630 Santos Padres del IV Concilio Ecuménico en Calcedonia.

DOMINGO DE LOS SANTOS PADRES DEL IV SÍNODO ECUMÉNICO: “CRISTO ES PERFECTO DIOS Y PERFECTO HOMBRE”

[Santo Monasterio de Comneno, Stomio, Larisa, 17-7-1983]



“Cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos, incluso el más pequeño, y así lo enseñe a los hombres, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos”

Hoy, amados míos, nuestra Iglesia celebra la memoria de los 630 Padres Teoforos que convocaron el IV Concilio Ecuménico en Calcedonia. El tema del Concilio era que Jesús Cristo es Dios perfecto y hombre perfecto.

Por supuesto, antes de analizar el contenido de este Concilio, sumamente oportuno en cada época, quisiera hacer una aclaración sobre el tema del “dogma”, ya que todos los Concilios 
naturalmente dogmatizaron. En nuestra época, en la cual no se quiere oir hablar ni de la palabra "dogma", —párrafo aparte, (lo que se dice de) que la época más dogmática, es la nuestra,  la liberalizadora, la más dogmática—. Me gustaría hacer una aclaración sobre qué es un dogma. Algo que, como les dije, asusta mucho al hombre moderno cuando oye hablar de dogmas. El hombre moderno cree que un dogma es algo que hay que aceptar, quieras o no, te guste o no te gusta, otra cosa si te compromete, o no te compromete tu libertad. En otras palabras, cree que un dogma es una forma de coerción. Esta percepción existe.

Pero les dije que nuestra época es dogmática. Nuestra época es dogmática en este sentido. Porque, como ven, como rebaños —repito la palabra—, como rebaños, la gente recurre a diversos dogmatismos de nuestra época para unirse.

Por favor, ¿qué es la moda? La moda no es más que un dogmatismo. "Fulano de París". "Fulano de Nueva York". Eso es lo que dijo París, eso es lo que dijo Nueva York, eso es lo que dijo Occidente, eso es lo que dijo la moda. Y vean, lo diré por tercera vez: la gente, como rebaños, se une a este rebaño, con este sentido llamado "dogma". Pero, queridos, esto no es dogma. Y porque ven a gente que quiere ser religiosamente incolora, otra cosa es que todavía tienen la fe más estricta en su ateísmo; la fe es, la fe está en el ateísmo; ¿porque han demostrado que Dios no existe? Lo crees, que Dios no existe. Bueno, entonces veis hoy a la gente, que ha deificado la libertad, mientras que son las personas más privadas de libertad de todos los siglos y de todos las épocas, esclavizadas por sus pasiones, la gente moderna, queriendo reaccionar, dicen que el dogma compromete (ata) la libertad humana, al intelecto humano, (no pudiendo) aceptar lo que quiera.

No es eso, queridos. El dogma es una verdad revelada y establecida. Eso es. Me explico. El sol es una verdad. Esta verdad es un dogma. Lo quieran o no, es una realidad. Así que aceptarán que el sol existe y tiene las propiedades que tiene. ¿Qué hago ahora al decirles qué es el sol? Una confirmación. Cuando la ciencia revela qué es el sol, investiga y revela qué es el sol, esto es una verdad científica. En el ámbito de la religión, de la fe, lo llamaríamos dogma. Así que esto es una realidad. ¿Y qué hace la ciencia ahora? Confirma esta verdad y nos la presenta. Esto, queridos, es dogma.

La Iglesia viene a decirnos que Dios es Trinitario. No nos lo hemos inventado. Nos ha sido revelado. Y como nos ha sido revelado, significa que lo aceptaremos como revelado. Cuando alguien viene a cuestionarlo, entonces la Iglesia se encarga de proteger esta verdad, y esta protección se llama «dogma». Pero ¿por qué la Iglesia viene a proteger la verdad? Viene porque cree —y así es— que el dogma, es decir, esta verdad revelada, es la base de la salvación del hombre. Por lo tanto, si pierde esta base, no puede alcanzar la salvación. Por eso, por amor y filantropía, establece esta verdad precisamente para que el hombre pueda alcanzar su salvación. Así como, diríamos, viene la Medicina a establecernos con una verdad y a decirnos: «Vivirás así, tomarás tus medidas contra una enfermedad así, para que no enfermes». Por lo tanto, nuestra Iglesia no hace otra cosa, queridos míos, que custodiar, afianzar y presentar la verdad revelada. ¿Cómo la revela? Presten atención. Con una formulación. ¿Y cómo la revela? Con la boca de toda la Iglesia. Esto es exactamente lo que hace la Iglesia. Este es el dogma. Entonces, ¿por qué tenemos miedo? ¿Por qué nos aterrorizamos? Y también hemos quitado el verbo de que «dogmatizas» con esto que dices. Y queremos decir que hablas arbitrariamente (sin medida, sin juicio). Hoy, cuando decimos el verbo «dogmatizar», significa que hablo arbitrariamente. La Iglesia no habla arbitrariamente. Pero lo que ha sido revelado, lo repito una vez más, lo establece y lo presenta.

Hecha esta aclaración, llegamos ahora a nuestro punto principal.

Queridos amigos, ¿qué estableció el IV Concilio Ecuménico? Que Jesús Cristo es Dios perfecto y hombre perfecto en una sola hipóstasis. Esta es la formulación del IV Concilio Ecuménico. Esta formulación es sumamente necesaria y oportuna, porque no preocupaba (sólo) a la gente de entonces con esas disputas cristológicas, sino que sigue preocupándoles hoy. En otras palabras, lo que formuló el IV Concilio Ecuménico es la pregunta del Señor a sus discípulos, pero también a toda la humanidad: "¿Quién dice la gente que soy yo, el Hijo del Hombre?" [Mateo 16:13]. "Yo me presento como hombre; la gente, ¿qué dicen de mí? ¿Quién soy?". La persona de Cristo, queridos amigos, es el gran problema y la gran incógnita de toda la historia del mundo. No hay cuestión más candente, más fundamental, de la vida y de la muerte, que la cuestión de "la persona de Jesucristo". ¿Quién es Jesucristo*

* No es algo herético decir Jesucristo en vez de Jesús Cristo, simplemente procede de la práctica y de la costumbre de utilizar dicho Nombre. (Aclaración realizada por Él mismo por boca de un padre espiritual)

 

No sé si comprenden, queridos, cuál es exactamente este problema. Si existiese o no existiese América, podría vivir feliz. Si hay o no estrellas, cuántas hay, si están habitadas o no, no me importa. Si no sé nada de ciencia y tecnología, no me importa. También puedo vivir feliz.

Pero si Cristo es lo que es, o no es, influye sobre mi vida presente y sobre mi vida eterna. Porque la Persona de Cristo es la respuesta a quién soy como hombre y cuál es mi destino. Como pueden ver, la pregunta es fundamental: "¿Qué dice la gente de mí? ¿Quién soy?". Y sí, como respondieron entonces los contemporáneos de Cristo, como transmiten los discípulos, lo que decían sus contemporáneos: «Unos dicen que eres Jeremías, Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas»: «Unos dicen que eres Jeremías, otros que eres Elías, otros que eres un maestro, otros que eres un profeta». Es decir, diversas opiniones.

¿Qué dice la gente hoy? ¿Quién es Jesucristo? Un tema de gran actualidad. ¿Quién es Jesucristo? «Es sociólogo», dicen algunos. «Es sabio», dicen otros. «Es un mago», dicen otros; «que estudió no sé dónde, magia y faquires. Y vino a presentárnoslas». «Es un hombre muy bueno», dicen otros, y así sucesivamente. Y el Señor hace la pregunta: «Tú (¿quién eres? Tú que vives conmigo y —presta atención— tienes la experiencia de mi Persona. Lo repito. Tenéis la experiencia de mi Persona. No el conocimiento sutil, sino la experiencia de mi Persona), ¿vosotros qué decís?». Porque esta pregunta se le hace a todo creyente de todas las épocas: "¿Qué dices?".

Y el apóstol Pedro dice: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". Como si le dijera: "Tú eres el Dios-hombre. Dios perfecto y hombre perfecto". No lo analizaré más. Porque "Cristo" se refiere a la naturaleza humana. "Hijo de Dios vivo" se refiere a la naturaleza divina. Así que esta fue la respuesta del apóstol Pedro. Esta es la respuesta de todo creyente a la Persona de Cristo, a este problema: ¿quién es Cristo? 

Veis sin embargo que quienes han sido bautizados y pertenecen al "rebaño" de Cristo, siempre no pueden pensar ni expresar su experiencia de Cristo, a la Persona de Cristo. El porqué, es un capítulo extenso que no es el momento de explicarles. Pero solo esto: que, como resultado, la gente se pregunta: "¿Quién es Cristo?". Así que no tienes experiencias. En fin, preguntas. ¿Qué respuesta te daré?

Y como estás empezando a dar algunas respuestas, la Iglesia viene a confirmarte y decirte que Jesucristo es Dios perfecto y hombre perfecto en una sola Persona, en una sola hipóstasis. ¿Qué significa esto? Es una gran verdad, queridos. Prestad atención. Arrio, a quien confrontó el I Concilio Ecuménico, dijo que Jesucristo no es Dios, sino una criatura. Es decir, no tiene divinidad. Pero ahora, en el IV Concilio Ecuménico, sucedió lo contrario. "Que Él es verdaderamente Dios, pero que no es posible que haya asumido la naturaleza humana. Y si asumió la naturaleza humana, fue aparente o fue absorbida por la naturaleza divina y no tiene mucha importancia. Es decir, lo que quedó en la historia como monofisismo. Es decir, la creencia de que Cristo tiene una sola naturaleza, la divina, no la humana. Hay dos extremos. Una postura niega la naturaleza divina de Cristo y la otra niega su naturaleza humana. Y estos dos extremos 
son de una importancia fundamental y atacan la salvación.

¿Cómo atacan la salvación? En cuanto a la primera posición, si Cristo no es Dios, entonces no le es posible salvar; porque todas las criaturas necesitan la salvación. Los ángeles también la necesitan. Este no es el momento de extenderse demasiado en esto, porque lamentablemente no se puede decir demasiado en un sermón litúrgico. Por eso debemos asistir a sermones regulares, sin la presión del tiempo, a cada hora y estudiar, para que seamos iluminados. Y los ángeles, les dije, necesitan salvación. ¿Y saben cuándo fueron salvados los ángeles? Cuando tuvo lugar la Encarnación del Hijo de Dios y lo reconocieron como el Hijo de Dios hecho hombre. Porque ni siquiera los ángeles han visto a Dios. Y cuando cantaron «Gloria a Dios en las alturas», significa que reconocieron a Jesús Cristo como el Hijo de Dios. ¿No dice el Apóstol que «ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra»? Y los ángeles doblarán sus rodillas ante el Hijo de Dios. Es cuestión de fe. Creer: esta es la última prueba de los ángeles. Creyendo en la naturaleza divino-humana de Cristo, fueron fortalecidos y establecidos en la salvación y ahora ya no corren peligro. No es que no puedan. No son irrevocables. Pero no corren peligro de caer. Como algunos han caído, permítanme expresarlo, sus compañeros ángeles. Son los demonios. Los ángeles también necesitan salvación. Los ángeles también necesitan fe. Los ángeles creyeron y fueron salvados. La representante de la raza humana, la Theotokos, también creyó y fuimos salvados. Y todo aquel que cree en la Persona de Cristo es salvado. Pero yo, un hombre que lleva materia y espíritu, no puedo salvarme, o si soy un ángel y solo llevo espíritu, si aquel en quien creo es solo una creación. Porque si fuera una creación, no sería Dios, y necesitaría la salvación. Pero no puede, estando él mismo necesitado de salvación, salvar a la creación.

Vayamos al otro extremo. Aquellos que solo aceptan la naturaleza divina y no la humana. Si me dicen "esto no existe hoy", niegan la divinidad de Cristo, pero no su humanidad. Se equivocan. El monofisismo se infiltra en la vida cristiana al completo. Se infiltra. Y solo porque niego la imagen de Cristo, en realidad soy un monofisita. ¿Por qué niego su naturaleza humana? Y digo: "¿Lo divino es representable?".
 Claro que lo divino no es representable . Pero si Dios se hizo hombre, sí lo es. Si, por lo tanto, niego la representación (el icono) establecido por el VII Concilio Ecuménico, entonces, sin duda, creo en Cristo como un hombre real.

Entonces, si niego la naturaleza humana, ¿qué consecuencias tiene esto? Tiene consecuencias tan terribles como las del primer caso. ¿Cuáles? Significa que Dios no se hizo verdaderamente hombre. Significa que Dios no asumió la creación. Y como no la tomó, no puede sanarla. Los Padres dicen: «Lo que no se toma, no se sana». Cristo asumió no solo el cuerpo material, sino también el alma humana. Son tres cosas: Dios Logos, su alma humana y su cuerpo humano. Cuando decimos «se hizo hombre», significa que se convirtió en ambos: alma y cuerpo. Sin embargo, Él es una sola persona. No son dos personas, la divina y la humana. Pero Él es una sola persona.

Me dirás «misterio». Pues sí. Precisamente por eso dirá «Creo». ¿Por qué no puedo comprender a quienes me rodean? ¿No hay misterios en el ámbito de la ciencia? ¿No hay misterios en el ámbito de la naturaleza? ¿Qué opinas? ¿Que comprendemos los misterios de la creación? ¿Sabemos qué es una célula? ¿Sabemos qué es la vida? ¿Sabemos qué es un ser humano? ¿Qué sabemos? ¿Sabemos qué es la materia? ¿Sabemos qué es la energía? No sabemos nada. Solo describimos. No nos diferenciamos mucho de Aristóteles, quien describió a los seres. La llamada "ciencia descriptiva". No nos diferenciamos mucho. Claro que hemos explicado muchas cosas. Pero no nos diferenciamos mucho. Porque en la profundidad y esencia de las cosas, describimos a los seres, describimos los fenómenos, pero no hemos entrado en la esencia de las cosas. ¿Qué es la materia? Repito una vez más. ¿Qué es la energía? ¿Qué es la vida? Nadie ha respondido hasta ahora. Entonces, ¿por qué deberíamos decir que hay misterios en la creación y no misterios en la fe? Hay muchos más misterios en el mundo metafísico. Pero el tema de la fe en Jesús Cristo, que es Dios perfecto y hombre perfecto, no es suficiente. Es decir, no es algo que diga "lo admito". No, queridos, no es simplemente eso. Es algo más. A esto es a lo que quiero que presten atención ahora. ¿Puede alguien decir: "Creo que es Dios perfecto y hombre perfecto" Pero, ¿qué significa esto? Resulta que Dios vino a visitarnos. Y vino a visitarnos no como en el Sinaí. Sino para hacerse como nosotros, y no solo para hacerse como nosotros y conversar, sino para recibirlo en nosotros y recibirnos en Él. Es decir, una unión inconcebible, inconcebible. Eso es lo que hicimos hoy. Comulgamos. ¿Qué significa "comulgar", recibir la Comunión? Nos hicimos partícipes de Dios. ¿Partícipes de Dios? Sí. A través de su naturaleza humana. Y porque Él es una Persona, nos hacemos partícipes de Dios. Este es el tema grande, insondable y más preciado. Aquello que es la cumbre tanto de la vida presente como de la venidera. ¡Que el hombre tenga comunión con Dios! ¿Lo entienden esto? Es inconcebible. Es inconcebible. Y, sin embargo, queridos míos, esta es la realidad.


Así que el dogma del IV Concilio Ecuménico quiere establecer esto: que Cristo es hombre perfecto y Dios perfecto. Lo cual realmente no solo debemos creer, sino experimentar. Que tenemos comunión con Dios. Escuchan al Evangelista Juan decir al principio de su Evangelio: «En el principio era el Logos, y el Logos estaba con Dios, y el Logos era Dios». Aquí se refiere a la naturaleza divina. «Y el Logos se hizo carne y habitó entre nosotros». Aquí se refiere a la naturaleza humana. 

¿Lo habéis visto? El Logos se hizo carne. No dice —presten atención— no dice «se hizo hombre». Pero dice «se hizo carne». Porque la palabra «carne» (σὰρξ [sarx], σάρκα[sarka]) ciertamente tiene el significado de hombre, tiene el significado, como en muchos lugares la Santa Biblia llama al hombre «carne». Y significa hombre. Pero la palabra «carne» también tiene una interpretación especial. Una interpretación sutil. Es la siguiente: que cuando decimos «carne», realmente nos referimos a la misma carne. Carne, carne, carne. De modo real. Así que cuando el Evangelista Juan dice "Y el Logos se hizo carne" (“ὁ Λόγος σὰρξ εγενετο”), si quisiéramos interpretarlo, traducirlo, diríamos: “¡El Hijo de Dios se hizo carne!”. ¡"Cruda"! No lo entendemos bien. Pero eso es lo que significa literalmente. ¿Qué significa?

El Evangelista Juan lo pone a propósito. Escribe su Evangelio al final, y ya el apóstol Pablo, cuando profetiza sobre los gnósticos lo que dirían de Cristo, sabe lo que Pablo ya dijo, pero también la realidad: los gnósticos negaron la encarnación del Hijo de Dios, y luego usa la expresión “el Logos se hizo carne”. Nos dirá lo mismo, queridos, en su Primera Epístola, al principio: “Lo que nuestros ojos vieron, palparon nuestras manos y oyeron nuestros oídos acerca del Logos de vida”. Pero ¿se ve el Logos de vida? Es decir, ¿se ve? ¿Se oye? ¿Se siente? De esta manera, es decir, con tres de los cinco sentidos, él quiere hacernos comprender de forma realista que el Hijo de Dios verdaderamente se hizo hombre. Por lo tanto, Dios perfecto y hombre perfecto. ¡Qué magnífico es esto, queridos! Si esto alguna vez pasa por el conocimiento sutil, es decir, desnudo, de nuestra mente, desciende a nuestra existencia, a nuestro corazón, entonces se convertirá en experiencia. Y entonces, en todas partes y siempre, sentiremos la naturaleza divino-humana de Cristo. Y solo el Teántropos (Dios-hombre) Jesús salva. Él, que es Dios perfecto y Él, que es hombre perfecto.

Hagamos oídos sordos a los sermones necios de nuestro tiempo, que dicen lo que dicen, mitos arcaicos, fábulas, sobre la Persona de Jesús Cristo. Nosotros estudiemos el logos de Dios y allí lo descubriremos. Vivamos sus mandamientos y entonces Él vendrá a morar en nosotros. Escuchen lo que dije: «Guardemos sus mandamientos y entonces Él vendrá a morar en nosotros». Es decir, tendremos la experiencia. Él mismo lo dijo: «El que guarda mis mandamientos, vendremos y haremos morada en él. Y yo, el Hijo, el Padre y el Espíritu Santo». Y no puedes dejar de tener experiencias. Por eso os dije que la cuestión es la experimentación. Primero lo aprendo noéticamente, es decir, con el intelecto, no con la lógica, sino con la "percepción", ¿y luego, qué? Entonces este algo se convierte en mi vida, se convierte en mi experiencia. Y entonces puedo decir que tanto la vida presente como el futuro son una sola cosa. El mundo presente y el reino de Dios se convertirán en una sola cosa. Todo pertenece al amor de Dios, todo está dentro del plan de Dios, todo está dentro de la comunión con Dios. Soy el hombre más feliz.

 

 

 

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