EPISTOLA A LOS TESALONICENSES I

INTRODUCCION.  (Por P. Trempelas)


LAS DOS EPISTOLAS A LOS TESALONICENSES.

El apóstol Pablo visitó Salónica por primera vez alrededor del año 52 d.C. durante su segundo viaje apostólico. Lo acompañaban Silas y Timoteo y procedía de Filipos, donde había sufrido aflicciones y encarcelamiento.


Según la información de Hechos (17, 1-10), el Apóstol, al llegar a Salónica, se dirigió primero a los judíos. Les habló tres sábados consecutivos proclamando que Jesús es el Mesías, basándose en las profecías bíblicas. Así se fundó la Iglesia de Tesalónica, que  incluía a unos pocos judíos, pero un gran número de conversos y nacionales y mujeres probablemente de la clase alta. Esto despertó el fanatismo de aquellos judíos que no creían en la predicación de Pablo, quienes incitaron la persecución contra él. Esta persecución pronto se extendió a todos los cristianos de Salónica.

Debido a esta persecución, el apóstol Pablo se vio obligado a dejar no solo Tesalónica sino también Veria. Y cuando llegó a Atenas, envió a Timoteo desde allí a Tesalónica, para fortalecer a los cristianos que estaban en persecución. Las noticias que luego  Timoteo transmitió a Pablo sobre los tesalonicenses, que ya estaba en Corinto, le dio la oportunidad de escribirles su primera carta hacia fines del 52 d.C. En ella, primero quiere expresar su alegría por su estabilidad frente a la persecución y la tentación, pero también llamar su atención sobre algunos vestigios perniciosos de sus hábitos y vicios paganos anteriores. Y finalmente para informarles sobre la resurrección de los muertos durante la segunda presencia del Señor.

Y su segunda epístola a los tesalonicenses fue escrita por el apóstol de Corinto unos meses después de la primera. Fue incitado por una epístola que le enviaron los tesalonicenses tan pronto como recibieron la primera, o por la información que el Apóstol recibió mientras tanto sobre la situación en Tesalónica.




PRIMERA EPISTOLA A LOS TESALONICENSES




CAPITULO 1

Saludos y agradecimientos

1. Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesús Cristo; gracia sea a vosotros y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesús Cristo.


2. Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, cuando nos referimos a  vosotros en nuestras oraciones,


3. acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de que vuestra fe se ha manifiestado en acción, vuestro amor en fatigas y vuestra esperanza en nuestro Señor Jesús Cristo, en paciencia 


4. Sabemos, hermanos, amados de Dios, que habéis sido elegidos, 


5. porque el evangelio que predicamos no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder y en Espíritu Santo y en plena certeza, y sabéis cómo nos comportamos entre vosotros por amor hacia vosotros.


6. Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, porque recibísteis y aceptásteis la predicación, dentro de gran tribulación, con gozo que da el Espíritu Santo,


7. de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído.


8. Porque partiendo de vosotros ha sido divulgado el logos del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar se ha hecho conocida vuestra fe en Dios, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada.


9. Porque ellos mismos cuentan de nosotros, qué tipo de visita os hicimos y cómo   os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,


10. y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos salva de la ira venidera.

 



CAPITULO 2

Pablo defiende su obra apostólica 

1. Porque vosotros mismos bien sabéis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no fue en vano,


2. porque aunque anteriormente hubimos padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos la valentía, con la ayuda de nuestro Dios, de predicaros el evangelio de Dios con gran lucha en medio de gran oposición.


3. Porque nuestra exhortación no procedía de error ni de defecto moral, ni fue por engaño,*

* Tuvimos este coraje y esta osadía, porque nuestra predicación, mediante la cual os exhortamos a creer, no procedía de algún engaño, sino que era la misma verdad. Tampoco fomentaba la inmoralidad y la adoración de dioses inmundos. Tampoco estaba relacionada con motivos y propóstos fraudulentos. (P.Tremelas)


4. sino que debido a que Dios nos consideró como adecuados  para que se nos confiase el evangelio, por eso hablamos, no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que examina nuestros corazones.


5. Tal como sabéis, nunca usamos de palabras aduladoras, ni de avariciosa arbitrariedad, Dios es testigo,


6. ni buscamos gloria de los hombres, ni de vosotros, ni de otros, aunque podíamos, como apóstoles de Cristo, usar de requerimientos.


7. Antes fuimos afetuosos entre vosotros, como una madre que cuida a sus hijos.


8. Con este tan grande y cálido amor por vosotros, tuvimos la complaencia de entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también a nosotros mismos, porque habéis llegado a sernos muy queridos.


9. Recordad por lo tanto, hermanos, nuestro trabajo y nuestra fatiga, porque trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.


10. Vosotros y Dios sois testigos, de lo santa, justa e irreprensiblemente que nos comportamos con vosotros los creyentes.


11. Sabéis que os tratamos a cada uno de vosotros, tal como trata un padre a sus hijos,


12. y os exhortamos, os dimos coraje y os imploramos que vivieseis como es digno ante Dios, que os llamó a su reino y a su gloria.


Persecución

13. Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis el logos de Dios, el cual oísteis de nosotros, lo recibisteis no como logos de hombres, sino según es en verdad, como logos de Dios, el cual trae resultados sobre vosotros los creyentes.


14. Vosotros, hermanos, habéis seguido el ejemplo de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas que ellos padecieron de los judíos,


15. los cuales mataron al Señor Jesús y a sus profetas, y a nosotros nos persiguieron; y no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres,


16. porque nos impiden hablar a los gentiles para que éstos se salven; y así siempre ellos llenan la medida de sus pecados. Pero vino sobre ellos finalmente la ira.


Interés de Pablo por sus lectores

17. Hermanos, cuando nos quedamos huérfanos, porque nos separamos de vosotros provisionalmente, aunque os teníamos en el corazón, tuvimos entonces mayor deseo de ver vuestro rostro.


18. Por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo ciertamente una y otra vez, pero nos fue obstáculo Satanás.


19. Porque ¿cuál es nuestra esperanza, o gozo, o la corona de nuestra jactancia ante nuestro Señor Jesús Cristo en su venida, si no sois vosotros?


20. Ciertamente, vosotros sois nuestra gloria y nuestro gozo.

 




CAPITULO 3

1. Por eso, cuando no podíamos soportarlo más, decidimos quedarnos solos en Atenas,


2. y enviamos a Timoteo, nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo, para apoyaros y alentaros en vuestra fe,


3. a fin de que nadie sea sucumbido ante estas tribulaciones. Porque vosotros mismos sabéis que esa es nuestra suerte.*

* para que nadie sea sacudido ni turbado por estos dolores. Porque tú mismo sabes que pora eso estamos y hemos sido destinados (es decir, sufrir los dolores con paciencia y fe y así progresar en la vida según Cristo). (imgap.gr)


4. Porque también estando con vosotros, os predecíamos que íbamos a pasar tribulaciones, como ha acontecido y sabéis.


5. Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador, resultando en vano nuestro esfuerzo.


6. Pero ahora vino de vosotros Timoteo y nos trajo buenas noticias de vuestra fe y de vuestro amor. Nos dijo que mantenéis buen recuerdo de nosotros y deseáis vívidamente vernos, como también nosotros a vosotros.


7. Y así, hermanos, en medio de toda nuestra tribulación y preocupación fuimos consolados, por medio de vuestra fe,


8. porque ahora realmente vivimos, si vosotros estáis firmes en el Señor.


9. Verdaderamente, ¿qué agradecimiento podremos dar a Dios por vosotros, por todo el gozo que sentimos a causa de vosotros delante de nuestro Dios,


10. orando con insistencia de noche y de día por que veamos vuestro rostro y completemos lo que falte a vuestra fe?


11. Mas el mismo Dios y Padre nuestro, y nuestro Señor Jesús Cristo, dirija nuestro camino a vosotros.


12. Y el Señor os haga crecer y desbodar de amor entre vosotros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros,


13. para que sean afirmados vuestros corazones, para que sean hallados  irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesús Cristo con todos sus santos.




CAPITULO 4

Indicaciones prácticas 

1. Por los demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el nombre del Señor Jesús, que uno vez recibido de nosotros el cómo habéis de vivir y agradar a Dios, realicéis esto de un modo aún más perfecto.


2. Sabéis qué indicaciones os dimos en el nombre del Señor Jesús.


3. Esta es la voluntad de Dios, vuestra santificación, que os apartéis de la fornicación, 


4. que cada uno de vosotros sepa utilizar su cuerpo con santidad y honor, 


5. no para pasiones impetuosas, como los gentiles que no conocen a Dios;


6. que no peque y se aproveche de su hermano en estos temas, porque el Señor será el justo castigador en todo esto, tal como anteriormente os dijimos y recalcamos.


7. Porque Dios no nos llamó para la impureza, sino para la santificación.


8. Entonces quien desprecie todo esto, no desprecia a hombre, sino a Dios, quien también os dio su Espíritu Santo.


9. En lo que respecta al amor por los hermanos, no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis sido enseñados por Dios a amar a los demás.


10. Realmente, os comportáis de este modo ante todos los hermanos que se encuentran por toda Maedonia. Pero os rogamos, hermanos, que hagáis esto todavía más;


11. procurad tener una vida tranquila, ocuparos de vuestros propios negocios y trabajad con vuestras propias manos, tal como os encargamos, 


12. a fin de que os comportéis con honradez ante los de afuera, y no tengáis necesidad de nadie.*

* Aplicad estas indicaciones nuestras, para comportaros con decencia ante los infieles, que se encuentran fuera de la Iglesia, y no tener necesidad de nada, abasteciéndoos de todo mediante vuestro propio trabajo. (P. Trempelas)            



La Resurrección de los muertos

13. No queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.


14. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también con Jesús traerá a los que durmieron. 


15. Porque os decimos basándonos en el logos del Señor lo siguiente, que nosotros los que vivimos, que permanecermos hasta la venida del Señor, no llegaremos antes que los que durmieron,


16. porque este Señor mediante la orden, con voz de arcangel, y con la trompeta de Dios, descenderá del cielo y primero resucitarán los muertos en Cristo,


17. luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremo arrebatados junto con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.


18. De modo que alentaos los unos a los otros con estas palabras.



CAPITULO 5

La venida del Señor y la necesidad de sobriedad espiritual.

1. Respecto a los años y a los tiempos, hermanos, no tenéis necesidad de que os escriba,


2. porque vosotros mismos sabéis bien, que el Día del Señor vendrá como el ladrón en la noche. 


3. Cuando digan, "Paz y seguridad", entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no podrán escapar.


4. Pero vosotros, hermanos, no pertencéis a la oscuridad, para que no os sorprenda aquel día de repente como ladrón.


5. Todos vosotros sois hijos de la luz, hijos del día. No pertenecemos a la noche ni a la oscuridad.


6. De modo que no nos durmamos como los demás, sino que estemos despiertos y sobrios.


7. Lo que duermen, duermen por la noche, y los que se embriagan, se embriagan por la noche.


8. Pero nosotros que pertenecemos al día, estemos sobrios, y revistámonos con la coraza de la fe y del amor, y con el casco de la esperanza en la salvación, 


9. porque Dios no nos ha establecido para la ira, sino para conseguir la salvación mediante nuestro Señor Jesús Cristo,


10. quien murió por nosotros, de modo que, etemos despiertos o durmamos, vivamos con él.


11. Por eso, alentaos los unos a los otros y edificaos entre vosotros, tal como lo hacéis.



Algunas exhortaciones y epílogo

12. Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que se esfuerzan entre vosotros y os dirigen en el Señor y os amonestan,


13. y que los tengáis en mucha estima y amor por su obra. Tened paz entre vosotros.


14. También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los desordenados, que consoléis a los de poco ánimo, que ayudéis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.


15. Mirad que ninguno pague a otro mal por mal, sino más bien buscad hacer lo bueno entre vosotros y con todos.


16. Estad siempre gozosos,


17. orad sin cesar,


18. dad gracias por todo, porque ésta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.


19. El Espíritu no apaguéis;


20. las profecías no menospreciéis;


21. Probadlo todo y mantened lo que es bueno.


22. Manteneos lejos de toda especie de mal.


23. Y este Dios de paz os santifique por completo, y todo vuestro espíritu y el  alma y el cuerpo se mantengan impecables para la venida de nuestro Señor Jesús Cristo.


24. Es fiel el que os llama, el cual también lo llevará a cabo.


25. Hermanos, orad por nosotros.


26. Saludad a todos los hermanos con beso santo.


27. Os conjuro por el Señor, que esta epístola sea leída a todos los hermanos santos.


28. Que la gracia de nuestro Señor Jesús Cristo sea con vosotros. Amén.