Serie de Homilías (10) por el Metropolita Hierotheos de Nafpaktos y Agiou Vlasiou, sobre los libros sagrados litúrgicos de la Iglesia Ortodoxa.
INDICE
1. El Evangelio
2. El Libro de los Apóstoles
3. El "Hieraticón"
4. El "Euchologion"
5. El "Theotokarion"
6. El "Horologion".
7. El "Oktoekos" o "Paraklitikí".
8. El "Triodion" y el "Pentekostarion".
9. El "Mineon"
10. El Typikón.
HOMILIA 1. "El Evangelio"
La palabra
evangelio significa "buenas nuevas", por lo que el nombre del
evangelio proviene de la predicación del Señor Jesucristo, quien, como Logos
(Palabra) del Padre, nos reveló Su voluntad, que es también la voluntad de
nuestro Dios triádico, porque nuestra salvación. Ya en la Iglesia primitiva,
tal como lo conserva San Justino, mártir y filósofo, circulaban las memorias de
los Apóstoles, que se llamaron "Evangelios". Con el tiempo, la
Iglesia eligió a cuatro de ellos, a saber, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, y los
incluyó en el canon del Nuevo Testamento.
Los Padres de la
Iglesia ordenaron que se lean varios pasajes evangélicos durante los Servicios
Sagrados, los Misterios y la Divina Liturgia para escuchar las palabras de
Cristo sobre los Servicios y los Misterios. Ellos eligieron y asignaron estos
pasajes del Evangelio, los domingos, días festivos y varias ocasiones, y así se
formó el libro llamado Sagrado Evangelio, que siempre permanece en el Santo
Altar como nuestro libro más querido durante nuestro culto.
Así, el Sagrado
Evangelio que se encuentra en el Santo Altar contiene varios pasajes
evangélicos seleccionados de los cuatro Evangelios y se lee durante todo el
año, es decir, todos los domingos y días de la semana. Luego, están los otros
pasajes del Evangelio que se leen durante la Semana Santa, así como los
Evangelios de Maitines que son Evangelios de Resurrección que se leen durante
los maitines los domingos, y otros pasajes del Evangelio que se leen en las
fiestas de los santos y para los Misterios (Bautismos, Bodas, Unciones), junto
con varias otras circunstancias y servicios sagrados. Hay una serie de ellos y
se determina cuándo son leídos y quién los lee, unos por un Obispo, otros por
un Sacerdote y otros por un Diácono.
La Iglesia a
través de los Padres también determinó el orden en que se leen los Evangelios.
Desde el Domingo de Pascua hasta Pentecostés se lee el Evangelio de Juan con
varias excepciones intermedias. Desde el lunes del Espíritu Santo hasta el
viernes posterior a la Exaltación de la Honorable Cruz, en septiembre, se lee
el Evangelio de Mateo. Desde el domingo posterior a la Exaltación de la Honorable
Cruz hasta el sábado anterior a la Gran Cuaresma se lee el Evangelio de Lucas,
con varias excepciones. También se leen extractos del Evangelio de Marcos
durante la Gran Cuaresma. Por supuesto, hay varios otros pasajes ocasionales
según las circunstancias. Así, a lo largo del año eclesiástico, se han asignado
diferentes apartados de los cuatro evangelios y tenemos la oportunidad de
escuchar las palabras de Cristo, sus enseñanzas, sus parábolas y sus milagros.
Es característico
que, cuando se lee el Evangelio, el Diácono o el Sacerdote diga:
"Sabiduría, en pie, escuchemos el Santo Evangelio. La paz sea con
todos". Luego, se anuncia de qué evangelista será la lectura del Evangelio
y el sacerdote insta: "Estemos atentos", es decir, estar de pie con
atención para escuchar el Santo Evangelio. Y el lector canta: "Gloria a
ti, Señor, gloria a ti".
Según el typikon
de la Iglesia, después de la lectura del Santo Evangelio, se pronuncia el
sermón sagrado, que analiza el Evangelio o lectura apostólica, por lo que el
sermón es una obra sagrada, una interpretación eclesiástica del Evangelio o
lectura apostólica.
Porque la lectura
del Evangelio es una obra sagrada, una verdadera "hierurgia (liturgia,
misa) de la palabra de Dios", por eso debemos cuidar en este momento de
estar presentes en la Divina Liturgia para recibir la Gracia y la energía de la
palabra de Dios, y ser enseñados a adaptar nuestra vida a los mandamientos de
Cristo
HOMILIA 2. "Libro de los Apóstoles"
Los Discípulos de Cristo también se llaman Apóstoles, porque fueron enviados ( en gr. "αποστέλλω", [apostélo], enviar) por Cristo, primero a Palestina y después de Pentecostés a todas las naciones para predicar el mensaje del Reino de Dios. Así, los Apóstoles predicaron lo que escucharon, lo que vieron, lo que tocaron, con lo que el Espíritu Santo iluminó sus mentes.
Algunos de los
apóstoles escribieron epístolas a varias iglesias locales, algunos escribieron
epístolas católicas que fueron enviadas a todas las iglesias, y algunos otros,
como los Discípulos de Cristo en el sentido más amplio de la palabra,
registraron los eventos de la distribución de la predicación del evangelio y
estos textos se llaman los Hechos de los Apóstoles.
La Iglesia,
mediante la iluminación del Espíritu Santo, a través de los Padres, eligió
cuáles de estos textos son genuinos y cuáles no, cuáles son beneficiosos, y los
incluyó en el libro del Nuevo Testamento. Entonces la Iglesia misma eligió
algunos textos apostólicos para ser leídos en cada Divina Liturgia, en cada
Misterio, en cada Sagrado Servicio. Este libro sagrado que incluye estos
pasajes se llama Apóstoles.
Si las lecturas
del Evangelio en los Misterios y los Servicios son leídas por los Sacerdotes y
Diáconos, según la ocasión, las lecturas apostólicas son leídas por los
Cantores (salmistas) o los Lectores, por lo que este libro sagrado, que se
llama Apóstoles, se encuentra entre los libros que se pueden encontrar en el
atril sagrado (analoguio) de los Cantores o Lectores. Y como sabemos, la
lectura apostólica se lee primero, porque los Apóstoles hablan por Cristo y su
predicación prepara a los cristianos para escuchar más atentamente las palabras
de Cristo.
Así como hay una
lectura litúrgica de los pasajes evangélicos, también hay una lectura de los
pasajes apostólicos. En la Iglesia hay una regla y no todos pueden hacer lo que
quieran.
Así, desde el
Domingo de Pascua hasta Pentecostés se leen pasajes de los Hechos de los
Apóstoles, que fue escrito por el evangelista Lucas. Luego, varios pasajes se
dividen en cinco períodos, desde las Epístolas del Apóstol Pablo y los otros
Apóstoles, desde el Lunes del Espíritu Santo hasta el Sábado de Lázaro,
seguidos por los pasajes apostólicos de la Semana Santa.
Esto significa
que el libro llamado Apóstoles contiene pasajes apostólicos para las fiestas a
lo largo del año, desde principios de septiembre hasta finales de agosto, ya
que también contiene otros pasajes apostólicos leídos en varios Misterios y
ceremonias, como la Consagración de un Templo , Santo Bautismo, Matrimonio y
Funerales.
El typikon
(ritual, protocolo) de la Iglesia determina cómo se realiza la selección de las
lecturas apostólicas los domingos, cuando coinciden las fiestas de los santos.
Cabe señalar que
la lectura apostólica la lee el lector, que ha recibido la imposición de manos
por parte del obispo, o incluso por el cantor, que también ha recibido la
imposición de manos. Así, en la Iglesia existía, como hoy, el oficio de Lector,
que forma parte del bajo Clero, sin, por supuesto, ser ordenado sino recibir la
imposición de manos, y es por eso que muchas personas hoy son llamadas
Lectores.
Cabe señalar que
el canon 75 del Sínodo Ecuménico de Penthekti establece: “75. Deseamos que
quienes acuden al templo para cantar no utilicen clamores escandalosos, que no
se fuercen a proferir gritos antinaturales, que no introduzcan nada que no
corresponda o sea impropio a la iglesia, sino que salmodien con gran atención y
contrición a Dios, Quien todo lo ve, aún lo que está oculto. Ya que las
Sagradas Escrituras enseñaban a los hijos de Israel a ser reverentes"
(Lev. 15:31).
(En este canon cobra importancia la enseñanza a quienes cantan en la iglesia de hacerlo con devoción. Ya Sonara, es decir en los siglos de Bizancio, al interpretar este canon se quejaba de que se introducían en el canto eclesial elementos algo extravagantes y teatrales. Más aún se descubre dicho fenómeno en la actualidad, por lo que requiere de constante ocupación por parte de las autoridades eclesiásticas para eliminarlo y corregirlo. Ver Laodicea 15.)
Si esto se
refiere al canto, mucho más debería referirse a la lectura, ya sea del
Evangelio o de los Apóstoles. Son lecturas y se recitan de forma especial, no
cantando, sino como una lectura melódica. Es, en otras palabras, una lectura
con un estilo más ligero, con una supuesta inflexión, y no en varios modos.
Las lecturas
apostólicas que provienen de las Epístolas del Apóstol Pablo y de los demás
Apóstoles, pero también de los Hechos de los Apóstoles, son textos teológicos
de gran importancia y cuando, en lugar de ser leídos melódicamente, se cantan
con afectación (falta de sencillez y espontaneidad), se crean mayores
dificultades en su entendimiento.
Es un momento
bendito en la Divina Liturgia, cuando escuchamos de los Lectores o Cantores las
palabras de los Apóstoles, y de los Sacerdotes las palabras de Cristo. De esta
manera somos preparados para nuestra adecuada participación en la Divina Liturgia.
HOMILIA 3. “El Hieraticón”
Uno de los libros más importantes para su uso en el culto de la Iglesia es el llamado Hieratikon, que siempre está en el Santo Altar, junto al Sagrado Evangelio, porque es necesario para el sacerdote que realiza las Divinas Liturgias. Del Hieratikon vino el Archieratikon, que concierne a los obispos, y el Diakonikon, que concierne a los diáconos.
Parece que el
nombre Hieratikon se recibió de una publicación de este libro por el
Patriarcado Ecuménico, en 1895, cuando antes se llamaba pequeño librito
(panfleto) que se consideraba incompleto. Esta es la razón por la que algunos
sacerdotes llaman al Hieratikon "el folleto" (fylladion). La nueva
edición fue aprobada por el Sínodo Patriarcal.
Hay muchas
ediciones del Hieratikon en circulación hoy. Mencionaré el Hieratikon que se
usa principalmente, que contiene todo lo que pertenece al Sacerdote para los
Servicios de la Noche, es decir, los Servicios de Vísperas, de Apodeipnon o
Pequeñas Completas, de Mesoniktikon o Medianoche, de Maitines, de las Horas, la
orden de un Vigilia de Toda la Noche, así como las tres Divinas Liturgias, a
saber, la de San Juan Crisóstomo, Basilio el Grande y los Dones Honorables
Presantificados, así como varios otros servicios y oraciones por diversas
circunstancias.
El Sacerdote
ocupa un lugar destacado en la Divina Liturgia, porque pide al Padre que envíe
el Espíritu Santo y que transforme el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de
Cristo, pero también que transfiera la Gracia de Dios al pueblo. El sacerdote y
el obispo son la presencia perceptible de Cristo, y por eso se mueven entre
Dios y el pueblo.
Es muy
característico que San Epifanio, obispo de Chipre, escribe que el oficio del
Jerarca es "un oficio que da a luz a los padres, con un padre que da a luz
a la Iglesia", es decir, es un oficio de un padre que da a luz, porque
ordena al clero que se convertirá en padre de la Iglesia. Mientras tanto, el
oficio de presbítero es de un "padre que no puede dar a luz, porque da a
luz a los hijos mediante la fuente de la regeneración", es decir, el
oficio de presbítero da a luz a los hijos por el bautismo y no por otros
padres, porque ellos no ordenan.
Esto también
muestra la diferencia entre obispos y sacerdotes, ya que los obispos ordenan
sacerdotes que se convertirán en padres del pueblo, mientras que los sacerdotes
a través del santo bautismo dan a luz hijos en la Iglesia.
Así, mientras que
el libro del Hieratikon incluye todos los servicios realizados por el
sacerdote, con el permiso y la bendición del obispo, el libro del Archieratikon
incluye otros servicios, como las ordenaciones y la imposición de manos, y otras
oraciones provisionales.
El Hieratikon y
el Archieratikon son libros esenciales para los sacerdotes y obispos, porque
determinan el orden en el que deben realizarse las Divinas Liturgias y los
Servicios compuestos por los Santos Padres y establecidos por la Iglesia. En la
Iglesia no debe haber oraciones privadas, ni el typikon debe aplicarse de la
manera en que a cada uno le gustaría hacerlo. Oramos juntos y obedecemos a la
Iglesia.
Lo importante es
que el Sacerdote y el Obispo no deben ni pueden leer los servicios y las
oraciones de manera mecánica, formalmente, sino que comprendan su contenido, ya
que deben poseer también el sentido del Misterio y abordarlo con reverencia.
Porque lo que ocurre en el Santo Altar no es un teatro, sino oración y acercamiento
a Dios.
Cada vez que
sostengo en mis manos el Hieratikon y el Archieratikon siento la santidad de
estos libros, porque miles de Sacerdotes y Obispos que leen estas oraciones
saben que el Espíritu Santo desciende sobre el Santo Altar y transforma el pan
y el vino en Cuerpo y Sangre de Cristo. Estas son, por tanto, palabras benditas
y estos libros son sagrados.
HOMILIA 4. El Euchologion
Uno de los libros litúrgicos necesarios para el clero, a saber, obispos, presbíteros, diáconos, es el llamado Euchologion. La palabra Euchologion consta de dos palabras separadas εὐχή (efjí) y λόγο (logo), es decir, "una colección de oraciones". Son oraciones asociadas con el culto y los misterios de la Iglesia. Es un códice de ritos sagrados y ceremonias sagradas.
El Euchologion
más antiguo que se conserva es el llamado Euchologion de Serapion, del siglo IV
d.C., pero luego se agregaron otras oraciones y ritos sagrados a medida que
aumentaba el culto de la Iglesia, razón por la cual este libro litúrgico es un
"apilamiento" atemporal, como se ha descrito, ya que en un principio
incluía la Divina Liturgia y algunas ceremonias sagradas básicas y en el
proceso se agregaron varios otros servicios. Hoy en día se utiliza el Gran
Euchologion y el Pequeño Euchologion, que también se llama Hagiasmatarion.
El Gran
Euchologion, tal como se publica hoy, es un libro de varias páginas que se
divide en cinco partes principales. La primera parte incluye los servicios de
los Sagrados Misterios y varios otros servicios relacionados con ellos. La
segunda parte incluye varios rituales sagrados para el Templo Sagrado, tales
como consagraciones, ministraciones eclesiásticas y tonsuras monásticas,
santificaciones y fiestas, y servicios para el fin de la vida humana. La
tercera parte incluye servicios ocasionales para las diversas dificultades y
calamidades de la vida, como sequías, enfermedades, guerras y ceremonias y
oraciones para diversas ocasiones, como para espíritus inmundos, para
edificios, campos, mar, viajes. La cuarta parte incluye las Epístolas y los
Evangelios a lo largo del año, oraciones y componentes textuales diversos,
testimonios canónicos. Y la quinta parte contiene varios servicios más nuevos,
como Doxologuías, etc.
El Pequeño
Euchologion o Hagiasmatarion es un epítome o resumen del Gran Euchologion, y es
una antología que contiene los servicios que con mayor frecuencia realiza el
Clero. El Pequeño Euchologion se edita en formato pequeño, porque podríamos
decir que es un libro litúrgico portátil que es necesario en el uso diario.
El contenido del
Pequeño Euchologion o Hagiasmatarion incluye el Servicio de la Pequeña
Santificación de las Aguas, las Oraciones por el Nacimiento de un Niño, los
Servicios del Santo Bautismo y Crismación, Compromisos y Matrimonios, de la
Sagrada Confesión, Santa Unción, Funerales y varios otros servicios y oraciones
para diversas circunstancias, como enfermedades, exorcismos, santificaciones de
campos, rebaños, casas, pesca. También incluye diversos servicios, como por
ejemplo para el inicio y fin del curso escolar, para obras públicas y privadas,
comercios, obras de riego, incidentes de barcos, doxologías y oraciones, y
finalmente la Paraklesis o Servicio de Súplica a Nuestra Señora Theotokos.
El Pequeño
Euchologion o Hagiasmatarion es un útil libro litúrgico, que los viejos sacerdotes
siempre tenían en una pequeña bolsa con un "petrajili"o pequeña
estola sacerdotal y una cruz y siempre que podían lo llevaban consigo, para que
en cualquier momento estuvieran listos para ayudar a las personas en todas sus
necesidades.
Cuando uno lee
atentamente el Gran Euchologion y el Pequeño Euchologion, comprende que
realmente es un Hagiasmatarion (Libro de Santificaciones), o incluso diría un
manual de sanación espiritual, ya que Dios, a través de las oraciones del
piadoso Sacerdote, sana la mente y necesidades espirituales de las personas, de
acuerdo con su fe.
Las personas son
seres psicosomáticos, tienen un alma y un cuerpo como una unidad ininterrumpida
y existe absolutamente una interdependencia entre ellos. Las enfermedades del
alma tienen un efecto en el cuerpo humano, y las enfermedades físicas también
tienen un efecto en el alma humana si una persona no tiene cuidado.
Así como la
ciencia médica se ha desarrollado para curar las dolencias físicas de las
personas, durante siglos ha existido la ciencia de la curación espiritual que
cura los traumas psíquicos de las personas. Esto significa que las personas no
solo tienen necesidades físicas o psicológicas, sino también espirituales,
quieren encontrarse con Dios. Y porque entienden que el encuentro con Dios es
un hecho muy importante, y las pasiones son un obstáculo para ellos, por eso
quieren ser sanados primero, para poder unirse a Dios.
Entonces, la
Iglesia es un centro de curación espiritual que recibe a las personas
inmediatamente después de su nacimiento, y las sigue durante toda su vida, a
través del Bautismo, el Matrimonio, la Divina Liturgia, incluso hasta su
muerte. Mientras tanto los bendice, los santifica, y no solo a ellos, sino
también sus casas, escuelas y ocupaciones, incluso los sigue en sus viajes, y
no solo los sigue, sino que los sana y santifica. Es por eso que este libro, el
Euchologion, también se llama Hagiasmatarion, porque el sacerdote o el obispo
con los servicios y las oraciones le pide a Dios que santifique a las personas,
si por supuesto las personas responden a esta curación con su cooperación.
Celebramos hoy a
una persona tan curada, Santa Paraskevi, quien, viviendo en la Iglesia, fue
santificada, estando unida a Dios, y así se convirtió en una persona de la
Gracia divina. Ella no pasó simplemente por esta vida, sino que a través de la
vida biológica entró en la vida eterna.
Por lo tanto,
usemos las medicinas espirituales de nuestra Iglesia para ser sanados
espiritualmente.
HOMILIA 5. "El
Theotokarion"
La fiesta de la Dormición de la Theotokos es una gran fiesta de la Madre de Dios que muestra la grandeza y gloria de la Theotokos y la Siempre Virgen María. El alma y el cuerpo de la Theotokos después de su reposo ascendieron al cielo y desde allí ella media ante su Señor y Dios.
Este año, durante
los sermones escritos de verano en los Santos Templos, analicé varios libros
litúrgicos que son libros esenciales para todo Clérigo, Monástico y Cristiano,
y en base a ellos se realizan todos los Servicios Sagrados. Considero bueno,
dentro de esta perspectiva, y para cantar himnos a la gran persona de nuestra
Panayía (Toda Santa), hablar hoy en esta gran fiesta sobre el libro llamado
Theotokarion.
El Theotokarion
es un libro litúrgico, que incluye cánones y troparios prosomia (conjunto de
troparios a excepción del primero, que tienen la misma melodía que este
primero, el cual tiene una particular línea melódica y se denomina
"autómelo") para nuestra Panayía. El primer Theotokarion pertenece al
monje Agapios Landos de Creta, que se publicó en Venecia en 1643, así como
ediciones posteriores, y el segundo Theotokarion pertenece a San Nikodemos el
Hagiorita.
Hoy en día, en
los Santos Monasterios se usa el Theotokarion de San Nikodemos el Hagiorita,
que se canta todas las tardes en las Vísperas en el tono de cada semana, y
después del canon se canta la prosomia troparia.
San Nikodemos el
Hagiorita ha recogido cincuenta y seis cánones, es decir, siete cánones para
cada uno de los ocho tonos. Al mismo tiempo, ha añadido seis Cánones de Súplica
a la Panayía, por cada pena, por cada enfermedad, para la acción de gracias
después de la enfermedad, un canon yámbico suplicante, un canon gozoso que se
canta el sábado del Himno Akatista y un canon de acción de gracias cantada en
los monasterios del Monte Athos el sábado del Akathist o Acátisto. El número
total de cánones es de sesenta y dos, compuestos por veinte grandes himnógrafos
de nuestra Iglesia.
Muy
característico es el primer canon del tono primero, que se canta el sábado por
la tarde, y es un poema de San Teodoro el Estudita. En este canon se presenta
un hermoso diálogo en términos sencillos entre una persona pecadora, la Madre
de Dios y Cristo, y muestra la obra de nuestra Panayía en la Iglesia.
En el primer
tropario de cada oda de este canon, la persona pecadora suplica a la Theotokos
por sus pecados. En el segundo tropario, la Theotokos ruega a Cristo por la
persona específica. En el tercer tropario, Cristo responde a la Theotokos, su
Madre, que el arrepentimiento de esta persona no es real, porque sus obras son
contrarias a la petición de arrepentimiento. Y en el cuarto tropario, la
Theotokos transmite al pecador la palabra de Cristo y lo insta al
arrepentimiento. Todo este diálogo es asombroso y se desarrolla de manera
dramática, porque parece que el pecador busca la remisión de sus pecados, pero
su arrepentimiento no es verdadero y completo.
Este canon
muestra que la persona pecadora insiste en que la Theotokos continúe
intercediendo ante su Señor por la persona que le pide que medie con Cristo, y
al final Cristo concede la remisión de los pecados, pero le pide a la Theotokos
que le diga a la persona que pare de pecar. La Theotokos transmite esta palabra
de Cristo a la persona y le aconseja que tenga cuidado, para que el resto de su
vida sea agradable a Dios, para poder disfrutar del Paraíso.
De una manera
hermosa e inductiva, este canon muestra cuál es la obra de la Theotokos, qué
significa su mediación y cómo Cristo perdona al hombre. Así, en este diálogo se
ve claramente la teología de la Iglesia sobre el pecado, el arrepentimiento y
el perdón, así como la teología de la relación entre Cristo y la Santísima
Theotokos.
San Nikodemos el
Hagiorita escribe en el Prefacio del Theotokarion que recogió todos estos
cánones asmáticos (distintos a los yámbicos, en lengua koiné, con una medida
rítmica particular) que observó en muchos Theotokaria en los Monasterios del
Monte Athos, y los imprimió "para la gloria de Cristo y de la Siempre
Virgen y para el beneficio común de todos los cristianos y piadosos amantes de
la Theotokos ".
Y luego escribe:
"Y así como de un hermoso jardín se escogen de allí varias flores para una
corona que se ofrece al rey terrenal como un regalo precioso, así todos los
cánones asmáticos a la Theotokos, que se pueden encontrar en el Monte Athos, el
paraíso alegórico de la Siempre Virgen, se eligió la siguiente corona múltiple,
fragante y de múltiples flores, y se ofreció con mucho anhelo y reverencia a la
Reina de todos los cielos, la Theotokos, un regalo más deseable que el talento
de oro y corona preciosa de Moloch (2 Reyes 12:30), que el rey David usó en su
cabeza, que la corona de doce estrellas del Apocalipsis, y simplemente de todas
las coronas de piedras preciosas, perlas y oro de los reyes terrenales ".
Estamos
acostumbrados a ofrecer coronas de flores al icono de nuestro Panayía. Esto es
bueno y bendito. Pero sobre todo, es una bendición poner ante nuestra Panayía y
Cristo una corona de flores de nuestras oraciones, nuestro arrepentimiento y
nuestro amor por ellos.
San Paísio el
Athonita aconsejó a una monja: "Lee un canon del Theotokarion todos los
días y verás, adquirirás virtud y valentía.
El Theotokarion
ayuda mucho. El corazón se calienta y se conmueve ". Larga vida, mis amados
hermanos, y que nuestra Panayía nos ayude, que ella interceda ante Cristo por
nosotros, por nuestra salud, del alma y del cuerpo.
HOMILIA 6. "El
Horologion”.
El domingo pasado, en un breve sermón eucarístico, me referí al libro litúrgico llamado Euchologion. Si el Euchologion es un libro utilizado por el Clero de todos los grados y les ayuda en el trabajo de curación que realizan, Horologion es un libro que pertenece a los Cantores, Lectores, Monjes y todos los cristianos. Por lo tanto, mientras que el Euchologion se encuentra en el Altar Santo, el Horologion se ubica en el atril (analoguio) de los Cantantes. Ambos libros litúrgicos son los libros más útiles y necesarios para el culto de la Iglesia.
La palabra
"horologio" se refiere a algo que dice el tiempo, de ahí la palabra
griega rologi (ρολόγι) que significa "reloj", que nos indica la hora
tanto del día como de la noche. Sin embargo, el libro litúrgico conocido como
Horologion recibió su nombre de que en sus inicios contaba con los Servicios de
las Horas, es decir, los servicios que incluyen salmos, himnos y oraciones que
se leen durante la primera, tercera, sexta y novena hora, según el typikon bizantino,
es decir, las 6 y las 9 de la mañana, las 12 del mediodía y las 3 de la tarde.
Sin embargo, este libro litúrgico, el Horologion, a lo largo del tiempo ha ido
incluyendo, además de los Servicios de las Horas, otros servicios, por lo que
se llamó el Gran Horologion.
Cuando uno lee
atentamente el Gran Horologio que se usa hoy en la iglesia, se puede ver que
está dividido en tres partes y el apéndice.
La primera parte
contiene los servicios de oraciones durante el día y la noche, es decir: el de
la medianoche con la oración de la mañana, los maitines con la primera hora y
su media hora, la tercera hora con su media hora, la sexta hora con su media
hora, y el Servicio del Typikon, así como la oración antes y después de la
comida del mediodía, la hora novena con su media hora, Vísperas con la oración
antes y después de la cena, y el Apodeipnon tanto grande como pequeño (Pequeñas
y Grandes completas). La segunda parte del Horologion contiene la apolytikia y
la kontakia de las fiestas no movibles, pero también de los santos que celebran
todos los días durante todo el año. Además, incluye todos los troparios y
kontakios del Triodion, del Pentecostarion, los troparios de la resurrección
que se cantan cada domingo, los Theotokios y los hypakoes de los Octoechos,
todas los apolytikios que se cantan a diario, y los Theotokios con los
apolytikios cuando un Santo no es celebrado.
La tercera parte
del Horologion incluye varios Servicios y Cánones, como el Servicio del Himno
Akathisto, los Servicios de los dos Cánones Suplicatorios a la Santísima
Theotokos, el Servicio de la Divina Comunión, el Canon a Nuestro Señor
Jesucristo, el Canon al Angel de la Guarda, el Canon a los Poderes Celestiales
y a todos los Santos. También incluye los veinticuatro oikos 'de la Escalera
noética, la Honorable Cruz.
El Apéndice
incluye varios otros textos, como el Evangelio de Pascua, la Homilía
catequética de San Juan Crisóstomo, el Credo de Atanasio el Grande, una breve
sinopsis de los Santos Cánones, fiestas moviles dependientes de la Pascua
(Paschalion) de ciertos años y otras cosas.
Resulta obvio que
el Gran Horologion es un libro muy necesario, no solo para los Cantores, sino
también para el Clero, los Monjes y los Cristianos. Es por eso que muchos
cristianos, especialmente en la antigüedad, y de hecho aquellos que venían de
partes del Ponto y Asia Menor, siempre tenían el Gran Horologion en casa y
leían los servicios y oraciones que necesitaban. Es, en cierto modo, la oración
incesante de la Iglesia y de los cristianos.
Además, se publica
el llamado Pequeño Horologion, que es una pequeña selección del Gran Horologion
y se llama Sinopsis, porque es una sinopsis o resumen del Gran Horologion, y se
publica una selección aún menor, que se llama "Synekdemos" debido a
que era pequeño, y los cristianos podían llevarlo consigo cuando viajaban. Este
libro los acompañaba en todas las etapas de su vida, por eso se llamó
Synekdemos ("Συνέκδημος", [Sinékdimos]: compañero de viaje)
Este libro
litúrgico llamado Gran Horologion, Sinopsis y Synekdemos muestran la necesidad
del hombre, especialmente del cristiano, de rezar en todo momento, día y noche,
pero también durante sus viajes. Un cristiano no puede vivir sin Dios, sin la
oración, que es el aliento del alma. Así como el cuerpo necesita la respiración
con la que recibe oxígeno para vivir, el alma también necesita su propia
respiración para recibir su oxígeno. Si no rezamos, sentimos una asfixia
espiritual.
Además, este
libro, el Gran Horologion, muestra cómo se santifica el tiempo de nuestra vida
y cómo a través del tiempo obtenemos lo eterno, cómo lo eterno está conectado
con el tiempo.
Debemos aprender
a orar cuando nos despertamos por la mañana del sueño, cuando salimos de
nuestra casa, porque nos encontraremos con muchos peligros, antes y después de
comer, por la noche antes de acostarse y en muchos otros momentos del día.
Además, aparte de estas oraciones del Gran Horologion, de la Sinopsis y del
Synekdemos, también aprendemos los Santos que celebramos cada día, pero también
de la importancia de las Grandes Fiestas, porque también es un Sinaxarion muy
corto.
Un cristiano
santifica todo el tiempo de su vida con la oración. Entra en contacto con
Cristo, la Panayía (Toda Santa) y los Santos.
HOMILIA 7.
OKTOEKOS O PARAKLITIKI.
El más antiguo y,
de hecho, el nombre original de este libro fue el Octaechos u Octoechos (Ocho
tonos), que consistía en himnos escritos por San Juan Damasceno), un padre
dogmático líder del siglo VIII d.C. Con estos himnos el plasmó en himnos el
misterio de la Economía Divina, que es, de la Encarnación del Hijo y Logos de
Dios, especialmente el misterio de la Resurrección del Señor Jesucristo. Estos
son los troparios de la Resurrección, los doxastikones, los theotokios, los
cánones.
En esta
maravillosa troparios, San Juan de Damasco unió la exactitud de la doctrina
dogmática de la Iglesia con la oración, e hizo que fuesen cantadas por todos los cristianos. De esta
manera también neutralizó las cacodoxias de los herejes, que minaban las
enseñanzas de Cristo, los Apóstoles y los Padres, es decir, de la Iglesia
misma.
Estos himnos
compuestos por San Juan de Damasco en los ocho tonos de la Iglesia, de los que
recibió su nombre Octaechos u Octoechos, fueron introducidos inicialmente en la
Laura de San Sabas el Santificado en Jerusalén, donde San Juan de Damasco era
monje. Por supuesto, en el género y las formas de la poesía de San Juan de
Damasco, sus co-ascetas en la Laura de San Sabas también compusieron, a saber,
Kosmas el obispo de Maiouma, Andrés de Creta, y Esteban el Sabbaita, el sobrino
de San Juan de Damasco.
Posteriormente, y
concretamente a mediados del siglo IX, José el Himnógrafo, imitando a San Juan
de Damasco, compuso cánones y "estiqueras" o stichera en los ocho tonos para los otros seis días de
la semana, y a toda esta obra la denominó Nuevo Octaecos. Así, los Octaecos de
San Juan de Damasco que contenían la Resurrección stichera troparia y sus
cánones de Resurrección, así como los de los Padres de San Sabas, fueron
posteriormente recopilados junto con los Nuevos Octaecos de San José el
Himnógrafo, y todo este material se conoció como el libro Parakletike que
tenemos hoy en la Iglesia.
Así, el libro
llamado Parakletike, incluye todos los troparios compuestos por santos de gran
profundidad y altura espiritual, y se refiere a todos los días de la semana y
los ocho tonos de la Iglesia. Combinan poesía de asombrosas dimensiones que se
asocia a la maravillosa música eclesiástica de los ocho tonos, y además del
conocimiento de la teología, expresan todos los estados mentales del hombre, es
decir, alegría, compunción, carácter triunfante, y muchas otras cosas.
Cabe señalar que
todos los días de la semana son celebrados por la Iglesia y están dedicados a
un evento específico y a santos específicos. El domingo, que es el primer día
de la semana, está dedicado a la Resurrección de Cristo. El lunes está dedicado
a los Ángeles. El martes a San Juan Precursor, que jugó un papel importante en
la Encarnación de Cristo. El miércoles a la traición de Cristo, la Cruz y la
Santísima Theotokos. El jueves a los Santos Apóstoles y al popular San Nicolás.
Viernes a la Pasión, la Cruz y el Entierro de Cristo. Y el sábado a los
difuntos, así como a los Santos Padres, Profetas y Mártires. Así, todos los
días de la semana los vivimos festivamente y toda nuestra vida está
estrechamente relacionada con Cristo, la Panayía (Toda-Santa) y los Santos.
Al final del
Parakletike está el Apéndice, en el que se publican los once himnos de la
Resurrección de Eothina (Maitines), que se cantan como Doxastiká el domingo,
que fueron compuestos por el Emperador León el Sabio, así como la Resurrección
Exaposteilaria compuesta por el hijo del Emperador Constantino. Además, se
publican varios himnos trinitarios según el tono, la Exaposteilaria para cada
día de la semana, la Theotokia en cada tono, y los Cánones Suplicatorios
Pequeños y Grandes.
Todo Parakletike
es un gran libro litúrgico que combina dogma y oración, poesía e himnografía,
doxología y compunción, y finalmente registra toda la tradición de nuestra Iglesia.
Es una riqueza de los más altos estándares teológicos, literarios y
espirituales.
Con el libro del
Parakletike se nos da la oportunidad de vivir todo el misterio del hombre, que
el hombre es pequeño y grande, pero también todo el misterio del amor de Dios,
es decir, lo que Dios hizo por el hombre. Y no solo leemos sobre ello, sino que
también lo cantamos, con palabras y expresiones sencillas y poderosas, y así
podemos expulsar todas nuestras penas, tentaciones y pequeños problemas
cotidianos.
Cuando entendemos
con qué propósito fuimos creados y cuánto nos ama Dios, entonces todo lo demás
va al margen de nuestra vida y nuestra alma es consolada, confortada e
inspirada. Entonces toda la semana es bendecida.
HOMILIA 8. EL “TRIODION” Y EL “PENTEKOSTARION”.
Entre los libros importantes que permanecen en el sagrado atril (analoguion) de los Cantores se encuentran dos libros muy poderosos llamados Triodion y Pentecostarion, y se refieren a dos períodos homónimos de la Iglesia. El Triodion comienza el Domingo del Publicano y el Fariseo y termina el Sábado Santo, y el Pentecostarion comienza en Pascua, luego continúa hasta Pentecostés y termina el Domingo de Todos los Santos.
Es un período que
constituye el corazón de todo el año eclesiástico. El Triodion recibió su
nombre de las dos palabras separadas "tres" y "odas". La
forma poética del canon introducida por San Juan de Damasco en el siglo VIII
consta de nueve odas. Sin embargo, durante este período, en lugar de cantar las
nueve odas, se cantan tres, es decir, siempre la octava y novena odas, y cada
día una de las otras odas, por lo que este período se llama Triodion.
El período del
Triodion se divide en tres períodos. Primero es el período de las primeras tres
semanas (domingos del publicano y fariseo, del hijo pródigo y del comienzo de
ayuno de la carne), segundo es el período de cuarenta días hasta el viernes
antes del sábado de Lázaro, y tercero es la Gran Semana Santa.
El Triodion es un
período de preparación para la Pascua, para que los cristianos puedan realmente
celebrar la Resurrección de Cristo como su propia resurrección. Como todos los
asuntos de nuestra vida están hechos con condiciones, así también en la vida
espiritual, es decir, se necesitan condiciones. Los atletas están entrenados
para participar en pequeños o grandes eventos deportivos, y los atletas
espirituales, que quieren vencer al diablo, al pecado y a la muerte, deben
entrenar para prepararse para Cristo.
Por tanto, el
período del Triodion fue considerado el período de la Iglesia para que los
catecúmenos y los que venían a la Iluminación estuvieran debidamente
preparados, para que pudieran ser bautizados el Sábado Santo y convertirse en
miembros de la Iglesia. Junto con los catecúmenos también los bautizados vivían
este renacimiento de la Gracia del Bautismo, por lo que este período era
considerado como muy importante para todos.
Toda la
estructura del período Triodion se formó a través de los siglos y se completó
hacia el siglo XV, y su carácter es solemne, por lo que antes se le llamaba
"el solemne Triodion ". Los troparios se distinguen por su teología
y, de hecho, por su teología níptica y hesicasta, que muestra la dimensión
ascética de la Iglesia Ortodoxa. La Iglesia recogió lo más exquisitamente
creado por los himnógrafos sagrados, lo investió con su maravillosa música y
esto crea una maravillosa atmósfera de "gozo-dolor". Los servicios se
han completado con una asombrosa riqueza espiritual, teológica, eclesiástica y
ascética.
El Pentecostarion se llamó así porque se refiere a cincuenta días, desde el día de Pascua hasta el día de Pentecostés. Este período está asociado con cuatro Fiestas Despóticas (del Señor) principales, a saber, la Fiesta de la Pascua; la Fiesta de Medio Pentecostés, cuando Cristo fue al Templo de Salomón y celebró la Fiesta Hebrea de los Tabernáculos y se proclamó a Sí mismo como la Palabra y Sabiduría de Dios, la Luz del Mundo; la Fiesta de la Ascensión en la que Cristo ascendió con Su cuerpo al cielo; y la Fiesta de Pentecostés, ya que en ese día el Espíritu Santo descendió sobre los Discípulos y los estableció como miembros de Su Cuerpo.
Esta fiesta de
Pentecostés la celebra nuestra Iglesia durante una semana entera hasta el
domingo de Todos los Santos, lo que demuestra que el propósito de la
encarnación del Hijo y Verbo de Dios es la santificación de la humanidad, su
theosis.
Si el período del
Triodion se caracteriza como un "Triodion solemne", el período del
Pentecostarion se caracteriza como un período "alegre". Cuando se
leen los troparios de ese período, se observa que están adornados por una
riqueza teológica. Los cánones de las fiestas han sido elaborados por grandes
himnógrafos y teólogos, como Juan de Damasco y José el Himnógrafo, Kosmás el
poeta, Andrés de Creta, Germanós, Teófanes, Anatolio, José el Estudita, etc.,
que relacionaron los eventos de Sagrada Escritura con las maravillosas homilías
de los Padres de la Iglesia, especialmente de San Gregorio el Teólogo, Basilio
el Grande y San Juan Crisóstomo.
Ambos libros, el
Triodion y el Pentecostarion, son dos colecciones hechas por los más grandes
himnógrafos, quienes fueron traídos a la conciencia por la Iglesia, pero
también por toda la humanidad, quienes con sus asombrosas referencias a eventos
bíblicos y excelente conocimiento del idioma griego, nos brindó obras maestras
teológicas y literarias. Estos estuvieron comprometidos conotros cantantes y
compositores prominentes y se convirtieron en un tesoro del patrimonio
universal.
El Triodion y el
Pentecostarion se centran en la Pascua. Antes de este período es un período de
preparación y después de este período hay un período de fecundidad espiritual.
Todos los troparios conectan la teología con la historia, la compunción con la
alegría, la Cruz con la Resurrección, la unión con Cristo y El espíritu santo.
La Iglesia
Ortodoxa es un festival teológico continuo, es el taller de la santidad y el
lugar de la civilización.
HOMILIA 9. El Mineon
Los mayores en número de volúmenes de libros litúrgicos se titulan "Mineon" (del gr. “ Το Μηναιον”, [To Mineon], en inglés The Menaia o Menaion, traducido “El Mensual”), y cada volumen-libro lleva el nombre "Mineon" con la indicación de cada mes, es decir, "Mineon" de septiembre, "Mineon" de octubre, etc. Y porque hay doce meses en un año, resulta obvio por qué hay doce "Mineon".
No conocemos con
exactitud la evolución del "Mineon", pero parece que en un principio
hubo pequeñas recopilaciones de los "apolitiquios" (apolytikia,
dissmisal hymn, himno de despedida o tropario) de los santos que celebran cada
día, con una pequeña referencia a sus vidas. Luego se agregaron varios
servicios de los santos y la configuración final tuvo lugar en Constantinopla,
de donde provienen la mayoría de los himnos de dicho libro. Posteriormente se
completaron con otros servicios, lo que se realiza incluso en nuestros días, ya
que se suman nuevos santos y nuevas fiestas locales, por himnógrafos modernos.
Es evidente que
los troparios contenidos en el Mineo, que comienza en septiembre y termina en
agosto, el llamado año eclesiástico, son obras de himnógrafos novicios, pero
también de himnógrafos en menor grado.
Los servicios en
Mineon están estructurados según el typikon monástico, que se llama el typikon
de Jerusalén o el typikon de San Sabas y estaba destinado a los Santos
Monasterios. Sin embargo, en los siglos VIII y IX, después de la iconoclasia,
este typikon de los Santos Monasterios se introdujo en las Iglesias
Parroquiales, ya que durante este tiempo los monjes que apoyaban la veneración
honoraria de los iconos sagrados dominaban la vida eclesiástica. Cuando uno lee
el Mineon, encuentra que contienen servicios completos o incompletos de los
santos para cada día. Incluyen los servicios de Vísperas y Maitines, con los
troparios y la "apolitiquios", pero también los "sinaxarios"
de los santos que celebran cada día. Además de las fiestas de los santos, el
Mineon también incluye las fiestas inamovibles o fijas de Cristo y de la Madre
de Dios o Theotokos, como la Navidad, la Circuncisión de Cristo, la Teofanía,
la Transfiguración de Cristo, la Anunciación de la Theotokos y su Dormición.
Las fiestas despóticas o del Señor móviles, como el Domingo de Ramos, la
Crucifixión, la Pascua, la Ascensión, Pentecostés, están incluidas en los
libros del Triodion y Pentecostarion.
Lo importante es
que al leer y cantar los troparios y en general los servicios en el Mineon,
entramos en contacto con la llamada "historia eclesiástica", que no
son solo eventos externos, sino también la vida de Cristo y de la Theotokos, y
la vida de los santos que son miembros del Cuerpo de Cristo. Estamos
orgánicamente inmersos en esta historia, vemos la fe y la vida de nuestros
aniguos hermanos que nos precedieron, vemos a los Profetas, los Apóstoles, los
Mártires, los Padres, los Venerables y Ascetas, los jóvenes y los viejos, hombres
y mujeres y en general todos los que amaron a Cristo y lo sacrificaron todo por
él.
Lo sorprendente
es que leemos en los Mineon brevemente su vida y conducta y luego vemos
composiciones en pequeños troparios con palabras teológicas y luego los
cantamos, para que con todo nuestro ser podamos participar en la fiesta del
santo.
De esta manera
entendemos que la teología es la vida de Cristo en las personas, es la visión
de la gloria de Dios en la carne humana del Verbo, así también entendemos la
forma en que los santos fueron santificados, que es por purificación ,
iluminación y theosis (glorificación), lo que se enfatiza repetidamente como
praxis y theoria, y esto se logra mediante el ayuno, la vigilia, la oración.
Las palabras que
encontramos en estos troparios, tales como: nous, corazón, theosis, instrumento
del Espíritu, mystagogía, partícipes de la gloria de Cristo, templo de Dios, la
iluminación de la iluminación, la luz de la Santísima Trinidad, iluminada para
siempre, apareciste como un ángel en la tierra en la carne, deificado, etc.
Muestra lo que es la verdadera teología ortodoxa y en qué se diferencia de la
teología desconocida y herética.
En el Mineon se
armonizan todos los géneros poéticos, es decir, los condaquios o
"kontakia" con los "oikos", los cánones con la kathismata,
la troparios en todos los tonos de la música eclesiástica, con alternancias
continuas, los sinaxarios con los versos, y esto consta de gran riqueza
espiritual y tesoro de la civilización. Así, se aprende qué son los santos, se
aprende a teologizar y a convertirse en un verdadero teólogo, portador de
Cristo, portador del templo y portador de Dios.
Consultar DICCIONARIO PRÁCTICO ORTODOXO, DICCIONARIO DE CANTO BIZANTINO
HOMILÍA 10. El Typikón.
"El Typikon" En el Analogion (Sagrado Atril, Cleros), que se encuentra frente a los cantores o salmistas, donde se guardan los libros que usan para su trabajo, hay otros pequeños libros que son útiles. Entre ellos está el Salterio, que tiene todos los Salmos de David que se leen con los servicios establecidos y se cantan. También está el "Engolpion" (del gr. "Εγκόλπιον", traducido "manual", también así llamado el medallón del obispo) del Lector.
Este libro tiene
los elementos más útiles y necesarios para el Cantor y el Lector, para que no
pierdan mucho tiempo buscándolos en otros libros. Pero hoy, en esta última
homilia, mencionaremos otro libro muy útil llamado Typikon.
La palabra
typikon se deriva de la palabra griega "τυπος" [typos] , que
significa "modelo", "prototipo", "regla", "término",
"ejemplo". Tanto las palabras typos como typikon se derivan del verbo
"τυπω", [typo], que significa "golpear", que proviene del
sonido que se forma al golpear, y por eso la palabra typikon en la administración
política se llama "el decreto" , "la Ley".
En la vida
eclesiástica, la palabra Typikon significa los reglamentos y las formalidades
de los Sagrados Monasterios, que determinan todas las cuestiones relacionadas
con la vida de los monjes de dicho lugar.
Además, la
palabra Typikon indica el orden en que deben regirse los Servicios Sagrados.
El orden de culto
comenzó a tomar forma a partir de la era apostólica, continuó en el período de
los Padres Apostólicos y progresó, a medida que crecía la población de la
Iglesia y los servicios, los troparios y el orden de los Misterios de la
Iglesia y los Servicios Sagrados fueron formados. Así, se formaron diagramas de
los servicios del modelo de Antioquía de los siglos IV y V, luego del modelo de
Jerusalén del siglo VII y más tarde del modelo de Constantinopla.
Hoy, cuando
hablamos del libro del Typikon, nos referimos al libro que define la forma y el
orden con el que se desarrolla el culto de la Iglesia. Ya se ha enfatizado en
sermones anteriores que hay fiestas inamovibles, como las memorias de los santos
y algunas fiestas del Señor y de la Madre de Dios, y fiestas movibles,
como la Pascua, la Ascensión, Pentecostés y todas las asociadas a ellas. Así,
existen varios libros, como el Parakletikí (Octoechos) que se refiere a las
fiestas de la semana, el Menaia, que se refiere a los eventos festivos de cada
día del año, y el Triodion y el Pentecostarion que se refieren a la Pasión, la
Cruz , la Resurrección y Pentecostés.
Al parecer, en un
domingo que es día de resurrección pueden coincidir las fiestas de Cristo y de
la Madre de Dios, pero también las fiestas de los Santos de los que se celebran
y de los que no.
Por lo tanto,
debe haber una regla general, pero también disposiciones más específicas, es
decir, un Typikon que regule qué troparios deben cantarse, cuál debe preceder,
qué doxastikón se cantará ese día, y muchas otras cuestiones, de modo que haya
uniformidad en el culto de nuestra Iglesia. Así, se presentó la necesidad de
crear un Typikon auténtico.
Se hicieron
muchos esfuerzos, pero lo que prevaleció en nuestros días es el Typikon de la
Gran Iglesia de Cristo de Constantinopla, que fue compilado por el Protopsaltis
George Violakis, quien fue considerado miembro de dos Comités, con el propósito
de establecer un Typikon para el culto.
En este Typikon,
tras la introducción, se registra el preámbulo del Typikon, que es un texto que
muestra las reglas que rigen los servicios. A continuación, establece el orden
formal de las Vísperas y de los maitines, de los servicios diarios, del
domingo, de las fiestas mensuales del Señor y de la Madre de Dios y de las
fiestas de los santos, y el orden formal de los servicios del Triodion y del
Pentecostarion. Este preámbulo debe ser leído por todos los Cantores y aquellos
que se dedican al culto de la Iglesia.
En el apéndice
del Typikon se registra el typikon de varios servicios del Templo Patriarcal y
otros servicios.
Un cantor
experimentado, que tenga este Typikon y conozca todo su preámbulo, puede elegir
qué cantar cada vez, según las diversas circunstancias. Cuando era niño, iba al
Analogion, veía a los Protopsaltis (salmistas-cantores principales) de la
Iglesia Metropolitana organizar el Typikon del servicio de ese día basado en el
libro del Typikon de Georgios Violakis. Porque, sin embargo, esta es una tarea
difícil para todos, es por eso que hace años este estudio de caso especial fue
realizado por el Comité sinodal de la Iglesia, que publica cada año el Typikon,
que incluye las órdenes formales, es decir, el Menologion del año y las
referencias anuales, es decir, la organización canónica de la Iglesia Ortodoxa.
Desafortunadamente,
muchos cantores modernos no solo no saben cómo manejar el Typikon de la Gran
Iglesia de Cristo de George Violakis, sino que no pueden manejar todos los
demás libros y, por supuesto, los "Dípticos de la Iglesia", por lo
que eligen otras formas más fáciles de Internet.
La conclusión
general es que debe haber orden en el culto de la Iglesia, pero también debe
haber orden en toda la vida de la Iglesia. No todos pueden hacer lo que quieran,
no pueden ir más allá de los límites de los Padres y de los Sínodos Ecuménicos,
en lo que respecta a la fe y la vida.
El apóstol Pablo
escribe: "Hágase todo decentemente y con orden" (1 Cor. 7:40).
También escribe: "Porque aunque estoy ausente en la carne, sin embargo
estoy con ustedes en espíritu, gozándome de ver su buen orden y la firmeza de
su fe en Cristo "(Col. 2: 5).
Debemos amar a
Dios, a la Panayía, a los santos, a la Iglesia y obedecer a la Iglesia y su
tradición.
Fuentes consultadas: parembasis.gr, johnsanidopoulos.com