LIBROS SAGRADOS LITÚRGICOS DE LA IGLESIA ORTODOXA

Serie de Homilías (10) por el Metropolita Hierotheos de Nafpaktos y Agiou Vlasiou, sobre los libros sagrados litúrgicos de la Iglesia Ortodoxa.


INDICE

1. El Evangelio

2. El Libro de los Apóstoles

3.  El "Hieraticón"

4. El "Euchologion"

5.  El "Theotokarion"

6.  El "Horologion".

7.  El "Oktoekos" o "Paraklitikí".

8. El "Triodion" y el "Pentekostarion".

9. El "Mineon"

10. El Typikón.



HOMILIA 1. "El Evangelio"


Los sermones de este año se referirán a los Libros Sagrados que se encuentran en las Iglesias y son para el uso de nuestro culto, y sin ellos no podemos realizar los Servicios Sagrados y los Misterios de nuestra Iglesia. Debemos conocerlos, ya que nuestra Iglesia los ha elegido a lo largo de los siglos. El primer libro sagrado y litúrgico es el Sagrado Evangelio, que está siempre en el Santo Altar, y de hecho en el centro del Santo Altar, como el libro más sagrado de nuestra Iglesia.

La palabra evangelio significa "buenas nuevas", por lo que el nombre del evangelio proviene de la predicación del Señor Jesucristo, quien, como Logos (Palabra) del Padre, nos reveló Su voluntad, que es también la voluntad de nuestro Dios triádico, porque nuestra salvación. Ya en la Iglesia primitiva, tal como lo conserva San Justino, mártir y filósofo, circulaban las memorias de los Apóstoles, que se llamaron "Evangelios". Con el tiempo, la Iglesia eligió a cuatro de ellos, a saber, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, y los incluyó en el canon del Nuevo Testamento.

Los Padres de la Iglesia ordenaron que se lean varios pasajes evangélicos durante los Servicios Sagrados, los Misterios y la Divina Liturgia para escuchar las palabras de Cristo sobre los Servicios y los Misterios. Ellos eligieron y asignaron estos pasajes del Evangelio, los domingos, días festivos y varias ocasiones, y así se formó el libro llamado Sagrado Evangelio, que siempre permanece en el Santo Altar como nuestro libro más querido durante nuestro culto.

Así, el Sagrado Evangelio que se encuentra en el Santo Altar contiene varios pasajes evangélicos seleccionados de los cuatro Evangelios y se lee durante todo el año, es decir, todos los domingos y días de la semana. Luego, están los otros pasajes del Evangelio que se leen durante la Semana Santa, así como los Evangelios de Maitines que son Evangelios de Resurrección que se leen durante los maitines los domingos, y otros pasajes del Evangelio que se leen en las fiestas de los santos y para los Misterios (Bautismos, Bodas, Unciones), junto con varias otras circunstancias y servicios sagrados. Hay una serie de ellos y se determina cuándo son leídos y quién los lee, unos por un Obispo, otros por un Sacerdote y otros por un Diácono.

La Iglesia a través de los Padres también determinó el orden en que se leen los Evangelios. Desde el Domingo de Pascua hasta Pentecostés se lee el Evangelio de Juan con varias excepciones intermedias. Desde el lunes del Espíritu Santo hasta el viernes posterior a la Exaltación de la Honorable Cruz, en septiembre, se lee el Evangelio de Mateo. Desde el domingo posterior a la Exaltación de la Honorable Cruz hasta el sábado anterior a la Gran Cuaresma se lee el Evangelio de Lucas, con varias excepciones. También se leen extractos del Evangelio de Marcos durante la Gran Cuaresma. Por supuesto, hay varios otros pasajes ocasionales según las circunstancias. Así, a lo largo del año eclesiástico, se han asignado diferentes apartados de los cuatro evangelios y tenemos la oportunidad de escuchar las palabras de Cristo, sus enseñanzas, sus parábolas y sus milagros.

Es característico que, cuando se lee el Evangelio, el Diácono o el Sacerdote diga: "Sabiduría, en pie, escuchemos el Santo Evangelio. La paz sea con todos". Luego, se anuncia de qué evangelista será la lectura del Evangelio y el sacerdote insta: "Estemos atentos", es decir, estar de pie con atención para escuchar el Santo Evangelio. Y el lector canta: "Gloria a ti, Señor, gloria a ti".

Según el typikon de la Iglesia, después de la lectura del Santo Evangelio, se pronuncia el sermón sagrado, que analiza el Evangelio o lectura apostólica, por lo que el sermón es una obra sagrada, una interpretación eclesiástica del Evangelio o lectura apostólica.

Porque la lectura del Evangelio es una obra sagrada, una verdadera "hierurgia (liturgia, misa) de la palabra de Dios", por eso debemos cuidar en este momento de estar presentes en la Divina Liturgia para recibir la Gracia y la energía de la palabra de Dios, y ser enseñados a adaptar nuestra vida a los mandamientos de Cristo

 

 


HOMILIA 2. "Libro de los Apóstoles"


Los Discípulos de Cristo también se llaman Apóstoles, porque fueron enviados ( en gr. "αποστέλλω", [apostélo], enviar) por Cristo, primero a Palestina y después de Pentecostés a todas las naciones para predicar el mensaje del Reino de Dios. Así, los Apóstoles predicaron lo que escucharon, lo que vieron, lo que tocaron, con lo que el Espíritu Santo iluminó sus mentes.

Algunos de los apóstoles escribieron epístolas a varias iglesias locales, algunos escribieron epístolas católicas que fueron enviadas a todas las iglesias, y algunos otros, como los Discípulos de Cristo en el sentido más amplio de la palabra, registraron los eventos de la distribución de la predicación del evangelio y estos textos se llaman los Hechos de los Apóstoles.

La Iglesia, mediante la iluminación del Espíritu Santo, a través de los Padres, eligió cuáles de estos textos son genuinos y cuáles no, cuáles son beneficiosos, y los incluyó en el libro del Nuevo Testamento. Entonces la Iglesia misma eligió algunos textos apostólicos para ser leídos en cada Divina Liturgia, en cada Misterio, en cada Sagrado Servicio. Este libro sagrado que incluye estos pasajes se llama Apóstoles.

Si las lecturas del Evangelio en los Misterios y los Servicios son leídas por los Sacerdotes y Diáconos, según la ocasión, las lecturas apostólicas son leídas por los Cantores (salmistas) o los Lectores, por lo que este libro sagrado, que se llama Apóstoles, se encuentra entre los libros que se pueden encontrar en el atril sagrado (analoguio) de los Cantores o Lectores. Y como sabemos, la lectura apostólica se lee primero, porque los Apóstoles hablan por Cristo y su predicación prepara a los cristianos para escuchar más atentamente las palabras de Cristo.

Así como hay una lectura litúrgica de los pasajes evangélicos, también hay una lectura de los pasajes apostólicos. En la Iglesia hay una regla y no todos pueden hacer lo que quieran.

Así, desde el Domingo de Pascua hasta Pentecostés se leen pasajes de los Hechos de los Apóstoles, que fue escrito por el evangelista Lucas. Luego, varios pasajes se dividen en cinco períodos, desde las Epístolas del Apóstol Pablo y los otros Apóstoles, desde el Lunes del Espíritu Santo hasta el Sábado de Lázaro, seguidos por los pasajes apostólicos de la Semana Santa.

Esto significa que el libro llamado Apóstoles contiene pasajes apostólicos para las fiestas a lo largo del año, desde principios de septiembre hasta finales de agosto, ya que también contiene otros pasajes apostólicos leídos en varios Misterios y ceremonias, como la Consagración de un Templo , Santo Bautismo, Matrimonio y Funerales.

El typikon (ritual, protocolo) de la Iglesia determina cómo se realiza la selección de las lecturas apostólicas los domingos, cuando coinciden las fiestas de los santos.

Cabe señalar que la lectura apostólica la lee el lector, que ha recibido la imposición de manos por parte del obispo, o incluso por el cantor, que también ha recibido la imposición de manos. Así, en la Iglesia existía, como hoy, el oficio de Lector, que forma parte del bajo Clero, sin, por supuesto, ser ordenado sino recibir la imposición de manos, y es por eso que muchas personas hoy son llamadas Lectores.

Cabe señalar que el canon 75 del Sínodo Ecuménico de Penthekti establece: “75. Deseamos que quienes acuden al templo para cantar no utilicen clamores escandalosos, que no se fuercen a proferir gritos antinaturales, que no introduzcan nada que no corresponda o sea impropio a la iglesia, sino que salmodien con gran atención y contrición a Dios, Quien todo lo ve, aún lo que está oculto. Ya que las Sagradas Escrituras enseñaban a los hijos de Israel a ser reverentes" (Lev. 15:31).

(En este canon cobra importancia la enseñanza a quienes cantan en la iglesia de hacerlo con devoción. Ya Sonara, es decir en los siglos de Bizancio, al interpretar este canon se quejaba de que se introducían en el canto eclesial elementos algo extravagantes y teatrales. Más aún se descubre dicho fenómeno en la actualidad, por lo que requiere de constante ocupación por parte de las autoridades eclesiásticas para eliminarlo y corregirlo. Ver Laodicea 15.)

Si esto se refiere al canto, mucho más debería referirse a la lectura, ya sea del Evangelio o de los Apóstoles. Son lecturas y se recitan de forma especial, no cantando, sino como una lectura melódica. Es, en otras palabras, una lectura con un estilo más ligero, con una supuesta inflexión, y no en varios modos.

Las lecturas apostólicas que provienen de las Epístolas del Apóstol Pablo y de los demás Apóstoles, pero también de los Hechos de los Apóstoles, son textos teológicos de gran importancia y cuando, en lugar de ser leídos melódicamente, se cantan con afectación (falta de sencillez y espontaneidad), se crean mayores dificultades en su entendimiento.

Es un momento bendito en la Divina Liturgia, cuando escuchamos de los Lectores o Cantores las palabras de los Apóstoles, y de los Sacerdotes las palabras de Cristo. De esta manera somos preparados para nuestra adecuada participación  en la Divina Liturgia.

 

 

HOMILIA 3. “El Hieraticón”


Uno de los libros más importantes para su uso en el culto de la Iglesia es el llamado Hieratikon, que siempre está en el Santo Altar, junto al Sagrado Evangelio, porque es necesario para el sacerdote que realiza las Divinas Liturgias. Del Hieratikon vino el Archieratikon, que concierne a los obispos, y el Diakonikon, que concierne a los diáconos.

 

Parece que el nombre Hieratikon se recibió de una publicación de este libro por el Patriarcado Ecuménico, en 1895, cuando antes se llamaba pequeño librito (panfleto) que se consideraba incompleto. Esta es la razón por la que algunos sacerdotes llaman al Hieratikon "el folleto" (fylladion). La nueva edición fue aprobada por el Sínodo Patriarcal.

 

Hay muchas ediciones del Hieratikon en circulación hoy. Mencionaré el Hieratikon que se usa principalmente, que contiene todo lo que pertenece al Sacerdote para los Servicios de la Noche, es decir, los Servicios de Vísperas, de Apodeipnon o Pequeñas Completas, de Mesoniktikon o Medianoche, de Maitines, de las Horas, la orden de un Vigilia de Toda la Noche, así como las tres Divinas Liturgias, a saber, la de San Juan Crisóstomo, Basilio el Grande y los Dones Honorables Presantificados, así como varios otros servicios y oraciones por diversas circunstancias.

El Sacerdote ocupa un lugar destacado en la Divina Liturgia, porque pide al Padre que envíe el Espíritu Santo y que transforme el pan y el vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, pero también que transfiera la Gracia de Dios al pueblo. El sacerdote y el obispo son la presencia perceptible de Cristo, y por eso se mueven entre Dios y el pueblo.

Es muy característico que San Epifanio, obispo de Chipre, escribe que el oficio del Jerarca es "un oficio que da a luz a los padres, con un padre que da a luz a la Iglesia", es decir, es un oficio de un padre que da a luz, porque ordena al clero que se convertirá en padre de la Iglesia. Mientras tanto, el oficio de presbítero es de un "padre que no puede dar a luz, porque da a luz a los hijos mediante la fuente de la regeneración", es decir, el oficio de presbítero da a luz a los hijos por el bautismo y no por otros padres, porque ellos no ordenan.

Esto también muestra la diferencia entre obispos y sacerdotes, ya que los obispos ordenan sacerdotes que se convertirán en padres del pueblo, mientras que los sacerdotes a través del santo bautismo dan a luz hijos en la Iglesia.

Así, mientras que el libro del Hieratikon incluye todos los servicios realizados por el sacerdote, con el permiso y la bendición del obispo, el libro del Archieratikon incluye otros servicios, como las ordenaciones y la imposición de manos, y otras oraciones provisionales.

El Hieratikon y el Archieratikon son libros esenciales para los sacerdotes y obispos, porque determinan el orden en el que deben realizarse las Divinas Liturgias y los Servicios compuestos por los Santos Padres y establecidos por la Iglesia. En la Iglesia no debe haber oraciones privadas, ni el typikon debe aplicarse de la manera en que a cada uno le gustaría hacerlo. Oramos juntos y obedecemos a la Iglesia.

Lo importante es que el Sacerdote y el Obispo no deben ni pueden leer los servicios y las oraciones de manera mecánica, formalmente, sino que comprendan su contenido, ya que deben poseer también el sentido del Misterio y abordarlo con reverencia. Porque lo que ocurre en el Santo Altar no es un teatro, sino oración y acercamiento a Dios.

 Los sacerdotes y obispos son como Moisés que subió al monte Sinaí para encontrarse con el Logos preencarnado, con la diferencia de que se encuentran con el Logos encarnado. La Divina Liturgia es la Cena Mística, es la oración de Cristo en Getsemaní, cuando Cristo oró por el mundo entero, es el sacrificio en el Gólgota, es la Resurrección de Cristo "mientras el sepulcro estaba sellado", es la venida del Espíritu Santo como sucedió en Pentecostés.

Cada vez que sostengo en mis manos el Hieratikon y el Archieratikon siento la santidad de estos libros, porque miles de Sacerdotes y Obispos que leen estas oraciones saben que el Espíritu Santo desciende sobre el Santo Altar y transforma el pan y el vino en Cuerpo y Sangre de Cristo. Estas son, por tanto, palabras benditas y estos libros son sagrados.

 

 

 

HOMILIA 4. El Euchologion


Uno de los libros litúrgicos necesarios para el clero, a saber, obispos, presbíteros, diáconos, es el llamado Euchologion. La palabra Euchologion consta de dos palabras separadas εὐχή (efjí) y λόγο (logo), es decir, "una colección de oraciones". Son oraciones asociadas con el culto y los misterios de la Iglesia. Es un códice de ritos sagrados y ceremonias sagradas.

El Euchologion más antiguo que se conserva es el llamado Euchologion de Serapion, del siglo IV d.C., pero luego se agregaron otras oraciones y ritos sagrados a medida que aumentaba el culto de la Iglesia, razón por la cual este libro litúrgico es un "apilamiento" atemporal, como se ha descrito, ya que en un principio incluía la Divina Liturgia y algunas ceremonias sagradas básicas y en el proceso se agregaron varios otros servicios. Hoy en día se utiliza el Gran Euchologion y el Pequeño Euchologion, que también se llama Hagiasmatarion.

El Gran Euchologion, tal como se publica hoy, es un libro de varias páginas que se divide en cinco partes principales. La primera parte incluye los servicios de los Sagrados Misterios y varios otros servicios relacionados con ellos. La segunda parte incluye varios rituales sagrados para el Templo Sagrado, tales como consagraciones, ministraciones eclesiásticas y tonsuras monásticas, santificaciones y fiestas, y servicios para el fin de la vida humana. La tercera parte incluye servicios ocasionales para las diversas dificultades y calamidades de la vida, como sequías, enfermedades, guerras y ceremonias y oraciones para diversas ocasiones, como para espíritus inmundos, para edificios, campos, mar, viajes. La cuarta parte incluye las Epístolas y los Evangelios a lo largo del año, oraciones y componentes textuales diversos, testimonios canónicos. Y la quinta parte contiene varios servicios más nuevos, como Doxologuías, etc.

El Pequeño Euchologion o Hagiasmatarion es un epítome o resumen del Gran Euchologion, y es una antología que contiene los servicios que con mayor frecuencia realiza el Clero. El Pequeño Euchologion se edita en formato pequeño, porque podríamos decir que es un libro litúrgico portátil que es necesario en el uso diario.

El contenido del Pequeño Euchologion o Hagiasmatarion incluye el Servicio de la Pequeña Santificación de las Aguas, las Oraciones por el Nacimiento de un Niño, los Servicios del Santo Bautismo y Crismación, Compromisos y Matrimonios, de la Sagrada Confesión, Santa Unción, Funerales y varios otros servicios y oraciones para diversas circunstancias, como enfermedades, exorcismos, santificaciones de campos, rebaños, casas, pesca. También incluye diversos servicios, como por ejemplo para el inicio y fin del curso escolar, para obras públicas y privadas, comercios, obras de riego, incidentes de barcos, doxologías y oraciones, y finalmente la Paraklesis o Servicio de Súplica a Nuestra Señora Theotokos.

El Pequeño Euchologion o Hagiasmatarion es un útil libro litúrgico, que los viejos sacerdotes siempre tenían en una pequeña bolsa con un "petrajili"o pequeña estola sacerdotal y una cruz y siempre que podían lo llevaban consigo, para que en cualquier momento estuvieran listos para ayudar a las personas en todas sus necesidades.

Cuando uno lee atentamente el Gran Euchologion y el Pequeño Euchologion, comprende que realmente es un Hagiasmatarion (Libro de Santificaciones), o incluso diría un manual de sanación espiritual, ya que Dios, a través de las oraciones del piadoso Sacerdote, sana la mente y necesidades espirituales de las personas, de acuerdo con su fe.

Las personas son seres psicosomáticos, tienen un alma y un cuerpo como una unidad ininterrumpida y existe absolutamente una interdependencia entre ellos. Las enfermedades del alma tienen un efecto en el cuerpo humano, y las enfermedades físicas también tienen un efecto en el alma humana si una persona no tiene cuidado.

Así como la ciencia médica se ha desarrollado para curar las dolencias físicas de las personas, durante siglos ha existido la ciencia de la curación espiritual que cura los traumas psíquicos de las personas. Esto significa que las personas no solo tienen necesidades físicas o psicológicas, sino también espirituales, quieren encontrarse con Dios. Y porque entienden que el encuentro con Dios es un hecho muy importante, y las pasiones son un obstáculo para ellos, por eso quieren ser sanados primero, para poder unirse a Dios.

Entonces, la Iglesia es un centro de curación espiritual que recibe a las personas inmediatamente después de su nacimiento, y las sigue durante toda su vida, a través del Bautismo, el Matrimonio, la Divina Liturgia, incluso hasta su muerte. Mientras tanto los bendice, los santifica, y no solo a ellos, sino también sus casas, escuelas y ocupaciones, incluso los sigue en sus viajes, y no solo los sigue, sino que los sana y santifica. Es por eso que este libro, el Euchologion, también se llama Hagiasmatarion, porque el sacerdote o el obispo con los servicios y las oraciones le pide a Dios que santifique a las personas, si por supuesto las personas responden a esta curación con su cooperación.

Celebramos hoy a una persona tan curada, Santa Paraskevi, quien, viviendo en la Iglesia, fue santificada, estando unida a Dios, y así se convirtió en una persona de la Gracia divina. Ella no pasó simplemente por esta vida, sino que a través de la vida biológica entró en la vida eterna.

Por lo tanto, usemos las medicinas espirituales de nuestra Iglesia para ser sanados espiritualmente.

 

 

 

HOMILIA 5.  "El Theotokarion"


La fiesta de la Dormición de la Theotokos es una gran fiesta de la Madre de Dios que muestra la grandeza y gloria de la Theotokos y la Siempre Virgen María. El alma y el cuerpo de la Theotokos después de su reposo ascendieron al cielo y desde allí ella media ante su Señor y Dios.

Este año, durante los sermones escritos de verano en los Santos Templos, analicé varios libros litúrgicos que son libros esenciales para todo Clérigo, Monástico y Cristiano, y en base a ellos se realizan todos los Servicios Sagrados. Considero bueno, dentro de esta perspectiva, y para cantar himnos a la gran persona de nuestra Panayía (Toda Santa), hablar hoy en esta gran fiesta sobre el libro llamado Theotokarion.

El Theotokarion es un libro litúrgico, que incluye cánones y troparios prosomia (conjunto de troparios a excepción del primero, que tienen la misma melodía que este primero, el cual tiene una particular línea melódica y se denomina "autómelo") para nuestra Panayía. El primer Theotokarion pertenece al monje Agapios Landos de Creta, que se publicó en Venecia en 1643, así como ediciones posteriores, y el segundo Theotokarion pertenece a San Nikodemos el Hagiorita.

Hoy en día, en los Santos Monasterios se usa el Theotokarion de San Nikodemos el Hagiorita, que se canta todas las tardes en las Vísperas en el tono de cada semana, y después del canon se canta la prosomia troparia.

San Nikodemos el Hagiorita ha recogido cincuenta y seis cánones, es decir, siete cánones para cada uno de los ocho tonos. Al mismo tiempo, ha añadido seis Cánones de Súplica a la Panayía, por cada pena, por cada enfermedad, para la acción de gracias después de la enfermedad, un canon yámbico suplicante, un canon gozoso que se canta el sábado del Himno Akatista y un canon de acción de gracias cantada en los monasterios del Monte Athos el sábado del Akathist o Acátisto. El número total de cánones es de sesenta y dos, compuestos por veinte grandes himnógrafos de nuestra Iglesia.

Muy característico es el primer canon del tono primero, que se canta el sábado por la tarde, y es un poema de San Teodoro el Estudita. En este canon se presenta un hermoso diálogo en términos sencillos entre una persona pecadora, la Madre de Dios y Cristo, y muestra la obra de nuestra Panayía en la Iglesia.

En el primer tropario de cada oda de este canon, la persona pecadora suplica a la Theotokos por sus pecados. En el segundo tropario, la Theotokos ruega a Cristo por la persona específica. En el tercer tropario, Cristo responde a la Theotokos, su Madre, que el arrepentimiento de esta persona no es real, porque sus obras son contrarias a la petición de arrepentimiento. Y en el cuarto tropario, la Theotokos transmite al pecador la palabra de Cristo y lo insta al arrepentimiento. Todo este diálogo es asombroso y se desarrolla de manera dramática, porque parece que el pecador busca la remisión de sus pecados, pero su arrepentimiento no es verdadero y completo.

Este canon muestra que la persona pecadora insiste en que la Theotokos continúe intercediendo ante su Señor por la persona que le pide que medie con Cristo, y al final Cristo concede la remisión de los pecados, pero le pide a la Theotokos que le diga a la persona que pare de pecar. La Theotokos transmite esta palabra de Cristo a la persona y le aconseja que tenga cuidado, para que el resto de su vida sea agradable a Dios, para poder disfrutar del Paraíso.

De una manera hermosa e inductiva, este canon muestra cuál es la obra de la Theotokos, qué significa su mediación y cómo Cristo perdona al hombre. Así, en este diálogo se ve claramente la teología de la Iglesia sobre el pecado, el arrepentimiento y el perdón, así como la teología de la relación entre Cristo y la Santísima Theotokos.

San Nikodemos el Hagiorita escribe en el Prefacio del Theotokarion que recogió todos estos cánones asmáticos (distintos a los yámbicos, en lengua koiné, con una medida rítmica particular) que observó en muchos Theotokaria en los Monasterios del Monte Athos, y los imprimió "para la gloria de Cristo y de la Siempre Virgen y para el beneficio común de todos los cristianos y piadosos amantes de la Theotokos ".

Y luego escribe: "Y así como de un hermoso jardín se escogen de allí varias flores para una corona que se ofrece al rey terrenal como un regalo precioso, así todos los cánones asmáticos a la Theotokos, que se pueden encontrar en el Monte Athos, el paraíso alegórico de la Siempre Virgen, se eligió la siguiente corona múltiple, fragante y de múltiples flores, y se ofreció con mucho anhelo y reverencia a la Reina de todos los cielos, la Theotokos, un regalo más deseable que el talento de oro y corona preciosa de Moloch (2 Reyes 12:30), que el rey David usó en su cabeza, que la corona de doce estrellas del Apocalipsis, y simplemente de todas las coronas de piedras preciosas, perlas y oro de los reyes terrenales ".

Estamos acostumbrados a ofrecer coronas de flores al icono de nuestro Panayía. Esto es bueno y bendito. Pero sobre todo, es una bendición poner ante nuestra Panayía y Cristo una corona de flores de nuestras oraciones, nuestro arrepentimiento y nuestro amor por ellos.

San Paísio el Athonita aconsejó a una monja: "Lee un canon del Theotokarion todos los días y verás, adquirirás virtud y valentía.

El Theotokarion ayuda mucho. El corazón se calienta y se conmueve ". Larga vida, mis amados hermanos, y que nuestra Panayía nos ayude, que ella interceda ante Cristo por nosotros, por nuestra salud, del alma y del cuerpo.

 

HOMILIA 6.  "El Horologion”.


El domingo pasado, en un breve sermón eucarístico, me referí al libro litúrgico llamado Euchologion. Si el Euchologion es un libro utilizado por el Clero de todos los grados y les ayuda en el trabajo de curación que realizan, Horologion es un libro que pertenece a los Cantores, Lectores, Monjes y todos los cristianos. Por lo tanto, mientras que el Euchologion se encuentra en el Altar Santo, el Horologion se ubica en el atril (analoguio) de los Cantantes. Ambos libros litúrgicos son los libros más útiles y necesarios para el culto de la Iglesia.

La palabra "horologio" se refiere a algo que dice el tiempo, de ahí la palabra griega rologi (ρολόγι) que significa "reloj", que nos indica la hora tanto del día como de la noche. Sin embargo, el libro litúrgico conocido como Horologion recibió su nombre de que en sus inicios contaba con los Servicios de las Horas, es decir, los servicios que incluyen salmos, himnos y oraciones que se leen durante la primera, tercera, sexta y novena hora, según el typikon bizantino, es decir, las 6 y las 9 de la mañana, las 12 del mediodía y las 3 de la tarde. Sin embargo, este libro litúrgico, el Horologion, a lo largo del tiempo ha ido incluyendo, además de los Servicios de las Horas, otros servicios, por lo que se llamó el Gran Horologion.

Cuando uno lee atentamente el Gran Horologio que se usa hoy en la iglesia, se puede ver que está dividido en tres partes y el apéndice.

La primera parte contiene los servicios de oraciones durante el día y la noche, es decir: el de la medianoche con la oración de la mañana, los maitines con la primera hora y su media hora, la tercera hora con su media hora, la sexta hora con su media hora, y el Servicio del Typikon, así como la oración antes y después de la comida del mediodía, la hora novena con su media hora, Vísperas con la oración antes y después de la cena, y el Apodeipnon tanto grande como pequeño (Pequeñas y Grandes completas). La segunda parte del Horologion contiene la apolytikia y la kontakia de las fiestas no movibles, pero también de los santos que celebran todos los días durante todo el año. Además, incluye todos los troparios y kontakios del Triodion, del Pentecostarion, los troparios de la resurrección que se cantan cada domingo, los Theotokios y los hypakoes de los Octoechos, todas los apolytikios que se cantan a diario, y los Theotokios con los apolytikios cuando un Santo no es celebrado.

La tercera parte del Horologion incluye varios Servicios y Cánones, como el Servicio del Himno Akathisto, los Servicios de los dos Cánones Suplicatorios a la Santísima Theotokos, el Servicio de la Divina Comunión, el Canon a Nuestro Señor Jesucristo, el Canon al Angel de la Guarda, el Canon a los Poderes Celestiales y a todos los Santos. También incluye los veinticuatro oikos 'de la Escalera noética, la Honorable Cruz.

El Apéndice incluye varios otros textos, como el Evangelio de Pascua, la Homilía catequética de San Juan Crisóstomo, el Credo de Atanasio el Grande, una breve sinopsis de los Santos Cánones, fiestas moviles dependientes de la Pascua (Paschalion) de ciertos años y otras cosas.

Resulta obvio que el Gran Horologion es un libro muy necesario, no solo para los Cantores, sino también para el Clero, los Monjes y los Cristianos. Es por eso que muchos cristianos, especialmente en la antigüedad, y de hecho aquellos que venían de partes del Ponto y Asia Menor, siempre tenían el Gran Horologion en casa y leían los servicios y oraciones que necesitaban. Es, en cierto modo, la oración incesante de la Iglesia y de los cristianos.

Además, se publica el llamado Pequeño Horologion, que es una pequeña selección del Gran Horologion y se llama Sinopsis, porque es una sinopsis o resumen del Gran Horologion, y se publica una selección aún menor, que se llama "Synekdemos" debido a que era pequeño, y los cristianos podían llevarlo consigo cuando viajaban. Este libro los acompañaba en todas las etapas de su vida, por eso se llamó Synekdemos ("Συνέκδημος", [Sinékdimos]: compañero de viaje)

Este libro litúrgico llamado Gran Horologion, Sinopsis y Synekdemos muestran la necesidad del hombre, especialmente del cristiano, de rezar en todo momento, día y noche, pero también durante sus viajes. Un cristiano no puede vivir sin Dios, sin la oración, que es el aliento del alma. Así como el cuerpo necesita la respiración con la que recibe oxígeno para vivir, el alma también necesita su propia respiración para recibir su oxígeno. Si no rezamos, sentimos una asfixia espiritual.

Además, este libro, el Gran Horologion, muestra cómo se santifica el tiempo de nuestra vida y cómo a través del tiempo obtenemos lo eterno, cómo lo eterno está conectado con el tiempo.

Debemos aprender a orar cuando nos despertamos por la mañana del sueño, cuando salimos de nuestra casa, porque nos encontraremos con muchos peligros, antes y después de comer, por la noche antes de acostarse y en muchos otros momentos del día. Además, aparte de estas oraciones del Gran Horologion, de la Sinopsis y del Synekdemos, también aprendemos los Santos que celebramos cada día, pero también de la importancia de las Grandes Fiestas, porque también es un Sinaxarion muy corto.

Un cristiano santifica todo el tiempo de su vida con la oración. Entra en contacto con Cristo, la Panayía (Toda Santa) y los Santos.

 

 

 

 

HOMILIA 7.  OKTOEKOS O PARAKLITIKI.



"El Parakletike", del gr. "Παρακλητηκή", [Paraklitikí], traducido de súplica, ruego, imploración...) es un libro de nuestra Iglesia que permanece en el sagrado atril (analoguio) de los Cantores en los Santos Templos y es muy necesario para los Servicios Sagrados. Se llama Parakletike (estandarizado en inglés), porque la mayoría de los himnos que contiene tienen un carácter suplicante y confortante (paraklitikós), es decir, brindan consuelo y alegría a los cristianos. Hay himnos y, al mismo tiempo, oraciones.

El más antiguo y, de hecho, el nombre original de este libro fue el Octaechos u Octoechos (Ocho tonos), que consistía en himnos escritos por San Juan Damasceno), un padre dogmático líder del siglo VIII d.C. Con estos himnos el plasmó en himnos el misterio de la Economía Divina, que es, de la Encarnación del Hijo y Logos de Dios, especialmente el misterio de la Resurrección del Señor Jesucristo. Estos son los troparios de la Resurrección, los doxastikones, los theotokios, los cánones.

En esta maravillosa troparios, San Juan de Damasco unió la exactitud de la doctrina dogmática de la Iglesia con la oración, e hizo que fuesen  cantadas por todos los cristianos. De esta manera también neutralizó las cacodoxias de los herejes, que minaban las enseñanzas de Cristo, los Apóstoles y los Padres, es decir, de la Iglesia misma.

Estos himnos compuestos por San Juan de Damasco en los ocho tonos de la Iglesia, de los que recibió su nombre Octaechos u Octoechos, fueron introducidos inicialmente en la Laura de San Sabas el Santificado en Jerusalén, donde San Juan de Damasco era monje. Por supuesto, en el género y las formas de la poesía de San Juan de Damasco, sus co-ascetas en la Laura de San Sabas también compusieron, a saber, Kosmas el obispo de Maiouma, Andrés de Creta, y Esteban el Sabbaita, el sobrino de San Juan de Damasco.

Posteriormente, y concretamente a mediados del siglo IX, José el Himnógrafo, imitando a San Juan de Damasco, compuso cánones y "estiqueras" o stichera  en los ocho tonos para los otros seis días de la semana, y a toda esta obra la denominó Nuevo Octaecos. Así, los Octaecos de San Juan de Damasco que contenían la Resurrección stichera troparia y sus cánones de Resurrección, así como los de los Padres de San Sabas, fueron posteriormente recopilados junto con los Nuevos Octaecos de San José el Himnógrafo, y todo este material se conoció como el libro Parakletike que tenemos hoy en la Iglesia.

Así, el libro llamado Parakletike, incluye todos los troparios compuestos por santos de gran profundidad y altura espiritual, y se refiere a todos los días de la semana y los ocho tonos de la Iglesia. Combinan poesía de asombrosas dimensiones que se asocia a la maravillosa música eclesiástica de los ocho tonos, y además del conocimiento de la teología, expresan todos los estados mentales del hombre, es decir, alegría, compunción, carácter triunfante, y muchas otras cosas.

Cabe señalar que todos los días de la semana son celebrados por la Iglesia y están dedicados a un evento específico y a santos específicos. El domingo, que es el primer día de la semana, está dedicado a la Resurrección de Cristo. El lunes está dedicado a los Ángeles. El martes a San Juan Precursor, que jugó un papel importante en la Encarnación de Cristo. El miércoles a la traición de Cristo, la Cruz y la Santísima Theotokos. El jueves a los Santos Apóstoles y al popular San Nicolás. Viernes a la Pasión, la Cruz y el Entierro de Cristo. Y el sábado a los difuntos, así como a los Santos Padres, Profetas y Mártires. Así, todos los días de la semana los vivimos festivamente y toda nuestra vida está estrechamente relacionada con Cristo, la Panayía (Toda-Santa) y los Santos.

Al final del Parakletike está el Apéndice, en el que se publican los once himnos de la Resurrección de Eothina (Maitines), que se cantan como Doxastiká el domingo, que fueron compuestos por el Emperador León el Sabio, así como la Resurrección Exaposteilaria compuesta por el hijo del Emperador Constantino. Además, se publican varios himnos trinitarios según el tono, la Exaposteilaria para cada día de la semana, la Theotokia en cada tono, y los Cánones Suplicatorios Pequeños y Grandes.

Todo Parakletike es un gran libro litúrgico que combina dogma y oración, poesía e himnografía, doxología y compunción, y finalmente registra toda la tradición de nuestra Iglesia. Es una riqueza de los más altos estándares teológicos, literarios y espirituales.

Con el libro del Parakletike se nos da la oportunidad de vivir todo el misterio del hombre, que el hombre es pequeño y grande, pero también todo el misterio del amor de Dios, es decir, lo que Dios hizo por el hombre. Y no solo leemos sobre ello, sino que también lo cantamos, con palabras y expresiones sencillas y poderosas, y así podemos expulsar todas nuestras penas, tentaciones y pequeños problemas cotidianos.

Cuando entendemos con qué propósito fuimos creados y cuánto nos ama Dios, entonces todo lo demás va al margen de nuestra vida y nuestra alma es consolada, confortada e inspirada. Entonces toda la semana es bendecida.

 

 

 

HOMILIA 8. EL “TRIODION” Y EL “PENTEKOSTARION”.


Entre los libros importantes que permanecen en el sagrado atril (analoguion) de los Cantores se encuentran dos libros muy poderosos llamados Triodion y Pentecostarion, y se refieren a dos períodos homónimos de la Iglesia. El Triodion comienza el Domingo del Publicano y el Fariseo y termina el Sábado Santo, y el Pentecostarion comienza en Pascua, luego continúa hasta Pentecostés y termina el Domingo de Todos los Santos.

Es un período que constituye el corazón de todo el año eclesiástico. El Triodion recibió su nombre de las dos palabras separadas "tres" y "odas". La forma poética del canon introducida por San Juan de Damasco en el siglo VIII consta de nueve odas. Sin embargo, durante este período, en lugar de cantar las nueve odas, se cantan tres, es decir, siempre la octava y novena odas, y cada día una de las otras odas, por lo que este período se llama Triodion.

El período del Triodion se divide en tres períodos. Primero es el período de las primeras tres semanas (domingos del publicano y fariseo, del hijo pródigo y del comienzo de ayuno de la carne), segundo es el período de cuarenta días hasta el viernes antes del sábado de Lázaro, y tercero es la Gran Semana Santa.

El Triodion es un período de preparación para la Pascua, para que los cristianos puedan realmente celebrar la Resurrección de Cristo como su propia resurrección. Como todos los asuntos de nuestra vida están hechos con condiciones, así también en la vida espiritual, es decir, se necesitan condiciones. Los atletas están entrenados para participar en pequeños o grandes eventos deportivos, y los atletas espirituales, que quieren vencer al diablo, al pecado y a la muerte, deben entrenar para prepararse para Cristo.

Por tanto, el período del Triodion fue considerado el período de la Iglesia para que los catecúmenos y los que venían a la Iluminación estuvieran debidamente preparados, para que pudieran ser bautizados el Sábado Santo y convertirse en miembros de la Iglesia. Junto con los catecúmenos también los bautizados vivían este renacimiento de la Gracia del Bautismo, por lo que este período era considerado como muy importante para todos.

Toda la estructura del período Triodion se formó a través de los siglos y se completó hacia el siglo XV, y su carácter es solemne, por lo que antes se le llamaba "el solemne Triodion ". Los troparios se distinguen por su teología y, de hecho, por su teología níptica y hesicasta, que muestra la dimensión ascética de la Iglesia Ortodoxa. La Iglesia recogió lo más exquisitamente creado por los himnógrafos sagrados, lo investió con su maravillosa música y esto crea una maravillosa atmósfera de "gozo-dolor". Los servicios se han completado con una asombrosa riqueza espiritual, teológica, eclesiástica y ascética.


El Pentecostarion se llamó así porque se refiere a cincuenta días, desde el día de Pascua hasta el día de Pentecostés. Este período está asociado con cuatro Fiestas Despóticas (del Señor) principales, a saber, la Fiesta de la Pascua; la Fiesta de Medio Pentecostés, cuando Cristo fue al Templo de Salomón y celebró la Fiesta Hebrea de los Tabernáculos y se proclamó a Sí mismo como la Palabra y Sabiduría de Dios, la Luz del Mundo; la Fiesta de la Ascensión en la que Cristo ascendió con Su cuerpo al cielo; y la Fiesta de Pentecostés, ya que en ese día el Espíritu Santo descendió sobre los Discípulos y los estableció como miembros de Su Cuerpo.

Esta fiesta de Pentecostés la celebra nuestra Iglesia durante una semana entera hasta el domingo de Todos los Santos, lo que demuestra que el propósito de la encarnación del Hijo y Verbo de Dios es la santificación de la humanidad, su theosis.

Si el período del Triodion se caracteriza como un "Triodion solemne", el período del Pentecostarion se caracteriza como un período "alegre". Cuando se leen los troparios de ese período, se observa que están adornados por una riqueza teológica. Los cánones de las fiestas han sido elaborados por grandes himnógrafos y teólogos, como Juan de Damasco y José el Himnógrafo, Kosmás el poeta, Andrés de Creta, Germanós, Teófanes, Anatolio, José el Estudita, etc., que relacionaron los eventos de Sagrada Escritura con las maravillosas homilías de los Padres de la Iglesia, especialmente de San Gregorio el Teólogo, Basilio el Grande y San Juan Crisóstomo.

Ambos libros, el Triodion y el Pentecostarion, son dos colecciones hechas por los más grandes himnógrafos, quienes fueron traídos a la conciencia por la Iglesia, pero también por toda la humanidad, quienes con sus asombrosas referencias a eventos bíblicos y excelente conocimiento del idioma griego, nos brindó obras maestras teológicas y literarias. Estos estuvieron comprometidos conotros cantantes y compositores prominentes y se convirtieron en un tesoro del patrimonio universal.

El Triodion y el Pentecostarion se centran en la Pascua. Antes de este período es un período de preparación y después de este período hay un período de fecundidad espiritual. Todos los troparios conectan la teología con la historia, la compunción con la alegría, la Cruz con la Resurrección, la unión con Cristo y El espíritu santo.

La Iglesia Ortodoxa es un festival teológico continuo, es el taller de la santidad y el lugar de la civilización.

 

 

HOMILIA 9. El Mineon 


Los mayores en número de volúmenes de libros litúrgicos se titulan "Mineon" (del gr. “ Το Μηναιον”, [To Mineon], en inglés The Menaia o Menaion, traducido “El Mensual”), y cada volumen-libro lleva el nombre "Mineon" con la indicación de cada mes, es decir, "Mineon" de septiembre, "Mineon" de octubre, etc. Y porque hay doce meses en un año, resulta obvio por qué hay doce "Mineon".

No conocemos con exactitud la evolución del "Mineon", pero parece que en un principio hubo pequeñas recopilaciones de los "apolitiquios" (apolytikia, dissmisal hymn, himno de despedida o tropario) de los santos que celebran cada día, con una pequeña referencia a sus vidas. Luego se agregaron varios servicios de los santos y la configuración final tuvo lugar en Constantinopla, de donde provienen la mayoría de los himnos de dicho libro. Posteriormente se completaron con otros servicios, lo que se realiza incluso en nuestros días, ya que se suman nuevos santos y nuevas fiestas locales, por himnógrafos modernos.

Es evidente que los troparios contenidos en el Mineo, que comienza en septiembre y termina en agosto, el llamado año eclesiástico, son obras de himnógrafos novicios, pero también de himnógrafos en menor grado.

Los servicios en Mineon están estructurados según el typikon monástico, que se llama el typikon de Jerusalén o el typikon de San Sabas y estaba destinado a los Santos Monasterios. Sin embargo, en los siglos VIII y IX, después de la iconoclasia, este typikon de los Santos Monasterios se introdujo en las Iglesias Parroquiales, ya que durante este tiempo los monjes que apoyaban la veneración honoraria de los iconos sagrados dominaban la vida eclesiástica. Cuando uno lee el Mineon, encuentra que contienen servicios completos o incompletos de los santos para cada día. Incluyen los servicios de Vísperas y Maitines, con los troparios y la "apolitiquios", pero también los "sinaxarios" de los santos que celebran cada día. Además de las fiestas de los santos, el Mineon también incluye las fiestas inamovibles o fijas de Cristo y de la Madre de Dios o Theotokos, como la Navidad, la Circuncisión de Cristo, la Teofanía, la Transfiguración de Cristo, la Anunciación de la Theotokos y su Dormición. Las fiestas despóticas o del Señor móviles, como el Domingo de Ramos, la Crucifixión, la Pascua, la Ascensión, Pentecostés, están incluidas en los libros del Triodion y Pentecostarion.

Lo importante es que al leer y cantar los troparios y en general los servicios en el Mineon, entramos en contacto con la llamada "historia eclesiástica", que no son solo eventos externos, sino también la vida de Cristo y de la Theotokos, y la vida de los santos que son miembros del Cuerpo de Cristo. Estamos orgánicamente inmersos en esta historia, vemos la fe y la vida de nuestros aniguos hermanos que nos precedieron, vemos a los Profetas, los Apóstoles, los Mártires, los Padres, los Venerables y Ascetas, los jóvenes y los viejos, hombres y mujeres y en general todos los que amaron a Cristo y lo sacrificaron todo por él.

Lo sorprendente es que leemos en los Mineon brevemente su vida y conducta y luego vemos composiciones en pequeños troparios con palabras teológicas y luego los cantamos, para que con todo nuestro ser podamos participar en la fiesta del santo.

De esta manera entendemos que la teología es la vida de Cristo en las personas, es la visión de la gloria de Dios en la carne humana del Verbo, así también entendemos la forma en que los santos fueron santificados, que es por purificación , iluminación y theosis (glorificación), lo que se enfatiza repetidamente como praxis y theoria, y esto se logra mediante el ayuno, la vigilia, la oración.

Las palabras que encontramos en estos troparios, tales como: nous, corazón, theosis, instrumento del Espíritu, mystagogía, partícipes de la gloria de Cristo, templo de Dios, la iluminación de la iluminación, la luz de la Santísima Trinidad, iluminada para siempre, apareciste como un ángel en la tierra en la carne, deificado, etc. Muestra lo que es la verdadera teología ortodoxa y en qué se diferencia de la teología desconocida y herética.

En el Mineon se armonizan todos los géneros poéticos, es decir, los condaquios o "kontakia" con los "oikos", los cánones con la kathismata, la troparios en todos los tonos de la música eclesiástica, con alternancias continuas, los sinaxarios con los versos, y esto consta de gran riqueza espiritual y tesoro de la civilización. Así, se aprende qué son los santos, se aprende a teologizar y a convertirse en un verdadero teólogo, portador de Cristo, portador del templo y portador de Dios.

Consultar DICCIONARIO PRÁCTICO ORTODOXO, DICCIONARIO DE CANTO BIZANTINO

 

 

HOMILÍA 10. El Typikón.


"El Typikon"  En el Analogion (Sagrado Atril, Cleros), que se encuentra frente a los cantores o salmistas, donde se guardan los libros que usan para su trabajo, hay otros pequeños libros  que son útiles. Entre ellos está el Salterio, que tiene todos los Salmos de David que se leen con los servicios establecidos y se cantan. También está el "Engolpion" (del gr. "Εγκόλπιον", traducido "manual", también así llamado el medallón del obispo) del Lector.

Este libro tiene los elementos más útiles y necesarios para el Cantor y el Lector, para que no pierdan mucho tiempo buscándolos en otros libros. Pero hoy, en esta última homilia, mencionaremos otro libro muy útil llamado Typikon.

La palabra typikon se deriva de la palabra griega "τυπος" [typos] , que significa "modelo", "prototipo", "regla", "término", "ejemplo". Tanto las palabras typos como typikon se derivan del verbo "τυπω", [typo], que significa "golpear", que proviene del sonido que se forma al golpear, y por eso la palabra typikon en la administración política se llama "el decreto" , "la Ley".

En la vida eclesiástica, la palabra Typikon significa los reglamentos y las formalidades de los Sagrados Monasterios, que determinan todas las cuestiones relacionadas con la vida de los monjes de dicho lugar.

Además, la palabra Typikon indica el orden en que deben regirse los Servicios Sagrados.

El orden de culto comenzó a tomar forma a partir de la era apostólica, continuó en el período de los Padres Apostólicos y progresó, a medida que crecía la población de la Iglesia y los servicios, los troparios y el orden de los Misterios de la Iglesia y los Servicios Sagrados fueron formados. Así, se formaron diagramas de los servicios del modelo de Antioquía de los siglos IV y V, luego del modelo de Jerusalén del siglo VII y más tarde del modelo de Constantinopla.

Hoy, cuando hablamos del libro del Typikon, nos referimos al libro que define la forma y el orden con el que se desarrolla el culto de la Iglesia. Ya se ha enfatizado en sermones anteriores que hay fiestas inamovibles, como las memorias de los santos y algunas fiestas  del Señor  y de la Madre de Dios, y fiestas movibles, como la Pascua, la Ascensión, Pentecostés y todas las asociadas a ellas. Así, existen varios libros, como el Parakletikí (Octoechos) que se refiere a las fiestas de la semana, el Menaia, que se refiere a los eventos festivos de cada día del año, y el Triodion y el Pentecostarion que se refieren a la Pasión, la Cruz , la Resurrección y Pentecostés.

Al parecer, en un domingo que es día de resurrección pueden coincidir las fiestas de Cristo y de la Madre de Dios, pero también las fiestas de los Santos de los que se celebran y de los que no.

Por lo tanto, debe haber una regla general, pero también disposiciones más específicas, es decir, un Typikon que regule qué troparios deben cantarse, cuál debe preceder, qué doxastikón se cantará ese día, y muchas otras cuestiones, de modo que haya uniformidad en el culto de nuestra Iglesia. Así, se presentó la necesidad de crear un Typikon auténtico.

Se hicieron muchos esfuerzos, pero lo que prevaleció en nuestros días es el Typikon de la Gran Iglesia de Cristo de Constantinopla, que fue compilado por el Protopsaltis George Violakis, quien fue considerado miembro de dos Comités, con el propósito de establecer un Typikon para el culto.

En este Typikon, tras la introducción, se registra el preámbulo del Typikon, que es un texto que muestra las reglas que rigen los servicios. A continuación, establece el orden formal de las Vísperas y de los maitines, de los servicios diarios, del domingo, de las fiestas mensuales del Señor y de la Madre de Dios y de las fiestas de los santos, y el orden formal de los servicios del Triodion y del Pentecostarion. Este preámbulo debe ser leído por todos los Cantores y aquellos que se dedican al culto de la Iglesia.

En el apéndice del Typikon se registra el typikon de varios servicios del Templo Patriarcal y otros servicios.

Un cantor experimentado, que tenga este Typikon y conozca todo su preámbulo, puede elegir qué cantar cada vez, según las diversas circunstancias. Cuando era niño, iba al Analogion, veía a los Protopsaltis (salmistas-cantores principales) de la Iglesia Metropolitana organizar el Typikon del servicio de ese día basado en el libro del Typikon de Georgios Violakis. Porque, sin embargo, esta es una tarea difícil para todos, es por eso que hace años este estudio de caso especial fue realizado por el Comité sinodal de la Iglesia, que publica cada año el Typikon, que incluye las órdenes formales, es decir, el Menologion del año y las referencias anuales, es decir, la organización canónica de la Iglesia Ortodoxa.

Desafortunadamente, muchos cantores modernos no solo no saben cómo manejar el Typikon de la Gran Iglesia de Cristo de George Violakis, sino que no pueden manejar todos los demás libros y, por supuesto, los "Dípticos de la Iglesia", por lo que eligen otras formas más fáciles de Internet.

La conclusión general es que debe haber orden en el culto de la Iglesia, pero también debe haber orden en toda la vida de la Iglesia. No todos pueden hacer lo que quieran, no pueden ir más allá de los límites de los Padres y de los Sínodos Ecuménicos, en lo que respecta a la fe y la vida.

El apóstol Pablo escribe: "Hágase todo decentemente y con orden" (1 Cor. 7:40). También escribe: "Porque aunque estoy ausente en la carne, sin embargo estoy con ustedes en espíritu, gozándome de ver su buen orden y la firmeza de su fe en Cristo "(Col. 2: 5).

Debemos amar a Dios, a la Panayía, a los santos, a la Iglesia y obedecer a la Iglesia y su tradición.




Fuentes consultadas: parembasis.gr, johnsanidopoulos.com

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