EPISTOLA DE JUAN II

1 El anciano* a la señora que Dios ha elegido, y a sus hijos, a quienes yo amo verdaderamente; y no solo yo, sino también todos los que han conocido la verdad, 

* En las Epístolas II y III San Juan se llama a sí mismo “el anciano” (en gr. presbítero), título que se da también San Pedro, haciéndolo extensivo a los jefes de las comunidades cristianas (1 Pe. 5, 1).

 

2. a causa de la verdad, la cual permanece en nosotros, y estará para siempre con nosotros.

 

3. Sea con vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesús Cristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor.

 

4. Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos que viven siguiendo la verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre. 

 

5. Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos los unos a los otros. 

 

6. Y amor significa, que vivamos conforme a los mandamientos de Dios. Y este es el mandamiento, que le sigáis, tal como habéis oído desde el principio.

 

7. Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesús Cristo viene como hombre. Este es el engañador y el anticristo. 

 

8. Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis aquello por lo que trabajamos, sino que recibáis la recompensa completa. 

 

9. Cualquiera que se extravía, y no permanece en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que permanece en la doctrina de Cristo, ese tiene al Padre y al Hijo. 

 

10. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa y no le saludéis, 

 

11. porque el que le saluda se convierte en partícipe de sus malas obras.


12. Aunque tengo muchas cosas que escribiros, pero no he querido hacerlo por medio de papel y tinta, pues espero visitaros y hablaros cara a cara, para que nuestro gozo sea completo.

 

13. Te saludamos los hijos de tu hermana, a quien Dios eligió. Amén.