El libro de los
salmos profetiza el futuro; recuerda el presente; promulga leyes para la vida.
Indica todo lo que debemos realizar y con pocas palabras es un ingreso común de
buenas enseñanzas que proporciona a cada uno lo adecuado según su estudio.
Porque también
cura los antiguos traumas de las almas y al recién traumatizado le otorga
rápida terapia. Y al enfermo le asiste y al sano le protege y en general
desarraiga, tanto como es posible, las pasiones, las cuales tiranizan de muy
distintas maneras las almas de los hombres en sus vidas.
Y esto con algo
de diversión melódica y placer que genera puro pensamiento. Entonces, ¿qué hizo
el Espíritu Santo viendo que a la raza humana difícilmente es conducida a la
virtud, y que descuidamos la vida justa debido a la tendencia hacia el placer?
Fue mezclado con las verdades de la fe el canto de la melodía, para que podamos
recibir sin ninguna reacción el beneficio de las palabras que se escucharán
dulce y suavemente. Incluso los médicos sabios también ofrecen los medicamentos
más amargos para los pacientes difíciles con miel.
Es por eso que se inventaron estas armoniosas canciones de los Salmos, de modo que los niños, y en general los inmaduros en el sentido moral, claro es que cantan, pero en realidad estan formándose psíquicamente. (...) Y si lo alguien, de aquellos que se convierten en bestias cada día por la ira, comienzan a decir los salmos, inmediatamente el salvajismo se ha ido de su alma, porque la ha sosegado con la melodía.
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Es por eso que se inventaron estas armoniosas canciones de los Salmos, de modo que los niños, y en general los inmaduros en el sentido moral, claro es que cantan, pero en realidad estan formándose psíquicamente. (...) Y si lo alguien, de aquellos que se convierten en bestias cada día por la ira, comienzan a decir los salmos, inmediatamente el salvajismo se ha ido de su alma, porque la ha sosegado con la melodía.
El salmo calma las almas, las recompensa con paz, tranquiliza los ruidos y las ondas de los pensamientos. Suaviza la tendencia del alma a la ira y mejora su audacia. El salmo comprime la amistad; une a los divididos; reconcilia a los enemigos. ¿Porque quién puede considerar enemigo a alguien con el que ha levantado la misma voz hacia Dios?De modo que el salmista también otorga el mayor bien, el amor, porque ha sido concebido como un enlace de salmodia comun y entona al pueblo en la misma sinfonía de un baile.
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El salmo pone a
la huida a los demonios , trae la ayuda de los ángeles, es un arma en los
temores de la noche y descanso de las fatigas
del día; seguridad para los bebés; adorno para los hombres en edad
floreciente, consuelo para los ancianos, ornamento muy apto para las mujeres.
Habita los desiertos, da prudencia y sensatez en las congregaciones; es la base
para los principiantes, el crecimiento de los avanzan, el apoyo de las
perfeccionados, la voz de la Iglesia. Él abrillanta las fiestas, causa la añoranza
de Dios. Porque el salmo extrae lágrimas de un corazón de piedra. El salmo es
obra de los ángeles, gobierno celestial, incienso espiritual. ¡Oh, qué idea tan
sabia la del maestro que ideó cantar y al mismo tiempo aprender sus beneficios!
Por esta razón, las enseñanzas en las almas son grabadas profundamente. Porque la lección que ha sido
impuesta por la fuerza no puede permanecer, pero aquellas que entran con placer
y gracia, residen algo más firmemente en nuestras almas. Porque, ¿qué no puedes
aprender de aquí? ¿No estás aprendiendo la grandeza de la generosidad? ¿la
precisión de la justicia? ¿la modestia de la prudencia? ¿la totalidad de la
sabiduria? ¿el camino del arrepentimiento? ¿las medidas de paciencia, y todo lo
que se pueda decir sobre las bondades?
Aquí hay una
teología perfecta; predicción de la humanización de Cristo, la llegada del
juicio, la esperanza de la resurrección, el miedo al infierno, las promesas de
la gloria, las revelaciones de los misterios. Todo está atesorado en el libro
de los Salmos como en un gran cofre del tesoro.
Extracto del
discurso al primer salmo, en griego moderno. (VEPES, vol. 52, pp. 11-12
Migne, P.G., vol. 52, pp. 212-213). Traducido por el autor del blog.