despedida (Apolytikion) tono 4º. Ven pronto.
 
Como Apóstol divino, oh glorioso Jacobo, recibiste tú la flameante gracia del Espíritu en tu alma brillaste en el mundo como la estrella de la mañana terminando con la politeísta noche de la idolatría. Y ahora oras sin cesar por nuestras almas.
 
 

Έτερον Ἀπολυτίκιον. Ἦχος γ’. 
 
Ἀπόστολε Ἅγιε Ἰάκωβε, πρέσβευε τῷ ἐλεήμονι Θεῷ ἵνα πταισμάτων ἄφεσιν, παράσχῃ ταῖς ψυχαῖς ἡμῶν.
 
 Otro Himno de Despedida tono 3º.
 
Oh Santo Apóstol Santiago, intercede ante el Dios misericordioso para que nos conceda a nuestras almas el perdón por nuestras ofensas.
 
 
 
Κοντάκιον Ἦχος δ΄. Ὁ ὑψωθείς.

Ὁ τῶν ἐθνῶν σαγηνευτὴς ὑπερθαύμαστος, καὶ Μαθητῶν ἀναδειχθεὶς τιμιώτατος, τῶν Ἀποστόλων σύσκηνος Ἰάκωβος, κόσμῳ τῶν ἰάσεων διανέμει τὸν πλοῦτον, λύει περιστάσεων, τοὺς αὐτὸν εὐφημοῦντας, διὸ συμφώνως κράζωμεν αὐτῷ: σῶζε τοὺς πάντας, εὐχαῖς σου Ἀπόστολε.

 
Condaquio en el tono 4º. El elevado
 
Habiendo demostrado ser el más maravilloso al rescatar a las naciones y mostrándote como el más honorable compañero de los apóstoles, oh Santiago, tú dispensaste la riqueza de tus curaciones al mundo y proteges a quienes te alaban. Por lo tanto, con una sola voz te clamamos: Sálvanos a todos por tus intercesiones, oh apóstol.
 


Μεγαλυνάριον.
 
Μύστης καὶ Ἀπόστολος πεφηνώς, τοῦ δι’ εὐσπλαγχνίαν, κενωθέντος μέχρι σαρκός, ἔφανας ἀδύτως, Ἰάκωβε θεόπτα, σωτήριον τὸ τούτου, πᾶσι τοῖς ἔθνεσι.


Megalinario
 
Oh Santiago, tú, gran apóstol y vidente de Dios, tú enseñaste a las naciones y las llevaste a la Luz. Como eres el divino y bendito discípulo del Maestro, ten en cuenta a quienes honramos tu santa memoria.
 
 
 







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