Según se dice, Agapito tenía apenas quince años cuando compareció ante el gobernador de Praeneste (Palestrina en Italia), Antíoco.
Como se negase a abjurar de la fe, fue azotado, encarcelado y finalmente, decapitado, durante el reinado del emperador Aureliano. La leyenda ha bordado sobre las "actas", como en otros casos. El relato legendario dice que Agapito pasó cuatro días en la cárcel sin comer ni beber, se le colocaron brasas sobre la cabeza y fue colgado por los pies sobre una hoguera humeante; además, fue bañado con agua hirviendo y se le descoyuntó la mandíbula. Antíoco se enfureció de tal modo al ver la constancia de la víctima, que cayó muerto de un síncope.
San Agapito, mártir. Fuente |
Como las fieras del circo no tocasen al mártir, el verdugo tuvo que decapitarle. Estos hechos impresionaron tanto al tribuno Anastasio, que se convirtió instantáneamente al cristianismo. En realidad, lo único que sabemos sobre San Agapito es que fue martirizado y sepultado en Palestrina, porque las "actas" son espurias.
NOTA:
* Es absolutamente cierta la existencia del culto primitivo de este mártir, ya que le mencionan los sacraméntanos de la época, y a poco más de un kilómetro de Palestina se conservan las ruinas de una basílica a él consagrada, en la que hay un epitafio que lleva su nombre. Además, en el siglo IX y en el X se le dedicaron varias iglesias. Véase CMH., pp.448-449; A. Kellner, Der hl. Agapitus von Praeneste en Studien und Mitteilungen (1930), pp. 404-432: y las noticias biográficas que cita O. Marucchi en CMH.
Según la web saintscatholic.blogspot.com, el glorioso martirio del santo joven Agapito tuvo lugar en el año 275.
Fuente: Vidas de los Santos de A. Buler, vol. III