EPISTOLA DE PEDRO I

INTRODUCCION  

(Por P. trempelas)

Simón era el nombre del Apóstol principal, quien de su trabajo de pescador fue llamado a seguir a Cristo junto con su hermano Andrés y a ser contado con él en el grupo de los doce Apóstoles. El Señor le puso el nombre de Pedro en Cesarea de Filipo, con motivo de una pregunta que le hizo el mismo Señor, y entonces Pedro proclamó la fe correcta acerca de él. Esta confesión, además, sería la piedra sobre la que se edificaría la Iglesia. El padre de Pedro se nombra en otros lugares de los Evangelios de Jonás, mientras que en otros lugares se le llama Juan. Su tierra natal era Betsaida, que estaba situada junto al lago de Genesaret, aunque se presenta a Pedro como residente de Cafarnaúm. Parece que su esposa procedía de esta ciudad y, por lo tanto, probablemente Pedro se estableció allí después de su matrimonio.

Desde el primer momento, Pedro tuvo una posición central en el círculo de los Apóstoles. Siempre se le menciona en primer lugar entre los discípulos y en las listas de los Evangelios. Pero también junto con los dos hijos de Zebedeo constituyó el círculo más cercano de los Apóstoles en torno al Señor. Tenía un carácter impetuoso y saltaba fácilmente, pero volvía a caer, disminuyendo el coraje por un tiempo. Sin embargo, aparece como un tipo maravilloso de Galileo, y detrás de su carácter cambiante escondía la sinceridad y la cálida devoción al Maestro. Esta devoción se manifestó de hecho después de Pentecostés con fuerza y ​​estabilidad. Según alguna tradición, Pedro fue a Roma, muy probablemente durante el tiempo que Pablo estuvo allí, y fue martirizado por Nerón en el mismo año en que Pablo también fue martirizado.

La primera carta católica de Pedro está dirigida a los fieles "del Ponto, de Galacia, de Capadocia, de Asia, de Bitinia". A partir de este hecho se consideró posible la conclusión de que en Asia Menor, aparte de las Iglesias fundadas por Pablo, había otras fundadas por Pedro o algunos de sus asociados. Esta carta fue escrita por "Babilonia", como se puede ver en los saludos que envía al final de su epístola  desde la Iglesia "reunida en Babilonia". Y con este nombre Pedro probablemente se refiere a Roma, la Iglesia reunida, desde la cual envía los saludos de sus fieles.

El tiempo de redacción de esta primera carta es muy probablemente el intervalo entre la primera liberación de Pablo y la proclamación de la persecución de Nerón contra los cristianos, es decir, entre el 60 y el 64 d.C.

 

 

 

EPISTOLA DE PEDRO I 




CAPITULO 1

Saludos

1. Pedro, apóstol de Jesús Cristo, a los habitantes provisionalmente en la diáspora en el Ponto, en Galacia, en Capadocia, en Asia y en Bitinia,
 

2. los cuales han sido elegidos conforme a la presciencia de Dios Padre y santificados por el Espíritu, para obedecer a Jesús Cristo y ser rociados con su sangre: que la gracia y paz aumente entre vosotros.

 

 

Agradecimiento por la esperanza cristiana.

3. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesús Cristo, quien según la abundancia de su misericordia, nos ha hecho renacer, mediante la resurrección de Jesús Cristo de entre los muertos, para una esperanza viva, 

 

4. para una herencia que incorruptible, inmaculada, e inmarcesible, que está reservada en los cielos para vosotros,
 

5. los que, por el poder de Dios, sois guardados mediante la fe para la salvación que está a punto de manifestarse durante los tiempos finales.


6. Sentid gran gozo por esto, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,


7. a fin de que la pureza de vuestra fe, que es más preciosa que el oro, el cual, aunque es  perecedero, es probado por el fuego, para mostrase digno de alabanza, gloria y honor, cuando se manifieste Jesús Cristo, 


8.
a quien amáis, aunque no lo hayáis visto, y, creyendo ahora en Él sin verle, sentís un gozo inexpresable y glorioso, 

 

9. porque lográis el fin de vuestra fe, es decir la salvación de vuestras almas.



10. Sobre esta salvación
buscaron e indagaron cuidadosamente los profetas, los cuales profetizaron sobre la gracia que os sería dada;


11. buscaron aprender cual era el tiempo o cuáles eran las circunstancias que  mostraría el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, cuando predecía los padecimientos de Cristo y las glorias que vendrían tras ellos.

 

12. A estos se les reveló que no se servían a sí mismos, sino a vosotros, prediciendo todo lo que os fue ahora anunciado por aquellos que os predicaron el jubiloso mensaje con el poder del Espíritu Santo, el cual fue enviado desde el cielo, han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas que los mismos ángeles desean penetrar



El carácter cristiano

13. Por tanto, ceñid los lomos de vuestro intelecto, sed sobrios, poned todas vuestras esperanzas en la gracia, la cual os será dada cuando se manifieste Jesús Cristo.

 

14. Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que teníais durante el pasado tiempo de vuestra ignorancia,

 

15. sino que, tal como aquel que os llamó, que es Santo, sed también vosotros santos en toda conducta vuestra, 

 

16. porque está escrito: "Sed santos, porque yo soy santo".

 

17. Y si llamáis Padre a aquel juzga, según la obra de cada uno, sin acepción de personas, habéis de vivir en temor el tiempo de vuestra vida aquí,

 

18. ahora que sabéis que no era algo corruptible, como la plata o el oro,  aquello con lo cual fuisteis liberados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres,

 

19. sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,*

* sino con la preciosa sangre de Cristo, que fue ofrecida en sacrificio como sangre de un pequeño cordero totalmente impoluto y limpio de cada mancha de pecado. (P. Trempelas) 

 

20. el cual hubo sido destinado antes de ser creado el mundo, pero se manifestó en los tiempos finales para vosotros, 

 

21. Por él creéis en Dios, quien le levantó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza estén basadas en Dios.

 

22. Ahora que habéis purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para un amor sincero hacia los hermanos, amaos los unos a otros con todo vuestro corazón, 

 

23. habiendo renacido no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por el logos de Dios que vive y es eterno,

 

24. Porque "todos los hombres son como la hierba y toda la gloria del hombre como la flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae.

 

25. Pero el logos del Señor permanece eternamente". Este es el logos que os ha sido predicado.

 

 

 

 

CAPITULO 2

1. Desechad entonces toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todo tipo de difamación,

 

2. y como niños recién nacidos, desead la leche espiritual no adulterada, para que con ella crezcáis y lleguéis a la salvación, 

 

3. si "habéis conocido por la experiencia que el Señor es bondadoso". 

 

4. Acercándoos a él, la piedra viva, quien ya hubo sido desaprobada por los hombres, pero para Dios es escogida y preciosa, 

 

5. también vosotros, cual piedras vivas, edificaos como casa espiritual para un sacerdocio santo, con fin de ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por Jesús Cristo,

 

6. porque incluido está en una escritura: "He aquí, pongo en Sión una piedra angular, escogida, preciosa, y el que en ella creyere no se avergonzará".

 

7. Entonces para vosotros los que creéis, es preciosa, pero para los que no creen, "la piedra que los edificadores desecharon, ha venido a ser la piedra angular y piedra en la cual tropezarán y roca que les hará caer". 


8. Tropiezan, porque no obedecen al logos, a lo cual fueron ya destinados.*

* Éstos tropiezan en "la palabra" del Evangelio, debido a que lo niegan. A este tropiezo y derribo fueron destinados por Dios, quien previó su pervertido parecer y los abandonó en el desastroso camino de la desobediencia que ellos eligieron. Este es su castigo. (P. Trempelas)

 

9. Pero vosotros sois "generación que Dios escogió, sacerdocio real, nación santa, pueblo suyo para que anunciéis las maravillosas hazañas" de aquel, que os llamó de las tinieblas a su admirable luz, 

 

10. vosotros que en otro tiempo "no erais pueblo de Dios", pero ahora sois "pueblo de Dios", vosotros que en otro tiempo "no habíais alcanzado misericordia", pero ahora "habéis alcanzado misericordia".


11. Amados, os ruego, que como extranjeros y peregrinos que sois, os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma,*

* Os ruego entonces, amados, como ciudadanos ya del cielo, que sois forasteros en la tierra y residís temporalmente entre sus habitantes idólatras, que os apartéis de los deseos carnales, los cuales se oponen y luchan contra el alma. (P. Trempelas) 

 

12. mostrando una buena conducta entre los gentiles, para que, cuando os acusen de malhechores, vean vuestras buenas obras y glorifiquen a Dios en el día de su visitación.

 

 

Sumisión al poder político

13. Someteos entonces, a toda autoridad humana por causa del Señor, ya sea al rey, como gobernante superior,  

 

14. o como comandante, enviado por él para castigo de los que obran el mal y para alabanza de los que obran bien,

 

15. porque esta es la voluntad de Dios: que hagáis callar mediante vuestras buenas obras la ignorancia de los hombres insensatos.

 

16. Vivid como hombres libres y no utilicéis la libertad como encubrimiento de vuestras de malas acciones, sino como siervos de Dios. 

 

17. Honrad a todos, amad a la hermandad, temed a Dios, honrad al rey.

 

 

El sentido de la servidumbre

18. Los sirvientes, someteos a vuestros señores, con el debido respeto; no solamente a los buenos e indulgentes, sino también a los malos.

 

19. Porque aquí se encuentra la gracia, en que si alguno, teniendo conciencia de Dios, mientras padece injustamente, lo soporta.


20. Porque, ¿qué valor tiene soportar con paciencia bofetadas por un mal que habéis hecho? Pero si hacéis el bien y sufrís, vuestra paciencia tiene gracia delante de Dios. 

 

21. Pues para este fin fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pasos; 

 

22. "Pecado no hizo, ni se halló engaño en su boca"; 

 

23. cuando le insultaban, no correspondía con insultos; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa a aquel que puede juzgar justamente; 

 

24. Este mismo "cargó con nuestros pecados" en su cuerpo sobre el madero, para que, muertos en cuanto al pecado, vivamos para la justicia; "por sus heridas fuisteis sanados". 

 

25. Porque erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Guardián de vuestras almas.

 

 

 

CAPITULO 3

Cónyuges 

1. Del mismo modo también las mujeres, someteos a vuestros maridos, para que si algunos no creen en el logos, sean ganados por la conducta de sus esposas sin palabras, 

 

2. cuando vean vuestra conducta casta y respetuosa. 

 

3. Que sea vuestro atavío no externo, el trenzado de vuestros cabellos y las joyas de oro o los vestidos elegantes, 

 

4. sino el oculto hombre del corazón con su vestido incorrupto interno, un espíritu dulce y tranquilo, el cual es precioso ante Dios. 

 

5. Porque así también en otro tiempo las mujeres santas, que tenían su esperanza puesta en Dios, se ataviaban a sí mismas por la obediencia a sus maridos, 

 

6. como Sara obedecía a Abraham, llamándole "señor". Y sois ahora hijas suyas si hacéis el bien, sin tener ningún temor.*

* Como Sara mostró obediencia a Abraham y por respeto lo llamaba su señor. De esta Sara os habéis convertido en hijos espirituales realizando caridades y expulsando de vuestros corazones cada temor e intranquilidad sobre la salud y la vida de vuestro cónyuge y de vuestros hijos, y en general depositando con confianza cada tema de vuestra familia en la divina providencia. (P. Trempelas)  

 

7. Del mismo modo los maridos, convivid con vuestras esposas con sensatez, otorgándoles honor como a sexo más débil, dado que también sois coherederas de los dones de la vida*, para que no se vean obstaculizadas vuestras oraciones.

* coherederas de la vida eterna que regala Dios. (P. Trempelas)


 

La mutua simpatía de los cristianos 

8. Finalmente, sed todos de una misma opinión*, compasivos, llenos de amor fraternal, misericordiosos, amables,

* Finalmente, vivid todos unidos en armonía con Dios. (imgap.gr)

* Finalmente entoces os sugiero que tengáis todos el mismo espíritu de fe y de esperanza. (P. Trempelas)

 

9. no devolviendo mal por mal, ni insulto por insulto, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. 

 

10. Porque: "El que ama la vida y quiere ver días buenos, refrene su lengua del mal, y sus labios de habar engaño;

 

11. apártese del mal y haga el bien; busque la paz y sígala,

 

12. Porque los ojos del Señor están dirigidos sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones, pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal.

 

 

Los que sufren injustamente. El ejemplo de Cristo.

13. ¿Y quién podrá haceros daño, si hacéis el bien? 

 

14. Pero aunque padezcáis por causa de la justicia, sois bienaventurados. "No les temáis, ni os agitéis,

 

15. sino santificad a Dios el Señor" en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os pida razón de la esperanza que hay en vosotros; 


16. y tened buena conciencia, para que mientras os acusen de que sois malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. 

 

17. Es mejor es que padezcamos, si Dios lo quiere, cuando hacemos el bien, que cuando hacemos el mal. 

 

18. Porque también Cristo murió una sola vez por nuestros pecados, el justo por los injustos, para presentarnos a Dios. Fue muerto en la carne, pero vivificado en espíritu;

 

19. en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, 

 

20. los cuales en otro tiempo hubieron desobedecido, cuando Dios esperaba con paciencia, en Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocos, es decir ocho personas, pasaron seguras por el agua,  

 

21. cuyo tipo o prefiguración, es decir el bautismo, nos salva también hoy, y esto consiste no en la eliminación de la inmundicia de la carne, sino en la dedicación de una buena conciencia a Dios, por la resurrección de Jesús Cristo

 

22. quien fue al cielo está "a la diestra de Dios", tras el sometimiento a Él de los  ángeles, las autoridades y los poderes.

 

 

 

 

CAPITULO 4

Negación del pecado

1. Puesto que Cristo padeció corporalmente por nosotros, armaos también vosotros con el mismo espíritu (porque aquel que padeció corporalmente ha parado de pecar).*

* Dado que Cristo soportó la Pasión (el Padecimiento) respecto a su naturaleza humana para nuestra salvación, armaos también vosotros tomando la misma decisión de soportar padecimientos con paciencia. Porque el que soporta en la carne (en la naturaleza humana) padecimientos con paciencia por la justicia y por su virtud, y lo padece con mansedumbre, se hace tan fuerte espiritualmente, que las tentaciones y las pasiones de los pecados no tienen ya poder sobre él. Éste se ha crucificado junto con Cristo y ha parado de pecar. (P. Trempelas) 

 

2. para que el restante tiempo de vuestras vidas no viváis ya conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. 

 

3. Es suficiente el tiempo pasado de vuestra vida, durante el cual hicísteis la voluntad de los gentiles, viviendo en lascivias, concupiscencias, borracheras, libertinajes y prácticas ilícitas de idolatría.


4. Y ahora que no corréis con ellos en la misma corriente de desenfreno, se extrañan y os difaman;

 

5. pero darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos. 

 

6. Este es el motivo, por el cual fue predicado el evangelio también a los muertos, para que, aunque fueron juzgados como hombres en cuanto a la carne, vivan según Dios en cuanto al espíritu.

 

7. Todo se acerca a su final. Sed, pues, prudentes y despiertos en oraciones;*  

*Dios está eternamente despierto. Por eso nosotros hemos de orar siempre con el nous (~mente, entendimiento, intelecto) despierto y un corazón atento y vigilante, expulsando toda pereza y negligencia. (San Juan de Krostandis). También los demonios están siempre despiertos y dispuestos a llevarnos a la perdición eterna.

 

8. Sobre todo, amaos los unos  a los otros con todo vuestro corazón, "porque el amor cubre multitud de pecados". 

 

9. Sed hospitalarios entre vosotros, sin quejas.

   

10. Que cada uno, según el carisma que haya recibido, lo utilice para el amor recíproco como buen dispensadores de la gracia multiforme de Dios.
 

11. Quien hable, que sea conforme a las palabras de Dios; si alguno ofrece un servicio, que sea como el servidor con el poder que le dispensa Dios, para que Dios sea glorificado en todo mediante Jesús Cristo, a quien le pertenece toda gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

El privilegio de sufrir alguien por Cristo

12. Amados, no os extrañéis de la prueba que como fuego tiene lugar entre vosotros, como si alguna cosa extraña os aconteciese, 

 

13. sino en la medida en que sois participantes de los padecimientos de Cristo, os alegréis y sintáis gozo y regocijo, y cuando su gloria sea revelada. 

 

14. Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso y fuerte Espíritu, el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros; por ellos el nombre de Cristo es blasfemado, pero por vosotros es glorificado. 

 

15. Que ninguno de vosotros sufra porque ha matado, o ha robado, o ha hecho algo malo, o se ha entremetido en cosas ajenas.

 

16. Pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. 

 

17. Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios. Y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? 

No os avergoncéis si se burlan de vosotros; porque ahora es tiempo de que empiece el juicio y la clasificación primero por los fieles, que constituyen la casa de Dios. Y si comienza el juicio primero por nosotros, ¡pensad cuál será el fin de los que no creen y no obedecen al Evangelio de Dios!. (P. Trempelas)

 

18 Y "si el justo con dificultad se salva, ¿qué será del impío y del pecador"?

 

19. De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, que continúen haciendo el bien, y que encomienden sus almas al fiel Creador.

 

 

 

 

CAPITULO 5

Exhortaciones a los ancianos

1. Exhorto a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada, 

 

2. apacentad el rebaño de Dios que está entre vosotros, cuidando de él, no de un modo acaparador, sino con buena disposición,  

 

3. ni como teniendo e una autoridad dominante sobre los que os han sido destinados para que pastoreéis, sino dando buen ejemplo al rebaño.

 

4. Y cuando se manifieste Archipastor, entonces recibiréis la corona incorruptible de gloria. 

 

5. Igualmente, los jóvenes, someteos a los ancianos; y todos aplicaos la humildad, sometidos unos a otros, porque "Dios resiste a los soberbios, pero a los humildes da gracia".


6. Humillaos entonces bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte en el momento adecuado, 

 

7. depositando sobre él todas vuestras preocupaciones, porque él se interesa por vosotros. 

 

8. Sed sobrios, sed despiertos; vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; 

 

9. Resistíos a él, firmes en la fe, teniendo en cuenta que los mismos padecimientos tienen vuestros hermanos en todo el mundo. 

 

10. Mas el Dios de toda gracia, el cual os llamó a su gloria eterna en Jesús Cristo, tras haber padecido un poco de tiempo, os edificará, os apoyará y os consolidará;

 

11. A él pertenecen la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

 

12. Por medio de Silvano, a quien tengo por hermano fiel, os he escrito esta breve epístola, para fortaleceros y aseguraros que esta es la verdadera gracia de Dios, en la cual estáis. 

 

13. La que está en Babilonia, elegida por Dios juntamente con vosotros, y Marcos mi hijo, os saludan.*

* Os envía saludos la Iglesia de Roma, que se parece a Babilonia debido a la corrupción de sus habitantes. Sin embargo su Iglesia es escogida, porque la eligió Dios, así como a vosotros. Junto con ella os saluda también Marcos, mi hijo espiritual. (P. Trempelas) 

 

14. Saludaos unos a otros con beso de agapi*. Paz sea con todos vosotros los que estáis en Jesús Cristo. Amén.

* Agapi: Amor cristiano.