El rey Mirdat (408-410), hijo de Varaz-Bakur, fue el primer rey martirizado de Georgia. Fue criado por su abuelo materno, el rey Trdat.
El fiel abuelo enseñó al futuro rey a amar a Dios y a su nación, y el joven príncipe conservó conscientemente la sabiduría de su abuelo durante toda su vida. Mirdat estaba dotado de la mayor de las virtudes de un noble: sabiduría, discreción, destreza física, valentía, valor y coraje. Liberó a Klarjeti de los romanos, abolió el sistema de tributos (por el cual Georgia debía pagar impuestos a Persia) y se preparó para la guerra contra los persas.
El rey persa reunió un enorme ejército para castigar a la nación georgiana, y el rey Mirdat marchó valientemente hacia Gardabani (en el este de Georgia) con su ejército mucho más pequeño.
Pero el desinterés y la valentía de los soldados georgianos no fueron rival para la multitud de guerreros persas. Los georgianos sufrieron la derrota y los conquistadores persas capturaron al joven rey.
El rey persa exigió que Mirdat renunciara a la fe cristiana, pero fue firmemente rechazado. Ni la intimidación ni el miedo a la persecución romperían la voluntad del rey. Después de torturarlo por su amor a Cristo, los persas lo encadenaron, lo atormentaron casi hasta la muerte y lo arrojaron a la cárcel, donde entregó su alma al Señor en el año 410.
Fuentes consultadas: oca.org, johnsanidopoulos.com