San Niceto (Nicetas) nació alrededor del año 335 en la provincia romana de Dacia.
Probablemente era un gótico o un tracio. Hacia el año 370 fue nombrado obispo de Remesiana (actual Bela Palanka, Serbia). En 398, Nicetas hizo una peregrinación a Nola para visitar la tumba de Félix de Nola y se ganó la amistad de Paulino de Nola.
Estaba comprometido en una obra misionera activa entre los pueblos del noreste, aún no iluminados por la luz de Cristo. Las tierras y los pueblos cubiertos por su predicación apostólica se encuentran a ambos lados del Danubio.
Esto apunta a la tierra y la población de Dacia Trajana, Tracia, Misia y Pequeña Escita, el territorio ahora dividido entre Serbia, Bulgaria, Rumanía, Moldavia y Ucrania.
San Nicetas se convirtió en el fundador no solo de nuevas comunidades y templos, sino también de nuevas diócesis o centros diocesanos.
Por su actividad misionera, su contemporáneo y amigo, Paulino de Nola, lo elogió poéticamente por instruir en el evangelio a aquellos bárbaros transformados por él de lobos a ovejas y llevados al redil de la paz, y por enseñar a los bandidos a cantar a Cristo con un corazón romano, que anteriormente no tenía tal habilidad.
Paulino glorificó a Nicetas como el "padre de todo el norte" y el "buen siervo de Cristo". También llegó a ser conocido como el Apóstol del Danubio. Sobreviven amplios extractos de su principal obra doctrinal: "Instrucciones para los candidatos al bautismo", en seis libros.
Muestran que enfatizó la posición ortodoxa en la doctrina trinitaria. Contienen la expresión "comunión de los santos" sobre la creencia en un vínculo místico que une a los vivos y a los muertos en una cierta esperanza y amor. No sobrevive ninguna evidencia del uso previo de esta expresión.
También escribió "Sobre los diversos nombres de Cristo", "Las vigilias de los siervos de Dios", "Sobre los beneficios de la salmodia", "El poder del Espíritu Santo", "Una explicación del Credo", y posiblemente fue el autor del magnífico himno "Te Deum".
Descansó en algún momento entre 414 y 420.
San Niceto, Obispo de Remesana (c. 414 p.c.)
De las Vidas de los Santos de Butler, Vol.II
En la fecha del 7 de enero, el Martirologio Romano contiene esta nota: "En Dacia, San Niceto, obispo, que con sus prédicas tornó suave y gentil a una nación que fue bárbara y salvaje". No hay duda de que esas palabras se refieren a San Niceto (o Nicetas) de Remesiana, no obstante que Baronio, debido a su errónea identificación de este Niceto con el Niceto o Niceas de Aquilea, trasladó la conmemoración, del 22 de junio al 7 de enero, al hacer su revisión del Martirologio.
Niceto de Remesiana fue amigo íntimo de San Paulino de Nola y, gracias a éste, sabemos de los magníficos triunfos que obtuvo en sus intentos por domesticar a los salvajes entre quienes vivía.
Los bessi, sobre todo, como dice el testimonio de Strabo, eran seres desaforados, crueles y bárbaros, "a los cuales condujo Niceto, como a mansos corderos, al redil de Cristo", según afirma San Paulino en su poema.
Nam simul terris animisque duri
Et sua Bessi nive duriores,
Nunc oves facti, duce te gregantur
Pacis in aulam.
A Remesiana se la ha identificado con un lugar de Serbia llamado Bela Palenka. Poco es lo que sabemos sobre la historia de San Niceto, aparte de que, por lo menos en dos ocasiones, viajó desde una comarca que San Paulino consideraba como un país salvaje de nieves y hielo, para visitar a su amigo en Nola, en la Campania.
También San Jerónimo habla en tono admirativo sobre la obra de Niceto al convertir al pueblo de Dacia; pero, en realidad, no sabemos absolutamente nada sobre los detalles de sus expediciones misioneras, la forma
en que fue ascendido al episcopado o la fecha de su muerte.
Por otra parte, el santo despertó mucho interés entre los eruditos a causa de sus escritos, algunos de los cuales, anteriormente atribuidos a Niceto de Aquilea, han sido devueltos ahora a su verdadero autor, luego de muchas y muy profundas investigaciones.
Dom Germain Morin fue uno de los que más empeño puso para atraer la atención sobre la importancia de la obra literaria del santo y aun llegó tan lejos como a comprobar que es a San Niceto y no a San Ambrosio, a quien debemos la composición de ese magnífico y famoso himno de acción de gracias que llamamos el "Te Deum". Este punto de vista no ha conseguido una aceptación universal, pero entre los estudiosos y los investigadores hay muchos que le apoyan.
Ver notas al final de su biografía, p.620-621 del documento
Fuentes consultadas: johnsanidopoulos.com, synaxarion.gr, Vidas de los Santos de Butler, Vol.II